04: El vigilante nocturno persigue a los dos lanzadores hasta darles una multa

¡PIIIIIIIIIIII!

Para ser un pueblo con el silencio tan sepulcral que aturdía los sentidos, el sonido de algo tan agudo y brutal a lo lejos había sorprendido tanto a Will que por instinto se volteó hacia la dirección de dónde venía aquel silbido, por más lejano que fuera se escuchaba claramente.

Al recordar que el lugar tenía el sendero que Thaddeus había tomado previamente, fue inevitable para Will suspirar con pesar. Aún así se apresuró a correr al lugar donde venía el silbido sin final. Mientras más se acercaba, más molesto era el sonido agudo, fue necesario llevarse una mano hacia su oreja izquierda siendo esta la más sensible de audición.

Apenas llegó a un vecindario de clase media con algunos árboles secos y consumidos por el tiempo, notó que una silueta larguirucha y anormal había volteado una esquina al mismo tiempo en que se escuchó a Thaddeus gritar de manera casi ahogada.

Will se apresuró a ir por el mismo camino ignorando el peligro al que iba a enfrentarse, al correr recogió dos bloques de ladrillo viejos que usaría como municiones.

Dió la vuelta a la esquina, y cuando lo hizo notó el porqué Thaddeus había lanzado su grito. Algo se había quedado atorado en su pierna izquierda, siendo algo parecido a las rejas que rodeaban los árboles secos y muertos. El metal consumido y débil debió de enredarse fácilmente en su extremidad aunque lo privó del movimiento, ocasionando que cayera al suelo.

Aquella criatura larga y encorvada de columna quedado a escasos metros de Thaddeus, Will no lo pensó dos veces antes de lanzar un bloque de ladrillo muy directamente al cráneo de la criatura.

— ¡Aléjate de él, tú...!

El cuello inexistente del vigilante se volteó de manera antinatural, pareciendo un muñeco de porcelana, aparentemente sus huesos crujieron ya que se escuchó algo romperse apenas se volteó. El silbato había dejado de ser soplado y con la cabeza sacudiendose junto a los ojos ahuecados bien abiertos: Will tuvo una excelente vista de lo que acababa de golpear.

La sangre se drenó de su cabeza y su piel morena palideció, aún así, no abandonó las palabras que iba a decir: —tú... Imbécil.

El silbato volvió a ser soplado y un largo y fuerte PIIIIIIIIIIII salió disparado del pequeño instrumento. El resto del cuerpo largo y encorvado se volteó y con la lámpara de aceite apagada, la criatura salió disparada contra Will.

Él dió un brinco al mismo tiempo en que el alma casi se le iba, así que lanzando su segundo y último ladrillo hacia la pierna del vigilante anormal, echó carrera, consiguiendo un segundo de ventaja ya que la criatura vestido de vigilante cogió por un instante.

— ¡No lo decía en serio! —no quiso arrepentirse, pero también quería mejorar su circunstancia al alivianar su insulto.

Generalmente, Will era muy rápido, pero esta vez estaría rompiendo su récord personal, la adrenalina dada por el terror que tenía en los huesos era más que suficiente para hacerle correr más kilómetros por hora de lo que estaba acostumbrado.

No era buena idea solo correr, tenía que perderlo de vista, así que haciendo barridas y pasando por las calles más cortas, fue yendo de esquina a esquina, tuvo que memorizar por dónde iba pues tendría que volver de vuelta con Thaddeus.

Thaddeus podría ser un potencial enemigo y quizás este le quiera muerto luego de cierta competencia... Pero, sería imposible para Will serle indiferente.

El agudo silbido fue alejándose cada vez más, Will podía escuchar que estaba iba de un lado a otro hasta estar algo alejado. Había conseguido confundirlo y perderlo, pero no podía confiarse. Tomándose unos segundos de descanso para recuperar el aliento, tuvo que ir por Thaddeus.

Había memorizado con esfuerzo por dónde había ido, pero tenía que usar la cabeza aún más para saber por qué otros caminos ir. Fue por algunas manzanas más adelante y a un lado, cruzó esquinas y tuvo que subirse cada tanto a zonas altas para saber a dónde se dirigía.

