Nueva Vida...
Por Patrick supe que Magdalena estaba de vuelta y tal como lo imaginé, su esposo le había pedido el divorcio. Lo hizo cuarenta y cinco días después de mi llegada, tras mostrarse cambiado. En ese tiempo le devolvió sus documentos, le obsequió un auto y hasta una extensión de su tarjeta.
Después de ese tiempo y con una excusa barata, le dio la libertad. Lo hizo asegurando, era la mejor manera de demostrar que la amaba y estaba dispuesto a demostrarle que era sincero.
Como era de esperarse, ella le creyó y Patrick estaba irritable por la astuta jugada de su ex cuñado. Su hermana se veía triste, no hablaba con nadie y sé solo lloraba. La Magdalena Mallory que se fue de luna de miel, no es la que regresó.
—Tú podrías, es decir, tú y ella se llevan bien...
—No sigas —le interrumpo. —te confesé que me gustaba, solo porque creí era correcto que lo supieras. No espero que me retribuya.
—Pensaste que era recíproco. —insiste —yo también.
El sitio de encuentro es el porche de la casa de mis padres. Patrick con una botella de cerveza y yo con una de refresco en las manos observando el atardecer. Lo más probable es que deba llevar a Patrick al rancho, no quiero causar un accidente.
—Nos equivocamos —hablo restándole importancia —algo normal en las últimas fechas en mí.
Magdalena les dijo a sus padres una verdad a medias. Su matrimonio fue un completo fracaso y no habían logrado compaginar. Habló sobre que el amarse no fue suficiente y vivir con sus suegros fue un error y ambos habían decidido darse un tiempo.
Servir de paño de lágrimas no estaba entre mis planes. Tuve la última con Juliet, me prometí no volver a caer en otra relación tóxica. Está sufriendo porque le pidió el divorcio cuando creyó que la amaba y había posibilidades de recuperar el matrimonio.
—Ella necesita un poco de amor propio... —reniega su hermano y me burlo de su tono amargo. —¿No te gusta ni un poco?
—Taylor está en su cabeza y hasta que no salga, no sane o no entienda que está siendo usada —respiro en búsqueda de calma y le doy un trago a mi bebida —es difícil hacer algo.
Puedo entender el temor y su deseo porque ella salga de una relación tóxica. Nadie más que yo sé el daño que puede causar una y no lo digo por Juliet. He tenido en mi corazón a mujeres que me dejaron destrozados y con el sentimiento de poco valor.
—No voy a conquistar a tu hermana —le advierto
—Tú tienes un magíster en relaciones pésimas... podrías ayudarle con base en tu experiencia.
— Solo si ella lo desea. —puntualizo esto último.
Augusto es un hombre que cuenta con muchas armas para volver a conquistarla. Dinero, poder, físico, pero el más importante es que ella lo ama. Patrick se emociona con mi sugerencia y guardo mis comentarios.
—¿Has tenido noticias de Juliet?
—Se fue a la capital. —Patrick detiene la lata que va rumbo a su boca y me mira con curiosidad —su madre me llamó hace un par de día, pidió disculpas.
Para ella la negativa de su hija se basó en el pánico que le generó verse expuesta. Considero que los motivos fueron otros y no es necesario nombrarlos. Envió a su hija un tiempo a casa de una hermana en espera que despejara la mente.
—¿Espera que estés aquí cuando regrese?
—Al parecer sí —respondo con un poco de humor —estaré aquí, pero dudo que sea el mismo Travis que dejó.
—¿Aún la amas verdad?
No respondo enseguida, es difícil darlas. Un sí o un no, no bastan para definir lo que siento. Juliet hizo parte de una época de mi vida difícil, nunca se alejó de mi lado y fue mi apoyo.
—No tengo idea de que siento por ella —confieso al fin —solo que no es el mismo cariño de antes.
Patrick guarda silencio y acaba su bebida sin dejar de ver el sol ocultarse en el horizonte. Su hermana sigue ocupando sus pensamientos y entiendo su preocupación. Augusto la alejó de su familia por un año, le controló llamadas, mensajes y le retuvo los documentos impidiéndole salir de su país.
Todos esos detalles hablaban de un hombre controlador y de peligro. Fue ella la que vivió todo ese tormento, sumándole los malos tratos y humillaciones. Patrick está preocupado y no sabe todo lo que vivió su hermana, ella se ha negado a darle detalles ¿Cómo se pondría de saberlo?
—¿No has pensado en casarte? Ya tienes edad de merecer —se burla de mi comentario y niega divertido. —yo estoy solo y siempre nos hemos llevado bien.
—Cuando me fastidie de discutir con los peones y de vivir tranquilo, quizás lo considere. —responde ignorando mi comentario.
—Es una lástima, eres un buen partido —intento pasar mi mano por sus hombros y se sacude fastidio, lo que me genera risas, en él una mirada preocupada.
—Se han visto casos de hombres que fueron embriagados por sus amigos y acabaron ...
