único.

Era temprano en la mañana.

Hace tan solo unos minutos TaeHyung se había despertado por el sonido de su alarma de las 7AM, yéndose directo a la cocina por algo de comer y así retomar las energías suficientes para comenzar con sus labores del día; ya que siendo sábado debía realizar lo que entre semana no podía por el trabajo y sus clases.

Bebió un café con pan tostado untado de mermelada, sentando en el sofá del living mientras miraba el celular. Luego de acabar se fue a tomar una ducha para terminar de despertarse, tomando toda la ropa sucia que estaba en el canasto y llevando esta misma hasta la habitación de lavado para prender la lavadora y meter toda la ropa allí, puso jabón y aromatizante antes de ponerla a funcionar.

Para quemar tiempo, mientras se terminaba de lavar la ropa, se fue a la cocina para lavar los trastes sucios de la noche anterior y así también ordenar un poco el living que tenía una que otra basura.

Durante ese transcurso no oyó a JiMin, su roomie,  ni vió rastro de él, siendo algo raro porque esté era el que acostumbraba a levantarse más temprano, aunque seguro debió llegar cansado el día anterior del trabajo y estaba recuperando esa energía, ya luego él haría sus labores al despertar.

—¿Cómo mierda hay tantos platos sucios? Solo somos dos, boludo. —se quejó por lo bajo, chasqueando la lengua y colgando los trastes que ya había lavado.

Secó sus manos una vez terminó y se fue a la zona de lavado para revisar la lavadora, viendo que esta ya había terminado su proceso de lavado y secado.

Comenzó a sacar la ropa para ponerla en la otra canasta para luego poder colgarlas y que estuvieran listas para el inicio de la otra semana. Ya estaba casi terminando de sacar todo, pero se dio cuenta que hacía falta un par de medias.

—No de nuevo. —bufó rendido, poniéndose de rodillas para poder revisar el interior de la lavadora, ya que veces anteriores había pasado que está enredada las medias en sus aspas y tocaba ayudar a sacarlas—. Que mierda. —pudo verlas en el fondo, rodando los ojos antes de inclinarse para meter la mano y cabeza, sacando la prenda para luego intentar salir.

Claro que su intento de hacerlo se vio fallido cuando al retroceder noto que sus hombros anchos habían pasado la forma circular y ahora no lo dejaban salir.

—No, no, no, mierda.

Intentando no entrar en pánico lo intento una vez más, teniendo el mismo resultado.

Mierda.

Se había quedado atrapado en la lavadora.

Podría intentarlo un par de veces más, pero tenía miedo de dislocarse o lastimarse el hombro por ejercer un mal movimiento, sobre todo al tener tan poca movilidad por su posición. Rendido y algo avergonzado, tuvo que recurrir a una segunda opción: llamar a JiMin.

—¡J-JiMinie! —gritó con la esperanza de que lo oyera—. ¡Minnie necesito tu ayuda con algo!

No hubo respuesta.

Mordió sus labios con insistencia, intentando respirar con profundidad para no colapsar en el desespero de esta situación.

Seguro Park aún no se había levantado y por ello no lo escuchaba, quizás volviendo a llamarlo se podría despertar, debía intentar o se quedaría allí quién sabe hasta qué hora.

—¡JiMiiiin! —gritó—. ¡Park JiMin!

Sintió su garganta ligeramente arder por haber gritado con tanta fuerza, pero no importaba, su esfuerzo había valido la pena porque alcanzó a oír una de las puertas del departamento ser abierta y posterior a ello unos cuantos pasos que se hacían más fuertes cada vez.

Finalmente JiMin se despertó y lo escuchó.

—¿Qué pasa, Tae- —detuvo su mano que tallaba su ojo con pereza, admirando la vista frente a él. Pasó saliva con pesadez, notando como las caderas del castaño se movían un poco ante su intento de liberarse.

No esperaba levantarse y encontrarse con este tipo de vistas tan temprano en la mañana.

—Me quedé atrapado mientras sacaba unas medias, boludo. —le contó, notándose la clara frustración en su voz—. No puedo salir solo, ¿me podes ayudar?

—Uh… sí, claro. —respondió con lentitud, admirando la bonita curva que se formaba en su espalda baja; haciendo ver más abultado su redondo culo y estrecha su cintura—. Dejá que me acomode.

