17. Nihasa

¡Capítulo dedicado a todas mis cazadoras Mexicanas!

KIERAN

No puedo dejar de mirar cómo ríe y hace bromas con mi padre y mis hermanos mientras desayunamos, no soy capaz de probar bocado y me encuentro completamente confundido. No hay rastro de la marca de mis dientes en su cuello, ni de cualquier otro signo de violencia o de haber estado enterrada durante horas.

—Ahora sí que me voy a dormir —comenta papá tras levantarse de la silla y frotar su barriga.

—Nosotros también. —Frank lo imita y Charles los sigue después de despedirse de nosotros.

Valerie se pone en pie y comienza a recoger los platos sin borrar la sonrisa de su rostro, yo simplemente la observo en silencio mientras limpia y tararea una canción en alto, como si esto fuese lo más normal del mundo. Charles le ha dicho que tiene que prestar declaración sobre lo sucedido, pero que la llevará más tarde.

—¿Vas a decir algo de una vez o piensas seguir mirándome así? —cuestiona a la vez que cierra el grifo y se limpia las manos con un trapo.

—¿Cómo es posible que estés aquí? Te maté, no tenías pulso, te desangraste.

—Mataste a Valerie, no a mí. —Curva la sonrisa y se acerca, acaricia mi rostro inclinándose despacio y deposita un beso en la comisura de mis labios—. Me has hecho regresar, Kieran, siempre estaré en deuda contigo.

—Nihasa —digo al recordar el nombre que me dijo en el bosque.

—Correcto, pero puedes seguir llamándome Valerie, no debe cambiar nada. En realidad ella no está muerta. Al menos no técnicamente hablando —comenta poniendo los ojos en blanco—. Pero digamos que ha caído en un profundo sueño.

—No lo entiendo. —Sacudo la cabeza y me froto los ojos a la vez que me siento en una silla, ella sonríe y luego me ofrece su mano.

—Acompáñame, te lo explicaré todo y será mucho más sencillo.

Dudo unos segundos, pero me doy cuenta de que no me queda más remedio que obedecerla y enterarme de cómo esto es posible, de quién es esta persona y qué ha sucedido con la otra Valerie.

La sigo a su dormitorio y echo un vistazo a la bolsa negra de basura que hay en el suelo junto a la puerta, la cual ella cierra cuando los dos estamos dentro.

—Es tu edredón, la sábana y mi ropa manchada de sangre —cuenta al seguir mi mirada—, me he encargado de que no quede ningún rastro.

—Me duele la cabeza. —Froto mis ojos y camino hasta su ventana para cerrar la cortina y que los rayos de sol no entren tan de lleno, después me siento en su cama y espero a que ella haga lo mismo frente a mí.

—Veamos, imagino que quieres saberlo todo desde el comienzo —dice cruzando las piernas sobre el colchón.

—Por favor.

—Bien, bueno, todo empezó hace diez años, cuando Valerie tenía ocho. Sus padres eran dos pobres desgraciados, sin dinero, sin un hogar que darle y sin comida que llevarse a la boca. A pesar de eso, lo único que les interesaba era el dinero para comprar más droga y más caprichos para ellos, sin importarles que su hija se estuviese muriendo de hambre. Siempre la culparon a ella de todas sus malas decisiones, no fue un bebé deseado y, de hecho, cuando me la entregaron estaba al borde la muerte, desnutrida y enferma. —Hace una pausa, supongo que para dejar que vaya asimilando todo lo que me dice, y entonces continúa cuando asiento con la cabeza—. Conocieron a unos adoradores de Satán, unos imbéciles que pensaron saber lo que hacían, pero que no tuvieron ni puñetera idea. Decidieron invocar a un demonio para obtener riquezas y tesoros, su ambición fue tan desmedida que yo acudí a la llamada. En el ritual debían entregarme el alma de su hija a cambio de todo lo que deseaban, Valerie moriría y yo cumpliría sus deseos, pero los que montaron todo el ritual no sabían que en estas cosas siempre hay letra pequeña. —Ríe y niega con la cabeza ante un chiste que solo ella entiende—. Para ellos no fue un sacrificio porque estaban deseando librarse de la niña, no la amaban, no les costó ningún esfuerzo, de modo que el ritual dio un giro de 180º y todo ese poder se lo di a la pequeña Valerie al mismo tiempo que yo pasaba a ser parte de ella. Mi intención era matarla después y quedarme con su alma y su cuerpo, pero no contaba con que sus ansias de vivir serían tan grandes, ha estado anulándome durante todos estos años, hasta esta noche.

