El entorno de Will consistía en un distrito amplio y de numerosos espacios, donde su entrenamiento era tan ilimitado como su movilidad. Las personas a su alrededor eran más de las que podría contar con los dedos de sus manos y pies; gente común.
La noche se deslizó por encima del día y se instaló en el cielo con una luna particularmente grande. Will estaba en la banqueta de un parque de árboles marrones donde veía a la gente y luego las plasmaba en papel y crayón.
En las manos del niño había un cuaderno anillado y un crayón negro, ambos los usaba para trazar a las personas en su campo de visión. Entrenaba y se divertía, pues si no era rápido, no podría dibujar correctamente a la persona.
La diestra de Will se movió sobre el papel, empuñando el crayón con determinación mientras sus ojos a menudo veían por encima del cuaderno. Esta vez trataba de dibujar algo más sencillo, siendo un poste de luz cuya iluminación era tenue.
A su parecer no le había salido nada mal, las líneas poco rectas eran un logro y las áreas blancas estaban relativamente limpias. Wil sonrió ampliamente con orgullo.
Alguien de voz grave le habló: —ay niño, ¿Otra vez aquí?
El niño giró su cabeza a un lado y la elevó, hallándose un rostro muy conocido y al cual le compartió un saludo con el ademán de su pequeña mano.
— buenas noches, señorita Gerty, ¿Cómo está? —educadamente, preguntó por ella.
— lo mejor que puedo. —dio una respuesta algo extraña— yo veo que estás perfectamente bien, aunque, ¿No crees que deberías ir a tu casa?
Will negó: —no, me gusta estar aquí, hay muchas cosas divertidas.
Los brazos del niño se abrieron para señalar su alrededor, y fue en el momento justo en que alió estalló a lo lejos. Este momento fue apreciado sin mucho ánimo por la mujer, quien se llevó una mano con su rostro y luego echó un bufido.
— sí, divertidas. —siguió la corriente con cansancio.
El niño movió su cabeza en afirmación y cerró su cuaderno por un momento, él fijó sus ojos redondos en la mujer, la veía diferente.
— ese vestido es muy bonito, señorita Gerty. —alagó sonriente—. ¿Se irá a una fiesta otra vez?
Gerty se encogió de hombros: —no lo sé, eso depende de si encuentro a alguien que me lleve.
Will sugirió alzando un brazo en lo alto: —oh, yo puedo llevarla. —y llevó su mano a su pecho.
— eres muy caballeroso, niño, pero no gracias, eres muy pequeño para hacerlo. —negó ella mientras dirigía su vista a otro lado— aunque, lo que sí puedes hacer es ir a tu casa.
— no, casa no. —volvió a negarse Will y se cruzó de brazos— aquí es mucho mejor.
Los ojos de Will se clavaron en su cuaderno y crayón, pegó ambos materiales contra su pecho con determinación y con una mueca que intentaba ser seria. Notó que la mujer se quedó mirándolo, y él también la miró esperando que dijera algo.
— ¿Tengo algo? —preguntó Will, genuinamente creyendo que en verdad tenía algo encima.
— no. —negó Gerty, aunque agregó— salvo que pareces ser un auténtico artista.
El pequeño alzó su tono de voz con emoción cuando fue comparado de tal forma:— ¿¡En serio?!
— ajá. —confirmó ella y pasó un dedo por su mentón—. Eres muy dedicado a tus dibujos y también muy obstinado.
— ¿Ostra? —Will no pudo comprender la última palabra y la repitió como mejor la escuchó.
— no, ostra no, obstinado, significa que eres muy terco. —corrigió.
Will alzó sus cejas y luego las deprimió un poco: —oh, ¿Eso es malo?
— no realmente— contestó Gerty y entonces acercó su mano de largas uñas coloridas hacia el rostro del más pequeño—. Sigue dibujando en tu burbuja.
Una uña postiza se posó en su nariz e hizo algo de presión, luego fue soltado y finalmente la mujer se dió media vuelta empezando a dar pasos sonoros por los tacones altos, sacudiendo un chal de piel falsa junto a su cabellera.
Will no comprendió cuando la señorita le habló de una burbuja, pero creyó que era una expresión más de los adultos.