Se arrodillo entre sus piernas, que estaban separadas, y se inclinó sobre su espalda para poder observar la situación de cerca y así encontrar una manera factible de ayudarlo, aunque de cierta forma la posición no le ayudaba para nada a pensar en qué debía ayudar a TaeHyung; sentía sus glúteos pegados contra toda su entrepierna y de forma casi inconsciente quiso empujarse contra él, de hacerlo suyo.

No debería estar pensando mal, mierda.

—Amigo… ¿me vas a ayudar? —preguntó de forma nerviosa, sintiendo tan cerca a JiMin que se sentía más pequeño y vulnerable.

—Dale, esperame un rato, estás muy atorado. —chisto con la lengua, empujando su cadera hacía el frente a propósito para simular que revisaba la situación, llevando sus manos por la espalda del joven quién tembló y gimió bajito por sus acciones.

Esto se estaba tornando algo extraño.

Tae sentía como suavemente la cadera del mayor se empujaba contra su culo con más insistencia cada vez y como con el pasar de sus "embestidas" una erección se creaba en los pantalones sueltos contrarios, moliendo la misma en su zona inferior. Sus labios comenzaron a ponerse hinchados y rojos por el maltrato de sus dientes en busca de callar aquellos ruiditos que querían escapar, sintiendo en la orilla de sus ojos la humedad y entre su pantalón una erección que comenzaba a doler.

No sabía a qué quería llegar JiMin, por qué hacía esto, pero no se atrevía a preguntarle o hablar, no era por miedo, sino porque no quería que se alejara y terminará toda esta situación tan… excitante.

Él nunca se imaginó estar en esta situación con su roomie, menos cuando se suponía que el mayor era heterosexual.

—Ah… M-Minnie…

—¿Sí, Tae? —sus manos se detuvieron en la estrechez de su cintura, dándole una firme embestida que consiguió sacar un gemido a Kim, haciéndolo sonreír de orgullo—. ¿Qué pasa? ¿Tenés mucha prisa por salir de ahí? ¿Mmh?

Sus dígitos se colaron por debajo de su remera, rozando su fría piel con la cálida del menor, sintiéndola erizarse bajo el tacto. El cálido aliento del mayor se rozó con el cuello descubierto de Tae, haciendo estragos a su paso.

No podía pensar bien, su mente y cuerpo estaba más centrado en como los dedos le acariciaban la piel, subiendo hacia su pecho para apretar un poco antes de rodar con ayuda de sus dedos los duros pezones, sintiendo como él empujaba su cadera hacía atrás para recibir más.

Quería más. Anhelaba más.

—Nunca me imaginé que fueras tan sensible aquí, uh. —tarareo con suavidad, empujando la cadera de nuevo mientras jalaba los pezones marroncitos.

—¡Mghm! JiMin…

El nombrado sonrió más amplio, con chulería, bajando las manos hasta la cintura ajena de nuevo y de ahí alzó su remera lo que más pudo, a causa de la posición, dejando su fina espalda descubierta donde comenzó a depositar besos mojados en un camino hacia su espalda baja.

Tae temblaba, sintiendo como el único brazo que sostenía su cuerpo estaba muy cerca de fallar al igual que sus piernas, debiendo hacer el mayor esfuerzo para que eso no pasara.

Los dientes jugaron con el elástico de sus pantalones deportivos, amenazando con bajarlos, haciendo gemir de anticipación al castaño por la simple idea de tener su boca devorándolo, aunque esa idea fue desechada cuando Park se alejó.

—¿Qué hacés? —reprochó por lo bajó, frunciendo los labios y haciendo puño su mano que estaba atrapada con él. No oyó nada, ni tampoco pudo ver lo que hacía, pero de un momento a otro sintió la suave y fresca brisa chocar contra su culo—. ¡Ah!

Un golpe se depositó en su piel.

—Mirá lo lindo que rebotan. —volvió a golpearle—. O como se ven preciosas con la forma de mi mano en rojo, mh. —le observó mientras mordía su labio, encantando de cómo la pálida piel se teñía de carmín.

La vista era tan espectacular, una que sería imposible de olvidar así pasarán los años o llegara una mejor, y quería que esa imagen quedara bien grabada en su memoria.

Proporcionó dos cachetadas más a cada glúteo, recibiendo diferentes gemidos del menor, y tomó entre sus dedos la piel para separarla, paseando la lengua sobre sus secos labios al notar los pliegues fruncidos que se apretaron al vacío por la brisa fría. Se veía jodidamente apetitoso, deseaba tanto pasear su lengua por allí y devorarlo hasta que le pidiera, no, más bien le rogara por meterle la polla hasta el fondo.

