Prólogo


La verdad era que yo no lo conocía de nada, a pesar de estar en el mismo edificio su mirada y la mía jamás se encontraron hasta ese momento. La torrencial lluvia hacía que no hubiese silencio entre ambos, los relámpagos que iluminaban aquella oficina que fuera posible notar sus mejillas húmedas y rosadas, la hora en el reloj nos susurraba con su melodía de "Ticktacks" que no deberíamos estar aquí, más sin embargo ¿Por qué?

Sus pupilas dilatadas me llamaban a pecar, pero yo no era ese tipo de persona, me conocía bien ¿Pero entonces por qué no me estoy dando la vuelta y corriendo a otra dirección? Hace tiempo que no soy víctima de mis instintos, pero su aroma a vainilla me lleva a casa y por ello es imposible que no me lo piense dos veces antes de con toda mi fuerza de voluntad girar sobre mis pies buscando una salida.

Una salida de él en concreto, era él quien estaba en celo, pero más sin embargo era yo el que me sentía acorralado. Solo hace falta que mis manos toquen el pomo de la puerta para que aquel lloriqueo en mi espalda me erize la piel y mis manos dejen de acatar mis órdenes.

—Mierda —. Masculló por lo bajo.

Los pasos a mis espaldas eran lentos, pero firmes, mi cobardía no me dejaba encararlo. Mis labios se aprietan entre sí y como si cerrar mis ojos hiciera menos real esta escena , los aprete. Los pasos dejaron de escucharse y de repente fue solo la lluvia muriendo en el suelo y mi respiración hiperventilada.

—Alfa —. Susurro en mi nuca.

Un jadeo que escapó de mis labios y su mano traviesa que se metió por debajo de mi camiseta, quemándome la piel a cada paso que se abría por entre mis ropas, su barbilla descansaba en mi hombro al mismo tiempo que buscaba desvestirme sin pudor alguno. Era bochornoso el hecho de que me estuviera dejando llevar por un extraño, el hecho de que su lengua desfilara mi cuello y me gustara tanto como para morderme los labios. No me atrevía a darle la cara, pero mi lobo batalla contra mi cordura porque un omega lo deseaba all fin, de que alguien luego de tantos malos tragos le reconociera. Su pecho se pegó a mi espalda y a través de la ropa podía sentir su calor corporal,no le había tocado pero sentía que su aroma se impregnaba en mi sin vergüenza.

No pude ocultarlo más, le di la cara de una vez por todas y su encantadora sonrisa triunfante me hizo sentir que por un momento caería al piso, sus labios tomaron los míos en un beso pasional y mis dedos se cerraron en su cintura con firmeza. El chico parecía querer fundirse con mi cuerpo, porque a pesar de estar tan cerca, sus manos se apoyaban en mi espalda y me empujaban más contra sí mismo.

No sé en qué momento ya lo tenía sobre el escritorio, descubriendo el punto débil en el lóbulo de su oreja y su clavícula, sólo sabía que temblaba provocando sismos a traves de mi cuerpo, gemía en mi oído empujando cada vez más lejos mi cordura y con ello su pelvis contra la mía.

Fue mi turno de desabrochar su camisa solo para desaparecerla de su cuerpo, su espalda se arquea llamandome a tomar sus botones cafés entre mis dientes para finalmente saborearlos y así lo hago, su cabeza se va hacia atrás y un "Ah" se le escapa de los labios, al mismo tiempo sus dedos se enredan en mis mechones negros pidiendome por más en silencio. Asciendo por su cuerpo, disfrutando de sus súplicas que terminaban en gemidos bajitos, pero desesperados, quería ser tomado con toda la fiereza y eso era notable.

Con torpeza me ayuda a deshacerme del broche de su pantalón, sus dedos tiemblan mientras lo intenta, por lo que los apartó con delicadeza y me encargo de hacer lo que quiere. Se deja hacer en silencio.

A pesar de cómo su cuerpo busca el mío y parece gritar por él, tengo claro que esto no es más que un deseo primitivo, tengo claro que no es algo más allá de lo que su cordura le permite procesar, tengo claro que soy yo respondiendo a su llamado, tengo claro que mañana él querrá olvidarlo y por lo tanto yo también. Por ello no tengo pensado meterme entre sus piernas para así hacernos uno, tengo planeado que sea fácil de olvidar, pero suficientemente bueno como para saciar su sed de ser amado esta noche.

Por ello cuando él trata de desvestirme tomó sus manos para detenerlo y beso sus nudillos a modo de disculpa por no cumplir por completo su capricho, sus ojos no denotan otro sentimiento que no sea el deseo. Le acuesto sobre el escritorio y no es necesario que le abra las piernas, así que esparzo húmedos besos por sus muslos y entrepierna, humedeciendo así mis labios con su lubricante natural, mi lengua acarició la entrada a su paraíso, recibí un agudo gemido en respuesta, así que desde allí continué hacia sus testículos, terminando así en su glande.

—Planeas matarme —. Murmuró.

Aunque estaba seguro que no tenía claro las cosas que se escapan de sus labios.

