Capítulo 1

     Hace muchos años atrás una pareja de jóvenes enamorados recibían la ayuda desinteresada de una mujer que les regalaba algunos alimentos del huerto  de la enorme mansión donde vivía para que mantuviera su alimentación correcta aquella joven madre en orden y sin problemas.
Muchas ocasiones en la vida hay personas que nos demuestran un lado amable pero el fondo ya están  planeando cosas para perjudicarte...

(Jamás dejamos de conocer las personas, ni mucho menos sus malas intenciones)

Eran una pareja muy sencilla y humilde, Degel y Seraphina esperaban ansiosos la llegada de su hijo a este mundo, pero todo se acabó cuando nació Camus, aquella mujer les tendió una trampa, el pretexto fué que les daría algunas cosas para la recién madre, pero todo fué un engaño solo para  arrebatarles a ese pequeño de los brazos de sus progenitores.

Cuando logró su objetivo, simplemente sin remordimiento alguno les dio muerte a los dos.

-Espero que me seas útil pequeño engendro- Dijo esa mujer mientras tomaba al recién nacido y se lo llevaba lejos de ahí...

Años después:

Vivir encerrado rodeado de cuatro paredes desde la llegada a este mundo simplemente no es vida.
Nadie sabia de su existencia, solo le quedaba observar el paisaje de aquella ventana donde recibía algunos rayos del sol.

La belleza de ese joven era envidiable, sus suaves facciones y su larga cabellera rojiza dejaban todo a la imaginación. Cualquiera sería capaz de tener a ese rubí entre sus brazos.  Era completamente un ser puro sin maldad alguna.

Encerrado en la habitación más alta de esa mansión sin poder conocer el mundo exterior. No conocía a nadie, más que aquella mujer que lo ha cuidado con un solo propósito desde que tiene memoria.

Saori, es aquella mujer que con engaños logró arrebatar a Camus de los brazos de sus adorados padres.
Pronto dentro de algunos días más haría un evento sumamente privado para entregar a Camus y por supuesto su virginidad al mejor postor.
Lo subastaría en esa fiesta donde los únicos compradores serían gente de la alta sociedad capaces de pagar una alta suma de dinero por aquella joya escarlata, sin contar que jamás en su vida le habían cortado el cabello, su pureza y virginidad estaban intactas, jamás ha sido tocado por alguien más, eso hacía más atractiva la subasta.

Pero eso el chico de cabellos escarlata no lo sabía, sería entregado al mejor postor para  beneficio de la chica mimada de la mansión...

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Mirando a través de aquella ventana se encontraba Camus mirando más allá de aquellos árboles. Trataba de imaginarse como sería el mundo exterior, como serían las personas...

No sabía como eran sus padres, jamás los conoció, solo aquella mujer de nombre Saori era a la única que conocía. Ella siempre lo cuidó, le platicaba que lo encontró una ocasión abandonado en la puerta de su casa, por aquella razón jamás conoció a sus padres, siempre lo llenó de ideas que fué abandonado a su suerte y a base de engaños jamás lo dejó salir de aquellas cuatro paredes que eran su mundo.

Le mentía que jamás confiara en la gente, si lo tenía cautivo era por su bien.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por Saori, mientras comenzaba a quitar el candado de la puerta donde se encontraba el pelirrojo.

-¡Oh Camus estas despierto!- Saludó con suma tranquilidad ocultando sus malas intenciones que tenía en mente.

-Señorita Saori, buenos días- Contestó cortés acercándose a la dama de cabellos lilas.

-Camus querido- Se acercó y tomó su rostro simulando dulzura- ¿Sabes? Dentro de tres días será un día especial, tendré una fiesta en honor a mi abuelo y quiero que estés presente, pero solo saldrás cuando yo te lo indique ¿De acuerdo?-

-¿Pe... Pero usted siempre me ha dicho que no me acerque con las personas?- Comentó muy nervioso, jamás en su  corta vida tuvo contacto con personas del exterior, ese era su miedo... No conocía a las personas.

-Descuida Camus, las personas que asistirán a la fiesta no son malas, lo hago para que puedas conocer lo que es la buena  vida- Sonrió con malicia, porqué en sí siempre jugaba con la inocencia de Camus, no sabía diferenciar lo malo de lo bueno.

-De acuerdo señorita Saori- Contestó Camus muy animado, porqué por fin tendría la oportunidad de conocer como era realmente el mundo exterior. Se sentía como un niño pequeño cuando espera una gran sorpresa.

-Muy, bien en seguida te traeré tus alimentos querido, mientras sigue en lo que estabas- La chica de cabello, lilas salió de aquella habitación cerrando nuevamente con candado y dejando a Camus solo, como era costumbre.

-Iluso- Pensó la chica mientras bajaba de esas largas escaleras donde solo ella tenía acceso.

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-Una fiesta- Pensaba Camus feliz mientras daba vueltas en su habitación, muy animado se dejó caer en la cama donde dormía tratando de imaginar como sería aquella fiesta.

Trataba  de pensar cuales ropas serían las correctas para un evento así, pero eso no sería problema porque quizá la señorita Saori le de algunas prendas para usar.

Solo tenía un pequeño detalle... Su largo cabello, jamás se lo había cortado. Tendría que pensar en algún peinado que le ayudara a no tener su abundante cabellera escarlata.

-No sé que hacer con eso- Se dijo mientras tomaba su larga cabellera y comenzó a cepillarla como era costumbre.

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