CAPITULO 9

Príncipe Darien

Al final descartamos la idea de llegar por arriba, un helicóptero haría demasiado ruido. Nos vestimos de manera que podamos pasar desapercibidos, las armas ocultas en nuestras gabardinas. Llegamos por el frente, toco la puerta, una portezuela se corre asomándose unos ojos negros.

-¿Qué quieren? -Nos consulta de mal genio.

-Negocios. -Respondo sin quitarle la vista de encima.

-¿Qué clase de negocios?

-No tengo paciencia para esto. -Saco mi arma 9 mm con silenciador incorporado, y sin darle tiempo de reaccionar, asomo el cañón y halo el gatillo.

-¡Muy inteligente! ¡Carajo Julián! ¿Ahora como entraremos? -Espeta Pete enojado.

-¡Qué carácter! Contrólate quieres. -Pongo los ojos en blanco, sacando de mi bolso un explosivo, que procedo a colocar en el llavín de la puerta.

-Dime que es una maldita broma, nos anunciaras con el estallido. -Continúa Pet el cacareo.

-Dejémonos de mierdas, ya saben que estamos aquí, es una trampa, lo repito y lo sostengo, así que... -Me encojo de hombros.

Activo el dispositivo, las luces a la redonda parpadean hasta llegar a la última, volando la manija, entramos portando las armas, pronto empezará la fiesta. Muy al contrario, los pasillos lucen vacíos, lo que acrecienta mis sospechas.

-Esto es un maldito cementerio. -Recalca Ralf.

-Llego a pensar que tienes razón. -Pete me secunda.

-Dividámonos, Ralf, tú y Pet ala oeste, el resto conmigo.

-¿Consideras oportuno separarnos? -Cuestiona Pet.

-No, pero juntos somos presa más fácil. Cualquier novedad lo comunicamos. -Toco el comunicador colocado alrededor de mi oreja.

-Bien. -De no muy buen agrado accede.

Voy adelante, me sigue el chico y por último Laminia, las luces centellean, el olor a humedad, suciedad y otras cosas, inundan el ambiente.

Les señalo las puertas que se van presentando en nuestro camino, cada quién entra a las estancias revisando, pero ni señas de humanos o vampiros, pero de ser así ¿Por qué molestarse en dejar un vigía en la entrada? Solo que lo usaran para dar credibilidad al engaño.

Escucho murmullos, detengo a mis acompañantes, el sonido se incrementa, ahora suena como gritos de holgorio. Nos acercamos con cautela, no hay puerta así que me asomo, al contemplar el panorama, guardo las armas y pido a los míos hacer lo mismo.

-¿Qué sucede? -Susurra Dyon.

-Vengan y lo verán con sus propios ojos, ahora entiendo porque la soledad del sitio, todos están aquí.

Al ingresar un grupo numeroso de personas formaban un círculo, nos sumergimos en el mar de gente hasta quedar en primera clase VIP, dos hombres sudorosos y ensangrentados se debatían cuerpo a cuerpo.

-¿Quién va ganando? -Consulto a un sujeto flacucho y mal trecho, con barros en la cara.

-Simbad. -Señala al grandote con tatuaje de ancla en ambos robustos brazos.

-¿Y el de las apuestas?

-Por allá. -Me indica con la barbilla una ventanilla con rejas.

-¿Qué haces? -Laminia me toma del brazo.

-Apuesto al mejor. -Sonrío y saco un billete de $50. -Todo a Simbad.

-Ya cerramos las apuestas señor.

Suspiro decepcionado. -Bien. -Retiro el billete, guardándolo en la billetera. Me topo a Lami de camino.

-¡Eres increíble! -Expresa indignada.

-No me culpes, fue un impulso, sigamos.

Abandonamos aquel lugar y recorrimos varios pasillos más, topándonos uno que otro espécimen extraño, pero ni rastro de vampiros.

-Hey Pete, aquí nada ¿Ustedes?

-Tampoco, se nos insinuaron dos mujeres con poca ropa, estuve tentado a aceptar. -Sonríe. -Pero Ralf no se apuntó.

-Idiota. -Responde Ralf, imaginándome su expresión.

-Reunámonos en el último piso.-Manifiesto.

-Entendido.

