•Cats.• parт one

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Todo era perfecto, yo era él gato de la casa.. Me alimentaban, me daban mimos, ¡Podía dormir donde YO quiera! Era la vida perfecta.

Era.. Hasta que esa estúpida gata llego, toda la atención que tenia se fue por él caño, ella tenia muchos mas mimos de parte de todos, le daban los restos de la comida, algo que nunca hicieron conmigo por cierto, ¡La dejaban subir a la cama! A mi solo me dejaban subirme al sofá o a los muebles..

- Te odio... - Le sisee desde un rincón de la casa mientras la observaba, estaba recibiendo caricias de él chico castaño, él segundo nerd de la casa -.

- ¿? - Movió sus orejas, al parecer me escucho - ¡Bill! - Maullo ella para correr a mi dirección y saltarme encima - ¿Donde estuviste? ¡Dipper me dio salmón! Quería compartirte pero no estabas... - Y todavía me dice tal mentira con esa tierna cara -.

- ¡Alejate de mi, cosa peluda! - La empuje bruscamente y por mi altura cayó al suelo, al parecer se hizo daño pero no voy a preocuparme por ella -.

- Lo siento... - Se disculpó ella con las orejas bajas, sigo sin entender por que lo hace - ¿Quieres salir a pasear? Así visitamos a Gideon o a Pacífica, los dos tienen un pelaje suave y.. - La interrumpí. -

- No iré a ningún lado contigo, Mabel - Le volví a sisear moviendo mi cola de arriba a abajo, de verdad era molesta -.

- ¡Oh!.. Ya veo, ¿Entonces prefieres quedarte en casa? Me parece bien.. - Volvió a hablar desanimada. - Bueno.. Nos vemos luego, Bill. - Al decir eso se fue por la ventana, seguramente con alguno de los antes nombrados -.

- Fuiste muy cruel con ella otra vez, Chiper - Esa voz, esa molesta voz que siempre tenia que aparecer en él mejor momento -.

- Callate bola de grasa, no te interesa él como la trato o no. - Le sisee mientras volteaba a ver a Gideon con mi único ojo -.

- Claro que me interesa él como tratan a mi terrónsito de azúcar. - Hablo la bola blanca desde la ventana -

- Si solo viniste a decirme eso puedes irte. - Camine en dirección al sofá del viejo estafador para subirme y acostarme en esta, tenia él olor de Mabel, al parecer se había acostado aquí antes -.

- No creas que solo vine por eso, quiero que la trates mejor. - Salió de la ventana para saltar hasta él respaldo del sofá - Odio verla con los ojos llenos de lágrimas, arruinan su belleza. - Al decir eso bajo hasta uno de los posa brazos de este - Al menos trata de no lastimarla, físicamente.

- ¡Ja! Si quiere que la trate mejor entonces que se aleje de mi, ¡De todos mejor dicho! ¡Que se vaya de esta casa! Por su culpa mi vida se arruino, la odio tanto... - Dije con odio moviendo nuevamente mi cola -.

- Tu vida siempre estuvo arruinada, no tienes por que echarle la culpa a ella, siempre te esta tratando bien, ¿sabes? No voy a discutir con alguien sin corazón, esperó que sigas mi consejo - Y así como vino, se fue. -

- Más que un consejo fue una amenaza... - Cerré mis ojos, sin ella a mi al rededor podía dormir en paz -.

[...]

- Bill.. Bill.. Bill.. Bill... Oye, Bill. - Escuchaba mi nombre mientras una pequeña para con un pelaje suave me movía. -

- Agh... - Me di la vuelta ignorando a quien sea que me estuviera llamando -.

- Bill, ¿Estas dormido? - Vaya pregunta estúpida, si no respondo es por eso - Hmm.. - Sentí un peso sobre mi, no era la gran cosa pero me impedía moverme. Cuando abrí mi ojo me tope con unos ojos oscuros, unos hermosos ojos oscuros - ¡Oh ya despertaste! - Ya pude saber quien era -.

- ¿¡Pero que...!? ¡Quitate de encima estúpida! - Me movía bruscamente haciendo que ella caiga del sofá de espaldas quejándose por él golpe - ¿Que quieres? - Pregunte directamente, pero demoró en contestar y lo admito, me preocupó un poco -.

- No es nada importante. - Hablo finalmente acostándose en él suelo, donde la había tirado, ¿Acaso no podía levantarse? -.

- Ya me despertaste, ahora dime que quieres - Baje del sofá para pararme a su lado - ¿Mabel? - Pregunte al no recibir respuesta alguna -.

- El tío Ford te estaba llamando, será mejor que vayas con él. - Me contestó, quería preguntarle si estaba bien pero no lo hice.

Pase por la puerta deteniéndome para voltear a verla, segundos después se levanto.

- Eso dolió.. - Hablo ella caminando hasta la ventaba intentando saltar hasta ella, pero él dolor de su espalda se lo impidió. -

- ¿Mabel? - Escuché la voz de Dipper acercándose a ella para tomarla en brazos - ¿Otra vez te golpeaste? - ¿Como que otra vez? -.

Decidí no prestarle atención y caminar hacia donde la gata me había dicho.

[...]

Pasaron los días y todo seguía igual, Mabel seguía molestandome pero mucho menos que antes.

Todo era normal hasta lo que paso hoy, tuve una discusión con cierto gato de pelaje violeta llamado Tad, aquel gato que desde que llego no se separaba ni un centímetro de Mabel, siempre recibiendo mimos de su parte dejándome a mi de lado, ¡Por supuesto que eso no me molestaba! ¡Mas bien me alegraba TANTO que ahora se olvidará de mi existencia!.

- Bill, ¿Sucede algo? - Preguntó la gata que me hacia la vida imposible y que ahora si se acordaba que existía -.

- No. - Respondí dándole la espalda -.

- ¿Estas seguro? Pareces molesto.. - Se me colocó en frente mirándome preocupada -.

- Dije que no es nada. - Siguió insistiendo y yo solo le daba la espalda, hasta que yo simplemente exploté -.

- Bill.. -

- ¡Dije que no es nada! - Al darme la vuelta por error le di un golpe con mi pata, ella cayó al suelo. -

Me quede en silencio hasta que me acerqué a ella, iba a disculparme ya que fue un accidente -.. Mabel. - Cuando estaba cerca ella se levanto y se alejo con miedo de mi, en su rostro se veian las marcas de mis garras, no solo la golpee si no que la rasguñé -.

Y sin dejarme decir nada se fue por la ventana torpemente, pretendía seguirla pero seguramente volvería luego y podría disculparme.

Pero no fue así, pasaron las horas y ella no volvió, Stan, Ford y Dipper comenzaron a buscarla por él pueblo preocupados de que no volviera a su casa.

Los demás animales me comenzaron a echar la culpa de que no apareciera, ya que no fue a la casa de ninguno.

Yo también decidí ir a buscarla pero no apareció, simplemente.. Se esfumó.

Un día entero sin que volviera a casa a molestarme y robar toda la atención, se había vuelto una costumbre que me era difícil olvidarla.

Y así como paso un día, paso una semana, una maldita semana sin que aquella molesta gata apareciera.

Me estaba hartando, ¿Quien se creía desapareciendo así de la nada y preocupandolos a todos?. Sin que nadie se diera cuenta salía a buscarla.

Busque en todos lados, él pueblo, cerca del bosque y dentro de este.

Si, aquella gata había desaparecido, y aunque odiara admitirlo, era culpa mia.

- Vuelve a casa, Estrella Fugaz.

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