Y JiMin no pensaba quedarse con las ganas.

Retrocedió lo suficiente para poder inclinarse y que su rostro quedara justo al frente de sus glúteos abiertos, dejando que su pesada e irregular respiración chocará con toda esa sensible zona.

—Oh, Minnie… —sisea mientras tiembla, cerrando sus bellos ojos con fuerza mientras intenta mantener la compostura, claro que era imposible siendo una presa para el mayor—. T-tú no serías c-capaz…

El mayor levantó su ceja.

—¿Eso crees, TaeTae? ¿Crees qué no soy capaz de meter mi lengua entre tu codicioso culo y follarlo muy bien? ¿Mmh? —gruñe, proporcionando un golpe esta vez contra su muslo—. ¿Crees qué no voy a hacerte gemir muy bien mi nombre? Responde, muñeco.

La forma en que le habló fue tan sucia y a la vez tan caliente que el aire se le esfumó, y jadeo extasiado mientras su erección brincaba de emoción por la idea de que sucediera realmente eso que dijo.

—Contéstame. —le ordena mientras vuelve a pegarle.

—¡Mgh, Minnie! —gime tembloroso, sintiendo una vaga lágrima caer por su mejilla—. Y-yo no lo sé…

—Muy bien, entonces voy a hacer que sepas a la perfección la respuesta. —sentencia antes de acomodarse mejor entre sus piernas y empujar su rostro contra el culo del ojiverde, presionando la punta de su nariz en toda la zona para respirar la fragancia floral de su jabón, jadeando gustoso por ello.

Abrió su boca y permitió que su juguetona, y experta, lengua saliera a jugar con él; realizó círculos contra los pliegues, presionando un poco en el centro de estos con la intención de entrar, pero antes de hacerlo retrocedía para continuar lamiendo y humedeciendo todo a su paso para lubricar.

Usó sus dientes para morder pequeñas porciones de piel en sus glúteos rojos, y una que otra vez chupo con la idea de marcarlo, actuando de manera lenta para torturar al joven atrapado.

—Mierda… dejá de jugar, h-hijo de puta… —se quejó, empujando hacia atrás su cadera para recibir más pero no lo consiguió—. Dale, no podés j-jugar así conmigo…

—Claro que puedo, no tenés forma de impedirlo, Tae, porque seguís atrapado. —le recordó con clara burla y superioridad, lamiendo desde su húmedo agujero hasta el inicio de su espalda baja para volver a golpearlo, gozando de la piel rebotar tan obscenamente.

—Q-que gran hijo de puta que sos, Ji- ¡Mierda! —grito cuando el pelicafé se llevó a la boca sus testículos, chupando y lamiendo para atenderlos muy bien—. Mierda, mierda, mierda…

Su cabeza comienza a dar vueltas, sintiéndose mareado ante toda la situación.

Joder.

¿Desde cuándo JiMin era bueno en esto? Mierda, ojalá lo hubiera sabido antes para poder usarlo a su completo favor.

Se sentía tan húmedo allí atrás, no sabía en cuántas ocasiones JiMin escupió contra su agujero para lubricarlo y así poder meter tres de sus dedos cuando uno por uno lo fueron expandiendo, haciéndolo ver estrellas detrás de sus párpados por lo exquisito que lo estaba atendiendo solamente con los dedos.

La saliva le escurría por la comisura del labio al igual que las lágrimas por sus mejillas, haciendo un caso su rostro, aunque JiMin no pudiera verlo.

—Dios, siento como asfixias mis dedos. —gruñe, golpeando su glúteo mientras empuja más fuerte sus dedos en busca de su punto dulce—. ¿Tan urgido estás? ¿hace cuánto no tenés una pija haciéndote sentir bien, uh?

—Uhm, Minnie… —no es capaz de articular una respuesta coherente, su cabeza estaba nublada por el placer y sus piernas caen al suelo en el momento en que la punta de sus dígitos roza su hinchada próstata—. ¡Ahí, ahí, Ji! ¡P-por favor!