—La madre que me parió —maldigo y me cubro la cara con las manos apoyando los codos en las rodillas—. ¿Qué he hecho?

—La has liberado por fin, Valerie está dormidita como un bebé, igual que debió ser hace diez años, y yo he regresado. Tú me has hecho regresar al acabar con su vida mortal.

—¿Llegué a conocer a Valerie en algún momento?

—Apenas —confirma mis sospechas—, la mayor parte del tiempo era yo fingiendo ser ella. Desde que te conocí y pasaste la lengua por el corte de la herida que ella se hizo, fue como un chute de energía para mí, me despertaste de un modo sobrecogedor y conseguiste que cada día fuese más fuerte.

—¿Ella me besó en algún momento?

—No. Ella te temía, poco a poco dejó de luchar y cada vez me costaba menos apagarla, pero no se rindió hasta el último momento.

—No sé cómo sentirme —admito mientras la observo—. No sé si a quien conozco mejor es a ti o a ella, todo esto es una puta locura.

—A mí —dice sujetando mis mejillas—, a ella no la conocías, piensa que fue una chica más cuya vida arrebataste mientras te la follabas.

—Pero no me la follaba a ella, ¿verdad?

—No, era yo intentando despertar a La Bestia para que colaborase y por fin me ayudase a regresar.

—Me has utilizado.

—Soy un demonio, cielo, ¿qué esperabas?

VALERIE

Volver a sentirme yo misma por completo es sobrecogedor, saber todo el poder que por fin puedo desarrollar desde un cuerpo humano hace que la excitación no tenga fin.

Esa sensación que he escuchado en tantas ocasiones, la adrenalina, por fin puede recorrer mis venas, mías, solo mías y de nadie más.

No puedo creer que por fin haya conseguido mi objetivo, que después de diez años el resultado de aquel ritual haya tenido éxito.

No voy a mentir, Valerie me caía bien, era buena chica, pero demasiado sosa y aburrida para mí, ya era hora de que me tocase a mí vivir.

Es algo difícil de explicar, ella no ha muerto puesto que, de hacerlo, su cuerpo habría quedado demasiado debil y quizá no me hubiese servido, de modo que cuando Kieran la desangró y estuvo a punto de acabar con su vida, yo pude tomar todo el control y hacerme con su voluntad, dejando que ella quedase tan dormida que ya no pueda hacer nada por volver.

Al menos no si yo no quiero, y eso es algo que no va a suceder.

—¿Tienes más preguntas? —Busco la mirada perdida de Kieran y paso la mano por delante de su rostro.

—Demasiadas, no consigo ordenar las ideas de mi cabeza. —Me observa en silencio y después se aclara la garganta—. ¿Cómo pudiste detener el ataque de La Bestia en el baño del ayuntamiento? Aquello habría sido una cacería si no hubieses intervenido.

—No fue nada, uno de mis muchos poderes —digo despreocupada.

—¿Muchos poderes? ¿Qué puedes hacer?

—Lo que quiera. —Sonrío y me gusta saber que tiene curiosidad por saber más de mí y que no me teme.

—¿Por ejemplo?

—Aparecer donde quiera —digo pestañeando y apareciendo a su espalda sentada en la cama con la espalda en el respaldo.

—¡Joder! —exclama sobresaltado a la vez que se pone de pie. Río cuando se lleva la mano al pecho, asustado—. ¿No podías hacerlo con Valerie?

—No, con ella apenas podía hacer nada, me tenía contenida.

—¿Qué más puedes hacer?

—Ya te he dicho que lo que quiera, soy un demonio, no olvides nunca eso.

