09: La guarida de la insania aguarda más información
Will era del turno de la tarde en su escuela, así que, cuando el cielo se tornó cada vez más cálido e inclinó hacia el púrpura, esto era más que suficiente para considerar que estaba yendo a tiempo a casa.
Acomodándose su pesada mochila en su espalda, él llegó hasta un vecindario en el cual los colores de las casas no eran tan pulcros y a menudo habían dibujos extraños que Will nunca comprendería por más que se quedara a observar por horas. El ladrido de los perros rabiosos a lo lejos alarmó al niño, y rápidamente se dirigió a uno de los senderos más iluminados en donde se detuvo a ver como una jauría de perros musculosos perseguían a unos jóvenes flacuchentos que llevaban con ellos juguetes de metal en sus manos.
Poco después se escucharon fuegos artificiales sin poder verse las coloridas explosiones en el cielo.
Una voz raspada y longeva llegó a oídos del pequeño:— oye, niño.
Will se volteó a ver y se encontró con un hombre el cual tenía la ropa bastante floja como su postura, además de tener el cabello tan descuidado que daba la impresión de que no se había bañado en semanas.
— ¿Deseas un poco? Estás demasiado limpio, prueba, prueba. —el extraño le había ofrecido una rara bolsa con lo que parecía ser azúcar en polvo.
Haciendo uso de los modales aprendidos en su colegio, el pequeño negó con la cabeza:— lo siento señor, yo no puedo comer eso, me da caries. Pero, muchas gracias.
— tch, ¿No eres muy educado para ser un mocoso? —cuestionó el extraño con una mueca alejando el sobre el cual fue abriendo.
Will tan solo pudo responder:— no lo sé, pero se siente bien ser amable.
— bueno niño, algún día... Dejarás de sentirte bien de ser tan, disque, amable, ¡Algún día! —dió este extraño consejo para continuamente lanzar el contenido del sobre a los orificios de su nariz.
El pequeño parpadeó algunas veces con confusión. ¿Algún día dejará de sentirse bien por ser amable? Eso lo dudaba, hasta el momento, él se sentía bien al usar las palabras mágicas y ser amable.
Prontamente, otra duda llegó a él, ¿El azúcar también se come por la nariz?
¿Y por qué ese hombre acaba de caer al suelo respirando de forma tan rara?
Los labios de Will se torcieron con las esquinas de sus labios alzándose y tratando de contener lo que sería una risa repentina. Aquel sonido en medio del animal silencio en el que se encontraba, le había sorprendido a él mismo incluso.
Este gesto no pudo pasar desapercibido por su acompañante, y este preguntó con una mueca de disgusto:— ¿De qué te ríes?
— acabo de recordar algo, es todo. —contestó aún sonriente.— ¿Por qué? ¿Acaso te asusté?
— no digas tonterías. —negó el Blakk inmediatamente.
Will confirmó que, en efecto, su repentina risa consiguió espantar aunque sea superficialmente a su compañero. Se quedaría con esto para sí mismo, sabía que el otro lanzador podría enojarse si insistía.
Era impropio que, ahora que estaban llegando cada vez más lejos atravesando monstruos —o lo que él consideraba como fantasmas— y quizás estén cerca a la muerte, aquel recuerdo hubiera llegado a su cabeza. ¿Era alguna señal? ¿Empezaría a ver su vida cruzar por sus ojos? Sea como sea, no tendría tiempo para pensar en ello, pues aunque fue un instante cómico el que pasó, el terror instalado en sus huesos seguía siendo un gran inquilino.
No había pasado mucho tiempo desde que empezaron a caminar por aquel pasillo que daba la impresión de no tener final, solo habían pasado unos minutos. Mas, se sentía como si hubieran estado ahí por horas por lo pesado que se sentía su alrededor.
— hasta ahora vamos bien, ¿No lo crees? —consultó para intentar animar el ambiente en el que estaban.
Notó que el supuesto familiar de Thaddeus Blakk dirigió su mirada hacia abajo y continuamente se detuvo, el más joven no comprendió el porqué de esto y cuando decidió bajar la mirada, se encontró con su propia respuesta.
— no puede ser.
A unos metros más adelante, y gracias a la iluminación del vitalis cristal, pudieron visualizar que entre el polvo y deterioro en su camino, había empezado un rastro cuyo color era tan oscuro como el que encontraron en el edificio de la organización.
La esperanza de que fuera algo ajeno a la sangre seca era escasa, tanto que la amenidad en Will se deshizo y quebrantó lentamente. Por instinto, él dió unos tres pasos hacia atrás, mientras que el otro lanzador extendió su mano en su dirección solo para arrebatarle la linterna y usarla para iluminar lo que estaba en el suelo.
