Caso 54: La Noche Roja
Se convirtió rápidamente en tendencia por las redes sociales, luego los noticieros comenzaron a sacar las primeras notas al respecto. Y no existía nadie que pudiese dar una respuesta sobre aquello que estaba ocurriendo, esto pasaba en todas partes del mundo. Los noticieros matutinos europeos comenzaron a sacar teorías sobre los que estaba pasando, "Un fenómeno meteorológico" "¿Contaminación, el cambio climático?" No, incluso hubo quienes pensaron que se trataba de una nueva arma. Pero ninguno de ellos sabía la verdad, no podían tan siquiera comenzar a entenderla.
Y entonces comenzó un terremoto en la ciudad de Nueva York. Un hombre caminó entre la multitud de personas que huían por Broadway. Los afiches de los espectáculos y las pantallas publicitarias se cayeron liberando una lluvia de chispas. El hombre de cabellera castaña con la barba perfectamente cortada, que usaba un traje a la medida y a su lado una mujer rubia de cabello corto rizado. El hombre caminó hacia donde se interconectaban dos avenidas y colocó las manos en el suelo, el concreto se partió y la gigantesca puerta comenzó a surgir. La gente no entendía que es lo que estaba ocurriendo, pero estaban horrorizadas tratando de escapar.
La imponente puerta se alzó, el marco era de piedra pulida negra tallada con osamentas e imágenes tortuosas de hombres y mujeres en agonizantes castigos. Aquellas puertas de un rojo escarlata brillante como si las hubiesen pintado con sangre fresca. Cecilia desde la azotea de un edificio cercano caminó hasta la orilla y se dejó caer. La chica no estaba de acuerdo con el plan de Gabrielo, pero ya no había tiempo de pensar en otro, El Apocalipsis había comenzado. Tal vez ella esperaba que Gabrielo cambiase de opinión una vez que el resto de los Heraldos fueran acabados, pero aquellos ojos sin vida de Gabrielo, los conocía muy bien, eran los ojos de un demonio que ya había renunciado a la luz. La chica entonces expandió sus alas azules y se dejó caer, Cecilia planeó sobre los ríos de gente que huían. Hasta que llegó ante la imponente puerta infernal.
—¡Increíble mi Señor Sacrílego, lo ha hecho! ¡Ahora el Señor Oscuro podrá caminar por la tierra una segunda vez! —Respondió el hombre.
—Aún no Lord Casterly. —Respondió el hombre de la barba perfectamente recortada. —Falta un último paso. —Entonces el heraldo cortó de un movimiento con su palma de la mano la garganta de Lord Casterly, y el hombre de mediana edad, aún incrédulo de la traición que había sufrido caminó hacia la puerta y se desparramó en ella, la sangre manchó la puerta y comenzó a hacerla brillar, los rugidos, el clarín corrupto de las trompetas, los cuernos de guerra y los tambores comenzaron a escucharse, la puerta comenzó a brillar.
—¡Ya es tarde! —Exclamó el heraldo. Él se dio vuelta...Quedo intrigado con aquella mujer. —Oh...pensé que eras alguien más. ¿Quién eres tú?
—Yo soy Cecilia Monteriggioni vengo a acabar con esto de una vez.
—¿Monteriggioni? —Preguntó el hombre. —¿Eres familiar de Gabrielo Monteriggioni?
—Soy su hermana. —Respondió Cecilia.
—Bueno, sea quien seas, me viene valiendo igual. Se terminó mujer, ¿Si tu hermano no fue capaz de vencerme que te hace pensar que tú podrás...? —El hombre entonces colocó la mano sobre la puerta, solo tenía que empujarla para abrirla. Entonces un cristal perforó la palma de su mano. El heraldo no podía creerlo.
