27. Ella te mordió

KIERAN

Subo las escaleras de dos en dos para llegar cuanto antes junto a Valerie y darle el vaso de agua que he ido a buscar cuando ha empezado a balbucear cosas sin sentido. La encuentro caminando de un lado para el otro hablando sola, no entiendo ni una de las palabras que salen de su boca, pero el nerviosismo es evidente para cualquiera que tenga ojos en la cara.

—Ven aquí, cálmate —pido y la guío hasta la cama para que se siente.

—¡No lo entiendes, he visto todo! —chilla histérica.

—¡Shh! —Le ofrezco de nuevo el vaso que ha ignorado—. Baja la voz y respira, no entiendo una mierda, joder.

Se bebe todo el contenido de un trago y cierra los ojos unos instantes, respira profundamente y entonces vuelve a mirarme.

—Cuéntame —digo al sentir cómo su pulso se ralentiza.

—Al principio pensaba que me estaban persiguiendo a mí, caminaba por un callejón lleno de charcos, había contenedores, basura y algunas escaleras de incendios unidas a las fachadas.

—Así es el lugar donde me mataron —asiento tragando saliva.

—Lo sé, de un momento a otro ya no era yo, observaba todo desde otro ángulo y una mujer se te aproximó por detrás, te sujetó y clavó los colmillos en tu cuello. Grité para que te dejase en paz, pero no me hizo caso. Te desangró.

—No lo entiendo, ¿por qué has visto eso?

—No lo sé, pero ella fue la que te convirtió, dijiste que tú nunca llegaste a ver su cara, pero ahora yo la he visto.

—Dibújamela. Veamos si la reconozco.

Le entrego un cuaderno y un lapicero que saco de mi escritorio y aguardo impaciente observando cómo traza líneas en el papel. A medida que va tomando forma, confirmo mis sospechas de que no me suena de nada, no la sé quién es.

—¿Y bien? —cuestiona mientras me muestra el resultado.

—No la conozco.

—Todo esto debe tener una explicación, Kieran. No he soñado esto por simple casualidad.

—Está amaneciendo, creo que lo mejor será que estemos atentos a las señales. Tienes poderes, Valerie, eso lo tenemos claro, de modo que quizá este sueño sea indicativo de que hay algo más grande que tú y que yo detrás de todo esto.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé, ¿y si Nihasa tiene algo que ver?

—¿Con tu conversión? —Se pone de pie y me mira perpleja—. ¿Crees que era zorra te convirtió?

—No me hagas caso, han pasado tantas cosas que no tienen explicación...

—Tranquilo, lo solucionaremos. Estoy segura de que tarde o temprano todo saldrá a la luz, la verdad no puede ocultarse eternamente.

VALERIE

Decido darme una ducha para espabilarme e ir al pueblo a comprar ingredientes para cocinar una cena deliciosa, me gustaría agradecer a mi tío y mis primos la hospitalidad que están teniendo conmigo.

La verdad es que desde que llegué, me han tratado como si llevase con ellos toda la vida, como si fuese parte de la familia.

Por desgracia, las cosas no han salido como mi padre planeó, supongo que en su ecuación no contó con un sobrino vampiro.

En las cartas que le escribo apenas menciono a Kieran, aunque, ¿qué le podría decir? ¿Que me he enamorado de mi primo, el cual ha resultado ser un vampiro y que, gracias a eso, yo he descubierto que llevo un demonio dentro? No me parece la mejor idea.

Siento la presencia de Kieran a mi espalda cuando estoy terminando de sacar las últimas verduras de la sartén. No habla, y tampoco es necesario.

«Me has cambiado tanto la vida.»

Sonrío, lo que no sabe es cuánto me la ha cambiado él a mí, no solo eso, si no que le ha dado un significado que yo nunca hubiese imaginado. Se ha colado en mi cabeza de muchas formas diferentes, y en cada una de ellas ha ido desmoronando un muro más de contención. Se ha metido dentro de mi piel y de mi corazón, y me ha hecho suya de formas que solo en el infierno aprobarían.

No creo que exista ningún otro hombre sobre la tierra que sea capaz de conseguir nada semejante. No hay otro como él.

—Huele de maravilla —musita a mi espalda. Su cuerpo está pegado al mío, pero sin llegar a tocarme.

—Gracias, aunque no finjas, las verduras no te gustan.

—¿Y quién ha dicho que esté hablando de las verduras?

Dejo la sartén encima de la vitrocerámica y giro sobre mis talones, alzo la barbilla para encontrarme con su metro noventa de altura, una nariz perfilada, su mandíbula definida y unos ojos tan profundos como el deseo que sentimos el uno por el otro.

—¿Qué es lo que huele de maravilla entonces?

—Tú. Tu pretensión, tu lujuria, tus pecados, tus instintos más bajos deseando que te siente sobre esta misma encimera y te folle sin importar quién pueda vernos.