Tardó más de lo esperado, pero había llegado a la misma calle en donde Thaddeus había quedado, mas no lo encontró ahí. Había un rastro del óxido del metal y pisadas que iba hacia lo que sería otro vecindario, Will fue por el mismo camino. El silbato sonó con menos lejanía, haciendo que el Shane tomara prisa.

Mientras seguía el rastro dejado por Thaddeus, este desapareció dejando a Will cerca a unas viviendas más humildes y sucias, él miró de un lado a otro dispuesto a buscar al otro lanzador. Pero no veía más rastros.

Sin darse cuenta, el sonido del silbado había cesado, él visualizó su alrededor, esperando no encontrarse con aquella cosa como en las películas de terror que solía ver desde pequeño. Quedó en un estado de paranoia al estar viendo por doquier y casi no tomar atención debido al temor que recorría su cuerpo hasta los dedos.

Su pecho se inflaba y desinflaba debido a la agitación que había tomado al correr tanto, sus sentidos no estaban en su mejor expresión y una capa intensa de sudor llenaba su cuerpo hasta la punta del cabello.

En un momento de distracción, dos grandes manos cubrieron su boca por detrás y con brusquedad lo arrastraron hacia atrás casi sin darle oportunidad de atacar. Su visión hacia el frente fue reduciéndose hasta ver el marco de la puerta de una casa pequeña. Fue soltado y cuando se dió media vuelta para atacar con todas sus fuerzas, la mano del lanzador que buscaba dió contra su frente haciéndole abandonar su posición de defensa.

Thaddeus se apresuró a cerrar la puerta por la que había echo entrar a Will y se quedó a un lado en silencio, teniendo el semblante descontento además de una pierna ya no enredada en metal pero sí lastimada.

— ¿Cómo...?

Thaddeus le hizo a Will un gesto de completo silencio con su dedo, su mirada se había agrandado y el menor no reclamó.

A través de una ventana rota, una sombra pasó siendo esta, perteneciente a aquella criatura con lámpara y uniforme. Will estaba tan agitado al correr previamente que para callar su aliento se llevó una mano hacia su boca para callarse. El silencio volvió y con ello los largos y pausados pasos del aquello que les seguía. Thaddeus se quedó con la espalda a la puerta y en total quietud, mientras que Will estuvo pegado a un mueble de aquella sala pequeña que estaba al frente a la ventana a lado de la puerta.

La silueta de su perseguidor iba pasando con lentitud, hasta que se quedó quieta repentinamente y su sombra retornó. Will tenía el corazón golpeando su pecho con tanta fuerza que podía escucharlo, Thaddeus no era un caso diferente ya que en su propia cara se veía lo aterrado que estaba.

La cabeza del vigilante se asomó por la ventana, dando su mirada mortal contra Will. Frente a frente, ambos se observaron por un instante que se alargó por la fina eternidad. Thaddeus que estaba a lado de la vista del vigilante sabía lo que sucedía, así que preparándose para el peor de los casos llevó una mano hacia su lanzadora, la cual quizás usaría para tirarla.

El vigilante se alejó de la ventana y ya se estaba haciendo la cuenta regresiva para que los lanzadores salieran disparados de ahí o bien fueran a atacar con lo poco y casi nada que tenían. Un ataque cardíaco estaba a punto de surgir de sus pechos cuando se escuchó algo ser roto, semejante a una hoja desgarrada.

Bajo la puerta y entre los pies de Thaddeus, una hoja de papel amarillenta y casi café se asomó. Seguramente los largos y pesados pasos del vigilante se fueron alejando no sin antes dar un último soplido a su silbado. Sin saber cuánto tiempo transcurrió hasta que ya no se escuchó a la criatura, los dos lanzadores pudieron soltar el aliento que habían estado conteniendo.

— siento que... Sentía que iba a morir... —balbuceó Will llevándose ambas manos hacia su rostro humedecido por el frío sudor.

