Capítulo Cuatro
Conforme avanzaban las semanas, Jimin no podía evitar hacer una parada regular en el estudio de Yoongi antes de dirigirse a sus ensayos por la tarde. Tenía sus razones: el equipo instrumental era de vital importancia para su carrera, y estaba seguro de que este sería un trampolín hacia el éxito. Sin embargo, también había otro motivo que lo impulsaba a ir allí una y otra vez: encontraba al productor extraordinariamente atractivo.
Comprendía que esa atracción probablemente se desvanecería con el tiempo; siempre había sido así. Jimin solía fijarse en personas, ya fueran chicos o chicas, y, eventualmente, estos terminaban cediendo ante sus encantos solo para que luego él desapareciera sin mirar atrás. Pero con Yoongi, el alfa en cuestión, había algo que lo hacía sentir confusión. Parecía extremadamente tímido y carecía de iniciativa. Cuando Jimin intentaba llevar sus conversaciones hacia el terreno lejos de la música, Yoongi parecía calcular sus movimientos y cambiaba drásticamente de tema, refugiándose en la excusa de que no tenían mucho tiempo para entregar la canción.
El pobre omega sentía que no estaba avanzando nada en cuanto llamar la atención de ese reservado alfa se trataba. Tenía la impresión de que no despertaba ni el más mínimo interés en él, lo que afectaba su autoestima de manera sutil pero dolorosa.
Finalmente se aclara la garganta en busca de romper un poco el hielo.
—Oye, Yoongi, ¿alguna vez has trabajado en algo fuera de la música? Como, ¿algún otro proyecto creativo o pasatiempo?
Yoongi se detuvo por un momento, pensando en la pregunta.
—-No mucho —Respondió— . la música siempre ha sido mi enfoque principal. Pero, ¿por qué lo preguntas?
Jimin sonrió "Te tengo" pensó , pero trato de mantenerlo casual.
— ¡Perfecto! —.Dice el chico para la sorpresa de Yoongi quien ya se sospechaba que el chico se traía algo entre manos desde hacía semanas.
— ¿Por qué? —Aquella actitud logra atrapar la atención de Yoongi.
— Porque hay un pequeño concurso de talentos —. Jimin lanza el anzuelo — Es una obra benéfica que busca recaudar fondos para el orfanato. Existen varias categorías.
— ¿Cómo cuáles ? — Él Alfa muestra más interés .
Jimin sonríe por sus adentros, parece que lo pescó.
— No estoy seguro —. Jimin se encogió de hombros pareciendo de pronto desinteresado. Eso apaga la pequeña chispa que se había encendido dentro de él — . Pero tengo el número de uno de los jueces, podría pasártelo y ellos podrían darte la información.
Yoongi no era ingenuo; era consciente de que la sugerencia de Jimin para participar en el concurso de talentos era una fachada para obtener su número personal. Durante días había percibido que Jimin tenía un objetivo oculto, y le preocupaba la dirección que podrían tomar las cosas. No estaba seguro si el interés de Jimin era genuino o simplemente un capricho pasajero. Sin importar cuál fuera la verdad, decidió actuar como si no se diera cuenta de las verdaderas intenciones de Jimin. Aun así, tenia la esperanza de que el concurso fuera real y no solo una cortina de humo para alcanzar sus propios fines.
Cuando finalmente Jimin logra obtener su número, una sonrisa traviesa se dibuja en su rostro, lo que lleva a Yoongi a apartar la mirada para contener el impulso de rechazar sus actos un tanto desesperados por su atención. En otros tiempos, quizás Jimin habría conseguido fácilmente lo que buscaba. Sin embargo, ahora, el músico no podía visualizar un futuro en el que estuviera acompañado por alguien.
Para su suerte, el chico no hizo más preguntas sobre su vida personal, todo se centró en la música tal y como Yoongi lo quería, luego Jimin agradeció que escuchara sus ideas por ese día y se marchó. Ese día cuando llegó a casa supo que el concurso no se trataba de una farsa, pero también se dio cuenta de que el chico no le dejaría en paz ahora que tenía lo que quería. En los últimos cinco días Jimin se había encargado de contarle toda su vida aunque no le preguntó ni una vez. Sabía que su gato se llamaba "Calico" , que tenía cierta obsesión por los dumplings, que le gustaba el amarillo y que cuando era pequeno aveces lloraba porque queria ser un pollito.