— hasta luego, señorita Gerty. —se despidió agitando su brazo en lo alto, recibiendo a lo lejos un gesto de dedos de ella.
Will anduvo con pasos menos largos de lo usual, pues debía de mantener un ritmo más pausado para estar al lado de la criatura que lo acompañaba a él y a Thaddeus.
Cuando los pies de los tres se detuvieron justo donde cayeron, sus cabezas se alzaron mirando hacia arriba, había un silencio que solo era interrumpido por sus respiraciones no tan estables.
— ¿Aún crees que ese monstruo esté esperándonos? —cuestionó mirando hacia el otro lanzador.
— es lo más seguro. —confirmó Thaddeus, él bufó con el aliento pesado—. Oye, tú.
Ruin se balanceó un poco cuando fue llamado, él dejó de tener la cabeza levantada y la bajó hasta ver a Thaddeus: —yo.
— ¿Estás seguro de que esta es la única manera de salir de aquí?
La actitud de Thaddeus se había apaciguado, pero solo superficialmente, aunque ya no alzaba su voz con tanta altanería e idiocia, y evadía el contacto, aún permanecía su impaciencia y humor de sabueso de babosa. Will tenía la necesidad de intervenir y decirle algo, pero comprendió que era mejor solo hacerlo si era realmente necesario.
O ambos volverían a revolcarse hasta dejarse más incapacitados de lo que ya estaban.
Así que, Will solo pudo hacer una mueca no muy discreta. Podía tolerarlo, pero ahora había un tercer involucrado al cual no se sabia si era buena idea provocar.
Ruin abrió su boca, luego la cerró como si estuviera meditando, y finalmente respondió: —sí... Solo esa.
Thaddeus gruñó llevándose una mano a la cara, la otra apretó su agarre a las carpetas que seguía aferrándose: —por un...
— porque no pude... Tapar.
En ese momento ambos lanzadores miraron fijamente a la criatura, cuidadosamente Will lo instó: —¿Qué quieres decir con eso?
— es solo esa... No tapar. Otra sí pude.
La visión de Will se dirigió hacia donde se hallaba Thaddeus, podía ver cómo su cara se estaba retorciendo como si quisiera estallar en cualquier segundo.
— ¡Muéstranos la salida que tapaste! —se apresuró a pedir.
Ruin hizo una mueca con su boca y aunque tardaba en acelerar la conexión de sus neuronas pudo mover su cabeza de arriba hacia abajo pausadamente. Pero aún así, no se veía lo suficientemente seguro y titubeó incluso al moverse para señalar a donde ir.
Will tuvo que buscar palabras convincentes para decir: —recuerda, para tener lo que quieres, debes dar lo que mi compañero necesita. Descuida, estaré cuidando su espalda.
— mi espalda... Sí
Accedió, torpemente motivado por lo que quería tener, él avanzó con pasos cortos pero constantes, aproximándose hacia un área más oscura y rocosa.
— esto tiene que valer la pena... O lo despellejaré.
La expresión de Will se complicó al escuchar eso de Thaddeus: —eso es demasiado, incluso para tí.
— esto está siendo demasiado para mí... —casi de inmediato parecía haberse dado cuenta de algo y rápidamente su cara se deformó en una mueca para luego acelerar el paso— suficiente, ¡No me hables a menos que sea necesario, ardilla!
El lanzador más joven no comprendió ese arrebato tan repentino, sin embargo su cerebro consiguió procesarlo y con un poco más de ánimo él se dispuso a avanzar para quedar tras el otro.
— ¿Sabes? Empiezo a acostumbrarme a ese apodo, estimado Blakk.
— por las Noventa y Nueve Cavernas...
— ¿Qué? Sí quieres que deje de ser formal deberías decirme tu nombre.
— la paciencia se me está acabando, Shane.
— no soy un Shane, soy un Mercy.
Ruin, que iba hacia adelante se detuvo por un momento: — tú y tú... Hacen ruido.
Aunque fue por unos segundos, hubo un respiro menos denso en la caminata, una ruta que pudo ser iluminada por aquellos cristales torcidos y en cantidad alrededor, hasta que luego de cruzar entre escombros llegaron a un área que los condujo a lo que era una entrada que en algún momento fue trabajada, prueba de ello eran viejas palas y herramientas.