—Gustándose —sigo por él y niega sacando las llaves de su camioneta.
Me divierte sacarlo de sus casillas, Patrick tiene cierta aversión a los gais y estos parecen gustarle. Ha sido acosado por varios de ellos y en algunos momentos se ha ido a los puños por toques indebidos. Dice no tener problemas en las inclinaciones sexuales de los demás, siempre y cuando sus manos se mantengan lejos de él.
—No sé viejo, tantos fracasos con mujeres pueden haberte desviado.
Saca la mano a manera de despedida mientras pisa el acelerador dejándome en medio de risas. Es la mejor manera que dejé de acosar con que me junté con su hermana y etc., etc. Su hermana es hermosa y cuenta con todo para agradar a un hombre, el problema es que ella le ha creído todas las estupideces de su esposo.
—¿Se fue Patrick? —pregunta mamá asomándose en la puerta y afirmo —¿Otra vez Travis? —me riñe y mi risa aumenta.
—Insiste en eso de que conquiste a Magda —me quejo encogiendo mis hombros.
—¿Y? ¿No se supone que te gusta? —tomo el último sorbo de la botella y guardo silencio —es una chica linda y tu un buen partido.
—No deseo que la historia se repita —le aclaro —o que me crean que voy en búsqueda de desquite.
Mamá se acerca al porche y se sienta en el puesto libre que ha dejado Patrick.
—Son los Taylor los que no han dejado a tu padre en paz —habla al fin —Graham Odam no le robó nada a Octavio Taylor ... Yo amaba a tu padre y no a él.
—Asi como Magdalena ama a Augusto. —le aclaro viéndola sonreír con tristeza —no quiero otro golpe amoroso a mi vida mamá, no lo soportaría.
****
Recojo los documentos dispersos en mi escritorio y miro la hora en mi reloj. En media hora inicia la reunión con los clientes para anunciar al nuevo socio y Patrick no ha dado señas de llegar.
Sé que el rancho ocupa un gran porcentaje de su rutina, pero esta parte hace parte de lo sus intereses económicos. El rancho es de Magdalena y es ella la que le corresponde todo este esfuerzo.
—¿Se puede? —la dulce voz de Magdalena me hace alzar la vista.
En traje blanco, sombrero y tenis. Sus mejillas están coloradas y pequeñas gotas de sudor en su nariz le dan un toque inocente y mágico. Tiene en sus manos una carpeta azul que apoya de forma tímida en su vientre mientras sonríe hacia mí.
—Claro —reacciono apresurado y señalo la silla —tengo media hora disponible para ti. Eso si tu hermano se digna en aparecer, si no es tengo toda la tarde disponible.
—¿La reunión con los clientes? —pregunta inocente y afirmo confundido.
—¿Te dijo algo de eso? —pregunto con interés.
—Sí, de hecho y si no te importa, me pidió venir —aclaro mi garganta y suelto el nudo de mi corbata ante la reciente sensación de ahogo. —Sé que necesitas una contadora...
—De tiempo completo —le aclaro —el viaje a casa todos los días en la noche es peligroso. No es que no quiera darte el empleo, linda, es que conozco a tus padres...
Sonríe pasando las manos por su cabello de forma nerviosa y rodeo el escritorio, El tomo de las manos y le indico sentarse, haciendo lo propio en la silla del frente. Nada me alegraría más que tener esa vista ocho horas, todos los días. Un loco sueño que puede acabar con la llegada de Augusto y mi corazón roto.
—He decidido vivir en el pueblo y valerme por mí misma —empieza a decir y me muestra el documento en sus manos —es mi currículo. Mis padres están felices por mi decisión y Patrick también. —tomo la carpeta en mis manos y lo leo delante de ella. —supongo que La Villa es mejor que Alicante. Soltera es mejor que un mal matrimonio.
Dejo la carpeta en el escritorio y tomo sus manos al ver que sudan y tiemblan al mismo tiempo. Nerviosa muerde sus labios y me mira con rostro suplicante.
—Decía que era una inútil y no era nada sin las vacas o caballos —empieza —que mi vida había obtenido valor al ser Taylor y no Mallory.
—No es ...
—Deseo demostrarlo Travis —me interrumpe alzando el rostro hacia mí —por favor —ruega —ayúdame a demostrarme que sí valgo... Que estaba equivocado. —sigue —no puedo verme al espejo sin ver a una perdedora...
Me gusta que a quien desee demostrar cosas es así misma y no a los demás. Sonrío acariciando su rostro con el dorso de mi mano y lo baja apenada.
—Si tan solo pudieras verte a través de mis ojos, te darías cuenta de que tu valor está más allá de tu físico o tu dinero. — hablo al fin —Tu valor es porque eres Magda... eres en este instante frente a mí, hermosa y decidida a no vencerte... eres.
Que Dios me guíe en caso de que acabe siendo víctima o equivocándome por la decisión que voy a tomar.
—Te mostraré tu oficina —hablo levantándome y sonríe —¿Tienes donde vivir? Puedo darte una mano...
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