—Yo, no soy como mi hermano. —Dijo la mujer. Luego dio una larga respiración y dijo el nombre. —Cecilia. —Al instante sus alas brotaron nuevamente, esta vez con flamas azules sus ojos se llenaron con el fuego cerúleo y en su mano izquierda una lanza de fuego brotó. —Vengo por ti, Heraldo de la Avaricia Lancelot del Lago. —La chica comenzó a avanzar contra Lancelot lentamente, cada una de las hebras en el cabello de Cecilia estaba cubierta por el fuego. Lancelot entonces dio un tirón y se rasgó la mano, la sangre fluía, pero a él no le importaba estaba libre y con un furor creciente en su corazón. El hombre tomó su mano cortada y la empapó con la sangre del difunto Lord Casterly y al retirar el líquido escarlata quedó como nueva.
—Parece que quiere pelear Lancelot. —Respondió Marilyn Monroe.
—Yo también lo creo. —Respondió Lancelot.
—¿Quieres que te ayude? —Preguntó Marilyn.
—No será necesario Lady Monroe, Yo puedo con ella. —Respondió Lancelot. Marilyn se encogió de hombros y chasqueó los dedos, una silla elegante rodeada un par de llamas rosas apareció y la mujer se sentó en ella.
El traje confeccionado a la medida de Lancelot comenzó a desintegrarse a medida que las llamas rojas lo devoraban y se transformaban en su armadura. El hombre entonces desenfundó su espada Y fue al encuentro de Cecilia Monteriggioni.
Ambos colisionaron en medio camino, chocando sus armas en medio del aire, la onda expansiva de llamas azules y rojas al momento de la colisión golpeó todo a su alrededor. Lancelot entonces comenzó a lanzar golpes ascendentes y descendentes, pero Cecilia simplemente giraba su lanza de fuego para evadir los golpes uno tras otro. Los golpes de Lancelot creaba ráfagas de viento que rompía los cristales en las ventanas. Y agrietaban el piso mientras reía con gran alevosía.
—Me cuesta creer que este sea todo el poder de Lancelot del lago. —Respondió Cecilia de madera mordaz. —La historia ha sido muy generoso contigo al nombrarte el caballero más fuerte. —Dijo Cecilia y luego sacó una sonrisa burlona.
—¡Tal como esperaba de la hermana de Gabrielo Monteriggioni, ambos están llenos de orgullo y soberbia! —Respondió Lancelot del Lago. —¡Pero ya saben lo que dicen, entre más orgullo te inflas, más fuerte es la caída!
Cecilia sonrió y luego lanzó un contragolpe, Lancelot lo bloqueó, pero la fuerza con la que Cecilia lanzó el golpe fue tal que Lancelot salió volando y se estrelló derrumbando los muros de concreto de un edificio.
—¡Buen golpe! —Respondió Lancelot. —¡Pero fue un golpe de suerte! —Entonces Lancelot se levantó rápidamente y corrió a una gran velocidad sobre-humana y chocó su espada contra la lanza de fuego de Cecilia. El concreto se agrietó y el impacto arrastró a Cecilia hacia atrás quebrando el asfalto que recubría el suelo y aun así en ningún momento la hizo quebrar a ella o a su posición.
—¿Eso es todo? —Preguntó la mujer. Entonces Cecilia giró su lanza y golpeó a Lancelot con el mango de esta, el puro golpe lanzó a Lancelot al cielo y luego ella dio un aleteo y subió a los cielos solo para darle un segundo golpe, arrojándolo al suelo. Al chocar contra este se levantó una nube de polvo. Lancelot no podía creer lo que estaba pasando. El heraldo no podía creer que esa mujer, fuera a acabarlo ahí.
—¡Cómo! —Exclamó Lancelot. —¡Cómo es que puedes herirme cuando nadie nunca pudo!
—Generosidad...—Respondió Cecilia. —La virtud que puede acabar con la avaricia. Entonces Cecilia levantó la lanza de fuego. Lancelot la miró a ella...Ambos se conectaron en una visión.