Se agachó a inspeccionar, luego Thaddeus avanzó manteniendo una postura baja, la cual fue abandonada lentamente al momento en que el débil rastro se fue extendiendo hasta llegar a los zócalos y paredes del pasaje.
Aunque ahora estaban en una escena semejante a las películas de terror que solían proyectarse en murales pulcros, Will prefirió adentrarse y quedarse a lado de su única compañía en vez de estar alejado y con la incertidumbre de que podría ser atacado en cualquier instante.
Mirando constantemente a su alrededor, temiendo a que en cualquier momento algo fuera a lanzarse encima de ellos, Will tragó saliva y terminó por fijar su mirada al frente en donde había algo extraño. Su movimiento fue imitado por el mayor, así que este avanzó cada vez más teniendo al menor como su rabo.
— por favor, dime que no son de personas. —imploró Will señalando el suelo.
Lugar donde visualizó numerosos restos esqueléticos regados en el suelo, secos hasta la médula. La cantidad de cráneos eran de unos cinco, aunque el resto de huesos eran pocos, ya sea porque fueron consumidos por el tiempo o por algo más.
— no son de personas.
— gracias a...
— espera, sí lo son.
— ¡Tiene que ser una jodida broma!
En cuanto terminó de exclamar esto, recibió un codazo en su pecho siendo este un golpe para silenciarlo por parte del Blakk. Will se mordió los labios por dentro y por accidente hizo presión con sus dientes un poco más de lo esperado. Aparentemente, Thaddeus no iba a permitir malas palabras incluso si estaban en tal situación como la actual.
Will tuvo que hablar: —dudo mucho que... Esto lo hayan hecho esos guardias de antes.
— ¿Sugieres que fue algo más... Grande? —interrogó Thaddeus enfatizando la última palabra.
Él señaló el suelo en donde además de haber suciedad y manchas, parecía que algo lo suficientemente grande se estuvo arrastrando y llevándose consigo la esencia de sus víctimas junto a sus estructuras óseas.
Una capa de sudor emergió en la piel del Shane y este no supo qué decir tanto por el horror de que hubiera algo lo suficientemente grande como para hacer tal abominación, como porque no había posibilidad de que haya otra opción.
— ¿Seguirás adelante?
Cómo si se tratase de una pregunta de videojuego, Will observó con cierto asombro al otro lanzador y esta vez, sí dudó.
Era normal, ¿No es así? Dudar de avanzar a lo que sería el nido de quien sabe cuántas atrocidades pasadas. Casi perdía la vida antes, y no fue de la manera en que lo haría en alguna misión en las Noventa y Nueve Cavernas, era algo más allá de lo que alguien se atrevería. En ese momento, tuvo la necesidad de retroceder y volver por el mismo camino que tomó para llegar a donde ahora estaba parado.
Sin embargo, aunque dudó y se quedó en silencio unos largos segundos en los que era observado por su mayor, él alzó la mirada y con la mirada atenta asintió.
El Blakk cuestionó— ¿Tanto deseas morir?
— podría hacerte la misma pregunta. ¿Tú también quieres morir? —interrogó con cierta confusión.
Ninguno de los dos contestó, así que dejaron el tema hasta ese punto para luego volver con su vista al frente. Los siguientes pasos que dieron fueron entre dudas y titubeos.
Mientras más avanzaban, la oscuridad abundaba al igual que los restos de lo que alguna vez fueron seres humanos, topoides, trolls e incluso elfos de Bajoterra, al principio solo habían humanos, pero la variedad de especies fue en aumento al ir cada vez más lejos. Y con ello, habían descubierto una sustancia viscosa y fúnebre, la cual fue abundante al final del largo pasillo.
Ahora se encontraban en otro amplio pasillo, pero con la diferencia de que ahora habían puertas metálicas lado a lado, o al menos eso era lo que se veía al iluminar las paredes ya no tan oscuras como las de antes.
— oye, mira aquí. —llamó Will al notar un tablero de anuncios cerca a la entrada, captó la atención del otro lanzador, pues este extendió la linterna para tener una mejor vista—. La visión de Lucrum Limax. Laboratorios, Sala de investigaciones, Pruebas generales, Sala de observaciones, Depósito de babosas y...
Creyendo que se trataba de algún error, el más joven alzó su mano y usó las yemas de sus dedos para comprobar si una de las siguientes áreas era realmente lo que se veía escrito.
Ante su incredulidad, Thaddeus continuó: —guarderías.
— ¿No querrán decir... Guardavidas?
— no, ahí mismo dicen guarderías.
