05: La Organización Lucrum Limax abre sus puertas a las visitas

La mañana en la Caverna de Ensueño no era tan oscura como se había estimado. Era extraño, a pesar de no tener siquiera alguna está viva o rastro de vida de alguna babosa, el área se veía sutilmente iluminada por algún motivo.

Esa caverna albergaba una y mil preguntas sin respuestas, cosa que en ese momento no debía de ser atendida con tanta rapidez, así que una vez el tiempo de descanso terminó, Thaddeus fue el primero en levantarse, principalmente por la lesión en su pierna, pues aunque no era grave, podría empeorar debido a la infección provocada por aquel óxido en el que se quedó atrapado la noche anterior.

El joven hombre había terminado de revisar su herida cuando miró al frente suyo con brevedad, en donde descansaba de manera profunda el chico Shane, tan solo verlo le desagradó, así que levantándose de su lugar fue a tomar su lámpara.

La noche anterior antes de dormir Will había colocado algunas telas sucias encima de las lámparas, esto para no atraer a ninguna criatura. Así que Thaddeus solo necesitó apartar las telas de su lámpara encendida permanentemente y se fue a inspeccionar aquella casa.

Era como cualquier otra vivienda de hacía décadas, en claro abandono pues habían marcas en las paredes y suelo que indicaban que algo había estado empotrado ahí para luego ser trasladado a quien sabe dónde. Thaddeus aprovechó en darse algunos estirones en medio de sus observaciones, así que luego de ajustar su cuerpo llegó a la conclusión de que no había lugar en donde alimentarse.

Todas sus provisiones y artículos de emergencia se habían quedado en su mechabestia que había dejado atrás por aquella caída. Frustrado y con el estómago gruñendo violentamente volvió de donde vino. Al menos si no iba a haber alimento debía de darse prisa e ir a su objetivo antes de que sea demasiado tarde.

Una vez retornó a la sala principal, tomó del suelo la tela que había dejado caer, con una mano sosteniendo su lámpara y la otra dándole vueltas a la tela, la lanzó contra el rostro de Will.

Thaddeus esperaba alguna reacción floja y quizás una irritante queja por parte del muchacho. Pero, lo primero que Will hizo al despertar, fue dar un brinco y alzar sus manos contra su rostro en posición de una tonta defensa. El mayor le observó con confusión, pero no tenía intensiones de preguntar.

— ¡Oye! Esa no es manera de despertar a las personas. —se quejó el muchacho tras dejar su susto a un lado.

— levántate, nos vamos. —dijo de forma autoritaria.

Will parpadeó alguna veces confundido, pretendía decir algo, pero incluso él sabía que Thaddeus tenía razón. El mayor tomó su lanzadora e implementación de lanzador que había dejado sobre un mueble, así que una vez estuvo listo salió por la puerta principal.

Por supuesto, no dió más de un paso una vez estuvo fuera, su mirada viajó de un lado a otro, buscando algo irregular, pero no encontró algo alarmante, mucho menos a aquel vigilante larguirucho. Incluso con el orgullo ahogándole, sabía que no debía de echarse a la suerte y rentarla a dar una mala jugada.

Will salió detrás suyo, pasando una mano por su cabello con cansancio: —me vendría bien algo de tostadas...

— claro, ve por un par allá dentro, asegúrate de traer algo de zumo.

Thaddeus avanzó con pasos cuidadosos y lámpara en mano, dejando atrás a un disgustado Will quien no tuvo más alternativa que ir tras suyo.

Andando por las esquinas y bajo los tejados de algunas viviendas, ambos tuvieron que tener sus sentidos alertas a lo que llegara a aproximarse, ninguno hablaba ni se expresaba, no por desagrado y desconfianza exactamente, sino que en ellos tenían la sospecha de que si llegaban a alzar la voz aunque sea un poco iban a atraer a alguna criatura indeseable como aquel vigilante de la noche previa.

No fue hasta que llegaron a una tercera de la cuarta parte de su recorrido hacia aquel enorme edificio que podría asemejarse a una fortaleza, resaltante y oscura, con una clara imagen de que quienes se acercaran debían de retractarse y correr al lugar de donde vinieron.

— dudo mucho que sea buena ir de frente. —opinó Will— quizás ese vigilante no sea el único aquí.

Thaddeus podría darle la razón por lógica, mas el orgullo le hizo tragarse su acuerdo: —solo avanza.

Will suspiró y se le escuchó susurrar: —paciencia, paciencia...

Thaddeus podría pedirle silencio, pero pasados unos segundos su reclamo fue innecesario. Afortunadamente el Shane no era tan tonto como para retar las condiciones que le puso en un inicio.







