Caso 34: Llevado por el mar.
Lira se quedó sentada en la arena, observando el mar nocturno. Tras ella, los caballeros de la Orden de Santa Sofía quienes seguían recogiendo los cuerpos y recolectando todas las evidencias del aquelarre.
Lira escuchó unas pisadas sobre la arena que se dirigían hacia ella. Dan se sentó al lado de la chica. Se quedaron en silencio por un momento simplemente oyendo las olas romperse en la orilla del mar.
—Sabes, la arena arruinará la piel de mis Oxford. —Dijo Dan, refiriéndose a sus zapatos de vestir y rompiendo finalmente con el incómodo silencio.
Lira sonrió forzadamente.
—Puedes mandarme la cuenta, Dan. —Respondió Lira.
—No, no. Además, estos son zapatos italianos. Así que no serviría de nada. —Respondió Dan, entonces el vampiro hizo una pausa y volvió a pronunciar palabra. —Pudiste haberme pedido ayuda, no tenías que venir por los malos tú sola, somos un equipo.
—Era mi hermana, Dan. —Respondió Lira. —A veces las cosas que hacemos por nuestra familia es...no sé, sé que todo salió mal y también que no pensé mucho el plan, pero...
—Entiendo, no podías pensar bien. —Respondió Dan mientras colocaba su mano sobre el hombro de Lira, la chica quien en ese momento estaba melancólica por no haber podido vencer a Drusila, cambió su semblante. —Mi padre dice, que al final de todo lo único que nos queda es la sangre. Es en lo único que podemos confiar en realidad, cuando todas las cosas se ven tan oscuras. Pero debes saber que yo te hubiera ayudado sin pensarlo dos veces.
Entonces Aiden Muller caminó hacia ellos. El muchacho estaba llamando a alguien por su Smartphone, cuando terminó, colgó y luego se dirigió hacia Lira y Dan.
—Era Kaya de la rama europea. Me informó que Gabrielo Monteriggioni llegó exitosamente a Inglaterra. —Respondió Aiden.
—Y, aun así, no puedo creer que hayamos perdido. —Respondió Lira, disgustada.
—¿De qué estás hablando Lira? —Preguntó el joven caballero. —Logramos desmantelar un aquelarre peligroso en la costa este. Yo lo veo como una misión exitosa.
—Drusila Novak escapó. —Respondió Lira.
—Que eso no te quite el sueño, Lira. —Respondió Dan. —Ya aparecerá, tarde o temprano volverá a salir y estaremos ahí para atraparla.
—¡Lira, ven rápido! —Exclamó Sia. La chica se había quedado junto a Rayla que continuaba inconsciente. Lira se levantó de la arena y fue corriendo hacia Sia y Rayla, la súcubo había comenzado a despertar.
—¿Sia? ¿Lira?... ¿Tú qué haces aquí? —Preguntó Rayla. La chica parecía extrañada de ver a su hermana ahí, sobre todo cuando había pasado tantos años desde la última vez que se vieron.
—Vine a la reunión familiar. —Respondió Lira con una sonrisa solemne en el rostro. Entonces Dan inmediatamente empujó a Lira a un lado.
—Hola, Dan Van Tepes, trabajo con tu hermana y ya puedo ver que la belleza legendaria de Lira es de familia. —Dijo Dan con una pícara sonrisa.
—¡Hey! —Rayla sonrió y miró a Dan de la cabeza a los pies, se mordió ligeramente el labio. —¿Lira quién es este apuesto...?
—Basta los dos. —Respondió Lira.
Esa noche Lira volvió a tener el sueño, en el que estaban en el bosque ella y sus hermanas divirtiéndose como siempre, cuando un día llegó un hombre, alto bien parecido de grueso cabello negro. El hombre miró a las chicas y les dijo que era su padre. Que había llegado el momento de realizar su destino.
Tal vez esa fue la vez que Lira se dio cuenta que era diferente al resto de sus hermanas, nadie había dicho que ser una súcubo sería sencillo. Y simplemente no quería ser parte de eso, por lo que decidió huir. Decidió hacerse pasar como una niña humana y ser llevada a un orfanato donde no tuviese que saber nada sobre ser súcubo.
En la mañana, las tres hermanas miraron hacia la ciudad desde el segundo piso de la casa de seguridad de la Orden de los Caballeros de Santa Sofía.
—¿Y ahora qué? —Preguntó Sia a sus dos hermanas.
—No lo sé. —Respondió Rayla. —Pero esta ciudad es bonita, pienso que me quedaré aquí por un tiempo.
—Sí, yo también lo he estado pensando. —Respondió Sia. —¿Qué hay de ti, Lira? ¿Estas dispuesta a darle a la sororidad otra oportunidad?
—Me gustaría, deberás que sí...pero justo ahora, La Agencia Anti-Demonios Manhattan es mi familia y me necesita. —Respondió Lira.
—Además ese muchacho, ¿Dan, dices? ¿Cuál es la situación con él, Lira? ¿Están saliendo o algo parecido? —Preguntó Rayla.
—No, para nada. Él es un mujeriego. —Respondió Lira.
