34. Latidos venideros

VALERIE

Mi cabeza descansa sobre el pecho desnudo de Kieran, sus dedos acarician los mechones de mi pelo mientras ambos escuchamos los sonidos de la noche en silencio. Una profunda y abrumadora paz me envuelve hasta tal punto que siento cómo las palabras se acumulan en mi boca y necesito sacarlas antes de atragantarme con ellas.

—No he amado tanto a alguien como te amo a ti —digo sin poder soportarlo más.

Es en ese momento, en ese mismo instante, cuando algo golpea dentro del pecho del hombre que tengo debajo, en el mismo sitio donde duerme su corazón.

—Joder. —Se incorpora repentinamente y se lleva la mano al mismo punto donde hace un segundo estaba mi cabeza.

—Lo he notado. —Afirmo y me llevo la mano a la boca para cubrirla por la emoción tan extraña que siento—. ¿Es tu corazón?

—Acabas de decirme que...

—Que te amo. —Interrumpo y su expresión cambia al mismo tiempo que vuelve a mirar su propio pecho.

—¿Qué me está pasando? —pregunta levantándose de la cama—. ¿Qué cojones es esto? ¿Qué estás haciendo?

—Yo no estoy haciendo nada. Kieran, tu corazón está latiendo. —Sonrío y me acerco, coloco mi mano junto a la suya y busco su mirada asustada.

—Eso es imposible.

—Tu corazón está latiendo porque te he dicho que te amo más de lo que he amado nunca a nadie —repito para comprobar que, efectivamente, otro leve golpeteo se repite en su interior. Es débil, pero está ahí.

Niega con la cabeza sin ser capaz de articular palabra, sonríe un segundo, pero su expresión vuelve a tornarse seria al mismo tiempo que sus ojos se cristalizan por las lágrimas.

«Es imposible, soy una Bestia, estoy muerto.»

—El corazón de los muertos no late —insisto y beso sus labios antes de rodear su cuello con mis brazos.

—Me amas —dice cuando nos separamos.

—Más de lo que nadie ha amado jamás.

Apoya su frente en la mía y nos besamos una vez más, sintiendo cómo sus lágrimas se fusionan con las mías sobre nuestros labios.

—Creo que sé cómo podríamos arreglar esto.

—¿Cómo? —inquiere sin alejar sus manos de mis caderas.

—Alouqua.

—¿El demonio con el que hizo el pacto Nihasa?

—Sí, voy a ponerme en contacto con ella —indico convencida.

—Ya tenemos un demonio en nuestras vidas, no veo en qué pueda ayudarnos otro, Valerie. Creo que solo va a traernos más problemas. —Camina hasta la mesilla de mi dormitorio y da un trago al vaso de agua.

Después de asegurarnos de que no quedaban rastros de ninguno de los dos en el apartamento de aquella chica, ambos vinimos a mi apartamento en el pueblo, quemamos en el fregadero toda la ropa y los restos que pudieran inculparnos y, a continuación, nos dimos una ducha para que el agua se llevase todo lo restante de nuestros cuerpos. Decidimos que ninguno de los dos tenía ganas de alejarse del otro, así que Kieran se ha quedado a pasar el resto de la noche conmigo.

—Nihasa me dejó entrever que Alouqua no quiso quitarte tu alma por completo, que fue lo que ella le pidió. De alguna forma, Alouqua desobedeció lo que había pactado con Nihasa, supongo que por ser un demonio igual que ella. El motivo me da igual, no voy a entrar en las traiciones entre perras del infierno, pero, gracias a ella, sigues siendo tú.

—A ratos.

—Casi todo el rato —corrijo—. Si la invocamos, tal vez podamos hacer nosotros otro trato con ella, uno en el que me ayude a expulsar a Nihasa de mi cuerpo y a La Bestia del tuyo.

—Valerie, en el remoto caso de que ella pudiese hacer eso, el precio que nos pediría a cambio sería demasiado grande.

—Estoy dispuesta a lo que sea. ¿Tú?

KIERAN

¿Acaso podría negarle algo a la única mujer que, literalmente, ha conseguido hacer latir mi corazón? Sus ojos me suplican que acepte, que deje que ella se encargue de este asunto y confíe en ella, sin embargo, no estoy convencido de que sumar un demonio nuevo a nuestras vidas sea lo más adecuado.

—Por favor, ¿qué otra cosa podemos hacer? Si tienes otra solución, soy toda oídos.

—No la tengo.

—¿Entonces?

