Caso 48: El Crimen está en la sangre.


Gabrielo entró al vestíbulo, el cazador tenía un semblante funesto. Lira podía percibirlo desde el segundo piso. El muchacho sacó de su abrigo el pastillero y tomó un par de pastillas pues era su medicina. Y él las tragó, luego giró la cabeza y miró a Lira directamente a los ojos.

Ella percibió el cansancio del muchacho y pudo sentir como su alma era invadida por la misma sensación. Gabrielo le saludó con la mano y se siguió de largo hacia la cocina.

—Rayos, parece todo un fantasma. —Respondió Dan. —Por cierto, dejaste estas en mi cuarto. —Dan entonces sacó del interior de su bolsillo las pantaletas de Lira, Lira inmediatamente las tomó y las guardó.

—¡Qué diablos crees que estás haciendo! —Le recriminó Lira entre susurros.

—Relax, no es como si no supieran lo que ocurre entre nosotros. —Respondió Dan.

—Gabrielo no lo sabe. —Respondió Lira. —¿Crees que deberíamos decirle?

—Sí, pero no ahora. —Dijo Dan. —Algo le molesta... puedo percibirlo. —Sí, era por esos momentos en los que Dan podía dejar de ser un bufón y preocuparse por los demás, la razón por la que Lira no se arrepentía de estar con él. — Y no quiero ponerlo celoso. —Dijo el muchacho nuevamente riendo.

—¿Celoso, por qué lo pondrías celoso? —Preguntó Lira. —Bueno, verás Lira, cuando Gabrielo perdió a Karen yo...yo estuve para él, nunca he formalizado ninguna relación hasta asegurarme de que él esté bien.

—Habías dicho que no formalizabas tus relaciones por el recuerdo de Eleine. —Dijo Lira. —Por Eleine y por él. Durante el último siglo he visto a cientos de los nuestros venir e irse. Y los únicos que continuamos somos Gabrielo y yo.

—¿En serio te preocupas por él, verdad? —Le preguntó Lira.

—Por supuesto, no hay nada que no haría por él. Gabrielo es como mi hermano menor.

Entonces se escuchó nuevamente la sirena de alarma, Dan y Lira descendieron del segundo piso hacia la oficina de Ramsay. El hombre estaba como siempre sentado tras su escritorio. Su enfermedad no parecía haber avanzado más allá de la cuenta, Gabrielo entró poco después. Lira miró de reojo a Gabrielo. El muchacho yacía estoico solamente escuchando lo que Ramsay iba a decir.

—Llegó una nueva misión. Esta viene en conjunto con la Orden de los Caballeros de Santa Sofía.

—Para variar...—Respondió Dan. —¿Qué es lo que quieren esta vez? ¿Otro problema con otro aquelarre?

—No Dan. No es un aquelarre está vez. —Respondió Ramsay. —Es una granja ilegal de sangre. —Respondió Ramsay —Una muy grande.

—Eso es imposible...—Respondió Dan. —Ninguna de las siete familias tiene jurisdicción sobre los Estados Unidos, simplemente no puede haberlas.

Entonces Ramsay giró su laptop y les mostró a los tres cazadores las imágenes de humanos siendo encarcelados como ganado mientras tubos eran conectados a ellos para drenarles la sangre. Dan se quedó observando perplejo. El Pueblo de Pinewood: Oregón ha quedado incomunicado por 86 horas. No se puede establecer una línea con la estación de policía. Y la orden de los Caballeros de Santa Sofía han colocado un boqueo de dos kilómetros alrededor del pueblo. Consideran que puede haber presencia de ghouls.

—¿Qué son los ghouls? —Preguntó Lira.

—Son vampiros que han perdido el razonamiento. Y que solo respiran para matar cualquier cosa que se mueva y drenar su sangre. Son como zombis. —Respondió Dan.

—¿Cuántos humanos? —Preguntó Gabrielo.