Cruzar toda una caverna podría demorar de una más horas, quizá menos dependiendo del área, pero aquella caverna era enorme, sencilla pero amplia. Así que probablemente pasaron horas desde que empezaron a caminar, prueba de ello fue el techo de la caverna que llegó a iluminarse delicadamente por algún instante para luego pasar a oscurecer, una indicación de que ya había pasado ele medio día.

Entre algunos descansos y supervisión de sus alrededores, ambos lanzadores llegaron a una gran reja demacrada que bloqueaba su camino con el edificio, algunas letras sobre las puertas anunciaban el lugar a donde habían llegado.

— Organización Lucrum Limax. —nombró Will tras alzar su lámpara un poco y ver con más claridad.

Thaddeus visualizó la primera entrada y se tomó su tiempo para analizarla. Descubrió que aquella reja tenía un diseño demasiado semejante a las rejas que daban con el inicio de la caverna, además de que había algo más de empeño en el forjamiento del metal.

Se tenía bajo conocimiento que antes, las Noventa y Nueve Cavernas tenían algunos pueblos protegidos por rejas, estas estaban construidas especialmente para mantener la seguridad de los pobladores, y aquellas rejas ningún residente y no siquiera el más rico podía igualarlas. Ya que eso significaría que estaba poniéndole más valor a su lugar de residencia que a la misma caverna, incluso había una norma al respecto.

Sin embargo, aquel edificio lucía una primera entrada con mejores condiciones que la entrada de la misma caverna. Thaddeus frunció sus cejas brevemente y entonces se aproximó a tomar la puerta derecha de la reja para poder empujar.

Un chirrido agudo y agonizante salió de las bisagras, obligando a Thaddeus a detenerse.

— déjame ayudar. —llamó Will y antes de que Thaddeus pudiera ordenarle distancia, el Shane ya estaba junto a él—. Tienes que alzarlo y poner fuerza, así no sonará tan fuerte.

Will pasó la asa de su linterna por su muñeca por un momento, sostuvo con fuerza las barras de metal y ascendió su agarre, empujó y entonces la reja quedó lo suficientemente abierta para que ambos entraran.

El menor ingresó, Thaddeus tuvo que gruñir para sí mismo para continuamente ir más adelante del otro.

— bien, ya estamos aquí...

Las puertas que daban con el edificio eran grandes, tanto que incluso para un troll de las cavernas era una exageración, Thaddeus se mantuvo viendo la siguiente entrada y entonces miró de reojo como el menor tenía una nítida expresión de duda.

Él le dió un chasquido a su lengua: —cobarde.

— no soy cobarde, solo me pregunto si llegaré a salir con vida de esto. —aclaró cruzándose de brazos—¿Tú no tienes miedo?

— no. —contestó con hostilidad— a partir de aquí ya nos separamos.

— ¿De qué estás hablando? No nos vamos a separar, en un inicio...

Thaddeus interrumpió con irritabilidad:— tu objetivo no es el mío y viceversa, por lo tanto, si mueres no será mi problema.

El mayor dió unos dos primeros pasos hacia delante y entonces una mano más pequeña que la suya le sujetó del brazo, miró hacia atrás y encontró a Will con aquella expresión de seguridad y seriedad que tanto detestaba.

— él te habló, a mí también, nuestro objetivo es el mismo.

— ¡No lo es! —exclamó y se apartó rápidamente para luego hablar con enfado—. Por todas las babosas, ¡De todas las personas con las que pude llegar a parar en un lugar así tenías que ser tú!

Will no se rindió y entonces argumentó: —tampoco creas que quiero estar contigo. Pero es mejor estar juntos y podamos como mínimo cuidarnos la espalda, en lugar de estar separados y uno o ambos lleguemos a morir, prueba de ello es lo que ayer sucedió. ¡Y no lo niegues!

Thaddeus tenía los dientes apretados y la mandíbula tensa, quería negarlo, negarlo y así tener la razón para finalmente quedar en paz. Sin embargo no podía, incluso si era demasiado orgulloso tenía un límite y aquello era su propia vida. Ayer casi era atacado y quién sabe de qué manera pudo haber llegado a terminar de no ser porque el más joven sirvió de carnada.

— estaremos juntos en esto, no queremos eso pero debemos para poder sobrevivir. Por favor, no discutamos más de esto. —pidió Will manteniendo su mentón algo bajo como señal de que no estaba airado.

Thaddeus gruñó cual sabueso de babosas: —solo mantén tu distancia.

Will lo observó algún momento más y entonces asintió para así retroceder dos pasos precisos.