—Me pregunto si tenías las mismas dotes incendiarias cuando eras mortal. —Reprimo una pequeña sonrisa y entreabro la boca cuando su dedo pulgar acaricia mis labios.

—Lástima que ya no podrás saberlo nunca. Aquel Kieran murió —apunta con tono autocompasivo.

—Este me gusta mucho más —sentencio al mismo tiempo que me pongo de puntillas para alcanzar su boca.

Hunde los dedos entre mis cabellos y mueve mi cabeza con la intención de profundizar en ese beso que podría meternos en millones de problemas si alguien nos viese.

Su mano se pierde por debajo de mi vestido floreado, acaricia mis muslos y desliza los dedos por dentro de mi ropa interior.

—Dios santo, Valerie, ¿no tienes el poder de hacernos invisibles para poder enterrarme entre estas piernas ahora mismo? —masculla al notar mi húmedad.

—¿Cómo va esa cena? —demanda entonces mi primo Charles, cuyas pisadas se acercan a la cocina—. Madre mía, cómo huele —comenta al entrar.

—Y que lo digas —coincide Kieran, que ahora se encuentra apoyado en la mesa escudriñándome con la mirada a la vez que se relame.

—Ya está todo, ¿puedes llamar al resto?

—Claro.

—Te recomiendo sentarte antes de que todos noten la erección que tienes. —Señalo la entrepierna de Kieran cuando volvemos a quedarnos solos.

—Necesito hacerlo ahora, Valerie —farfulla y tira de mi mano en dirección a la puerta trasera de la cocina, la cual da directamente al bosque.

—¿¡Estás loco!? —exclamo en voz baja—. Ya vienen a cenar.

—¡Enseguida volvemos! —comunica él antes de sacarme casi a rastras.

—Kieran, esto no es una buena idea —insisto, aunque me contagia su sonrisa excitada y termino corriendo con él hasta que estamos lo suficientemente rodeados de árboles como para que no se nos vea desde la casa.

Kieran detiene sus pasos, me levanta en brazos y me besa con tal hambre que sospecho que La Bestia va despertando de su aletargado sueño.

Sujetándome con una sola mano, se las ingenia con la otra para bajarme los tirantes del vestido y disfrutar de mis pechos expuestos.

Jadeo sin control, lo insto a que me deje en el suelo y de un momento a otro ambos estamos tumbados sobre un helecho de hojas secas. Hunde los dedos en lo más profundo de mi ser y presiona en los puntos exactos para hacerme gemir, aprovechando que abro la boca para besarme con el mismo salvajismo que las primeras veces, cuando aún no sabía que Nihasa estaba dentro de mí.

—Te estás yendo, Kieran, puedo verlo en tus ojos.

—Shh, disfruta. —Sonríe y me penetra provocando un grito que solo consigue excitarlo aún más.

Clavo las uñas en sus brazos, echo la cabeza hacia atrás dejando que las hojas se me metan entre el pelo, y cierro los ojos por el placer que estoy sintiendo.

Sus embestidas son duras y profundas, deja escapar pequeños gruñidos con cada una de ellas y yo soy incapaz de mirarlo a los ojos por temor a correrme en el acto.

Entonces un fuerte pinchazo en la clavícula me indica la cuenta atrás, siento los colmillos de Kieran y su lengua lamiendo toda la sangre que brota de los orificios que acaba de provocar.

—Tranquilo, despacio. —Me estremezco y percibo algo distinto a cuando sucedió por primera vez, cuando me mató.

Aquel día pude notar cómo la muerte me iba alcanzando, cómo me iba desinflando cada segundo, me desvanecía. Ahora, en cambio, lo que noto es que mi cuerpo arde, como una pequeña llama a la que le echas palos secos para que cada vez sea mayor.

—Creo que tienes que parar, espera —solicito nerviosa por no saber lo que me está pasando, pero perdí a Kieran hace rato—. ¡Para, lo digo en serio!

—¡Ah! —Sale disparado un par de metros, como el día de mi dormitorio, con la diferencia de que ahora parece estar sufriendo—. ¿¡Qué me estás haciendo!?

—¡No lo sé! Solo-solo siento mucho calor. —Me subo los tirantes del vestido y me pongo en pie, camino hacia él, pero retrocede y se aprieta ambos costados de la cabeza mientras cierra los ojos con fuerza.

—¡Me estás quemando! ¡Ah, Valerie, detente! —suplica con completa desesperación.

—¿¡Qué hago!? ¡No sé cómo parar!

—¡Nihasa!

¡Hola! ¿Alguien puede explicar lo que está pasando con Valerie?

Os adelanto que el próximo capítulo viene cargadito de emociones, atentas a Instagram para los adelantos, muy pronto el capítulo nuevo.

Cuentas IG:
🔗nerea61991w
🔗cazadorwattpad

Vuelvo a las canciones y os dejo aquí esta que me encanta para narrar escenas un poco más "sentimentales" entre Valerie y Kieran♥️

https://youtu.be/ygThvnhNdPU

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