Su súplica hace sonreír al mayor, quien lo toma por su cintura para volver a ponerlo de rodillas y comenzar a penetrarlo fuerte con sus dedos, curvando los mismos algunas veces para deshacerlo en gemidos altos y torpes. Le fascinaba tenerlo así; temblando, llorando, gimoteando y gimiendo su nombre mientras le destrozaba la cordura con tan poca cosa, su polla saltando entre su ropa por la emoción de ser el reemplazo de sus dedos.

—Mghm, ah, ah, sí, sí. —empieza a empujar sus caderas hacia atrás como le es posible, para obtener más, sintiendo el típico cosquilleo en su abdomen bajo, avisando que se encontraba tan cerca del orgasmo—. C-continúa, mghm, sí, ¡Así, mierda!

—Que obsceno gimes, primor. — se burla, inclinándose sobre el cuerpo del menor para llevar su mano libre hasta uno de sus pezones y comenzar a atenderlo mientras reparte suaves mordidas por su desnuda espalda—. Pareces aquellas chicas en las películas porno.

—Minnie-mgh.

—Shh, déjame escuchar el lindo chapoteo que hacen mis dedos al enterrarse en tu culo, TaeTae. —le pide en un susurró, siendo obedecido por el ojiverde quien se mordió sus labios para hacer silencio por un rato.

Era glorioso el sonido que sus dedos hacían al salir y entrar de sus apretadas paredes mojadas de saliva, un chasquido tan grotesco que lo ponía cada vez más duro.

Sus dedos comenzaron a enterrarse más fuerte, siendo errático el movimiento, pero demasiado bueno para joder mal a Kim, destruirlo y volverlo una masa de carne totalmente manejable. Constantemente le golpeó su próstata, maltratándola sin piedad, gozando tan bien de como el ojiverde no podía parar de gemir mientras le temblaba el cuerpo.

—N-no puedo… no pu-puedo… me-me —un gemido lo interrumpe, cerrando sus piernas con fuerza, ya JiMin tenía las suyas a los costados de las de él—. ¡M-me vo-voy a…! me v-voy a… ve-venir… ¡mierda, mierda!

—Vamos, hazlo para mí. Correte.

La mano que atendía sus duros pezones bajó por su pecho hasta llegar a su dura erección, misma que rebotaba una y otra vez contra su abdomen plano por las embestidas que otorgaba el mayor, tomó la carne entre sus dedos y pasó una y otra vez su dedo pulgar sobre la ranura goteante, bombeando tortuosamente lento mientras su otra mano hacia todo lo contrario; se movía fuerte y rápido.

Ya era inevitable aguantarlo más, TaeHyung no podía, estaba al borde del colapso, y sentir el húmedo sinhueso de JiMin pasar por el centro de su espalda fue el límite, gimiendo su nombre por el placer mientras se corría con fuerza, llenando el suelo y mano del mayor de su esencia, apretando los dedos con sus paredes.

Tan mareado del placer dejó caer su cabeza dentro de la lavadora, intentando recuperar el aire.

—Mierda no aguanto más. —su miembro ya no lo aguantaba, ni él, anhelaba enterrarse en el joven y llenarlo muy bien—. Ahora es tu deber hacerme correr, muñequito, debes de comportarte muy bien, ¿Entende? —gruñó, llevando sus manos mojadas a su pantalón para bajarlo junto a la ropa interior y así liberar su goteante erección, posicionándola en medio de los glúteos que separó con sus manos, importándole poco que estuviera manchando la piel de los líquidos viscosos.

—Uhm… J-JiMin, es-espera… d-dame un respi- —sin dejarlo terminar, la cabeza hinchada ya se abría paso entre los primeros aros de carne, abriéndose pasó entre ese apretado espacio que lo asfixiaba tan bien. Jodidamente bien.

—Oh sí, mierda, estás tan apretado aún. —gime ronco, dando una estocada para terminar de enterrarse en TaeHyung, sintiendo como esas paredes se aprietan fuertemente al contorno de su pene—. Me re-recibes perfecto, Tae.

El ojiverde había comenzado a llorar con más fuerza a causa del sofocante placer de sentirse expandido a tope, humedeciendo su rostro y dejando que saliva cayera por todo su mentón, apretando la mano en puño por el sobreestímulo que le estaba causando, aún no se recuperaba de su orgasmo y el mayor ya estaba moviendo su cadera.

Se movió suave, esperando a que el castaño se acostumbrará al nuevo tamaño en su interior, y aunque quisiera follárselo duro de inmediato no era un insensible para herirlo.