En ella había un Lancelot joven, vivo...humano. Que había caído al suelo y se había golpeado contra un árbol. Lancelot entonces estiró su mano enguantada, frente a él yacía su espada. Pero al momento que colocó la mano sobre el mango de su espada. El hombre que lo venció piso su mano. —Se ha terminado Lancelot. —Respondió el hombre.
—¡No! ¡No así! —Respondió Lancelot. Entonces el hombre apretó más fuerte la mano de Lancelot y soltó un grito de dolor. —¡Jugaste sucio! ¡Yo soy el más fuerte de los caballeros de la Ronda Arthur! ¡Sin esa espada, serías igual de débil que cualquier otro hombre Arthur Pendragón!
—No Lancelot, no perdiste por que haya usado a Excalibur. Perdiste porque te dejaste llevar por la ambición. —Respondió Arthur. Entonces el rey pateó la mano de Lancelot dejando fuera del alcance la espada del caballero. —A partir de este momento quedas fuera de mi servicio y exiliado de Camelot y Britania. Todos tus títulos como caballero terminan aquí y ahora, deshonrado y alejado de la gracia de Dios.
—¡No! ¡Arthur no! ¡Ser caballero es todo lo que soy! ¡Al menos ten la decencia de matarme! —Respondió Lancelot.
—No te mataré...no te mereces ese destino tan noble. —Respondió el rey. —No quieres que tus títulos desaparezcan y aferrarte a tu perfidia, bien pues... sin embargo, a partir de este momento ya no serás nunca más Lancelot del Lago, ni Lancelot el caballero más fuerte de la mesa redonda. Ahora serás conocido como Lancelot el Caballero de la Avaricia. —Respondió Arthur y luego le dio una patada a Lancelot en la cara. Lancelot había perdido el conocimiento.
Entonces apareció un demonio, de dorado pelaje mitad fauno, con cabeza de cuervo, y torso de hombre...
—Lancelot del Lago, el Caballero de la Avaricia, ese es un buen nombre. —Respondió el demonio.
—¿Quién eres, que es lo que quieres? —Preguntó Lancelot.
—Yo soy Azria de la Avaricia, general bajo el mando del comandante Mammón, Y he venido aquí para ofrecerte un trato joven caballero. —Dijo el demonio.
—¿Trato? ¿Qué trato? Preguntó Lancelot. Entonces el demonio alzó su mano con garras, apareció una nube dorada y ahí estaba...lo que Lancelot más deseaba, El Reino de Albión.
—Si me juras lealtad a mí, te prestaré el poder que necesitas para conquistar tus sueños, si te conviertes en mi heraldo infernal, entonces te recompensaré con un poder inimaginable. —Respondió el demonio. —¿Acaso no quieres a Albión Lancelot? —Preguntó el demonio y luego le acercó la mano con la nube dorada, Lancelot extendió la mano y tocó sus sueños.
La visión terminó.
Cecilia iba a dar el último golpe cuando de pronto fue arrojada al suelo, alrededor del cuello de Cecilia había un látigo brillante rosado con espinas que se clavaban en su terso cuello. —De haber sabido que eras más ruido y pocas nueces Lancelot, me hubiese encargado yo. —Respondió Marilyn Monroe. La mujer caminó hacia Cecilia y la levantó del suelo. —¿Aún no lo has entendido cierto Lancelot? no hay forma de que pudieses ganarle a ella, porque tiene a la virtud de su lado. Sin embargo, yo pertenezco a otro pecado totalmente diferente. Y por lo cual, es imposible que me mate. —Respondió Marilyn. —Ahora sé un buen chico y abre la puerta de una vez.