El supuesto Mercy abrió su boca para decir algo, pero ninguna palabra salió de él por un rato, pues no podría ser crédulo a que realmente hubieran guarderías en ese lugar.
Aunque Thaddeus haya sido quien siguió con la mención del tablero, ni siquiera él pudo ser indiferente a la rareza de lo que se avecinaba, pues Will observó algo de filo en su oscura mirada contra el tablero.
— ¿Por qué habrían guarderías en un lugar como este junto a depósitos de babosas? —cuestionó Will, buscando alguna respuesta que le saque las terribles suposiciones que brotaban en su cabeza.
El mayor siguió observando el tablero, siendo especialmente atento hasta el punto en que sus pupilas iban de izquierda a derecha continuamente, revisando una y otra vez lo escrito.
Entonces, contestó lanzando una risa llena de sorna: —porque este fue un refugio de lunáticos.
Incluso si era algo demasiado alejado de la lógica, o que era demasiado descabellado para ser verdad, al final, había tenido lugar en la vida real. Así que, Will no tuvo más alternativa que quedarse con la respuesta de Thaddeus, sin lugar a más falsas esperanzas de que habían llegado a parar a la caverna más insana de las Noventa y Nueve Cavernas.
Quedarse con su sorpresa en un solo lugar, no era recomendable, así que ambos continuaron con su recorrido y una nube ennegrecida en sus cabezas.
A partir de su reciente descubrimiento, ambos llegaron a parar en lo que serían las Sala de Investigaciones, conformada por numerosas puertas que daban a varias áreas amplias y llenas de muebles metálicos, esquemas, libreros y repisas con un intenso sistema burócrata incluso si solo tenía la función de investigar.
— oye, espera. —antes de que Thaddeus fuera a irse más lejos con la única linterna que les proveía luz, Will le detuvo estando a poco de sujetar su brazo, este gesto no fue bien visto por el mayor, así que se apresuró a continuar— mira aquí. —indicó señalando a un lado de ellos.
Will esperaba a que el otro lanzador fuera a negarse a ver lo que había propuesto, sin embargo, sucedió lo contrario. Ya que el Blakk terminó por acercarse hacía un mueble empotrado a la pared en donde habían numerosas carpetas gruesas y cuyos lomos mencionaban algunos titulados ordenados, aparentemente, por nivel de importancia.
— La Visión de Lucrum Limax. —leyó el título y entonces abrió la carpeta— fundada en 1922 por Rumuloos Mcgregor y su socio Muriel Collowski. La organización tiene como objetivo principal la posición de mayor dominante empresarial y gubernamental en las Noventa y Nueve Cavernas. —aunque había leído en voz alta y tomado bastante atención, él no comprendió y miró al otro lanzador en busca de respuestas—. Esto... No lo comprendo, ¿Tú sí?
Thaddeus no dió respuesta hasta luego de unos momentos de suspenso: —Visión empresarial, con eso se refiere a la finalidad de esta organización. Y, dominante empresarial y gubernamental... Querían dominar a las Novena y Nueve Cavernas, a toda Bajoterra.
— ¿Eso si quisiera es posible? —cuestionó el Shane con incredulidad.
— en el mundo de las empresas, nada es imposible. —aseguró el mayor manteniendo la iluminación en la carpeta, notándose severo y frunciendo el ceño.
Will trató de buscar en las siguientes páginas algo que no fuera una extravagante introducción, hasta que llegó a algo que le llamó la atención:— a partir de una vieja investigación exhaustiva y llevada desde 1919, Rumuloos Mcgregor y Muriel Collowski llegaron a la conclusión de que, son las babosas los escalones a una era de innovación y poder absoluto más allá de la realidad conocida, los secretos de toda Bajoterra y territorios desconocidos que están fuera del alcance mundano.
Aunque mantuvo una calma superficial y se detuvo un instante para simular que afinaba su mirada azulada. Su interior sufrió un ataque en el cual le fue imposible recordar ciertas lecciones que recibía por parte de su maestra, aquello de secretos, poder y territorios desconocidos abarrotó su cabeza junto a ciertos comentarios misteriosos de su tutora.
Thaddeus no le tomó importancia a la pequeña pausa de Will, algo que agradecía el menor aunque tuvo que lidiar con que este le quitara la carpeta: —tendré esto conmigo.
Tras un momento de confusión, recordó la finalidad del Blakk y le fue complicado tomarse esto con tranquilidad, pero no se atrevió a oponerse aunque una dudosa inquietud recorrió por sus venas. Decidió dejar esto a un lado por ahora y centrarse en la actualidad.
— no es que tengo algo en contra de averiguar más sobre lo que hay... O hubo en esta organización, pero deberíamos de seguir avanzando.