—No lo sé, Lira. Anoche en la playa cuando atacó a esa bestia del mar, la mirada en su rostro, parecía la de un hombre que estaba muy preocupado.
—No, ustedes no conocen a Dan tan bien como yo...él es...distinto.
—Si tú lo dices Lira. —Respondió Sia.
—¿Entonces puedo invitarlo a salir? —Le preguntó Rayla.
—No, no puedes invitarlo a salir. —Respondió Lira. —Harías que las cosas se pusieran muy raras entre nosotros.
—¿Pero no piensas salir con él? —Preguntó entonces Sia.
—No. bueno no sé. ¿Por qué son así? —Preguntó Lira. Sus hermanas rieron.
—Porque somos hermanas, no nos puedes mentir a las dos.
Lira regresó a Manhattan esa misma tarde. Dan y Lira fueron directamente con Ramsay, tenían que darles las noticias sobre Gabrielo y el informe de la misión.
Ambos entraron a la oficina de Ramsay, el hombre yacía inconsciente sobre el teclado de su computadora, gotas de sangre salpicada podían verse por toda la mesa.
—¡Ramsay! —Gritó Dan, el muchacho corrió hacia el director. Y le tomó el pulso, aún continuaba con vida. Dan entonces lo levantó de la silla.
—¡Llamaré a una ambulancia! —Exclamó Lira, la chica entonces sacó su teléfono de su chaqueta de cuero.
—No, lo llevaremos nosotros. —Respondió Dan y fue hacia la terraza, Lira le siguió. El muchacho entonces se quitó la camisa, su cuerpo comenzó a transformarse en murciélago otra vez. Dan desplegó sus alas marrones y comenzó a aletear. Por suerte estaba nublado y los rayos del sol, no le afectaron.
De la espalda baja de lira brotaron dos delgadas alas y la chica también alzo vuelo. Los dos descendieron en el jardín de un hospital que estaba a 15 manzanas.
—¡Ayuda por favor! —Exclamó Dan. Los doctores se acercaron a Dan. quien se había vuelto a transformar en humano cuando entró por las puertas del edificio. Los paramédicos corrieron hacia Dan.
—¿Qué le ocurre? —Preguntó un doctor.
—No lo sabemos, lo encontramos así, inconsciente. —Respondió Dan.
—Está bien, a partir de ahora nos ocuparemos de él. —Respondió uno de los paramédicos, entonces hizo una señal con la mano. Una secretaria en su escritorio apretó un botón, una sirena se activó y entonces salió de una puerta un grupo de paramédicos con una camilla, Dan acostó a Ramsay quien se veía sumamente pálido en la camilla y lo llevaron hacia el interior.
Dan quería ir tras él, pero le negaron el acceso, Lira jamás había visto al vampiro, tan preocupado, como en ese momento. Lo cual era extraño, ya que Dan solo parecía preocuparse por su persona.
Uno de los paramédicos le dio una bata a Dan para que se cubriese ya que iba con el torso desnudo. Se mantuvieron por ahí un par de horas. Lira entonces se comunicó con Carmine, y le informó la situación de Ramsay.
—Oh, no sabía que se había agravado tan rápido. —Respondió Carmine por el teléfono. —Voy enseguida.
Carmine llegó media hora después al hospital. La chica se reunió con Lira y Dan.
—¿Qué es lo que ocurre, Carmine? —Le preguntó Lira a la chica.
—El Director Hellgate...él, bueno, está muy mal.
—Sí, eso podemos verlo, Carmine. No estamos ciegos. —Respondió Dan, enfadado, Carmine no hizo caso al comportamiento grosero del muchacho. Despues de todo Lira comprendía que Dan estaba dolido. —¿Qué es lo que tiene?
—Cáncer de pulmón. —Respondió Carmine con tono triste.
—¡Mierda! —Maldijo Dan. —¡No otra vez! —Entonces el vampiro golpeó la pared, esta se agrietó un poco alrededor de la zona del golpe.
—¿A qué te refieres conque otra vez? —Le preguntó Lira a Dan.
—Reginald, Leopold...y todos los hombres de la familia Hellgate, todos han muerto de cáncer de pulmón. —Respondió Dan apretando los dientes y sin ser capaz de mirar ni a Lira ni a Carmine a los ojos, sin duda se sentía muy dolido. —Pero Ramsay George, es joven todavía, no tendríamos que estar lidiando con esto por otros 10 años, al menos.
Carmine entonces fue a hablar con uno de los doctores y le dijo de la condición precaria en la que se encontraba el director Ramsay Hellgate. Cuando Carmine regresó, ella les dijo a Dan y Lira que podían entrar a ver al director. Ambos se levantaron de sus asientos y caminaron al interior de la habitación del director.
La habitación tenía vista hacia las calles de Nueva York, estaban en un piso muy alto al parecer. El Director Hellgate se reincorporó en la cama y miró hacia la ventana, un pequeño tubo de plástico salía directamente de su nariz, era el tubo que lo conectaba al respirador. El director Ramsay miró a sus agentes.