—25,000. —Respondió Ramsay. —¿Dan, dime cuantos humanos tiene usualmente una granja de sangre?

—La más grande es la de WuXan y le pertenece a la familia Bellancourt tiene 8000 humanos. —Respondió Dan. —Es grave, sea quien sea que esté ordeñando a todos estos humanos, podría tratar de desbalancear el poder entre las Siete Familias Vampíricas.

—¿Cómo es que la Bula 99 no se dio cuenta de esto antes? —Preguntó Gabrielo.

—Se podrían llenar libros con lo que la Bula 99 no sabe sobre las siete familias vampíricas. —Respondió Dan. —Primordialmente, no tienen facultad de ejercer ningún tipo de control en los Estados Unidos de América. Es como aguas internacionales para cualquier negocio turbio.

—Saldrán a primera hora de la mañana. —Dijo Ramsay.

—¿Los tres? —Preguntó Lira.

—Así es. —Respondió Ramsay. —Esta misión es de contención y desmantelamiento. Sí hay ghouls libres por ahí, no podemos permitir que se expanda y se convierta en una epidemia. Cabe mencionar que esta misión es extra-oficial por lo que no estará contemplada en los registros.

Gabrielo fue el primero que asintió con la cabeza y dejó la habitación, Lira fue la siguiente en salir.

—¡Gabrielo! ¡Gabrielo! —Exclamó Lira. La chica corrió hacia el muchacho.

Gabrielo se dio media vuelta.

—¿Qué ocurre Lira? —Le preguntó Gabrielo.

—Yo...yo solo quería saber si estás bien. Te ves triste, sabes que cuentas conmigo para lo que necesites.

—Gracias por preocuparte, Lira, pero estoy bien. Solo un poco cansado. —El cazador se dirigió hacia el elevador y descendió a los pisos inferiores.

—No lo presiones. —Dijo Dan. —Gabrielo es alguien diferente, si lo presionas a abrirse, solo se cerrará más. Pero ya hablará, ya sacará aquello que le molesta. —Dan colocó la mano alrededor del hombro de Lira, La chica sujetó la mano del muchacho.

—No lo se Dan, todos estos secretos que le estamos ocultando...lo de Ramsay, lo de nosotros... Y que hay de los heraldos infernales, ¿No deberíamos estarlos buscando? —Preguntó Lira.

—Lira, si algo que aprendí en este tiempo en la agencia, es que para ganar una guerra se necesita pelear una batalla a la vez. No todas al mismo tiempo. —Respondió Dan.

A la mañana siguiente salieron los tres cazadores, a bordo del helicóptero de la agencia. Lira notó que Dan yacía sumamente tenso, tanto que había doblado el metal de los brazos de su asiento. El muchacho tarareaba una melodía mientras mantenía los dientes presionados. —¿Dan te encuentras bien?

—Sí...—Respondió el muchacho. —Bueno no...la verdad es que no. Siempre le he tenido miedo a estas cosas voladoras.

—¿Es broma? eres un vampiro, te he visto volar antes como murciélago. —Respondió Lira.

—No me puedo transformar en murciélago durante el día. Los rayos del sol me calcinarían, si esta cosa falla yo no podría salir de aquí. —Respondió Dan. Lira entonces tomó la mano de Dan. la mano de Dan temblaba, todo el cuerpo de Dan estaba temblando.

—Tranquilo, si lo peor pasa yo te sacaré de aquí. —Respondió Lira.

—No creo que vaya ser necesario. —Interrumpió Gabrielo. Y luego apuntó hacia el frente. —Miren allá.

Nubarrones negros yacían en el horizonte, nubarrones que obstaculizaban gran parte de los rayos del sol.

—Sin duda debe ser ahí. —Dijo Dan. —Un hechizo Maelstorm, perfecto para ocultar el sol. Magia vampírica.