Lentamente nuevos gimoteos empezaron a salir de la boca roja de Kim y él mismo empujó su cadera en busca de más.

—Po-podés c-contiuar…

Park arrastra sus manos a la estrecha cintura para sostenerse de allí y comenzar un ritmo más profundo con sus caderas, aún algo lento pero al paso de los segundos eso comenzó a aumentar, permitiendo que el sonido fuerte de sus pieles chocar rodeará todo el cuarto de lavado. Un sonido obsceno que sólo incentivaba al mayor para continuar follando al ojiverde.

Podía sentir como el gran trozo de carne palpitaba en su interior cuando sus paredes se apretaban por el placer, y lo ponía mucho peor el hecho de sentirse acorralado cuando el mayor se inclinaba contra él para follarlo con más fuerza.

Gemir era lo único que él podía hacer en ese momento, permitir que JiMin lo jodiera como le placiera, sin límites.

—Mghm… mgh, M-Minnie… JiM-ngh…

—Mi nombre se escucha perfecto saliendo de tus labios en estos momentos. —dice con un jadeo pesado, rodeando con un brazo la cintura del menor para que su cuerpo no cayera contra el suelo por el temblor fuerte de sus piernas—. Pero sobre todo tus gemidos se sienten como una melodiosa canción que se te hace adictiva entre más la escuchas.

Sus labios recorren su espalda, dejando más besos mojados sobre la piel erizada mientras continúa con el resto del trabajo sobre Kim; usando la mano libre para pellizcar los pezones duros del joven, en algunas ocasiones haciendo un recorrido hacía abajo por su abdomen para bombearle la nueva erección. El ojiverde sólo podía deshacerse en gemidos y lágrimas, sintiendo unas inmensas ganas de orinar cuando el pulgar del mayor presiona su ranura con firmeza al ritmo que su polla golpea salvaje su próstata.

Las embestidas siguen siendo fuertes pero volviéndose algo irregulares con el tiempo a causa del placer en ambos cuerpos, dejando que el éxtasis de la situación se haga dueño de ellos, permitiendo que nada más que las sensaciones calientes sea el pensamiento en sus cabezas.

—Ngh… uhm JiMiiin… —solloza con fuerza, sintiendo el exceso de su saliva caer por todo su mentón mientras aprieta las piernas con fuerza, haciendo que el trozo de carne en su interior se sienta más asfixiado. Tan rico.

—Dios, me fascinas. —roza sus dientes sobre su hombro, dando pequeñas mordidas a la piel pálida—. Lo lindo que te ves así no se compara con nada…

—Y-yo no… aah…

Park libera la pequeña cintura del ojiverde para llevar esa mano en dirección de la de TaeHyung, enlazando sus dedos para dar una suave caricia en el dorso de la misma mientras continúa sus embestidas. Besa casto sus hombros y cuello, apoyando la nariz contra esa zona para aspirar su dulzón olor, tratándolo lindo a pesar de que no era nada lindo al follarlo.

De forma insistente el pulgar sigue pasando por la ranura húmeda, consiguiendo que el cuerpo inferior temblará con fuerza antes de conseguir un segundo clímax, apretando las paredes anales que asfixiaron la carne en su interior para de igual forma hacer que JiMin se corriera en su interior, gimiendo contra su oído a la vez apretaba sus dedos enlazados. Su pecho quedó presionado contra el cuerpo ajeno, intentando recuperar el aliento.

—JiMin… —murmura bajo, casi débil.

Su voz haciendo al mayor consciente de la situación de nuevo.

—Ya te ayudaré a salir, tranquilo. —le dice con cariño, alejándose de su cuerpo para salir cuidadosamente de él, mirando por unos segundos como todo el líquido viscoso y blanquecino caía desde su interior abusado hasta sus muslos. Deseaba que esa imagen nunca se fuera a borrar de su mente.

Se acomodó sus pantalones e hizo lo mismo con los del ojiverde, asegurándose de ser cuidadoso y no dañarlo, para luego ayudarlo finalmente a salir de la lavadora.

Una vez su rostro estuvo a la vista del mayor pudo ver el desastre de saliva y lágrimas que había allí, haciéndolo lucir dulce, como un pequeño niño a pesar de que su estado había sido causado por el placer. Sintiéndose conmovido y algo apenado por lo que hizo, acuno las mejillas sonrojadas de Kim y limpió suave sus lágrimas con los pulgares antes de depositar cortos besitos por todo su rostro, mimandolo un poco.