Incluso había un taladro, de aquellos viejos y grandes que solían ser usados por al menos cinco personas... Will recordaba haber visto una réplica semejante en una subasta a la que tuvo que asistir.
Inmediatamente apartó el recuerdo, prefería mantener la cabeza en la actualidad.
— esto parece haber sido una mina. —hizo su observación para mantenerse centrado.
Entonces su atención se fijó en esa entrada, la cual no estaba precisamente bloqueada. Solo habían unas rocas pequeñas amontonadas, apenas alcanzaba el metro de distancia.
Parpadeó con algo de aturdimiento debido a la extrema simplicidad y se tensó un poco. No iba a decirlo, pero era un poco demasiado absurdo ese bloqueo.
Pero Thaddeus no tenía reparo en ser directo: —esto es patético.
Parecía que la cabeza de Ruin pudo captar eso ya que su cara se giró en dirección al más grande.
— él quiere decir que no es un mal intento, pero le falta un poco más de... Protección. —tradujo Will de inmediato aunque lo hizo falsamente.
— ah... —la voz de Rui salió con un sonido bajo y como si hubiera comprendido. —¿Qué?
Thaddeus puso los ojos en blanco dolorosamente hasta casi desaparecer el color verde en ellos: —andando, no quiero perder el tiempo.
Avanzando por esa entrada a la mina, los tres avanzaron a un paso lento debido a que al integrante más reciente le costaba avanzar, el suelo era más inestable, habían zonas rocosas y otras deslizantes, aunque la cantidad de cristales de brillo tenue era mayor.
Pero, a pesar de que hubiera mayor iluminación que ayudará a Will y Thaddeus, no era suficiente para Ruin. El lanzador más joven lo notó y cuando pretendía sugerir algo de ayuda, mirando por encima de su hombro notó que la criatura resbaló al apoyar su pierna huesuda sobre un cristal liso.
— ¡Oye, cuidado!
La voz de Will sonó con fuerza instintivamente, sus reflejos, a pesar de los daños, seguían activos así que pudo abalanzarse hacia la criatura para atraparlo antes de que su cuerpo impactara contra las rocas y cristales cuya mayoría tenía muchos picos.
Sus manos duras y sucias lo alcanzaron y volvió a sentir ese peso tan ligero e inquietante, sus dedos hicieron presión contra el lado expuesto de las costillas. Su aliento se cortó por un momento, luego se dispuso a enderezarlo.
— Ruin, ¿Te parece si yo te llevo? —ideó.
— tú... No, yo sí. —negó la criatura.
Will le dió la razón: —sí, tú sí puedes llevarte a tí mismo, no lo discutiré. Pero, puedes volver a caer, y no estaría genial que te hagas heridas.
— heridas... No, heridas sí.
Will no comprendió el porqué la negación y luego la afirmación, mas, sus ojos pusieron más atención en la silueta de la criatura. Sus párpados se alzaron más al darse cuenta de que el pie huesudo de Ruin se había destrozado y quedado atorado entre los cristales, ahora solo le quedaba su fémur.
Las heridas no se sienten, las heridas sí son aceptadas. Lo comprendió.
Algo amargo y duro se atoró en la garganta de Will, él abrió la boca y quiso decir algo, pero tardó en hacerlo. Entonces en un impulso se dispuso a agarrar al niño, lo elevó lo suficiente, hasta que lo hizo girar sobre su espalda.
— ¿Qué tal si te doy un adelanto de lo que harás cuando vayamos a las Noventa y Nueve Cavernas? —ideó con una cara llena de una energía renovada.
La criatura se inclinó hacia atrás, pero terminó apoyándose contra la espalda de Will, se removió pero pronto se empezó a quedar quieto, lo que permitió al lanzador sujetarlo por debajo de las piernas.
— tengo una mechabestia que espera por mí, es increíble y puede recorrer cualquier terreno. ¿Qué tal si me montas? Será como montar una mechabestia, ¡Un adelanto!
La cara de Will estaba girada hacia un lado para ver por encima de su hombro a quien ahora cargaba, pudo notar la poca convicción y la lentitud de Ruin en captar la idea pero poco a poco sus fracciones se ablandaron.