El helicóptero comenzó a descender cerca del bloqueo. Los Caballeros de la Orden de Santa Sofía se acercaron, un hombre de rostro alargado, tez clara, cabello grisáceo y facciones severas se acercó al helicóptero. El hombre vestía con traje y tenía cierto aire de dignidad y poder, a su lado estaba el joven e cabello castaño; Aiden Muller.

—¡Cazadores de demonios, que bueno que hayan podido venir! —Exclamó Aiden jovialmente. —Tenemos un problema aquí. Dan, Lira y Gabrielo saludaron al joven. —Este de aquí es el gran comandante.

—Dolorus Ragnarssen. —Dijo Gabrielo algo molesto.

—Gabrielo Monteriggioni, nos volvemos a ver. —Respondió el hombre y le tendió la mano a Gabrielo. —¿Cómo están tus hermanas? —Le preguntó el anciano caballero.

—¿Cómo está su hijo? —Le respondió Gabrielo.

Lira pudo sentir que existía cierta fricción entre los dos.

—Touché. —Respondió el hombre con una sonrisa burlona en el rostro. Dolorus Ragnerssen iba a empezar a decir algo cuando se escuchó entonces los disparos. Del bosque frente a ellos comenzaron a salir, decenas de ellos, ghouls. Gimiendo y rugiendo como si se trataran de bestias quienes dirigieron hacia el bloqueo. Los Caballeros de la Orden de Santa Sofía, dispararon con precisión a los monstruos.

Y tal como Dan había dicho, se parecían a los zombis de las películas de George A. Romero. Sin embargo, los ghouls se movían con mayor velocidad y no cojeaban tanto como los zombis.

—¡Vienen hacia nosotros! —Exclamó uno de los caballeros. El hombre entonces tomó una granada y la arrojó hacia los ghouls. Hubo una explosión. los ghouls aun masacrados y carentes de piernas o brazos continuaban arrastrándose hacia el bloqueo, incapaces de sentir dolor y solamente motivados por una sed que no podían saciar jamás.

Uno de los caballeros entonces tomó su lanzallamas y dejó la zona del bloqueo. El hombre comenzó a rociar a los ghouls con fuego. Estos se incendiaron rápidamente dando gritos guturales y cayeron muertos en el suelo, finalmente.

—Como podrán haber visto hemos estado así desde hace dos días. —Respondió Aiden Muller. —Y hemos perdido contacto con todos los equipos de investigación que se adentraron en el bosque y llegaron al pueblo.

—No está demás decir que la razón por la que los enviamos a traer es porque no podemos seguir desperdiciando nuestros efectivos en este lugar. —Respondió Dolorus Ragnerssen.

—Por supuesto que no, Dolorus Ragnerssen siempre pensando las cosas en números antes que en vidas humanas. —Respondió Gabrielo Monteriggioni burlonamente.

—Así es. Porque solo pienso en números y el número que ofrecí por ustedes fue gratamente aceptado por el director Hellgate ustedes tres están bajo mi mando a cumplir cualquier orden que les dé. —Respondió Dolorus Ragnarssen. —Saldrán en el siguiente convoy al pueblo. Vayan a prepararse.

Lira, notó como los caballeros de Santa Sofía utilizaban protecciones en el cuerpo, a diferencia de los tres que no las necesitaban. Los tres cazadores de demonios fueron a la armería que la orden había construido y tomaron la munición. Dan entonces tomó una de las balas en las manos, podía sentir un ligero ardor.

—Wow, esta sí es plata de la buena. —Dijo Dan.

—Lira cambia todas tus municiones a plata, de lo contrario no podrás acabar con ellos. —Respondió Gabrielo.

—Por supuesto. —Respondió Lira. —Solo me preguntaba por qué razón no tienen estacas de madera o collares de ajo. —Respondió Lira mordazmente.

—El ajo solo los aleja y las estacas de madera no son efectivas cuando te atacan en enjambre. —Respondió Gabrielo.

—Era una broma Gabrielo, solo eso. —Respondió Lira.

