17. Te estaba esperando

Pasaron un par de días desde tu cena con Tony, realmente os había ayudado tener ese pequeño momento juntos, pues sentías que todo comenzaba a ir a mejor en cuanto a vuestra relación padre e hija.

Estabais experimentando en la cocina, cosa que habías sugerido en aquel encuentro.

Toda la cocina estaba llena de harina, pero la mayoría estaba sobre la cabeza de tu padre, quien parecía estar planteándose si era mejor estrangularte con o sin el traje.

En resumen, el millonario había ido a tu habitación para proponerte hacer realidad una de tus sugerencias, cosa que aceptaste sin pensarlo mucho. Habíais decidido hacer una tarta de chocolate para Pepper, quien vendría más tarde, pues al parecer ella y tu padre habían arreglado sus diferencias, pero sin querer se te cayó un poco de harina en su brazo, así que para vengarse echó un poco de harina en tu cara, mala idea. Cogiste el paquete y se lo tiraste por toda la cabeza, creando así la tercera guerra mundial.

—No sabes con quien te has metido —amenazó tu padre.

—Creo que sí lo sé —te reíste por su cara de enfado llena de harina.

Pero tu risa no duró mucho, porque a los pocos segundos Tony sacudió su cabeza, llenándote a ti de harina.

—Pero serás... —miraste a tu derecha y viste una brick de batido de chocolate.

—¡No!, ¡Ni hablar! Raya Stark Cowlins, ni se te ocurra —advirtió con tu apellido completo, lo cual te dio más ganas de hacerlo.

No lo pensaste dos veces, abriste el brick y le tiraste un poco del contenido en su cara, pero el millonario rápidamente te quitó el envase de las manos y vertió un poco sobre tu pelo.

—Mascarilla capilar —rió.

—Se acaba de levantar el infierno —no tardaste en abrir la caja de huevos para después comenzar a lanzárselos a tu padre.

Lo único que podía escucharse en el complejo eran risas provenientes de ambos y cáscaras de huevo romperse

En uno de esos lanzamientos Tony se apartó con agilidad y el huevo fue directo a la cara de Pepper, quien acababa de llegar.

Dejaste la caja en la encimera como un auto reflejo y te cubriste la boca con las manos.

—Lo siento— tartamudeaste acercándote a ella.

—Con que con estas estamos —cuando pensaste que te iba a caer el sermón de tu vida, la rubia cogió la yema que le resbalaba por la chaqueta y la puso en tu pelo— <así mejor.

Te sorprendiste por sus acciones pero no tardaste en abrazarla para mancharla con la mezcla de ingredientes que llevabas por todo el cuerpo.

—¡No! Tony quítamela —pidió asqueada a la vez que divertida.

—No, ahora es tu problema, yo voy a ir a ducharme —quiso aprovechar esa situación para huir, cosa que ni tú ni Pepper ibais a permitir.

—De eso nada, este desastre no se va a limpiar solo —dijiste separándote de la rubia para después colocar tus manos sobre tu cintura. 

—Sueñas si crees que voy a limpiar esto —comenzó a correr hacia el pasillo de las habitaciones, y entró en la suya antes de que pudieras seguirlo si quiera.

—Pero será rata... —murmuraste viendo las huellas de harina que había dejado en el suelo.

—Ni te molestes en enfadarte —te aconsejo Pepper—. Si fuera tú aprovecharía para ir a la ducha—. comenzó a recoger las cajas de ingredientes que aún estaban medio limpias. 

—Sueñas si crees que te voy a dejar limpiando todo esto —dijiste cruzándote de brazos.

Pepper iba a contestar cuando Visión llegó junto a vosotras.

—No se preocupe Srta. Stark, quiero decir, Ray —se corrigió cuando recordó que le pediste que te llamara así—. Yo me encargo de limpiar todo esto, vosotras podéis ir a daros una ducha.

—Pero no es justo, tú no manchaste nada —replicaste.

—No es molestia en absoluto, de verdad, podéis iros tranquilas —os regaló una sonrisa.

—De acuerdo, pero cuando vuelva pienso venir a ayudarte —afirmaste.