Thaddeus no comentó nada, tenía su mirada fija en aquel pedazo de papel que tenía cerca, se agachó y extendió su mano para levantar el pedazo de papel. Sus dedos temblaban así que empuñando su mano para dejar el temblor tomó el papel oscuro y se enderezó para ver de qué se trataba.

— ¿Una... Multa? —se preguntó Thaddeus con inmensa incredulidad.

Will se aproximó con los pasos pesados y torpes, se colocó a lado y aprovechando que Thaddeus estaba aún aturdido como para alejarlo, dió una mirada al papel.

— una multa... —confirmó—...y una pésima multa. ¿quince piezas de oro por salir luego del toque de queda? Eso... Eso es... Un abuso.

Muy probablemente sus palabras fueron las más incorrectas ya que al siguiente momento los dedos que sostenían la multa, la estrujaron contra la palma.

Thaddeus dijo con la voz ronca y casi temblorosa: —casi morimos... Casi... Y tú... ¡¿Y tú solo piensas en el abuso de esa multa?! ¿¡Qué harás?! ¿¡Pagarla?!

— yo... ¿Si?

Will tuvo que alejarse ya que Thaddeus tenía una expresión que daba a entender que si de quedaba cerca iba a tener el mismo destino que el pequeño papel.

— espera, espera. —aunque quiso alzar la voz tuvo que contenerse—. Sé es demasiado, ¡Es demasiado! Pero, ¿Qué se supone que diga? ¿Que debemos de salir y arriesgarnos a morir? Porque aunque sea una alternativa dudo mucho que vayas a colaborar.

Thaddeus era alguien con paciencia, la suficiente para sembrar y cosechar sus frutos como lanzador, pero tenía un límite el cual estaba pisando:— ¡Cualquier otra cosa menos estupideces!

— pues discúlpame, ¿Esperas que no diga algo estúpido luego de casi morir? —cuestionó y entonces el otro gruñó cual perro de verdad—. Escucha, está claro que esta caverna no es como alguna otra de Bajoterra. Si seguimos de esta manera entonces no podremos salir con vida.

Aunque Will hacia el esfuerzo por mejorar el ambiente en el que estaban y dar una solución. Thaddeus era un caso totalmente diferente al respecto, ya que luego de hacer pedazos aquella multa lanzó los restos al suelo.

Claro que al ser papel no cayó con la furia que Thaddeus deseaba así que frustrado hasta de la lentitud de la caída de su berrinche, gruñó de nuevo y golpeó la puerta tras él:— yo me largo de aquí... Esta maldita caverna no lo vale... Ni la caverna ni esas malditas instalaciones...

Will pretendía darle una gran reprimenda a Thaddeus por querer irse luego de lo ocurrido y más por querer hacerlo estando con una pata herida. Mas, al escucharlo gruñir y balbucear algo sobre unas instalaciones, le llegó a la cabeza aquella silueta merodeando en un gran edificio.

Un edificio que resaltaba entre el resto de la caverna, y que incluso había llegado a ver mientras corría hace un rato.

— ¿Tú también viniste por qué eso te llamó? —le preguntó teniendo el aliento casi corto.

Thaddeus tenía ya su mano sobre la perilla de la puerta, al escuchar al otro joven se detuvo aunque no pareció cambiar de idea.

— aquí... Hay alguien que necesita ayuda.

— no vine para ayudar. —contestó Thaddeus con amargura.

Will dedujo: —pero, lo viste. ¿No es así?

Thaddeus se quedó en silencio, probablemente porque en su interior sabía que no tenía muchas alternativas por más malhumorado que estuviera. Su mano tembló y esto le frustró.

Will notó que Thaddeus no estaba únicamente enfadado y en pánico como para ser imprudente, así que se acercó de vuelta sin intensiones de alejarse.

— independientemente de nuestros objetivos, si no permanecemos juntos entonces no podremos salir vivos de esto. —explicó— tenemos que estar juntos.

— ¿Y pretendes que te haga caso?

Will apretó sus manos en puños y por un instante de silencio en el cual pareció darse por vencido, él contestó con seguridad: —no tienes otra alternativa.

Thaddeus frunció el ceño y luego de tener la mirada clavada uno en el otro y otro en uno, gruñó aunque ya no con tanta intensidad que antes: —será mejor que no seas un peso muerto, o te usaré de carnada.