Gabrielo no dijo nada, como si ignorará el chiste de Lira, entonces se comenzó a alejar. —Le diré a Ragnerssen que estamos listos. —El muchacho terminó por salir de la armería dejando a Dan y Lira solos.

—Wow, ni siquiera le importó. —Respondió Lira.

Un convoy compuesto por cinco vehículos blindados, comenzaron a desplazarse en la carretera que se internaba en el bosque. los caballeros cerraron la barricada apenas los vehículos pasaron. Dan y Lira estaban sentados en el asiento trasero, Gabrielo en el del pasajero frontal, nadie conducía el auto, al parecer se trataba de un vehículo inteligente. A Lira le sorprendía el nivel de riqueza que la Orden de los Caballeros de Santa Sofía tenía a su disposición.

A través del parabrisas podía apreciarse una lúgubre visión, las ramas de los robles crecían salvajemente golpeando como largos brazos el auto. Y una densa niebla imposibilitaba la visión. Los habitantes de Pinewood debieron de haber cortado las ramas de los árboles en forma de un túnel.

—Mierda, ¿Cómo es que la Orden de Santa Sofía tiene esta clase de vehículos militares? —Preguntó Dan. —¿Ha de ser una patada en las bolas no es así Gabrielo, tener que trabajar con Dolorus Ragnerssen otra vez?

—Sí, yo también sentí una fricción entre ustedes, ¿Qué fue lo que pasó Gabrielo?

Gabrielo no respondió, siguió con la vista fija hacia el camino, pero entonces comenzó a hablar, aunque no volteó la cabeza para ver a Lira o a Dan, solamente comenzó a narrar.

—Era el año de 1986, Y Ramsay Cordoroy quería hacer una alianza con la Orden de los Caballeros de Santa Sofía, habíamos estado persiguiendo a un aquelarre de brujas por tres estados, siempre escapándose de nuestras manos. Dolorus y yo fuimos tras ellas y logramos interceptarlas en la carretera rumbo a Colorado, en el vehículo venía la Matriarca y una de sus seguidoras, así como tres niñas que habían empezado a desarrollar sus poderes. Dolorus y yo acabamos con las dos brujas, pero las niñas...yo no podía matarlas, no era lo justo, ellas no habían hecho nada, nacer bruja no es opcional. La intención era canalizarlas a un orfanato y mientras yo discutía eso con Ramsay por teléfono, Dolorus lanzó una granada contra el auto donde estaban las niñas matándolas instantáneamente.

—¡Que barbarie! —Exclamó Lira.

—Dos de esas niñas habían sido reportadas como desaparecidas, ni siquiera estaban ahí por su propia voluntad, y lo único que Ragnerssen dijo "Son brujas y merecen morir". A mí me tocó bajar los cuerpos calcinados de las niñas y darles sepultura mientras que a Dolorus lo nombraron nuevo director de la Junta de "Invictum"; la compañía que sirve de fachada a la Orden de Caballeros de Santa Sofía en América. —Respondió Gabrielo.

Por la radio entonces llegó un comunicado al convoy, diciendo que ya se acercaban al punto de descenso. Lira entonces sacó su máuser y quitó el seguro, Gabrielo y Dan hicieron lo mismo con sus armas. Estaban cerca. Los vehículos se estacionaron a un lado del camino. Y los caballeros comenzaron a bajar. Los tres cazadores también lo hicieron, el hombre que estaba al mando, Aiden Muller se acercó a los tres cazadores. Continuaremos a pie, no queremos exponernos a una emboscada y los vehículos podrían atraer la atención de los ghouls.