— tú, mechabestia... Yo no monté mechabestia.
Eso fue más que suficiente para el lanzador: —lo harás, hasta entonces... Imagina que yo soy una muestra gratis.
Dicho esto, reafirmó su agarre en las piernas del niño y sus pasos reanudaron su caminata, al volver a ver hacia adelante, notó que la tercera persona se había mantenido a una distancia que aunque no era larga, dejaba un ápice de cercanía.
Will pudo percatarse de un silencio inquietante en Thaddeus, esa expresión amargada y dura se había reducido apenas y solo pudo diferenciar ese detalle porque ya no habían arrugas de fruncimiento, ni siquiera arrugaba las cinco carpetas en sus manos.
Aún así, Thaddeus hizo un gesto de desdén con su cabeza y volvió a darles la espalda para avanzar siguiendo la única ruta de ese túnel iluminado.
El Shane estuvo quieto por dos segundos más, y continuó caminando, fijándose por donde pisaba.
El túnel minero solo tenía un camino pero varias anchuras, desde espacios reducidos y donde había que cuidar las cabezas hasta áreas donde todo estaba más despejado. De vez en cuando se encontraban herramientas viejas, y como siempre, no había nada de vida, ni siquiera arañas o insectos supervivientes.
Will solo imploraba no hallarse con algún camino de huesos como el que encontró junto a Thaddeus cuando fueron más profundamente en esas instalaciones.
Mas, algo empezó a brotar en la mente de Will, pues así como encontraban los restos del trabajo minero, también encontraban vagones y contenedores que almacenaban cantidades mínimas de cristales, era claro que se minaban solo los minerales más pulcros.
— oye, ¿Tú reconoces esos cristales?— cuestionó, esperando a que Thaddeus le dijera algo.
Menos mal, Thaddeus no estaba tan reacio y pudo dar su respuesta, aunque en un tono brusco: —en absoluto.
No habían prestado atención a esos minerales, eran tantos que se habían encontrado que habría oportunidad de sobra para inspeccionarlos, pero ya que el tema fue tocado, ahora había un interés.
— ¿Ruin? ¿Tú sabes qué son esos cristales? —buscó una respuesta en la criatura al verlo por encima del hombro.
Ruin solo dijo: —eso y todo eso... Lucecitas.
Era predecible que dijera algo así, por lo que ni siquiera Thaddeus se molestó en endurecer su expresión más de lo que ya estaba.
— bueno, es cierto que son como luces, pero, no es nada parecido a los minerales que hay en Bajoterra... No son tan llamativos. —opinó Will, prestándole más atención a su entorno. —supongo que son cristales que solo fueron descubiertos por Lucrum Limax... Estamos muuuy abajo, incluso diría que más que en las minas normales.
Ruin escuchó y repitió:— ¿Minas?
Will concordó: —sí, hay muchas minas en las Noventa y Nueve Cavernas. Minas de oro, diamantes, carbón, lumino...
Aunque se hallaba centrado en su enlistado, se percató de que Thaddeus ya se había adelantado a aproximarse a uno de los contenedores a agacharse y recoger un puñado de cristales en su mano libre. El brillo tenue cubría su puño e iluminaba delicadamente su figura lastimada.
El avance de la caminata perduró, hasta que se encontraron con dos grandes puertas finales de metal, eran la salida.
Por instinto, la visión de Will se centró en Thaddeus, hubo un contacto visual que no duró más que tres segundos y entonces se dispusieron a cruzar.
Las piernas cansadas de ambos les pesaban, luego de haber ido en ascenso progresivamente por un largo rato, sin embargo una pesadez mayor abundó.
Will podía reconocer el suelo donde se hallaba, era el mismo suelo por donde anteriormente estuvo con Thaddeus antes de caer al hoyo. Observó como el otro lanzador se aproximaba a un muro cercano y extendía su puño luminoso para observar.
— de vuelta al inicio. —declaró Thaddeus, la confirmación de que volvieron al punto de retorno en ese nido de insanidad silenciosa.
Will pudo sentir que el cuerpo pequeño que cargaba se movía con rigidez, miró hacia atrás con cuidado y notó la inquietud en Ruin.