Lancelot se levantó del suelo y se limpió la sangre de la mejilla donde tenía el golpe, el caballero comenzó a caminar hacia la puerta. Cecilia trató de zafarse, pero con cada movimiento el látigo le estrujaba más el cuello. Lancelot tocó las puertas del infierno y las empujó...una luz escarlata emanó del interior. Y un tifón de oscuridad brotó de la puerta, los cielos entonces se ennegrecieron con tormentas y relámpagos, Y los demonios comenzaron a salir del interior de la puerta infernal. Cientos de ellos, horribles y deformes bestias del averno.
"He fallado." Pensó Cecilia...
Entonces pasó...rayos de fuego azulado se clavaron por toda el área alrededor de Cecilia, Marilyn se alejó de ella para evitar ser atacada por ellos.
—¡Aléjate de mi hermana! —Respondió Felicia, la chica alzó la mirada el fuego cerúleo brillaba en sus ojos, en sus manos tenía un arco de fuego azul. Y los demonios comenzaron a caer, la cazadora de demonios Lira también apareció disparando con habilidad contra los demonios que iban hacia ella. Y sobre el cielo una luz dorada brillante. John descendió y comenzó a jalar de las puertas del infierno para cerrarlas nuevamente.
—¡No! —Exclamó Lancelot.
Felicia se acercó a Cecilia para ayudarla a levantarla del suelo, el cuello de Cecilia estaba inflamado y con las marcas del látigo. Cecilia tosió un par de veces.
—¿Por qué tardaron tanto? —Preguntó Cecilia.
—Lo importante es que ya estamos aquí. —Dijo Felicia sonriendo, Cecilia no podía creer en lo que se había transformado Felicia, de ser la hermana pequeña y consentida, se había convertido en un demonio capaz de luchar.
—¡Chicas siento interrumpir su momento, pero tenemos cosas de que preocuparnos! —Exclamó Lira mientras continuaba disparando.
—¿Qué hacemos entonces Cecilia? —Le preguntó Felicia.
—Lancelot fue quien convocó la puerta infernal, si nos deshacemos de él podremos cerrar las puertas del infierno. —Respondió Cecilia. —El único problema es ella, la Heraldo de la Lujuria; Marilyn Monroe.
—Tú ve tras Lancelot yo voy tras Monroe. —Respondió Felicia. La chica entonces trató de dar un paso, pero Cecilia le tomó del hombro. —Ten cuidado Felicia. —La hermana de Cecilia asintió con la cabeza y luego alzó su arco de fuego, y comenzó a disparar flechas hacia el heraldo de la lujuria. Cecilia volvió a materializar su lanza de fuego y fue tras Lancelot.
—¡Fuerzas del Infierno defendedme, defendedme os ordeno! —Exclamó Lancelot. Decenas de demonios rompieron su ascenso por el torrente oscuro y fueron a enfrentarse a Cecilia. Pero Cecilia no tenía problemas con matarlos con su lanza de fuego eran esbirros, demonios débiles, y cada demonio que mataba se transformaba en cenizas. Lancelot entonces trató de huir, pero Cecilia le enterró la lanza en el corazón y lo clavó a la puerta.
Lancelot entonces levantó la mirada hacia el cielo y sonrió.
—Al...Albión. —Respondió el caballero, su cuerpo entonces se volvió ceniza y su armadura vacía cayó al suelo. "Uno menos" Pensó Cecilia.
Marilyn Monroe entonces arrojó nuevamente su látigo contra Felicia, la punta del látigo quebró el suelo y reventó el pavimento.
—¡Por qué simplemente no mueres! —Exclamó Marilyn.
Felicia entonces apuntó hacia ella su arco y una ráfaga de flechas comenzaron a materializarse contra Marilyn Monroe. El heraldo trató de evadir la mayoría de las flechas, pero una de ellas se había clavado en su pierna. —Se terminó. —Respondió Felicia Monteriggioni. —Y, por cierto, tu canto apesta. —Felicia entonces corrió hacia Marilyn. Pero la mujer con su mano libre giró el látigo y golpeó a Felicia en la cara, el golpe la hizo caer al suelo.