Mi dedo medio tanteo entre sus nalgas, el chico respiraba tan fuerte que su pecho subía y bajaba desesperado, dilate su entrada dando leves empujones, sin llegar a meterlo por completo, solo hacía círculos con mi dedo y golpeaba alli levemente de vez en cuando, cosa que le causaba espasmos. Decidí subir la temperatura, si es que eso era posible y tome su miembro en mi boca al mismo tiempo que empujaba mi dedo en su interior.

Tembló, grito y movió sus caderas en circulos

en busca de más, moví mis dedos de adentro hacia afuera, jugando con los diferentes ritmos, parando cuando su anillo se apretaba a mi alrededor, mi lengua hizo círculos en su glande y sentí como su agarre se hacía más fuerte y sus gemidos iban subiendo el volumen.

—Otro.

Le escuché murmurar con la voz aguda, agitada y cargada de placer.

—Quiero otr..— . Lloriqueo.

Un segundo dedo fue intruso entre sus paredes calientes y apretadas, el ritmo había cambiado, mis dedos se volvieron más insistentes y el vaivén de sus caderas también, no pare de lamer y chupar su miembro que se erguía buscando su liberación. Mis ojos buscaron los ajenos, pero estos estaban perdidos en otra galaxia, sus prominentes labios estaban rojos de tanto morderlos y a pesar del clima las gotas de sudor brillaban en su estómago plano, sus manos ya no estaban enredadas en mi cabello, el chico se sostenía del escritorio con fuerza para poder soportar la ola de placer que le golpeaba con fuerza.

No era de cartón, claramente había un duro problema bajo mis pantalones, sentía mi corazón bombear más sangre y las intensas ganas de susurrarle como me llamaba para saber en qué maldito tono lo gritaría, pero toda esa energía sexual la concentré en mis dedos y en su intimidad. Un gemido más agudo que los demás me avisó que había encontrado un punto clave, un punto que no deje de golpear con insistencia una vez lo encontré, su cuerpo se sacudió con fuerza y ya no eran gemidos, eran gritos de libertad lo que ahora su boca dejaba escapar y su cuerpo demostraba frenético lo deliciosa que había sido su liberación, aquel líquido amargo y ácido se escurre por mi barbilla y termina termina en su pelvis es la señal de que tengo que sacar mis dedos y apartar mi boca.

Con mi pulgar limpió los restos que quedaron en mi barbilla. El muchacho está tendido cual muñeco de trapo en el escritorio, sus piernas tiemblan levemente y sus ojos permanecen cerrados, intentando todavía recuperar el aire.

Realmente no sé qué decir, rasco mi nuca más por ansiedad que por otra cosa, si me voy ahora la escena lucirá como si me hubiese arrepentido y ahora soy un cobarde, pero si me quedaba lucire como un...

—Tranquilo lobito, no estoy del todo bajo los efectos de mi celo —. El chico finalmente habló, con una sonrisa burlona pintada en los labios.

Solo así me di cuenta que su voz no es del todo aguda y que al parecer mi cerebro no sabía formular una respuesta lo suficientemente coherente como para dar una respuesta a su comentario. Solo veo como se levanta casi sin fuerzas del escritorio, se pasea desnudo bajo mi mirada sin vergüenza en busca de su ropa, el chico poseía un tatuaje de lunas en la espalda y más abajo un hermoso trasero, firme a primera vista, pero también suave si me lo preguntaban.

—¿Te llevo a casa? —. Pregunte dubitativo.

Fue lo único que se me ocurrió decir, era eso o algún comentario sobre su culo el cual estaría totalmente fuera de lugar. El chico me miró por sobre sus hombros, antes de ponerse nuevamente su camisa, su mirada cargada de diversión me evaluó sin vergüenza,hasta un brillo atrevido pude ver en sus pupilas verdes.

—Vaya, eres todo un caballero —. Dijo —. Te lo agradeceria bastante, con esta lluvia y esta oscuridad un omega con olor a celo, sexo y alfa no seria una buena opción.

—Yo no... —. Traté de responder pero mis palabras se quedaron en el aire —. Si, tienes razón.

No se dijo algo más luego de eso, simplemente dejamos la universidad y nos subimos a mi auto, en el camino no intercambiamos ni una mirada, seguía sin saber mi nombre y yo sabía sin saber el suyo y la verdad, era muchísimo mejor así;era muchísimo mejor que ignoramos el hecho de que acababa de hacerle una paja sobre el escritorio de quién sabe qué trabajador. Solo Lo deje en su casa como había prometido.

—Gracias —. Dijo sin mirarme.

Bajo del auto y desapareció entre la lluvia y la oscuridad, solo allí por fin pude soltar todo el aire que no sabía que estaba conteniendo. Apoye mi frente sobre el volante intentando procesar en que momento mi noche había dado un giro 360 y de abrir por fin un estudio de música acabe dandole sexo oral a un extraño.

—¿Qué diablos acabo de hacer?

¡Hola! Aunque esta historia inicio de una forma picante, quiero dejar claro que no se trata de nada carnal, la relación que se creara entre Jimin y Yoongi quiero que sea autentica, que no se base en un desenfreno en el escritorio, si no de una conexión genuina y real. 

Gracias por leer y llegar hasta aquí.  

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