Subimos las escaleras, esperamos dos minutos hasta que llegó Pete.

-Aquí algo no huele bien, y no me refiero a este lugar en particular. -Arrugo la nariz.

-Todo despejado, solo falta escudriñar este piso. -Pete saca su arma, imitándolo. -Mira. -Me indica las cámaras.

-Al diablo el elemento sorpresa. -Digo con sarcasmo.

Una puerta se abre, apareciendo al fin un vampiro que nos muestra sus colmillos, amenazante. Pronto se le unen varios más y es cuando inicia el tiroteo. En la confusión observo una figura menuda de cabellera rojiza, escurrirse por las escaleras de incendio.

-Oh no, esta vez no, cúbreme. -Le ordeno a Dyon que de inmediato obedece.

Un vampiro me cierra el paso, clavándole mi puñal por debajo del mentón, corro evadiendo los disparos, hasta que logro atisbar las escaleras. Empujo la puerta con el hombro y corro detrás de ella, es rápida, comienzo a brincar las gradas de dos en dos. Al llegar al sótano, salgo a lo que alguna vez fue el parqueo, el silencio abarca los alrededores, mientras que la penumbra lo cubre todo.

-Sal, sé que te escondes ¿Acaso soy una amenaza para ti? -Me mofo. Despacio me muevo, cubriéndome con las altas bases de cemento que sostienen como el coloso de Atlas, el peso del edificio.

Pasos me advierten, me pongo los lentes para ver en la oscuridad, una silueta atraviesa el parqueo a gran velocidad, al lado opuesto al mío, apenas soy capaz de verla.

-Ya me cansé de tus estúpidos juegos. -Grité para ser escuchado, pero igual su oído es más agudo que el nuestro.

Siento como soy sujetado por detrás, el filo de una navaja se adhiere a mi cuello.

-Suelta el arma, despacio.

Para mi decepción no es ella, es voz de hombre, pero por el tono, uno joven.

-No me hagas repetirlo. -La punta se clava en mi piel, siento la sangre brotar.

-¿Quién eres? -Indago para conocer a mi enemigo, al tiempo que tiro el arma al suelo.

-Me llamo Darien, Príncipe Darien para ti.

-¿El hermano de Sara? -Arqueo una ceja sorprendido, no es el pez gordo pero me conformo.

-Sí, no sé cómo rayos supiste que estaba aquí, pero tus hombres ya deben estar muertos y pronto los acompañaras. ¿Cuáles son tus palabras de despedida?

-Púdrete. -Me volteo, con mi brazo bloqueo su ataque, saco mi 9mm apuntándole directo a la cabeza.

Su cabello es rojo como el de ella, a diferencia de unos ojos negros y no esmeralda. Levanta las manos en acción de rendición, pero su sonrisa torcida no me da buena espina.

-Me atrapaste cazador.

-¿Dónde está Sara?

-Tranquilo, ¿Acaso te gusta mi hermana? -Se burla.

-No estoy para bromas niño.

-Te conozco, eres Julián ¿Cierto?

-Lo soy.

-Uyyyyy el azotador de los vampiros, ¿Debería estar temblando ante tu presencia?

-En realidad deberías. -Lo fulmino con la mirada, para mi asombro, se acerca más, pegando el cañón a su frente.

-Dispara, que tan valiente eres al matar a alguien desarmado.

-No aplicas como "alguien" eres escoria.

-Lastimas mis sentimientos. -Vuelve a sonreír.

-Julián, aquí todo despejado ¿La atrapaste? -Pregunta Pet.

-No, nunca estuvo, pero tengo a su hermano. -Contesto.

-¿Dónde estás? -Inquiere.

-En el parqueo.

-Laminia está herida, le pedí a Ralf que la sacara, voy con Dyon, no hagas nada osado por favor.

-Entendido.

-Ya viene la caballería. -Musita entretenido.

-Pronto apagarás ese sentido del humor.

-No lo creo.

Mira sobre mi hombro, en lo que volteo, siento un golpe en mi nuca y es todo, pierdo el sentido.

*****************

Narra Pete.

-Julián, Julián contesta.

-¿Nada aún? -Dyon arquea una ceja.

-No, y no me gusta.

Llegamos al parqueo, tomamos extremos opuestos para peinar la zona, nos encontramos de nuevo por donde ingresamos.