Pero eran precisamente esas pequeñas cosas las que, poco a poco, los acercaban de alguna manera. Ahora, Yoongi encontraba diversión en la lectura de los mensajes de Jimin o en observar las actividades de alguien que no era él. Yoongi llevaba una vida solitaria; su único amigo era Taehyung, y no porque no quisiera tener otros amigos, sino debido a la singularidad de su situación. Era difícil para él permitir que alguien lo conociera realmente y no lo dejara solo. Anhelaba acostumbrarse al silencio, a la monotonía de la rutina, a conversar consigo mismo, a reírse solo si escuchaba un chiste... Pero, ¿quién podría vivir así? Tan desconectado de la humanidad, tan aislado del mundo.
" Te hablé mucho sobre mí, pero aún no sé nada acerca de ti"
El nuevo mensaje de Jimin, iluminan la pantalla de su celular. Yoongi lo lee atentamente, pero opta por no responder de inmediato. Prefiere aprovechar ese breve momento para secar su recién lavado cabello, mientras reflexiona sobre cómo podría ofrecer una respuesta adecuada. No está seguro de qué decir sobre sí mismo sin que duela, o tal vez está simplemente sobre analizando la pregunta. Quizás sea más simple de lo que piensa. Quizás, si pudiera controlar el temblor en sus manos causado por la ansiedad que siente al abrirse al mundo, podría responder el mensaje.
Como si Jimin pudiera leer su mente, otra notificación interrumpe sus pensamientos.
"¿Cuál es tu programa favorito?"
Y luego otra.
"¿Tienes algún trabajo secreto?"
Y otra más.
"¿Tienes mascotas?"
Aunque Yoongi no quiere responder, en el fondo anhela volver a tener una conversación genuina en la que el tema principal no sea sentir lástima por él. La persistencia de Jimin lo desconcierta, a pesar de responder, sus mensajes no van más allá de una carita feliz o una frase. Con un suspiro resignado, Yoongi decide darle una oportunidad a la conversación, su lobo en el interior de su pecho no sabía cómo sentirse al respecto, estaba dando vueltas en círculos intimidado por el cambio de rutina que ahora tenía su humano.
"Podría darte una respuesta por dia, esas son un montón de preguntas -.-"
"Wow hyung, parece que hoy te he agarrado de buen humor >:D "
La respuesta de Jimin fue inmediata, como si se hubiera quedado pegado a la pantalla esperando una señal.
"¿Cuál pregunta quieres responder hoy?"
Yoongi optó por la pregunta más simple.
"No tengo mascotas"
" ¿Por qué? "
Jimin respondió con otra pregunta.
" No tengo tiempo para cuidar una mascota. Trabajo medio tiempo y además estoy en el estudio. Lo dejaría morir de hambre"
" Entonces si tienes un trabajo secreto"
—Mierda... —. Susurro Yoongi volviendo a analizar su mensaje. Se había excedido.
"Dije una pregunta por día "
Jimin leyó el nuevo mensaje en su pantalla y una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios. Finalmente estaba recibiendo la atención que ansiaba por parte de ese alfa, pensó para sí mismo. Jin, quien había dejado de hablar solo unos segundos antes debido a la evidente falta de atención de su amigo, arqueó una ceja y entrecerró los ojos ante las sospechas que inundaron su mente. El omega ni siquiera se había molestado en fingir que le interesaba la conversación que estaban teniendo.
― Entonces así fue como dejé embarazado a Namjoon por segunda vez ― Probó Jin a su amigo con una evidente mentira.
― Eso es genial, Hyung ― Respondió Jimin, apenas levantando la mirada de su celular.
― Y como ya tuve suficiente con los gemelos, estoy pensando en abandonarlo ― Continuó Jin, paseándose por la habitación y recogiendo sus cosas mientras se sentía un tanto molesto por la falta de atención de su amigo.
Jimin hizo un sonido de afirmación, finalmente dejando su celular a un lado al notar que Jin parecía estar a punto de irse.
― ¿A dónde vas? ― Preguntó Jimin confundido.
― A abandonar a Namjoon ― Respondió Jin con total naturalidad.