—¿Piensas hacer daño a la gente? —pregunta alarmado con un tono más serio.

—¿Te refieres a matar personas como haces tú? —Sonrío y cruzo los pies uno sobre el otro.

—Yo no lo hago a propósito, desearía poder controlarme y apagar ese instinto asesino como hiciste tú ese día.

—Tranquilo, no me interesa llamar la atención, acabo de ganarme un cuerpo y no quisiera tener que cargarme a nadie para que me dejen en paz. Procuraré ser buena.

—¿Un demonio bueno? Serías el primero.

—¿Es que has conocido a muchos?

—No, pero he visto películas.

Estallo en una carcajada y él entorna los ojos, ofendido por no tomármelo en serio.

—Disculpa, pero es que no tienes ni puñetera idea. ¿Acaso los vampiros de las películas son iguales que tú?

—No.

—Pues ya está, ¿por qué crees entonces que los demonios lo somos? Todo eso es solo ficción, la realidad siempre la supera con creces. No necesito hacer el mal las veinticuatro horas si no es necesario, si nadie me toca las narices, puedo ser buena.

—Si tú lo dices. —Pone los ojos en blanco y se deja caer hacia atrás, tumbándose en la cama a mi lado—. ¿Puedes hacer que deje de ser un vampiro?

—Me temo que no, pero si pudiera tampoco lo haría. Eres una fuerza de la naturaleza, Kieran, inmortal igual que yo, tienes más poderes de los que conoces y una vida larga por delante para desarrollarlos y aprender a controlarlos.

—¿Cuántos años tienes? —cuestiona mirándome después de pasar un brazo por detrás de la cabeza para inclinarse y verme mejor.

—¿Conoces el dicho de: «Más sabe el diablo por viejo que por diablo»?

—Sí.

—Pues eso.

—¿Hay alguna forma de matarte? —pregunta entonces, ante lo que arqueo una ceja y él sonríe por primera vez, un poco más relajado—. Simple curiosidad.

—Pues no, solo puede hacerse mediante un destierro, y ya no es posible porque las personas que me invocaron están muertas, y son ellos los que tendrían que hacer el ritual.

—¿Crees que hay otros vampiros en este pueblo o cerca?

—En el pueblo no, pero en Calgary sí. Lo sentí el día que te seguí hasta ese motel donde mataste a esa chica.

—Así que ese día también eras tú.

Asiento, aunque no era yo en toda mi esencia, pero siempre pude controlar en gran parte las acciones de Valerie. Él niega con la cabeza exhalando un suspiro.

—¿Podría matarte yo? ¿Qué pasaría si te muerdo y... hago lo mismo que antes cuando pensé que estabas muerta?

—Si lo que preguntas es si podrías matarme mientras follamos y La Bestia despierta, la respuesta es no. No puedes hacerme daño, Kieran, de ninguna forma. Si me muerdes, disfrutarás de toda la sangre que quieras hasta que te sacies, nos correremos y después tendremos que cambiar las sábanas para que nadie piense que hemos hecho una carnicería en la cama.

Asiente y retira la mirada con una pequeña sonrisa que trata de evitar, en vano. No hay nada que pueda esconderme, aunque él eso no lo sabe todavía, y pretendo que siga siendo así por el momento.

—¿Por qué no puedo leerte la mente?

—Porque soy más poderosa que tú.

—¿Tú puedes leérmela a mí?

—No. —Miento con convicción—. Pero puedo dejar que me la leas tú si quiero.

—A ver, hazlo —pide y se acerca despacio, sujeta mis mejillas con su mano y clava las pupilas en las mías con el rostro serio. Intento no reírme y dejo que haga su magia vampírica—. ¿En qué piensas ahora mismo?

—En follarte.

Ante todo recordad que os quiero y escribo todo con mucho cariño😇 Ahora ya podéis comentar lo que os ha parecido. Get ready para el siguiente... 💦
Adelantos es Instagram: cazadorwattpad
Y estoy pensando en hacer un directo en mi cuenta nerea61991w para celebrar los 50k seguidores en Wattpad, ¿te unes? Lo más problable es que sea este fin de semana.

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