11. Fiesta del 1 de julio - parte 2

VALERIE

Corro igual que si un depredador me estuviese persiguiendo, rodeo la casa para no tener que pasar por la cocina y subo silenciosamente hasta mi dormitorio intentando que mi tío no me escuche. Cierro la puerta sin hacer ruido y pongo el pestillo, me miro al espejo y acerco mi rostro cubierto de lágrimas.

—Pero ¿qué me pasa?

Lo sabes de sobra, querida.

—¡Basta! —Doy un puñetazo a mi reflejo y el cristal se hace pedazos, cayendo algunos de ellos sobre la madera—. Basta... —gimoteo y me dejo caer al suelo, alargo la mano para coger un pañuelo de papel de la mesilla y me seco la sangre del labio.

Mi cuaderno de dibujo asoma bajo la cama, lo observo y empiezo a pasar las páginas, dándome cuenta de que estoy peor de lo que pensaba. ¿Quién en su sano juicio dibujaría esas cosas? Kieran tiene razón, debería ir a un psiquiatra y medicarme, esto que me está sucediendo no es normal.

Me cambio de ropa tras darme una ducha para acudir a la sesión de cine con mi tío. Me decido por un vestido con estampado floral por encima de las rodillas, atado con una cremallera desde el escote hasta abajo. El mordisco en mi labio casi ha desaparecido por completo, con la misma rapidez que el corte en el brazo. Ya no me pregunto cómo eso es posible, al parecer con Kieran todo es posible. Puede que yo tenga un problema, pero él también, joder.

—¡Val! —llama mi tío desde el salón.

—¡Ya bajo!

Dejo mi teléfono móvil cargando en la habitación porque no va a llamarme nadie, así que prefiero no tener que llevar bolso para guardarlo. Tampoco necesitaré dinero porque el cine hoy es gratuito y la cena también.

—¿Estás lista? —pregunta cuando llego al recibidor, y yo asiento—. Bien, nos vamos entonces, ya he metido la comida en el maletero.

Miro a mi alrededor con disimulo, no he vuelto a ver a Kieran desde que me marché corriendo del bosque.

—¿Kieran no viene?

—Se ha ido en su coche, ha dicho que nos veríamos más tarde.

—Oh, vale.

En pocos minutos llegamos al centro del pueblo, estaciona la camioneta en un espacio libre y me dedica una sonrisa emocionada antes de que salgamos para encaminarnos hacia el cine.

—Aquí es —dice señalándolo—, no es gran cosa si lo comparas con Calgary, pero suelen poner buenas películas. Deberías empezar a venir más, hay chicas muy simpáticas con las que seguro te llevarías fenomenal.

Que no se esfuerce, el sexo femenino nos odia.

—Claro, lo pensaré. —Sonrío y miro a ambos lados antes de cruzar la calle.

Algunos chicos celebran con botellines de cerveza mientras ríen con sus amigas y novias, aguardando a que la hora se acerque para entrar a ver la película que se proyectará hoy.

—¿Ya se sabe qué película van a poner?

Muertos del pasado, se llama.

—Qué título tan sugerente...

—Lo sé, podrían haber escogido otra un poco más adecuada, pero lo sometieron a votación en la página web del pueblo y, bueno, la mayoría de las personas que utilizan internet aquí son jóvenes.

—Ya veo.

Sigo a mi tío y espero a que compre unas palomitas y un par de refrescos, después me presenta a algunos de sus amigos y clientes del taller, y el hijo de uno de ellos parece tener la edad de Kieran.

—Hola, soy Roy, no te había visto nunca por aquí. —Estrecho su mano y le dedico una sonrisa cuando mi tío y el resto avanzan unos pasos y nos dejan atrás.

—Sí, es que no salgo mucho. Hace unas tres o cuatro semanas que llegué, la verdad es que he perdido la cuenta, los días son bastantes tranquilos por aquí.

—¿Eres prima de Kieran?

—Sí, ¿lo conoces? —Juego con los mechones de mi pelo mientras caminamos hacia el interior de la sala.

—Digamos que éramos buenos amigos y ya no lo somos tanto.

Percibo la risa incómoda que suelta a mismo tiempo que rasca su nuca y me ofrece asiento en una butaca libre de la novena fila. Mi tío se ha sentado alguna más adelante, no sé si debería ir con él o quedarme aquí.

—Tu padre y mi tío se han sentado allí. —Los señalo.

—Ya eres mayorcita para poder sentarte donde quieras, ¿no? —Tuerce la sonrisa y yo asiento mientras paso por delante de él para dejar de interrumpir el paso al resto de la gente.

—¿Has dicho que Kieran y tú ya no sois amigos? —Retomo la conversación cuando ya estamos los dos sentados.

—No, hace algunos años que nos distanciamos y desde entonces ya no salimos con la misma gente.

—¿Puedo preguntar qué pasó? —Meto un puñado de palomitas en la boca mientras espero que responda.

—Bueno, fue en una fiesta. —Se aclara la garganta y baja un poco el tono de voz—. Kieran estaba saliendo con una chica y... Fue un error, habíamos bebido mucho. Abigail me besó y, lo que al comienzo parecía un juego tonto, acabó en algo mayor.

—Le traicionasteis.

—Sí. Supongo que sí. —Se mete la pajita en la boca y da un sorbo a su refresco.

—¿Qué hizo él cuando se enteró?

—Me dio una paliza, merecida claro. Ni siquiera me defendí.