—Creo que deberías volver a casa, dejar este apartamento y, entonces, cuando me pueda asegurar de que estás a salvo bajo mi techo, podremos pensar en el próximo paso.

—Si acepto regresar contigo, ¿prometes considerarlo?

—Sí.

—Está bien. —Asiente con la cabeza y se dirige al armario para sacar la única maleta que se llevó al mudarse aquí.

Observo en silencio cómo va metiendo en ella las pocas prendas que tiene, la ropa interior que duerme en los cajones y tres pares de calzado.

Siempre me ha parecido que su forma de vestir es un tanto diferente a la del resto de las chicas que he conocido, creo que nunca la he visto con unos vaqueros ajustados ni una camiseta ombliguera, ella prefiere los vestidos y, si acaso, aluna falda, pero no de esas que se pegan al cuerpo, no, sino de los sueltos y despegados. Los que te obligan a imaginarte lo que hay debajo.

—Yo también te amo —declaro cuando regresa del baño con algunos artículos de aseo entre sus brazos, algunos de ellos se le resbalan cuando alza la vista hacia mí y ella termina de tirar el resto.

Dibuja una pequeña sonrisa y se tumba en la cama encima de mí para besarme, deposita sus labios sobre los míos y los mueve a la vez que enreda mechones de mi cabello entre sus dedos. Bajo las manos hasta su trasero, el cual puedo abarcar por completo si extiendo las manos del todo, y la meneo con suavidad sobre mi incipiente erección.

—Soy capaz de hacer lo que sea para poder follarte como te mereces, para disfrutar de tus gemidos cuando te corras y grabar esa imagen en mis retinas durante toda la puta eternidad.

—Ni lo digas, te recuerdo que soy yo la que más lo sufre —señala apoyando su frente contra la mía.

—No te creas. —Alzo un poco más la pelvis para que me sienta entre sus muslos.

—Pues déjame solucionarlo —pide a la vez que posa la mano por fuera de mis pantalones.

—No —digo apartándola—, si tú no puedes, yo tampoco.

—No seas bobo. —Acaricia mi polla varios segundos mientras su lengua juguetea con el lóbulo de mi oreja, pero vuelvo a detenerla.

—Es solidaridad.

—Pues yo no la tendría contigo —confiesa y ambos reímos.

—Vamos a dormir, anda, mañana será un día largo.

Observo su angelical rostro cuando abro los ojos y la veo entre mis brazos, aún no ha despertado y no me siento capaz de trastocar sus sueños, en lugar de eso, se me ocurre intentar leerlos. Coloco mis labios sobre su frente y me concentro, cierro los ojos, profundizo en todas las capas de su cerebro hasta ser capaz de llegar a lo más profundo de su subconsciente donde, para mi sorpresa, se encuentra teniendo sexo en medio del bosque.

Conmigo.

Su espalda se encuentra apoyada contra un árbol mientras mis dedos la penetran, murmuro guarradas en su oído y ella busca mi boca para besarme, pero entonces, con mi mano libre, rodeo su cuello para inmovilizarla y aumento la velocidad de mis dedos.

—No lo soporto más. —Lloriquea y arquea la espalda, le tiemblan las piernas.

—Pues córrete, nada te lo impide —invito rozando mis labios con los suyos—. Córrete —ordeno posando mis pupilas en las suyas.

Valerie experimenta un orgasmo tan intenso que consigue expulsarme de su sueño al mismo tiempo que ella despierta.

—Kieran —murmura y desciende la vista al tocar mi erección sin querer.

—Bueno, veo que tus sueños son mucho más interesantes que los míos —comento mientras introduzco la mano por el pantalón para colocarme la polla de forma que no se me salga por fuera del bóxer.

—Madre mía, ¿lo has visto? —Se sonroja y cubre su boca con la mano para reírse.

—Lo he visto, te veo y te siento —especifico al notar desde aquí la humedad presente en sus bragas—. Me alegra saber que al menos te corres en sueños.

—Dios mío, qué vergüenza. —Se hace un ovillo bajo el edredón y yo aclaro mi garganta.

—No me haces ningún favor acercando tu boca a mi...

—Perdón. —Me interrumpe y vuelve a sacar la cabeza—. Perdón.

—¿Por qué puedes tener orgasmos dormida y no despierta? —pregunto levantándome para ir al cuarto de baño.

—No lo sé, pregúntaselo a la zorra que llevo dentro.

—Nihasa debe estar revolviéndose.

—Que se fastidie, no merece menos.

¡Hola! ¿Qué tal lleváis la cuarentena? Contadme un poco y decidme desde qué países estáis leyendo "Cazador."👀

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top