Entonces comenzaron a escucharse gemidos entre la bruma, debían ser ellos. Lira subió la pistola hacia su pecho. Entonces apareció, uno de los ghouls, se arrojó contra uno de los agentes de la orden. Los caballeros dispararon una ráfaga de balas. Entonces comenzaron a aparecer los demás ghouls de la niebla, aún con la ropa de civiles que tenían, mientras los caballeros atacaban disparando ráfaga tras ráfaga de munición, Gabrielo lanzaba tiros certeros en el corazón o la cabeza de los monstruos y Dan...bueno él siempre había sido más ruido y pocas nueces. El muchacho disparaba sus pistolas a diestra y siniestra. Sin importarle el número de las balas que desperdiciaba. Los casquillos rebotaban sobre el pavimento. Lira por otro lado se encargaba de lanzar tiros certeros al igual que Gabrielo, al final, el estilo de lucha de Gabrielo se acomodaba más a ella que el de Dan. Muchos de los ghouls cayeron ahí, pero eran cada vez más y más. Una marabunta interminable.

Tuvieron que retirarse hacia el pueblo, las calles estaban infestadas con ellos. Era la primera vez que Lira veía algo como eso, justo como en una película de zombis.

—¡Rápido a la catedral! —Exclamó Aiden Muller apuntando con su arma hacia el edificio de piedra, los caballeros comenzaron a correr, dos de los caballeros abrieron las pesadas puertas del edificio y entraron, Gabrielo, Lira y Dan fueron los últimos. Ellos no tenían ningún problema si los ghouls les mordían ya que ellos no podían convertirse en vampiros. Al final se vieron superados, tal vez unos 300 o 400 reunidos en unos minutos.

Los ghouls no se acercaron a la iglesia, solo rugieron y gimieron.

Lira caminó hacia la ventana y los vio.

—¿Por qué no nos atacan? —Le preguntó Lira a Dan.

—Esta es la casa de dios, no pueden entrar, se necesita ser un vampiro de clase C o superior para poder entrar en las iglesias y ellos son clase E.

—¿Clase E? —Le preguntó Lira.

—Esa es la clasificación que les dio la Orden de los Caballeros Labriegos después de la segunda gran guerra vampírica.

Gabrielo entonces ascendió por la escalera hacia el segundo piso y observó por el vitral roto. El muchacho parecía haber encontrado algo. —Dan, Lira...y Muller. Vengan aquí, miren esto.

Aiden Muller ordenó a los caballeros vigilar el perímetro de la catedral mientras él iba al encuentro con Gabrielo Monteriggioni. Cuando los cuatro se reunieron pudieron observar como entre las calles de la ciudad corría la densa niebla que ocultaba las casas. Pero en la distancia había una fábrica de donde brotaban columnas de humo y era el único edificio que aún operaba con la electricidad. —Ahí es donde debe estar la granja de sangre. —Respondió Gabrielo.

—Está muy lejos para correr hacia allá. —Respondió Aiden.

—No necesitamos a todos. —Dijo Dan. —Gabrielo y yo podemos encargarnos de ir a la fábrica. Mientras ustedes se encargan de acabar con el resto de los ghouls.

—¿Y yo que? —Preguntó Lira.

—Quédate con ellos. —Dijo Dan. —Necesitarán tu ayuda para acabar con ghouls, tú eres la que tiene mejor puntería de todos nosotros.

Lira no se notaba convencida con aquellas palabras que Dan le había dicho, esta era la primera vez que se enfrentaban a un enemigo como ese, el problema no era que los ghouls fueran fuertes, sino que eran demasiados y atacaban en marabunta al igual que las hormigas contra su presa. —¿Estás seguro Dan? —Le preguntó Lira.

—No, pero es lo que pienso que podemos hacer. —Respondió Dan. —No sabemos qué clase de vampiros estén resguardados en aquella granja.

—Okay, solo cuídate allá afuera Dan. —Dijo Lira. —¡Ah! Y tú también Gabrielo...ambos, cuídense.

—Igualmente. —Respondió Gabrielo con un tono seco, Gabrielo fue el primero en salir por el agujero en el vitral y Dan le siguió.

—Uf, eso salió mal. —Dijo Aiden Muller en tono burlón. Lira sentía un mal presentimiento sobre toda esta situación, pero no podía entender el por qué.

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