— no... No siento bien... Siento malo.
Will intentó consolarlo: —te entiendo, tampoco me gusta estar aquí, se siente espeluznante.
El recuerdo fresco de haber percibido masas pequeñas aferrándose a su pierna empezó a resurgir, esto le provocó un brutal escalofrío que por poco debilitaba su agarre a las piernas de la criatura, en secuencia su cabeza se llenó con la imagen viva y latente de esa babosa grotesca y enorme.
Cerró los ojos con fuerza por un instante y se esforzó por inhalar profundamente, para después exhalar y retomar una respiración más tranquila. Tenía que concentrarse.
— dudo mucho que esa monstruosidad se haya ido lejos. —intervino Thaddeus, advirtiendo aquel peligro que casi los aniquilaba— veamos, Ruin, dame lo que quiero.
Fue una petición demasiado directa y poco específica, Will sentía que su interior se sacudía con algo de molestia.
— tú quieres... Quieres lanzar mejor. —recordó con esfuerzo la criatura, su brazo de apoyó en la espalda de Will y luego su cabeza se giró hacia los lados. —lanzar babosas, lanzar...
— sabes qué es este lugar, ¿No? Entonces sabrás dónde hay algo que me sea útil. —exigió Thaddeus con más insistencia.
Will no quería permitir presiones, menos cuando era consciente de qué tipo de lugar era el que estaban pisando y lo que había ahí.
La palabra Guarderías retumbó en su cabeza, no era doloroso, pero provocaba algo semejante al ardor de una herida. Tal vez una leve empatía.
Con cuidado, él se agachó y sus manos se deslizaron hasta liberar las piernas de Ruin, dejándolo ahí en el suelo con la blandura suficiente, él volvió a enderezarse y se giró a ver de frente al niño.
— si no sabes nada, si no recuerdas nada, estará bien. Sería suficiente que nos hayas señalado el camino.
Inmediatamente sonrió que una mano grande y pesada le hablaba del hombro, no se asustó porque ya reconocía que se trataba del tacto frío de Thaddeus, pero entró en guardia mientras su propia expresión se tornaba más dura.
— es obvio que él estuvo aquí, aunque tiene un cerebro minúsculo, aún puede hacer que funcione.
El lanzador más joven respondió: —nosotros ni siquiera estuvimos relacionados a esto y ya pasamos por demasiado, ¿No crees que él pasó por cosas así o peores?
Por un instante volvió a dar una mirada hacia atrás, encontrándose con la figura del niño. Era visible que su cara se estaba deprimiendo.
Mas, no hubo ápice de movilidad en la actitud que estaba tomando Thaddeus:— no me importa qué le haya sucedido a esa cosa, tiene que hacer su parte...
— estábamos bien hasta hace poco, ¿Puedes por favor intentar controlar tus impulsos? Sé que es difícil pero presionar a Ruin no ayudará en nada.
— y ser blandos como una babosa estropeada tampoco ayudará lo suficiente, ¿Y de donde sacas que estábamos bien? Desde que te cruzaste en mi camino nada está bien.
La desesperación e inquietud estaban retornando, era curiosa la manera en la que en un momento todo podía sentirse ligero para luego descender a la densidad y presión de la ansiedad e incertidumbre. Pero, era natural, ambos estaban atrapados desde hace días en esa caverna.
Will realmente quería hacer las cosas fáciles, se estaba esforzando, pero poco a poco un hormigueo penetrante en su corazón lo estaba presionando para ponerse al mismo nivel que Thaddeus.
— escucha, no quiero volver al punto de inicio en lo que hemos estado haciendo todo este tiempo, así que haz un esfuerzo por asimilar que tal vez no puedas conseguir lo que tanto quieres. —estaba recurriendo a la seriedad y firmeza, pero no estaba seguro de si esto funcionaría siquiera para él. —porque lo último que necesitamos es que este lugar sea nuestra tumba...
Cada palabra la había pensado, pero ese hormigueo llegó hasta su cabeza y sus palabras cambiaron de ruta: —porque sinceramente no quiero morir al lado de alguien como tú.
Y cuando se dió cuenta de lo que acababa de decir, ya había sido demasiado tarde.
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