Invencibles

Tres días después mi padre seguía en estado crítico, seguía en cuidados intensivos, pero los médicos eran optimistas. La llegada de mi hermano puso fin a los conflictos con Augusto. Mamá dejó de apoyarse en mi ex, aunque seguía lanzando dardos contra Travis.

En cuanto a que pudo ocasionar el suceso de mi padre, su doctor aseguró que pudieron ser varios factores. Una mala noticia, enfrentamiento o impresión.

Ninguno de ellos parece haber sucedido, mamá lo dejó en el estudio revisando unos documentos y hablando por teléfono. Estaba contactándose con la persona que estaría a cargo de la parte legal del rancho.

Dos horas estuvo con él y asegura no vio indicios de nada, lo dejó revisando unos documentos. Diez minutos fue el tiempo en que salió a los establos, al volver estaba con el rostro rojo y la mano en su pecho.

—¿Qué pretendías al no decirme lo que sucedía? —pregunta Patrick enfadado.

—Que descasaras, no hay riesgos en su presencia —le aclaro con tranquilidad.

Estamos en la cafetería del hospital, Travis está en la fábrica haciendo el inventario de los daños y de Augusto no se sabe nada. En cuanto a mi madre, ella no se despega de mi padre.

—¿Cómo te fue?

—Estuvo bien, era un viaje necesario.

No me mira al responder, se limita a ver el fondo del recipiente vacío del café. Alza su rostro y me encuentra viéndolo preocupada. Mamá tenía razón al decirme que no era el mismo.

—Sabes que puedes contar conmigo —tomo su mano y la aprieta mientras sonríe —si hay algo que pueda hacer...

—Era una amiga de la universidad —me interrumpe —nos volvimos a contactar, intercambiamos correos, números. Empezó con recuerdos de nuestra época de estudiantes. Fue creciendo poco a poco, mutó en la distancia. —sonríe con sarcasmo aplastando el vaso de papel. —hace quince días dejó de llamar o enviar mensajes y me asusté.

—¿Te hiciste su novio? —afirma y suelto el aire fastidiaba.

—Hicimos planes de matrimonio, amaba el campo y le mostré todo el rancho —suspira antes de seguir —estaba emocionada con ello, le faltaba un año para culminar el posgrado y entonces vendría a conocerlos.

—¿Qué sucedió?

—Nos vimos en un par de ocasiones en la capital —se muestra apenado al decirlo y le quito importancia sonriendo —ella decía que temía la vieran como oportunista, deseaba presentarse con el posgrado. Construiríamos una clínica veterinaria ambos y mamá la tomaría en serio.

—¿Le diste dinero? —su silencio es un sí que quema mis entrañas y desearía tenerla frente a mí.

¡Quiero golpear a la zorra que lo tiene en ese estado!

Le aseguró, vivía en una zona vida nocturna y debía lidiar con borrachos al salir del trabajo. Antes de desaparecer del todo hicieron una videollamada y ella estaba golpeada. Llevaba gafas oscuras, pero él pudo notarlo y le aseguró, fue asaltada.

—Te lo resumiré —dice apoyando la otra mano sobre la mía —quien me abrió la puerta fue su prometido y los golpes los recibió en una pelea con la amante de este.

—¡Patrick! —sonríe divertido y niega restándole importancia.

—Me abrieron la puerta de su casa y me presentó como un compañero de la universidad. —la mano libre golpea las que tenemos entrelazadas y guarda silencio por varios minutos —un hombre amable, bastante amigable, a quien quise decirle la clase de mujer con quien iba a casarse.

—No vale la pena, hermano...

—¿Sabes lo que me dijo cuando me acompañó a la puerta?

—¿Te pidió disculpas? —su risa fuerte irrumpe el silencioso lugar y nos ganamos varias miradas de reproche.

—Eres muy inocente Lena... —señala divertido —en realidad, protestó por haber hecho un viaje tan largo. Debí entender que si no contestaba las llamadas era porque habíamos terminado.

—¡Zorra! —reniego enfadada y se encoge de hombros.

—Había olvidado lo frívola que era de estudiantes y por qué nunca me acerque a ella —se levanta y toma mi mano para regresar a ver a papá —creí que había madurado, pero no era así.

—Estarás bien... —le animo y afirma con una sonrisa.

—Te aseguro que en unos meses la abre olvidado y será ella la que me recuerde.

—¡Que así sea! —respondo segura y me abraza fuerte.

—Por el momento me conformo con ver a mi hermana pequeña casarse con el hombre que la ama y ella a él —paso una mano por su cintura y abrazados salimos del lugar.

—Travis no se anima, me temo que debo ser yo quien le dé ese anillo. —confieso preocupada. —creo que la llegada de Juliet pudo dañar todo.

—En realidad fue Augusto y un poco mamá —detengo mis pasos a metros de la entrada del hospital y me mira serio —regresé a casa porque mi padre estaba preocupado por el comportamiento tuyo y la insistencia de mamá en que le dieras otra oportunidad a ese hombre.