Con esto asegurado, el más alto se alejó y fue directamente a las puertas que no estaban más allá de unos veinte metros:— y que quede claro que nuestro objetivo no es el mismo.

— ¿Entonces cuál es tu objetivo? —preguntó el más joven mientras lo seguía manteniendo su distancia.

— no te interesa.

— me interesa, quizá tenga que ver con lo que he venido a hacer.

Si la Caverna de Ensueño no mataba a Will, Thaddeus iba a hacerlo en cualquier momento. Hace un rato Will estaba callado y sin fastidiar, ¿Por qué ahora tenía que ponerse irritante? Pareciera que sabía cuándo ser tan pesado para el humor.

— dijiste que venías a ayudar a esa cosa, yo no vengo a ayudar a nadie.

— pero dejaste en claro que él te llamó. Nos ha llamado a los dos, ¿O es que realmente vienes a ayudarlo y no quieres admitirlo?

Thaddeus miró por encima de su hombro con tanta furia que el menor se quedó petrificado brevemente y su semblante se tornó tonto.

— solo cállate.

Will asintió lentamente, siendo una reacción predecible con un alivio llevadero, Thaddeus siguió con su camino y entonces estando frente a las puertas, extendió su mano dispuesto a empujar para ingresar o al menos intentarlo.

Mas, las puertas se separaron y abrieron hacia dentro antes de que el joven hombre pudiera siquiera tocar la superficie. Un aire denso escapó del interior de edificio, Thaddeus sintió que por un momento su garganta se cerraba y algo llegaba a sus oídos, retrocedió y chocó con el otro lanzador que se acercó teniendo la postura poco segura.

Thaddeus podría reclamar la cercanía de Will, pero luego de aquel suceso tan peculiar, ninguno tuvo voluntad de moverse en los primeros instantes.

— ¿Entramos? —finalmente habló Will y manteniendo su distancia retrocedió un paso y medio.

Thaddeus inconscientemente asintió y aunque su mente se dividía entre el ingresar y el huir, sus pies terminaron por tocar el sucio suelo del edificio. Will fue tras suyo y ambos fueron con lentitud al interior.

Apenas iban unos pocos metros por delante, las puertas que ya estaban tras de ellos se cerró lentamente hasta que la escasa luz del exterior se extinguió y la única iluminación disponible terminó siendo las linternas de los jóvenes.

Will inhaló y exhaló usando al máximo sus pulmones, Thaddeus retomó algo de su carácter y con frialdad dudosa comentó: —¿Ya te arrepentiste?

— yo... —la voz de Will dudó y entonces tragando grueso expresó—. No, no me arrepiento, eso será lo último que haré.

Thaddeus puso los ojos en blanco: —suerte cumpliendo tu palabra.

Aquel lugar era como cualquier otro edificio de gran potencial, recepciones, áreas de atención al cliente, cajetas para recomendaciones, escaleras que daban con algunas áreas, hacia arriba e incluso habían restos de lo que serían implementos de limpieza del servicio de mantenimiento.

Inspeccionando por un rato no tan largo, Thaddeus terminó por encontrar un panel con las indicaciones de las áreas de cada piso. Era tan grande que necesitó jugar con la luz de su linterna cada tanto.

— ¿Encontraste algo útil? —preguntó Will en tanto se acercaba.

— algo así. —confirmó con poco ánimo el mayor— los primeros pisos son inútiles, lo interesante está a parte de la mitad para arriba... —luego de haber alumbrado brevemente los mapas llegó a uno que sería el último— especialmente en los sótanos.

— pero aquí solo dice que hay sótanos, no lo que hay en ellos.

— exactamente.

Habiendo un mapa detallo de las áreas y lugares de todo el edificio a excepción de los dos sótanos, daba la impresión de que habría algo debajo. Thaddeus había aprendido aquel detalle durante sus primeros pasos como lanzador, lo interesante estaba en lo que se intentaba ocultar.

Will no estaba convencido, pero no era un experto en el tema: —vamos arriba.

Si antes fue el turno de Thaddeus en estar al frente, ahora era el momento de Will, quien no tardó en inspeccionar las escaleras de los mapas, memorizó brevemente y entonces se alejó con prisa.

— no iremos arri... —Thaddeus no pudo continuar ya que el Shane se iba alejando.

Aunque su cabeza estaba atada por nudos de orgullo y poca voluntad, terminó por seguir al más joven luego de haber sentido una brisa débil que llegó a helarle los huesos de alguna manera.











Nota: ando de viaje por los Andes, y acabo de descubrir que le tengo miedo a los truenos. aiudA no es bonitO

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