— adelántate, yo me quedaré aquí. —contestó en negativa e iluminando la estantería en donde habían numerosas carpetas.
Will parpadeó algunas veces y rápidamente negó con su cabeza: —la última vez que nos separamos estuvimos en peligro.
— querrás decir, la última vez que tú te separaste. —corrigió el mayor.
— no, los dos estuvimos en peligro, ibas a ser atrapado por ese guardia de no ser porque yo fui una distracción. —aseguró cruzándose de brazos y viéndole con desaprobación— tenemos que mantenernos juntos.
— bien, entonces quédate aquí y busca algo que sea de utilidad. Tenemos que investigar cómo mínimo antes de seguir adelante, y con más razón luego de lo que hemos visto.
Will abrió la boca para protestar, pero no salió nada más que un bufido de frustración y resignación, pues en cierta manera, el otro lanzador tenía razón al decir que debían de estar mejor informados antes de seguir con su búsqueda.
Compartiendo una sola fuente de luz, ambos inspeccionaron los archivos y carpetas que encontraban, la mayoría eran tratados, firmas y acuerdos que iban desde mínimas transacciones hasta acuerdos financieros.
Mientras que la minoría de lo que hallaron, los guiaron hacia siete archivos que hacían mención a proyectos de plazo tan corto que duraban como máximo un año, casi todos tenían un sello de desaprobación o aborto dependiendo si terminaba o no.
Hasta que Will encontró una carpeta sellada en plástico que fue abriendo y entonces dió lo hallado algo relativo por el enorme sello de aprobación en la carátula. Thaddeus notó esto, ya que lentamente fue dejando los papeles amarillentos y viejos que él supervisaba.
— enero de 1940. Proyecto 011. Haciendo uso de la investigación desarrollada por los fundadores de la organización, se aprueba este proyecto para materializar los hallazgos de innovación. —leyó en voz alta un escrito por debajo del sello de aprobación—. Directores en jefe, Conrado Zane y Bellatrix Sting... Coordinadores, ejecutores...
Ya que el más joven se saltaba los nombres de los implicados de aquel proyecto, recibió un regaño de su único acompañante.— no vayas tan rápido.
— científicos en cabeza, ayudantes terceros, criadores de babosas, niñeros...
Thaddeus le dió un chasquido a su lengua:— qué no vayas tan...
— proveedor principal, Eli Shane.
Simplemente quería saltarse los nombres de quiénes hayan trabajo en ese lugar, porque creía que no tendría relevancia unos desconocidos de hace varias décadas. Sin embargo, sus ojos llegaron a parar en los párrafos cuya tinta resaltada tenía impreso el apellido de su familia junto a un nombre que creyó haber escuchado en algún momento.
Los Shane no eran lanzadores que simplemente se hayan dedicado a la protección de Bajoterra, sino que también, hace varias generaciones, eran considerados los lanzadores de renombre y más poder financiero en las Noventa y Nueve Cavernas.
Había llegado a escuchar a su padre jactarse numerosas veces sobre los aportes de los Shane a la sociedad. Desde sencillas construcciones para la gente común cuando estaba en una fiesta pública; Hasta las aportaciones más grandes a empresas privilegiadas cuando era algún evento privado.
Así que, aunque se llevó consigo un asombro amarga que le llenó la boca y oscureció su visión, de alguna manera, esta sorpresa duró poco tiempo para ser reemplazada por el característico sabor a decepción.
Oh claro, su familia involucrada en este tipo de asuntos. Nada nuevo.
— oye, ardilla.
Will salió de su ensimismamiento al momento en que fue llamado bajo el nombre de aquellos roedores que, tanto en la superficie como en Bajoterra tenían la característica de ser pequeños y de mejillas grandes.
De forma pausada, fue alzando su mirada y girándose a ver al Blakk que estaba a su lado.
Él repitió confundido:— ¿Ardilla?
— ¿Terminaste? No, ni siquiera lo hiciste. Trae eso para acá. —exigió Thaddeus y entonces le arrebató de sus manos la carpeta.
El que se hacía llamar Mercy torció una ligera mueca que mostraba sin más confusión, sin embargo, lo dejó pasar ya que por ahora no se sentía con ánimos de reclamar explicaciones sobre la forma en la que fue llamado.
Él notó como es que Thaddeus se tomaba su tiempo para revisar cada palabra de los documentos de la carpeta, así que decidió no interrumpir y en cambio seguir buscando.
Mas, antes de seguir alimentándose con información que era complicada de digerir, algo se escuchó fuera de donde se encontraban.
Nota: wow, y creer que hice este capítulo ayudándome de algunas notas de contabilidad.
Introducción de nuevo personaje al próximo capítulo, ¡Esperenlo!
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