Proceso la información y sonrío, papá notó que algo malo ocurría. Mamá solo se centró en lo buen partido que era Augusto y en nada más.

—Ella cree que yo dañé ese matrimonio... —digo retomando mis pasos —Augusto pudo contar su versión de la historia.

—Es momento de hablar con ella —afirmo en silencio viendo el hombre frente a mí que charla con mamá.

Travis tiene su cuerpo rígido, cabeza en alto y rostro duro, que no relaja al verme. Mamá por su parte niega con molestia y le reclama algo. Nos alejamos uno del otro y empezamos a caminar hacia ambos.

—El peligro ha pasado —habla mamá emocionada —esta tarde lo pasarán a piso.

Me abrazo a mi hermano, hago el mismo gesto con mi madre y avanzo hacia Patrick que se ha quedado relegado a un lado. Papá no podía irse y dejarnos a todos.

—Es una buena noticia —comenta mi hermano sin dejar de ver a Travis.

—Hola cariño —le saludo pasando mi cabeza por debajo de sus brazos, obligándole a que me abrace.

—Me alegra que tu padre esté fuera de peligro —comenta acariciando mi rostro —ahora si puedes dormir tranquila.

—Aún no. —le digo y junta las cejas —¿Qué tal los daños? —pregunto —Mi felicidad será completa cuando todo esté bien y sé que me estás ocultando cosas.

No lo hace por mala fe, la enfermedad de mi padre ocupa toda mi mente. Ahora, con mi padre en proceso de recuperación, la historia es distinta. Puedo centrarme en apoyarlo en todo cuanto pueda. Le insto a decirme lo que le preocupa y acaba por ceder.

—No podemos entregar el primer pedido en la fecha indicada a los Callaghan—pasa su mano por el rostro y la tomo para dejarla en mi pecho. —le comenté el inconveniente con el corto circuito y ...

—¿Y? —pregunto ansiosa y niega apretando nuestras manos que se lleva a los labios.

—Aseguró no es su problema —aprieta los dientes con fuerza antes de seguir —el contrato estípula las fechas sin prórrogas, me advirtió que si no puedo cumplir que le diga. Hay muchas y mejores empresas...

—¿Qué faltaría para cumplir? —pregunto ansiosa, llevándolo hasta la silla próxima y sentándonos. —¿Personal, maquinaria, materiales? —enumero y sonríe con ternura al verme —podemos trabajar en las noches, acarrearía gastos extras... lo sé, pero se solventará con el tiempo. Haremos un cronograma de actividades, nos fijaremos metas ... Y te aseguro.

Sus labios rozan los míos obligándome a callar, me olvido de que estoy en un hospital o que papá está enfermo. El carraspeo de mi madre nos hace alejar en medio de sonrisas cómplices y finaliza con un beso en la frente.

—Acabo de convertirme en todopoderoso —ríe —contigo lo puedo todo, soy invencible.

—Lena... No es el momento —protesta mi madre y el rostro de Christian se ensombrece.

—Hablamos esa noche y organizamos esa agenda ¿Te parece? —sugiero ignorando a mi madre.

—Paso por ti a las siete —finaliza levantándose.

—Te quiero...

Al despedirse solo mi hermano responde, mamá se cruza de brazos viendo al frente con rostro preocupado. Sigo el rastro de quien le preocupa tanto y veo a Augusto a pocos pasos hablando con Juliet.

—Entraré yo —nos dice Patrick y nos mira a ambas —puedes ir a descansar y tú a la fábrica. El rancho funciona solo, los chicos saben que hacer y llamaran si algo ocurre.

Mi hermano ingresa sin esperar respuesta dejándonos solas, antes de cerrar la puerta me indica hablar con mi madre.

—Me quedaré. —comenta mamá sin dejar de verme molesta. —¿No vergüenza con Augusto? Augusto ha cruzado medio mundo para estar contigo ¿Qué hace tú? Besuqueas a Travis.

—¿Vergüenza mamá? —pregunto incrédula abriendo mi bolsa y sacando la copia del documento que le hizo firmar a mi padre —Léelo y después me hablas de vergüenza.

—Lena... —su voz chilla al verme dar la vuelta y me detengo.

—Papá supo que algo me ocurría y por eso llamó a Travis —inicio —a veces me pregunto si tu ignorancia en mis emociones es por egoísmo o desconocimiento. —un nudo se instala en mi garganta antes de seguir, doy media vuelta y me alivia no ver rastros de Augusto o Juliet —si mamá se comportaría como tú...

—Lena —gime y niego.

—Tú supiste que a Patrick le sucedía algo solo con escucharlo.... Eso conmigo no sucedió —apoyo el bolso contra mi pecho y ella baja el rostro hacia la hoja de papel que le he dado —Travis me rescató, me mostró que podía ser fuerte, tomó mi cuerpo, alma y corazón... lo limpió y curó. ¡Léelo! —señaló el documento antes de seguir —Yo tengo una empresa que rescatar con mi futuro esposo.

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