Caso 21: La Batalla de Manhattan parte I
Las largas hileras de soldados fantasmas se extendían cubriendo la entrada del edificio. Ramsay estaba en el segundo piso junto a Carmine. Lira desenfundó el Máuser de la pistolera, el acero ennegrecido brillo en pequeños filamentos de luz espectral azul y luz plateada de la luna. Gabrielo le había obsequiado aquella arma cuando decidió unirse a La Agencia Anti-Demonios y ahora Gabrielo no estaba allí con ellos. A pesar de estar rodeada por un ejército fantasmagórico, Lira se sentía con miedo ella se levantó del capote del auto donde yacía sentada y caminó entre las filas de espectros hacia la primera línea, donde estaba Dan.
El muchacho estaba colocando las balas en el interior de sus armas. Lira se colocó al lado del muchacho. Lira tragó saliva.
—¿Tienes miedo? —Le preguntó Dan a Lira.
—Un poco, ¿Y tú?
—Hace mucho que dejé de tener miedo. —Respondió Dan.
—¿Qué quieres decir? —Preguntó Lira.
—He estado haciendo esto desde hace siglos. —Respondió Dan. El joven vampiro puso la última bala en el interior de la Volcanic y después cerró el compartimiento para balas. —Ya ni siquiera siento nada.
—Ojalá pudiese no sentir nada en este momento, es la primera vez que peleó en una batalla. —Respondió Lira.
—Bueno tal vez esto te pueda quitar el miedo. —Dijo Dan y luego metió la mano en el bolsillo de su pantalón.
—¡No Dan! ¡No me acostaré contigo y mucho menos en este momento! ¡Podrías dejar de alburearme y acosarme por cinco minutos! —Exclamó Lira enfadada por la proposición de Dan Lira no podía creer que incluso antes de la batalla, Dan seguía siendo tan arrogante.
—¿Qué?, ¡No! —Exclamó el muchacho y luego sacó la mano del bolsillo. —No me refería a eso, sino a esto. —El muchacho entonces pasó a dejar en las manos de Lira la placa.
"Agencia Anti-Demonios Manhattan" leía la placa. en ella se podía ver los arcos del puente de Manhattan, y un par de alas de ángel tras él, el metal brillaba, pero no porque fuese nueva, al parecer no habían hecho varias de aquellas placas en mucho tiempo.
—A partir de este momento, eres oficialmente una de nosotros. —Respondió Dan. Al ver la placa Lira sintió una calidez en su interior. Dan puso su mano sobre el hombro de la chica. —¿Mejor?
—Sí, me siento mejor. —Respondió Lira y colgó la placa en su cinturón, no era como si tuviese gran relevancia ahora, pero al menos la hacía sentir como parte de la familia que siempre había querido tener, aunque no esperaba que su familia, fuese un demonio estoico, un vampiro lujurioso, una chica hiperactiva y un viejo extraño.
Entonces sintió ligero golpe tras ella, era Felicia la chica caminó entre las filas de los espectros, cada espectro tras ella le daba un saludo militar de reconocimiento.
—¿Y tú que estás haciendo aquí? —Le preguntó Lira a la hermana de Gabrielo.
—Oh...bueno, a mi hermano le gusta mucho este lugar, entonces...creo que los ayudaré a protegerlo de los malos. —Respondió Felicia. En sus manos tenía un palo, a Lira se le hacía muy difícil poder entender qué edad tenía Felicia en realidad, podía parecer una chica en sus primeros veintes, pero al mismo tiempo podía actuar como una niña de nueve años.
—No si piensas atacarlos solo con eso. —Respondió Dan. Entonces el muchacho le pasó una de sus pistolas. —Ten, solo apunta y dispara.
De la niebla pronto comenzaron a verse figuras corriendo hacia ellos, cientos de aquellas figuras.