—¿Hace cuánto tiempo qué estoy aquí? —Preguntó Ramsay.
—Unas tres o cuatro horas. —Respondió Dan. —¿Por qué no nos dijiste nada, Ramsay?
—Primero que nada, es Director Hellgate y segundo...
—Déjate de tonterías Ramsay, ¿Por qué no nos dijiste?
—Por qué no había nada que hacer. —Respondió Ramsay. El hombre solo miró a sus agentes por el reflejo en la ventana—No me puedo someter a una operación o de lo contrario mis pulmones podrían colapsar. Y el cáncer se expandió por todo mi cuerpo en un par de meses.
—Pudiste haber pedido mi ayuda Ramsay, sabes que los Van Tepes...
—Si ninguno de mis ancestros logró acabar con la maldición familiar, ¿qué te hace pensar que tú si podrías, Dan? —Respondió Ramsay. —No tengo miedo de la muerte. Tenía más miedo de que ustedes se enteraran de esta manera y no...
—Preferirías entonces que simplemente te encontráramos muerto un día. —Dijo Dan, Lira podía notarlo, Dan estaba muy molesto. Era la primera vez que Lira lo veía así. Ramsay simplemente encogió los hombros.
—¡Bastardo! —Exclamó Dan y salió de la habitación y azotó la puerta cuando salió.
—Bajo ninguna circunstancia, al menos hasta que esté listo, le revelen está información a Gabrielo. No quiero que se preocupe por lo que pueda pasar. —Respondió Ramsay. —Sobre todo con la misión peligrosa en la que se encuentra él.
"¿Acaso no recuerda que Gabrielo fue tomado prisionero por la Orden de los Caballeros de Santa Sofía?" Pensó Lira, sabía que tenía que decirle, pero en ese momento no podía hacerlo. Es más, Lira bajó la mirada hacia el brazo del director Hellgate, una segunda aguja le inyectaba morfina en su brazo.
Lira entonces salió de la habitación y caminó por el pasillo. Dan estaba frente a una máquina que preparaba café. El muchacho apretó un botón y cayó un vaso de papel luego el líquido negro cayó en el interior.
—¿Te encuentras bien? —Le preguntó Lira.
—¿Tú crees que me encontraría bien con estas noticias? —Preguntó Dan. —Desde que era joven, los he visto sucumbir ante esa estúpida maldición familiar, generación tras generación, nacidos y criados para el matadero, una y otra y otra vez. Esperando estúpidamente que alguno de ellos rompiera el ciclo. —Respondió Dan.
—Perdona Dan, no te entiendo. No estado en la Agencia tanto tiempo como tú, ni siquiera sospechaba que esto te pudiese afectar tanto. —Respondió Lira.
—Se lo que piensas de mí, Lira. Sé que me ves y piensas que solo pienso en mí, que en lo único que pienso es en divertirme, en verme bien y genial y follar todo el tiempo, pero también pienso en otras personas. Después de que perdí a Eleine...—Dijo Dan con voz melancólica.
"¿Quién es Eleine?" Pensó Lira, "¿Acaso era aquella mujer que aparecía en los sueños de Dan?"
— Estuve en una mala racha, pero Reginald Hellgate me ayudó a salir del hoyo en el que me encontraba, me dio un hogar y un propósito en la vida. Me ayudó a reconectarme con mi familia y a ser la voz de la razón por las siete familias vampíricas y la Bula 99. Él, John y yo fuimos los primeros miembros de la Agencia Anti-Demonios. Y desde ese momento los he visto, a cada uno de ellos, a todos los miembros de la familia Hellgate, desde que son unos infantes hasta su eminente muerte, generación tras generación, entregarse a la maldición de la familia Hellgate, sin pelear, martirizándose y relevando los problemas al siguiente en la línea. Y por un tiempo creí que al menos este Ramsay era lo suficientemente sensato, cuando decidió huir y renegar del negocio familiar. Pero luego cuando regresó...Una parte de mí...una parte de mí siempre supo que este sería el final, pero pensé que habría tiempo un poco más de tiempo... ¡Joder! esto destruirá a Gabrielo. ¡Joder este será el fin de la Agencia! Ramsay es el último de los Hellgate, cuando el muera...mierda. Ni Gabrielo, ni yo podemos hacernos cargo de la Agencia, somos cazadores, no administradores, ninguno de los sabe cómo hacer si quiera una declaración de impuestos. El muchacho volvió a golpear la pared.
El muchacho entonces tomó su vaso de papel con el café y se sentó en una de las sillas, el hombre le dio un sorbo a su bebida. Lira entonces se sentó a su lado.
—Hey, no estás solo en esto. Carmine y yo estaremos contigo...y Gabrielo también cuando regrese, además que el Director Hellgate se haya rendido no significa que nosotros también, tal vez nosotros debamos buscar una cura para su maldición. Tal vez nosotros podamos ser quienes lo salven de su fatídico destino. —Respondió Lira. La chica entonces colocó su mano sobre la espalda de Dan, el muchacho estaba temblando. Lira acarició su espalda tratando de hacerlo sentir mejor.
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