—¿Y con ella?

—La dejó, no volvió a dirigirle la palabra.

—Y ella... ¿está por aquí?

—Mmm... —Gira la cabeza para mirar a su alrededor, lo que me indica que efectivamente esa chica continúa en el pueblo—. No la veo, aunque no me extraña. Gib suele pasar de estas cosas, seguramente estará emborrachándose en el río con sus amigas.

—¿Cuántos años tiene?

Roy gira un poco en su butaca y sonríe mientras entorna los ojos.

—¿A qué viene ese interés por la ex novia de tu primo?

—Nada —digo encogiéndome de hombros—, por conocerlo un poco mejor. No suele hablar mucho conmigo.

—Kieran no habla mucho con nadie.

KIERAN

Contengo mis impulsos cuando entro en la sala de cine y veo cómo Valerie entabla conversación con Roy. Noto cómo cada gota de sangre de mi organismo entra en ebullición a medida que él miente acerca de lo sucedido aquella noche. No fue Gib quien lo besó, él la besó a ella. Cierto es que después ella prosiguió y acabaron follando en la habitación de aquella casa en la que nos encontrábamos de fiesta. Era uno de julio, igual que hoy hace cuatro años.

—¿Qué miras? —pregunta Frank a mi lado, hasta que sigue mi mirada y luego exhala despacio.

—Joder, ¿no hay otras tías en el pueblo en quién fijarse? —Charles chasquea la lengua y a continuación me sujeta por el brazo cuando doy un paso demasiado alterado—. No vayas a cometer una imprudencia. —Me advierte.

—¿Vas a detenerme?

—Lo haré si armas un escándalo. —Me desafía inflando las aletas de su nariz mientras su mirada me deja claro que no le quedará más remedio.

Esta tarde tiene turno y el uniforme que lleva puesto le obliga a hacer que la ley se cumpla, de modo que decido asentir para no meterlo en problemas.

—Venga, solo ignora a ese imbécil —sugiere Frank.

Pasamos por delante de ellos para sentarnos junto a nuestro padre, pero todo está casi lleno ya cuando llegamos hasta ellos, de modo que regresamos y nos colocamos en la fila de butacas justo detrás de Roy y Valerie.

—Hola, primita. —La saluda Frank con una sonrisa.

—Hola, no os había visto —comenta y se pone nerviosa al darse cuenta de que estoy junto a Charles, tras ella por la derecha.

—Estabas entretenida, es normal —continúa mi hermano mayor, y yo no aparto la mirada cuando Roy me busca.

—Em... sí, ya conocéis a Roy, imagino.

El ambiente se ha vuelto incómodo, así que agradezco cuando las luces se apagan para dar comienzo a la película.

La siguiente hora intento centrarme en la pantalla, pero no soy capaz de dejar de mirar a Valerie medio metro por delante. Roy comenta cosas en su oído acerca de los protagonistas de la película, que han hecho una oui ja y después de liberar al demonio, están muriendo uno por uno. A él le parece gracioso, pero ella no tiene pinta de estar divirtiéndose; de hecho, diría que no está disfrutando en absoluto.

—Menos mal que ha terminado —dice mi hermano pequeño mientras salimos del cine—, estoy muerto de hambre.

—Aquí están mis chicos. —Papá pasa los brazos por encima de mis hombros y de los de Frank—. ¿Me ayudáis a meter las bandejas de comida en el ayuntamiento?

—Sí, vamos —contesto y me apresuro a alejarme del grupo cuando escucho la risa de Valeria aproximarse. Risa provocada por el desgraciado de Roy Montgomery.

Solo he tenido una relación seria en mi vida, desde los diecinueve hasta casi los veinte. Abigail es una chica del pueblo con la que prácticamente me he criado, fuimos juntos a la escuela y después al instituto, aunque ella siempre al curso de mi hermano pequeño. Sus padres regentan la única gasolinera de la zona y ella era la que nos conseguía el alcohol cuando aún no teníamos edad. Tiene tres años menos que yo, pero siempre la recuerdo saliendo con chicos mayores y, con sinceridad, poco recomendables. Creo que yo fui su novio más inocente. Digamos que le van los tipos malos de verdad, si siguiéramos juntos ahora mismo, gozaría como nunca.

Aquella noche Roy bebió más de lo que su cuerpo podía soportar, lo retaron a terminarse el barril de cerveza y, si hay algo que no pueda evitar, es un reto. Insistí en que se estaba pasando, pero no me escuchó. Gib también bebió demasiado, no fui consciente del tonteo entre ellos hasta que los encontré literalmente follando en una habitación. Eso fue un duro golpe para mí a nivel psicológico. Después de lo que mi madre le hizo a mi padre, el destino quiso que a mí me pasara lo mismo.

Ese episodio de mi vida me destrozó.

¡Hola! Mis vacaciones han llegado a su fin y las actualizaciones regresan👏🏼 Gracias a todas por esperarme y seguir aquí conmigo, significa mucho para mí que le estéis dando una oportunidad a esta historia.
Seguiré actualizando todas las novelas los domingos, hoy ha sido por sorpresa y la que vosotras habéis elegido en la votación de Instagram.

¡Tenemos dos nuevos personajes! Ahora sabéis un poquito más de la historia de Kieran,  de su única relación.

Os presento a Roy y a Gib (Abigail).

¡Nos vemos muy pronto! Atentas a los adelantos jugosos en la cuenta oficial de la historia en Instagram: cazadorwattpad

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