― ¡¿Qué?! ― Exclamó Jimin, casi gritando.
Jin arqueó una ceja con expresión seria.
― Eso es lo que me dijiste que hiciera ― Agregó Jin, dirigiéndose casi a la puerta, hasta que el omega lo detuvo a medio camino.
― Lo siento, Jin, es que estos días se me ha complicado concentrarme ― Se excusó Jimin, con una mirada de cachorro perdido que solía hacer ceder a cualquiera.
― Se te ha complicado porque estás medio obsesionado con el tema del alfa de la otra noche ― Le reprochó Jin.
― No estoy obsesionado, solo estoy tratando de hacer nuevos amigos ― Se encogió de hombros el omega.
― Sí, amigos con beneficios más bien ― Aclaró Jin sin dejar pasar la oportunidad. ― Ni siquiera te gusta el chico, solo lo persigues como un cachorro que busca atención.
Jimin sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras directas de Jin. Sabía que su amigo tenía razón, muy en el fondo, pero no quería admitirlo.
― No es así, Jin ―protestó Jimin, sintiéndose descubierto. ―Solo... estoy explorando nuevas posibilidades.
Jin le lanzó una mirada de incredulidad antes de suspirar.
― Escucha, Jimin ―comenzó Jin con tono más suave― Estoy preocupado por ti. Has cambiado tanto en los últimos años que siento que me alejo cada vez más del Jimin que solía conocer ―Los ojos de Jin se cristalizaron y Jimin no pudo evitar sentirse culpable―. Me dolió verte caer en las sustancias, me dolió verte caer en la depresión y me duele ahora ver que el sexo se ha convertido en tu forma de escape. De alguna manera, has dejado de lado el amor que solías irradiar por todos lados. Tenía tantas esperanzas de que alguien te amara como te lo mereces. Te escondes detrás de tus inseguridades y nos alejas a todos.
Jimin quería decirle que no tenía ningún derecho a meterse en su vida sexual y que hacía con su cuerpo lo que le parecía mejor. Quería decirle que se equivocaba al pensar que el amor podría salvarlo; que la idea de alguien amándolo parecía tan lejana e inalcanzable que no podía aceptarla. No podía ser amado, no cuando no podía comunicarse plenamente en el lenguaje del amor, no cuando cualquier destinado podía cruzarse en su camino y llevarse al que creyó que sería su alfa.
La mirada de Jin sobre él era la misma que alguna vez le dieron sus padres, llena de decepción acumulada. Jimin temblaba de miedo ante las palabras que podrían salir de la boca de su buen amigo, pero en lugar de palabras, Jin sostuvo un pequeño sobre de marihuana frente a sus ojos.
― ¿Qué es esto? ― Preguntó Jin, su voz firme y dolida le revelaba a Jimin el caos interno del alfa..
Jimin no dijo nada, pasmado solo cerró los ojos, sintiéndose tan culpable que las lágrimas no pudieron contenerse y resbalaron por su barbilla.
― Jimin ―Llamó Jin, buscando una explicación que pudiera devolverle la paz.
― Yo... Solo no he podido dormir y... ―La explicación se perdió en un débil sollozo.
― No podías dormir ― Repitió Jin con una risa irónica y amarga, haciendo que Jimin sintiera el peso de su desaprobación―. Sabes todo lo que pasó. Sabes todo el proceso, los días en rehabilitación, tus recaídas, tus días de abstinencia ―Cada palabra de Jin era como un golpe directo al estómago del omega―. Todo lo que sufrí al verte sufrir, Jimin. Eres como un hijo para mí. ¿No te importa eso?
― C-Claro que me importa ― El omega hablaba con su voz rota, intentando acercarse a su amigo, pero Jin dio un paso atrás.
― Pues no parece que te importe. No sé cuándo empezaste ni si planeas continuar con algo más fuerte, pero lo que sí sé es que no quiero verte en casa y no quiero verte hasta que me demuestres que eres una persona diferente, Jimin. Eres un adulto ahora, no puedo protegerte para siempre.
La tensión en la habitación era palpable, el aire pesado con emociones encontradas. Jimin se sentía abrumado por la mezcla de vergüenza, culpa y dolor que invadía su ser. Había defraudado a Jin, a quien consideraba como una figura paterna y uno de los pocos pilares estables en su vida. Sentía el peso de la decepción de Jin como un lastre en su pecho, aplastando cualquier intento de defensa o explicación.