—¡Batallón de San Patricio! —Exclamó el fantasma de John O'Rilley. —¡Preparen!, ¡Apunten! ... ¡Fuego! —Exclamó el teniente sobre su caballo espectral, en sus manos tenía un revolver viejo con el que disparó la primera bala.
Entonces de los fusiles de los soldados fantasmas una ola de fuego, humo y chispa fue disparada. Los primeros enemigos cayeron. Pero los demás continuaron corriendo hacia ellos Lira tenía que reconocer que era tecnología del siglo XIX, por lo que no podrían terminar con la batalla en un solo movimiento.
Entonces los soldados se pusieron en posición de defensa, los testigos de Crawley y los clanes de duendes al servicio de Knut O'Duhuir colisionaron entre ellos.
Comenzó la escaramuza, Lira evadió el cuchillazo de uno de los seguidores de Alessa y le disparó en el corazón, el hombre cayó muerto. Luego apuntó a otro y volvió a disparar. A su lado Dan continuaba dando tiros certeros y evadiendo los ataques de sus enemigos. Entonces los duendes comenzaron a atacarle, cinco de ellos se abalanzaron contra él y lograron tumbarlo en el suelo. Mientras lo apuñalaban con sus pequeños cuchillos, Lira le disparó a uno de ellos en la cabeza y le dio una patada a otro. Lira disparó a los otros tres hasta que vació su cartucho. Y después ayudó a Dan a levantarse. Cuando Dan se reincorporó miró horrorizado.
El muchacho entonces arrojó a Lira al piso. Una bestia del orgullo se dirigía justo hacia ellos. Dan se transformó en vampiro y soportó el embiste de la bestia al sujetarle por el hocico. Entonces del cielo comenzaron a descender las brujas de Alessa. Aquellas mujeres mitad ave aparecieron arrojando hechizos hacia los soldados fantasmas. Los cañones comenzaron a retumbar y bolas de cañón espectrales fueron disparadas hacia el enemigo.
Entonces una mujer encapuchada que llevaba un tridente en las manos fue tras Dan. Pero Lira le disparó en la cabeza. Luego Lira le disparó a la bruja que montaba a la bestia, Dan entonces levantó la criatura y la arrojó hacia el cielo. Pero entonces esta fue detenida en medio del aire.y luego cayó al suelo. la criatura se levantó y salió corriendo. Era Alessa Crawley. La mujer había cambiado, parecía ahora más demonio que mujer, en medio de su cornamente un fuego negro brillaba, sus ojos eran abismos negros y su piel era tan pálida.
Lira le disparó, pero las balas rebotaron sobre su cuerpo tonificado. La mujer entonces le miró y alzó su mano. Una llamarada negra nació fue arrojada, Lira saltó para evitarla. El fuego negro bañó a varios de los espectros haciéndolos gritar de dolor.
Felicia apareció quien embistió a Alessa y la tiró al suelo agritetando el pavimento. La chica comenzó a golpearla en la cara, pero Alessa no se inmutaba. La mujer le dio un golpe en el estómago a Felicia arrojándola con fuerza al cielo. Dan y Lira se levantaron y observaron cómo cada vez había más enemigos, estaban perdiendo el terreno. Tenían que retirarse a la segunda posición. Los dos fueron corriendo hacia el estacionamiento y luego se tiraron al suelo, una ráfaga de balas de los fantasmas del batallón impactó contra las fuerzas de Alessa. Luego el segundo regimiento de fantasmas cargó contra las tropas de Alessa. Los cañones continuaban disparando hacia la distancia, tratando de eliminar la mayor cantidad de enemigos o al menos aislarlos para acabar con ellos con más facilidad. Lira se levantó del suelo y volvió a pelear.
Podía enfrentarse a los humanos, pero los duendes eran mucho más difíciles de matar. Sobre la terraza del segundo piso. Carmine usaba un rifle con mira para poder acabar con los pequeños bastardos, y a su lado estaba Ramsay disparando con la metralleta y dando órdenes. Entonces Lira sintió un tirón del cabello, y vio al duende de cabellera pelirroja, no más grande que un niño. Atacándole, tratando de apuñalarla con una pequeña daga. La chica lo arrojó contra una de las columnas del estacionamiento y que servían de soporte de todo el edificio. El Duende dejó caer su daga.