—Lamento no haberte ayudado antes, Tae. —se disculpa con pena, pero rápidamente se siente preocupado por su estado—. ¿Te he lastimado? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

—No… Estoy bien. —murmura tranquilo, aún algo agitado por toda la acción anterior—. Y-yo lo… disfrute.

JiMin sonríe, acomodando con cuidado al menor sobre sus muslos y abrazarlo con un brazo por la cintura, la otra manteniéndose en su mejilla para acercarlo y unir sus labios en un tacto suave, cariñoso, fundiéndose en los brazos del otro con total confianza, como sí esto fuera tan habitual en ellos. Como sí toda esta situación debería haber pasado mucho antes.

El tacto finaliza con un hilo delgado de saliva entre ambos belfos, sus ojos brillantes mirando al otro en completo silencio, un silencio cómodo que no era necesario rellenar con sus voces. Y allí sobre los labios rojizos del menor aparece una sonrisa complacida.

—Nunca imaginé que pudieras estar con un hombre, pero me alegra averiguarlo. —sus dedos suben hasta la nuca del mayor para jugar con los cabellos largos de allí, inclinándose para depositar un beso sobre la boca de JiMin, quejándose bajito por la punzada en su espalda baja—. Ni mucho menos que follaras tan bien, eh.

—Dale, no sabes mucho de mí. —rodó los ojos mientras acariciaba con parsimonia la espalda baja del joven arriba suyo—. Cómo por ejemplo que hace mucho me gustas.

TaeHyung amplío sus ojos con sorpresa, quedándose inmóvil por la confesión tan repentina que le había hecho su compañero. Debía de estar soñando, ¿cómo podría gustarle al hetero? Aunque… cómo él mismo lo había dicho: no sabe mucho de él, apenas conversaban de forma profunda ya que cada quien estaba en sus propios asuntos.

—No andes de canchero, JiMin… —le dice con ligera molestia, intentando ponerse de pie pero el brazo en su cintura lo aprieta para impedirlo—. ¿Qué?

—No estoy de canchero, estoy hablando en serio, TaeHyung. —sus expresiones se ponen más rígidas, hablando con seriedad—. De verdad me gustas, pero no me atreví a decirlo antes porque andabas con JungKook. —tuerce los labios con ligero disgusto, pero aún así mantiene el contacto visual—. Y bueno, quizás no es la mejor situación para declararme, pero sí no lo hacía seguro las cosas se tornarían incómodas entre ambos, después de todo… ¿cómo se actúa después de follarte a tu roomie?

El castaño se mantiene en silencio, oyéndolo con detenimiento mientras lo observa, mirando la sinceridad en su mirada y en sus palabras.

De verdad le gustaba.

—Ay JiMinie… —niega con su cabeza con una sonrisa pequeñita sobre sus rojos labios, inclinándose para darle otro corto beso—. Sos un boludito, yo terminé con Koo porque le confesé que tú me gustabas.

En esta ocasión fue JiMin quien amplió sus marrones ojos ante la sorpresa.

—Yo suponía que eres hetero y bueno, preferia no sufrir una decepción amorosa. —rió con pena, llevando sus manos a las mejillas del mayor para acomodarse mejor sobre sus muslos, aunque gimió ante la humedad en su interior, recordando que aún tenía la esencia de JiMin chorreando de él—. Pero, ahora que todo está aclarado…

Se toma unos segundos de silencio, mirando al mayor con detalle: sus marrones ojos, su perfilada nariz, sus rosados labios y su lacio cabello, gustándole cada cosa que veía en él como la primera vez que lo conoció.

Quizás ya era tiempo de intentarlo, darse la oportunidad de amar y ser amado.

—Minnie… ¿querés ser mi novio? —una tierna sonrisa se apoya en sus labios, acariciando con parsimonia las mejillas del mayor.

Park sonríe, rodeando con ambos brazos la cintura del joven para atraerlo a su pecho, dejando que sus labios rozaran con los contrarios en un tacto delicado: —Claro que quiero ser tu novio, Tae. Sería el hombre más feliz.

Y vuelven a unir sus labios con afecto, lento y cariñoso, finalizando su declaración e iniciando de lo mejor su noviazgo.

Al fin y al cabo… algo había salido bien de que TaeHyung se hubiera atorado en la lavadora.

historia original de heartom
adaptado sin fin ofensivo o lucrativo

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