—¡No me subestimes niña! —Exclamó la mujer. En los ojos de Marilyn brilló una luz rosada, un par de alas brillantes de murciélago translucidas brotaron de su espalda. Marilyn entonces alzó vuelo hacia el cielo.
En el suelo Lira al ver la transformación de Marilyn comenzó a disparar hacia la mujer. Ella entonces lanzó una llamarada de fuego rosado contra Lira. Cecilia inmediatamente hizo materializar un muro de cristal para protegerla. El cristal se fue agrietando cada segundo. Lira corrió para alejarse del cristal antes de que explotara. El cristal mágico no era rival para las llamas infernales de Marilyn.
—No podemos acabar con ella. —Dijo Lira.
—Sí podemos...—Respondió John mientras trataba de cerrar poco a poco la puerta y cortar el flujo del torrente oscuro de demonios. —La única de todos nosotros que es capaz de controlar los instintos y la única que posee la virtud para someter al pecado de la lujuria. Es Felicia y su arma la templanza.
Tanto Monroe como Felicia se pasaban disparándose fuego la una a la otra en medio del cielo nocturno. Felicia entonces voló dando giros en espiral hacia Marilyn y la golpeó con su arco, La mujer cayó al suelo levantando una nube de polvo. Marilyn entonces se levantó del suelo, pero sobre ella cayó rápidamente una lluvia de flechas que la dejaron fulminada. Su cuerpo comenzó a volverse ceniza...
Entonces John, Felicia, Lira y Cecilia tomaron las puertas por los grilletes y jalaron con todas sus fuerzas las puertas hasta que el torbellino de demonios comenzó a reducirse hasta que las puertas se cerraron. La puerta comenzó a derrumbarse...
Lo habían logrado...el cielo comenzó a despejarse, pero aún continuaba rojo.
—¿Cómo es posible? —Preguntó Felicia...—Se supone que nos deshicimos de los malos, ¿por qué el cielo sigue así?
Entonces Marilyn comenzó a reír. Los cazadores de demonios caminaron hacia ella, la mitad derecha de la cara de Marilyn no era más que ceniza...
—¿Cómo es que ustedes siendo tan ingenuos pudieron vencerme, y no son capaces de entender lo que está pasando? —Dijo Marilyn.
Entonces Cecilia materializó un cristal afilado.
—¡Habla! ¡Y te prometo acabar con tu sufrimiento! —Exclamó Cecilia.
—Lancelot, se creía el más listo de todos, porque creía que en la unión hacíamos la fuerza...y yo tontamente le creí. Pero él no...
—¿Quién?
—Huracán...—Respondió Marilyn. —Probablemente nos usó a Lancelot y a mí como sus sacrificios para mantenerlos distraídos a ustedes mientras él abría las puertas del infierno... ¿Díganme acaso cuando esto termine a donde terminaré a parar? ¿Acaso al infierno? ¿O regresaré aquí a la tierra? —Preguntó Marilyn...—De hecho, ya no importa...supongo que lo descubriré ahora. La cabeza de Marilyn se cayó de su cuerpo y cuando esta tocó el piso se deshizo dejando solo la ceniza. Entonces comenzaron a verse en la distancia luces y el sonido de las sirenas.
—¿La policía? —Preguntó Felicia.
—No, peor...La Bula 99. —Respondió John. —Tienen que salir de aquí, yo me encargaré de ellos, pero ustedes tienen que ir a por Gabrielo. Tú sabes lo que está haciendo no es así ¿Cecilia?
—Sí...lo sé. —Respondió Cecilia.
—¿Podrían darle un mensaje de mi parte a él? —Preguntó John. Cecilia asintió con la cabeza.
—Díganle que lo lamento. —Respondió John. Entonces Cecilia y Felicia desplegaron sus alas, Felicia tomó a Lira por la cintura, las dos hermanas Monteriggioni entonces comenzaron a volar hasta perderse en el cielo nocturno.
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