—¡Pequeño bastardo! ¡Ya déjate matar! —Exclamó Lira al ver que tenía una cortada en la mejilla. Lira se había descuidado, con sus poderes suprimidos, no podía curarse con gran velocidad, literalmente podría morir ahí si le herían fatalmente. El duende solo continuó riendo, dando maromas y saltos el duende lograba evadir los disparos de Lira. Entonces el duende se volvió a lanzar contra ella.
—Niña estúpida, ¡Que no sabes quién soy yo! ¡Yo soy Knut O'Duhuir! —Exclamó el duende. Entonces en sus manos comenzó a brillar fuego rojo, el duende comenzó a dispar las bolas de fuego hacia Lira, la súcubo entonces se ocultó detrás de una de las columnas.
Lira miró de reojo mientras recargaba el arma. Pero metió mal el cargador y algunas balas cayeron al suelo. Ella trató de buscar a Dan, pero no lo encontraba, debía de estar luchando en otro lugar, y el humo le obstruía la vista. Lira había quedado sola.
"Tengo que acabar con él, pero ¿cómo?" pensó la chica. Fue cuando su mente se iluminó, Lira abandonó su cobertura y fue corriendo contra el duende. Knut O'Duhuir le arrojaba las bolas de fuego. Lira dio un salto y cayó justo tras el duende, la chica dio dos disparos que rebotaron sobre el duende.
—Es inútil niña, acepta tu destino y muere de una buena vez.
Lira le arrojó entonces la pistola al duende.
—¡Es una broma acaso! —Exclamó el duende riendo.
—¡No pequeño bastardo! ¡Es una trampa! —Exclamó Lira y tomó la pequeña daga que el duende había dejado en el suelo. La chica la levantó con rapidez y apuntó al duende. —¡Lo tuyo es mío y mío es tuyo! —Exclamó Lira. Habiendo realizado un trueque con el duende. El rostro del duende comenzó a deformarse, como si le estuviesen succionando toda la vida de su interior. El duende logró dar un paso y luego se deshizo en un puñado de ceniza y en medio de la ceniza había una conífera.
Entonces una llamarada de fuego negro cayó justo por detrás de Lira quemando a todos aquellos que se encontraban tras la chica. Tanto espectros, como los seguidores de Alessa y duendes se retorcían de dolor a medida que el fuego los consumía con gran rapidez. La mujer descendió de los cielos, en cada aleteó con sus alas de murciélago disipaba el humo y el fuego.
—Alessa Crawley...—Dijo Lira con una voz casi inaudible al ver a la mujer. Aquella mujer había cambiado. La cornamenta que había brotado de su frente era aterradora y la llama negra lo consumía todo borrando todo en su existencia. Su espalda que se había ensanchado y sus caderas reducido. La belleza seductora de la mujer se había acabado y ahora solo era un demonio encolerizado un demonio con un cuerpo hecho para la guerra, cada musculo del cuerpo de aquella mujer estaba perfectamente marcado.
Lira corrió hacia su pistola, la tomó y volvió a meter un segundo cargador. La chica comenzó a dispararle a Alessa. Las balas perforaron su carne, pero no surtían ningún efecto, solo un humo negro que emanaba de las heridas de balas. Y al poco tiempo las heridas volvían a cerrarse. Lira comenzó a correr hacia la escaramuza tenía que perderla, no había forma de que ella pudiese vencerla sola. Se dio cuenta que cada vez que los espectros trataban de justarla con sus bayonetas estos se encendían en llamas.