― Lo siento, Jin ―murmuró Jimin, su voz apenas un susurro ahogado por el remordimiento. ―Lo siento mucho.
Jin lo miró con una expresión dura y serena a la vez, como si estuviera evaluando cada palabra y cada gesto de Jimin en busca de la verdad. Después de un momento de silencio tenso, Jin suspiró profundamente y cerró los ojos, como si estuviera luchando consigo mismo internamente.
― No puedo seguir así, Jimin ―dijo finalmente Jin, su tono lleno de resignación y dolor. ―Necesitas buscar ayuda. Necesitas enfrentar tus demonios y luchar por tu bienestar. No puedo hacer esto por ti.
Las palabras de Jin resonaron en su mente como un eco retumbante, dejando al omega con un sentimiento abrumador de desolación. La idea de enfrentarse a sus problemas sin el apoyo de su amigo lo aterraba, como si se estuviera adentrando en un oscuro y desconocido abismo. El omega se sentía incompleto la mayor parte del tiempo, como si le faltara una parte de sí mismo, impidiéndole ser sincero consigo mismo y por ende con los demás.
No pudo expresarlo en voz alta, ni siquiera cuando la figura de Jin se desvaneció tras la puerta principal, marcando un evidente adiós. Jimin se encontraba atrapado en un torbellino de emociones, incapaz de tomar las riendas de su propia vida. En lugar de ello, cubrió su boca con la mano, tratando de sofocar el llanto que amenazaba con brotar desde lo más profundo de su ser. Lo que Jimin no sabía era que su aroma se impregnó de melancolía en ese instante, y el lobo que moraba en su alma se sintió más solo que nunca. Fue un duro golpe de realidad, un recordatorio implacable de las consecuencias de sus acciones.
Esa noche se extendió de forma que parecía casi interminable para Jimin, incapaz de cerrar los ojos ni un instante. La hierba sobre su mesita de noche, una vez tan tentadora, ahora solo le evocaba un vacío tan profundo que se negó a probarla nuevamente. La mirada de Jin, cargada de decepción , y el temor a perder ese afecto fraternal lo mantenían paralizado, mientras su mente se negaba a encontrar paz, atrapado en una espiral de escenarios catastróficos solo daba vueltas y vueltas en su propia cama.
Al día siguiente, sus ojos, hinchados y cansados como dos huevos duros, delataron su mala noche. Sin embargo, Jimin no podía permitirse quedarse en casa lamentando su patética existencia. Aunque su sueño le ofrecía esperanzas y lo incitaba a levantarse cada día, la realidad era abrumadora. ¿Podría alcanzar ese punto de vida donde todo sería diferente?
Mientras se dirigía a su práctica de danza, su mente estaba en otro lugar. Sus giros y piruetas resultaban torpes, y cada intento terminaba con él en el suelo. Su danza carecía de gracia y belleza, transformándose en pasos descoordinados y sin sentido. Jimin golpeó el suelo con sus palmas repetidas veces, sintiendo una oleada de impotencia invadirlo. ¿Qué estaba haciendo? No podía creer que llevaba cuatro largas horas repitiendo lo mismo una y otra vez. Definitivamente, no era su día. Quizás debería volver a casa y dejar que las lágrimas fluyeran entre las frías sábanas de su cama.
Decidió salir de la sala de ensayo con determinación, encaminándose rápidamente hacia la salida. Sin embargo, no esperaba encontrarse con el productor que había sido motivo de su obsesión durante las últimas tres semanas, especialmente antes de la confrontación brutal con Jin. Aunque inicialmente tenía la intención de seguir adelante y concentrarse en su miseria, se detuvo justo frente a él. Pensó que sería el primero en hablar, pero sorprendentemente, Yoongi dio el primer paso.
― No viniste hoy ―dijo Yoongi, rompiendo el silencio.
― No fue un buen día ―confesó Jimin, incapaz de ocultar su estado, que se reflejaba en su rostro.
― ¿Necesitas ayuda? ―preguntó Yoongi, sorprendiendo a Jimin. No le importaba si era compasión o cualquier otro sentimiento que el alfa pudiera tener, le gustaba que mostrara interés.