— ya fui una jodida carnada al alejar esa porquería de tí, no me molestaría serlo de nuevo mientras sigamos con vida.

— cuida tu vocabulario.

La burbuja de confianza que Will había soplado al rededor de él se rompió: —oh...

Thaddeus negó con la cabeza y soltando la perrilla de la puerta se fue hacia un lado, más exactamente hacia uno de los sofas cubiertos de mantas sucias y polvorientas.

— si haremos esto, pondré mis condiciones.

Will suspiró dejando caer sus hombros: —sabía que no ibas a aceptar así de fácil.

— obviamente. —confirmó el Blakk, tomó asiento y entonces se dispuso a revisar su propia lesión, la cual no era demasiado grave aunque sí necesitaría un vendaje—. En primer lugar, no intentes hacerse el héroe conmigo. No vayas a hacer nada estúpido, no pretendas liderarnos, no quiero escuchar tus groserías y no se te ocurra pasarte de listo conmigo.

Will ya estaba empezando a reconsiderar su idea aunque de todas maneras se resignó a asentir al final de estas condiciones.

— tampoco vuelvas a llamarme por mi nombre.

Esto sorprendió a Will: —pero, Thaddeus es tu nombre.

— ¡Dije que no me llames así!

— bien, bien, bien. —se rindió y no insistió en algo no tan importante.

Thaddeus frunció el ceño y continuó: —y por último, no te interpongas cuando haga mis propios asuntos. Tú viniste por tus propias razones, yo vine por las mías. No te entrometas— recalcó.

Will asintió por última vez y entonces fue hacia el otro. Sacudió y se sentó en un mueble más pequeño frente a Thaddeus y entonces él preparó sus palabras.

— bien, tú pones tus condiciones, yo pongo las mías. —se sintió un poco satisfecho al ver a Thaddeus poner una mueca—. Permanezcamos juntos, nada de traiciones ni de escudos humanos. No seas precipitado, seamos cooperativos.

Agotado de escuchar, el otro preguntó:— ¿Eso es todo?

— no. —Thaddeus bufó—. Pretendamos que somos lanzadores cualquiera. Porque veo que el principal problema entre nosotros son nuestros apellidos y de dónde venimos.

La tensión entre ambos de por sí era intensa, con esta condición dada por Will, el aire fue tan denso que sus reparaciones quedaron aturdidas y entrecortadas, luego de haberse observado algunos segundos y roto el contacto visual, se quedaron en silencio brevemente.

— ¿Cuando se supone que tengamos que salir de aquí? —preguntó Thaddeus entre dientes.

— en la multa decía que el toque de queda es desde las once de la noche hasta las cinco de la mañana. —recordó Will y por instante la mención de la multa amargó al otro—. Podremos salir de aquí quizás mañana.

— ¿Qué te da la seguridad de que eso va a funcionar? —cuestionó Thaddeus con incredulidad.

Will se encogió de hombros: —nada, pero tampoco es que podamos quedarnos aquí siempre. —no iba a poner empeño en algo tan confuso, era mejor guiarse de lo que tenían—. Claro, tendremos mucho cuidado cuando vayamos a esas instalaciones... Es ahí donde ambos vamos. ¿Verdad?

El mayor no le dirigió la mirada, confirmó la suposición del Shane al guardar silencio. Ambos iban al mismo lugar, no tenían porqué preguntar el porqué ya que sería en vano, uno respondería algo poco creíble mientras que el otro no iba a dar respuesta de ello.

Will no necesitó hablar, así que se tomó su respectivo descanso luego de haber perdido tanta energía. Recostandose en el respaldar del sofá, llevó una mano hacia su cinturón en donde había dejado aquel peluche que había encontrado hace rato.

Por un instante se preguntó, cómo habrían tenido que vivir aquellos niños en una caverna como esa. Incluso antes de aquel monstruo vigilante, la muerta de su hogar... En sus sueños había tanta infelicidad que la boca de Will despertaba en ocasiones con un amargo sabor.

Un sabor que él había probado en más de una oportunidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top