Tanto tú como Pepper fuisteis al pasillo de las habitaciones. La tuya era de las primeras así que entraste antes que la rubia, pero mientras cerrabas la puerta pudiste ver como Pepper entraba en la habitación de tu padre. No eras tonta, sabías que iba a pasar, pero te dio asco igualmente.

Dejaste ese tema aparte en tu cabeza y fuiste directa a la ducha

Estuviste una  hora aproximadamente tratando de quitar la mezcla de ingredientes tu cabello. Ibas a matar a Tony.

Después de haberte secado el pelo y haberte vestido fuiste a la cocina con intención de ayudar, pero para tu sorpresa todo estaba reluciente. No había rastro de harina o de yemas de huevo, y  visión estaba leyendo una revista tranquilamente.

—Hola Vis —lo saludaste—. No tenías que recoger todo, podrías haber esperado y te hubiese ayudado.

—No hay problema, estoy encantado de poder ayudar en lo que necesites —te regaló una sonrisa.

¿Quién diría que un androide creado para la destrucción masiva podría ser tan adorable?

—Gracias entonces —abriste la despensa y sacaste un paquete de Chips Ahoy.

—A Tony no le hará mucha gracia que te comas sus aperitivos —te advirtió.

—Se lo merece por haber arruinado mi pelo de esa manera —y sin darle más vueltas te metiste un par de galletas en la boca.

Te sentaste en una silla en frente de visión y sacaste el móvil para revisar tus redes sociales.

Estuvisteis así unos diez minutos hasta que recordaste tu misión de encuentra-a-speedy-
donde-sea-que-esté-ivernando, y pensaste que Visión podría ayudarte con eso. Ya no solo por literalmente estar conectado a la red, si no también porque sabías que él y Wanda tenían una relación especial, y jurarías que él sabía dónde se encontraba la sokoviana, y si eso de cierto solo tenías que pedirle a la pelirroja que te dijera donde está Pietro. Fácil.

—Vis, sabes dónde está Wanda, ¿Verdad? —preguntaste.

—No tengo idea de dónde puede estar en estos momentos —contestó algo nervioso.

—Pero sabes cómo encontrarla —afirmaste.

Intentó mentirte pero fue completamente inútil, así que optó por decirte la verdad directamente.

—Sí, mantengo contacto con ella, pero le juro que no es nada personal, solo queremos...

—Está bien, no vengo a regañarte —le interrumpiste.

—¿No?, ¿Y entonces que busca? —quiso saber con curiosidad.

—Tengo que encontrar a Pietro, y si alguien sabe como hacerlo esa es Wanda —le explicaste—. Es muy importante para mí encontrarlo.

—Y quieres que yo le pregunte —asumió.

—No te lo pediría si no fuese importante.

Pareció pensarlo durante unos segundos, así que volviste a hablar.

—Te lo pido por favor, Pietro y yo tenemos... Algo, y necesito hablar con él.

Sentiste tus mejillas enrojecerse cuando pensaste en vuestro beso en el aeropuerto.

—De acuerdo, puedo decirle la próxima vez que la vea —aceptó.

—¡Gracias, gracias, gracias!

No tardaste en correr hacia el y en darle un fuerte abrazo.

—No sabes cuánto significa esto para mí, te debo todo —continuaste agradeciéndole.

—Estoy a tu servicio para lo que sea que necesites —te recordó a la vez que también te rodeaba con sus brazos de vibranium.

—Gracias Vis.


Leías tranquilamente un libro que Pepper te había recomendado, se llamaba Una corte de rosas y espinas, apenas lo habías empezado y ya lo amabas, pero un ruido en tu ventana te sacó de aquel mundo de fantasía.

Te levantaste con intención de averiguar quien o qué había interrumpido tu lectura, pero cuando te asomaste no había nada extraño, el patio seguía teniendo aquella marca que Thor dejó al irse, habían algunos pájaros en los árboles aunque apenas se podían distinguir de las hojas, el sol estaba bajando, pues ya eran las ocho pasadas.

Volviste a tu escritorio con intención de seguir leyendo después de no encontrar nada, pero a los pocos segundos escuchaste el mismo ruido, solo que esta vez no venía de la ventana, si no de la puerta.

Te levantaste algo molesta esta vez, y abriste la puerta bruscamente, pero otra vez, no había nadie.