― Necesito un consejo, Yoongi ―Jimin sintió cómo las lágrimas amenazaban con volver a brotar si no hacía algo al respecto.
La fragilidad de Jimin tomó por sorpresa a Yoongi. No sabía cómo decir que no en ese momento, especialmente cuando le estaba pidiendo ayuda no solo con palabras, sino con sus ojos y todo su ser. Las miradas de algunos trabajadores se posaron sobre ellos y decidió que era mejor salir de allí en cuanto antes.
― Hay una heladería a unos cuantos pasos de aquí ―sugirió Yoongi, rascándose la nuca nerviosamente. La idea de socializar de esa manera le resultaba incómoda, como si fueran amigos cercanos.
Jimin asintió en silencio y permitió que Yoongi lo guiara, agradeciendo internamente que el lugar estuviera prácticamente vacío y que los pocos clientes que entraban pedían llevar sus helados. Mientras Yoongi optaba por un smoothie de frutas, Jimin decidió que un "barquito feliz" tal vez le devolvería un poco de alegría. Durante los primeros minutos, Yoongi observó en silencio a Jimin mientras este lloraba discretamente mientras saboreaba su helado, preguntándose qué había sucedido para borrar la sonrisa del omega tan enérgico de un día para otro.
Finalmente, Jimin hablo:
. ―¿Qué haces cuando tu amigo no quiere hablarte? ―inquirió.
―Depende de por qué no quiere hablar conmigo ―respondió Yoongi, dando un sorbo a su bebida.
―Hiciste algo que lo decepcionó tanto que dice que ya no te reconoce ―añadió Jimin.
Yoongi se tomó un momento para reflexionar sobre la pregunta de Jimin, sintiendo el peso de sus propias experiencias en sus palabras. Sabía lo doloroso que podía ser sentir que alguien cercano se distanciaba debido a una decepción, había perdido muchas cosas por el significado de aquella palabra.
― Si cometí un error que lastimó a mi amigo, lo primero que haría sería disculparme sinceramente ―respondió Yoongi. ― Luego, le daría tiempo y espacio para procesar sus sentimientos. A veces, las heridas necesitan tiempo para sanar.
Jimin asintió, sabía que aquello no serviría, sus palabras no significaran nada para Jin y tal vez terminaría con otro regaño de su parte por no actuar como se lo pedía.
― Gracias, Yoongi ―dijo Jimin . ― Gracias por traerme aquí y escucharme.
Jimin esbozó una débil sonrisa hacia el chico, agradecido por el gesto de amistad de Yoongi. Sin embargo, la expresión en el rostro de Jimin no era la típica sonrisa superficial; era genuina y sincera, lo que desconcertó a Yoongi. Esta sonrisa mostraba una parte auténtica de Jimin, lo cual lo inquietó. No quería este nivel de cercanía; simplemente quería mantener su relación como productor y cliente. A pesar de ello, Yoongi le devolvió una media sonrisa para tranquilizar al omega.
Qué equivocado estaba. Sentía que había dado el primer paso hacia una nueva fase de esa extraña relación.
¿Por qué no se dio la vuelta y lo dejó llorando? ¿Por qué no podía aceptar que no podía tener más amigos que Taehyung? ¿Por qué se sentía tan bien al salir de la rutina y compartir este tipo de conversaciones? A pesar del miedo que sentía, ¿por qué no se levantaba de la mesa y se iba? Yoongi se quedó allí, sabiendo la respuesta clara a esa pregunta pero que odiaba aceptar: se sentía muy solo, muy olvidado, sus días eran tristes, monótonos y solitarios desde que se mudó de Daegu levantó un montón de muros antes cada persona que se acercaba mínimamente, todo por el miedo a sentir Otra vez . De repente, la conversación se volvió trivial, con "Calico" —el gato de Jimin—como tema principal, y ellos pareciendo viejos amigos.
¿Alguna vez han estado en constante lucha? hablo de la interna, esa que viene en conjunto con un montón de voces que te dicen que hacer para sobrevivir. ¿Deberia crear distancia? ¿Deberia cortar los lazos asi nadie se preocupa por mi? o ¿Acaso existe alguien que se preocupe por mi? no lo veo, porque estoy ciega de miedo.
¡Gracias por llegar hasta aqui!
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