Alessa entonces en un parpadeo apareció frente a Lira, se había movido a una gran velocidad que incluso los ojos demoniacos de Lira los cuales no habían podido seguir. Alessa entonces estrujó a Lira por la garganta y la levantó del suelo.
—¿Dónde está Gabrielo? —Le preguntó Alessa. —¡Dónde está el cazador de demonios Gabrielo!
Lira peleaba a medida que el aire escapaba por su nariz, boca y lagrimales. La chica trataba de rasguñar los ahora gruesos y ennegrecidos dedos que terminaban en afiladas garras de Alessa.
—¡Lira! —Exclamó Dan y el muchacho embistió a Alessa pero la mujer simplemente le dio un bofetón que lo hizo caer con fuerza en la tierra, rompiendo el pavimento bajo su persona.
—Patético—Respondió Alessa mientras miraba al vampiro. La chica entonces tomó con su cola la pistola máuser de Lira que estaba en el suelo y la puso en su mano libre. Después con su larga cola afilada tomó a Dan por el cuello y lo levantó del suelo. La mujer apuntó con la pistola y le disparó en el corazón a Dan. La sangre brotó de los labios de Dan. El muchacho trataba de decir algo...Alessa entonces acercó al moribundo vampiro hacia su rostro.
—Debiste apuntar a la cabeza... —Respondió Dan y luego le dio un mordisco en el cuello a Alessa. La mujer demonio dejó caer a Lira al suelo. Un humo negro salió disparado de la herida del cuello de la mujer mientras Dan continuaba succionando la sangre del cuerpo de Alessa. Entonces la mujer arrojó al vampiro al suelo.
Lira se fue corriendo hacia Dan y lo tomó en sus brazos.
—Maldita sea, no tenía nada más que ceniza y humo en sus venas...
—Eso no es del todo cierto. —Respondió Alessa. –Si hay algo en mis venas, humores infernales. Vampiro insolente, has succionado los vapores venenosos de mi cuerpo. Te vas a morir...—Las heridas en el cuello de Alessa se cerraron nuevamente.
—¿Qué rayos eres tú? —Preguntó Lira con voz temerosa mientras abrazaba a Dan.
—Yo soy Alessa Crawley...hija de Alastor Crowley, Gran Maestre de Los testigos de Crawley, y... Heraldo infernal del Orgullo. —Respondió la mujer. Entonces la mujer levantó su mano, el fuego negro apareció. Lira cerró los ojos y apretó a Dan con fuerza.
Entonces Felicia apareció y embistió a Alessa.
—¡Lira!, ¡Lira!, ¡Saca a Dan de aquí! —Respondió la hermana de Gabrielo mientras sujetaba con su antebrazo el cuello de Alesa contra una de las columnas de concreto.
Lira comenzó a arrastrar a Dan por los brazos para alejarlo de la batalla, el rostro de Dan se había comenzado a teñir de color violeta. Alessa entonces le dio un bofetón a Felicia y la tiró al suelo. La mujer infernal entonces la tomó de la larga cabellera rubia y estampó su cara contra la columna de concreto una y otra vez.
Lira siguió alejándose de aquella cruenta escena.
—Sangre...—Dijo Dan...
—¿Qué dices?
—Sangre...estoy muy débil...necesito sangre.
—Sí por supuesto. —Respondió Lira. —La chica se sentó en una esquina detrás de la coraza llameante de uno de los autos de la agencia y acercó la cabeza de Dan a su cuello. El vampiro estaba tan débil que cuando mordió comenzó a succionar la sangre muy lentamente. Sin embargo, esta vez no sintió nada en cambio tuvo una visión.
Vio a una mujer hermosa de tersa piel blanca con cabellera rubia y ojos verdes que vestía un elaborado vestido aterciopelado color blanco, la mujer llevaba un velo nupcial sobre el cabello. Y largos y finos guantes en sus manos y brazos. la mujer estiró la mano. Un hombre de cabello marrón la tomó de los brazos...
"Acepto" había dicho la mujer.
La visión terminó.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top