-No hay nadie Pet, pero encontré esto. -Me enseña la 9 mm de Julián.

-¡Maldita sea! Le dije que esperara.

-Quizás no ha sido su culpa. Desde el principio nos advirtió que esto era una trampa, ¿Y qué si el objetivo siempre fue él?

-Es posible, pero de ser así y que tus suposiciones resultaran verdaderas, hubo una fuga de nuestra parte.

-¿Cómo obtuvo Gasper la información? -Inquiere Dyon.

-No estarás insinuando lo que creo.

-¿Y por qué no? Para nadie es un secreto que detesta a Julián.

-Bueno sí, pero eso sería sobrepasar los límites.

Dyon me mira fijo con los brazos cruzados, no me agrada Gasper, que él esté involucrado lo considero una bajeza, incluso si se trata de nuestro líder.

-Esta conversación no sale de nosotros, no le comentes a nadie sobre tus sospechas.

-Entendido ¿Qué hacemos entonces?

-Reportar el incidente, si Julián fue capturado, te aseguro que se encuentra muy lejos ya.

-¿Cómo lo atraparon? No lo concibo.

-Ni yo, aquí huele a rata muerta, le tendieron un trampa, tal y como él repitió hasta el cansancio. Es un idiota, debió esperarnos. -Espeté molesto.

-O solo estaba en el momento y sitio equivocados. -Agrega Dyon meditativo.

-Es otra opción. -Masajeo mi entrecejo a punto de estallarme la cabeza.

Ralf le hacía un torniquete a Laminia en la pierna, sangraba mucho, la bala le dio en la arteria, si no nos apresuramos, ella puede morir. Cuando abandonamos el edificio no encontramos señas de los cuerpos, ni de nadie en realidad, solo manchas de sangre que no se preocuparon en limpiar.

Gasper nos llamó a todos los que participamos en tan intrépida misión, luego de casi una hora de preguntas, nos deja libres, sin embargo, no me muevo esperando que me permita hablar.

-¿Algún problema Pete? -Se acomoda en la silla detrás de su escritorio.

-Señor, no ha mencionado nada sobre liberar a Julián.

-Es porque no se llevará a cabo tal hazaña. -Entrelaza sus dedos.

-¡Perdón! Julián es uno de nuestros mejores hombres y....

-Y por su descuido ha sido capturado por nuestros enemigos.

-Considero que le pudo pasar a cualquiera señor.

-Pete sé que te agrada, sin embargo, no enviaré al matadero a mis hombres.

-¿Y dónde queda nuestro lema señor? -Manifiesto con visible enfado.

-Cuida tu tono de voz muchacho, no es a uno de tus aprendices a quién te diriges.

-Señor considero que....

-Esta conversación terminó, por favor. -Señala la puerta.

Cierro mis manos en un puño, tanto que los nudillos se tornan blancos. Rechinando los dientes salgo, cerrando la puerta con brusquedad, el portazo retumba. Dyon me esperaba recostado sobre la pared con los brazos cruzados.

-¿Y bien? -Inquirió, antes de ir a la oficina del jefe, conversamos sobre proponerle el rescate de Julián, me eligieron como el emisario.

-No hará nada. -Golpeo la pared, sin importar el penetrante dolor en la mano.

-Hey te necesitamos en una pieza. -Me regaña.

-Así que lo llevaremos a cabo. -Afirmo en voz baja.

-Sí, Ralf irá, reuniremos a los que sean de nuestra entera confianza.

-En ese caso es recomendable conversar con Clane, él nos dará los nombres. Sabes que cuando se enteren seremos severamente castigados. -Sonrío para mis adentros.

-Lo sé, pero es de Julián de quién hablamos.

Coloco mi mano sobre su hombro dándole la razón con un leve movimiento de mi cabeza.

-Vamos a la enfermería, tenemos un paciente que visitar.

Sin más, caminamos al encuentro de Clane, con la soga en nuestro cuello, debido a lo que pondríamos en marcha.

*********************
Ok, ¿alguien se imaginaba la captura de Julián? Creo que la respuesta es no.

Hasta el próximo capítulo terrícolas, me encanta leer sus comentarios y saber que la historia está siendo de su agrado.

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