Pensaste que alguien te estaba gastando una mala broma, hasta que notaste que había una caja casi rozando tus pies, así que te agachaste para cogerla. 

La caja era de color blanco, tenía dibujados unos pétalos de rosa azules que seguían un patrón, llevaba una del mismo color que la caja que acababa en un lazo en la parte superior de esta.

No podías aguantar la curiosidad, así que cerraste la puerta rápidamente y te sentaste en el escritorio apartando el libro que antes estabas leyendo. Colocaste la caja frente a ti y desataste el lazo con cuidado, tomaste la tapa con ambas manos.

Ni en mil años hubieses adivinado lo que se encontraba dentro, al abrirla te encontraste con un post-it blanco que llevaba escritas unas coordenadas.

—FRYDAY, donde es esto? —preguntaste leyendo la ubicación.

—Está a unos kilómetros de aquí —contestó el sistema inteligente—. Puedo prepararle un vehículo hacia allá si desea.

—No lo sé, podría ser una trampa... ¿Pero qué clase de secuestrador me trae una cajita de flores en vez de secuestrarme directamente? 

—Puedo asegurarle que ningún sistema ha sido dañado, y si le hace sentir más segura puede llevar un chip con localizador para saber donde está en todo momento.

—De acuerdo, pues prepárame una moto.

Cogiste el papel para meterlo de nuevo en la caja, pero te diste cuenta de que detrás había otra cosa escrita "Lleva un vestido, printsesa".

—Por cierto —escuchaste a FRYDAY hablar—. Ha llegado un paquete a tu nombre.

Saliste de tu habitación y fuiste hasta la entrada, donde estaba Tony dejando una caja de cartón en la mesa.

—¡Es para mí! —chillaste corriendo hacia la caja.

—¿Has pedido algo? —preguntó con curiosidad.

—Nope.

Abriste la caja con entusiasmo, dentro había un hermoso vestido de capas azul claro con con escote de encaje, unos detalles en plateados, y algunas perlas de un color más oscuro. Lo levantaste y te lo pusiste delante, para ver que era exactamente hecho a tu medida.

—Quien te haya mandado esto debe de quererte mucho, porque dudo que sea un vestido de Zara —te dijo tu padre.

—Iré a ponérmelo —volviste a tu habitación a toda prisa y te dispusiste a ponértelo.


Te miraste al espejo sintiéndote una diosa. Para acompañar al hermoso vestido te habías hecho una trenza de lado suelta en el pelo, subiendo tu autoestima a mil al ver como te quedaba. Para el maquillaje habías optado por algunas sombras plateadas y azules, que combinasen con el vestido. Por último, para el calzado, te había costado bastante encontrar unos zapatos que estuviesen a la altura de ese vestido, pero después de estar unos veinte minutos buscando en tu armario, encontraste los indicados; eran unos tacones de plataforma Azul marino mate con perlas plateadas diminutas.

Estabas asombrosa, pero te hubiese gustado que Natasha estuviese contigo para ayudarte con todo, tal y como siempre lo hacíais. 

Intentaste despejarte de cualquier pensamiento negativo y saliste en busca de la moto que FRYDAY te había preparado. Sí, tal vez no había sido tu mejor idea usar tacones si ibas a montar un vehículo así, pero poco te importaba. Ya sabes lo que dicen, antes muerta que sencilla. 

Te subiste en la moto y la pusiste en marcha. Tenías el GPS en la pantalla así que era prácticamente imposible que te perdieras. 

Tardaste unos 20 minutos en llegar, pues la moto iba a una gran velocidad. Te quitaste el casco y trataste de peinar un poco tu cabello, que se había desmontado un poco por le casco, lo arreglaste rápidamente y subiste tu mirada hacia las hermosas vistas que tenías.

Te encontrabas en un hermoso valle, el sol bajaba entre las dos montañas, dejando unas vistas dignas de admirar. El cielo tenía una gran variedad de colores, desde tonos violetas en lo más alto hasta unos mas rojizos cerca del sol. Las hojas de los árboles se movían con el viento, y se podían escuchar a varios pájaros cantando en las copas de estos. 

Estabas tan concentrada apreciando el lugar que por poco no escuchaste una voz detrás tuya.

—Te estaba esperando —escuchaste una voz detrás tuya.

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