Cartas sobre la mesa
Un par de pescadores que estaban en la ribera del río, fueron los que alertaron a la policía. Lo primero que llamó su atención fue el ruido extraño de un auto que rompía el silencio de la madrugada.
Notaron el auto cruzar a toda velocidad el puente. "—Le gritamos que tuviera cuidado. Ese puente es viejo y tiene fallas en su estructura." Declaró uno de ellos a Patrick y a mí, que fuimos a buscarle.
Gracias a su declaración nos enteramos de que el auto que calló al río había sido el de Travis. Esta mañana las autoridades nos llamaron para confirmar habían rescatado el vehículo, sin rastros de su ocupante.
Después del primer día de desaparecido, todo el pueblo hablaba de su muerte. Algo que nos altera a todos, el que nos inyecta tranquilidad es su padre, que sigue positivo en su búsqueda.
Patrick ha puesto una recompensa a quien, de información sobre él, mamá contribuyó con una parte y yo con otra. Según mi hermano, era la mejor manera de obtener resultados, sobre todo en los pescadores rio a arriba.
Encontrar o no a Travis estaba en manos de ellos y de la buena disposición de las autoridades, una más complicada que otra.
El sentimiento de impotencia ante el miedo que jamás encontremos su cuerpo me impide ser positiva. He trasladado el temor y frustración en la fábrica. Repitiéndome que si aparece quiero decirle que los Callaghan están felices.
"—Cuando aparezca Magdalena" corrijo rápido. Travis no está muerto, su padre asegura que es un excelente nadador. "Entonces, ¿Dónde está?". Suelto un sonido lastimero de mi garganta intentando desechar mis malos pensamientos.
No todo es malo, la salud de mi padre ha mejorado, le darán salida esta tarde. Aún no sabe de la desaparición de Travis, hemos convenido no decirle nada. Desconocíamos que lo llevó a ese estado y era necesario cuidarlo.
Patrick está al frente del rancho y supervisando la búsqueda de Travis. Mamá cuida de la salud de papá y no ha vuelto a tocar el tema de Travis, tampoco he querido seguir con lo mismo. Ella continúa hablándole a Augusto como si nada hubiera sucedido y eso me da una idea del lado de quien está la balanza. No tengo tiempo para preocuparme en sí, mi madre me cree o no, tengo prioridades.
—¡Concéntrate! —me reprendo viendo todo a mi alrededor.
Los documentos en desorden en todo el escritorio hablan de mi estado emocional. Los empleados de Travis han decidido rendir tributo a su jefe trabajando arduo en su mejor sueño. El de llevar su empresa a mercado extranjero.
Su motivación me conmueve y me anima a continuar. El exceso de trabajo garantiza que al final de la jornada caiga rendida; aunque solo logre dormir un par de horas. Tengo pesadillas con él llamándome a gritos siendo arrastrado por el río y me despierto en medio de gritos llamándole.
Un día más, sin saber de él y acabaré lanzándome al río e ir a buscarle. El ruido del móvil me hace verle, es un mensaje de la fábrica. Ha llegado el camión con la mercancía y se encuentra en proceso de fabricación.
"Lo logremos, señorita, cuando él regrese encontrará su sueño realizado. ¿Podría enviarme los detalles de esos pedidos?"
No le respondo, en cambio, abro los cajones buscándolo copia de ese contrato. Travis no es el más ordenado de los hombres y me cuesta encontrarlo dentro del grupo de documentos. Desocupo todo una gaveta hasta que lo encuentro, hago una fotografía al motivo del contrato, junto con las referencias de cada tela. Le envío justo en el momento en que alguien toca la puerta.
—Adelante. —ordeno con la mirada fija en las dos únicas piezas que quedan en la gaveta.
—Alice, me dijo que podía encontrarte aquí. —Suspiro fastidiada al saber de quién se trata. —me han dicho que no comes o duermes bien... Vine a ofrecer mi ayuda.
—No es necesario Augusto, Patrick y los Odam están a cargo de la búsqueda de Travis —alzo el rostro hacia él antes de seguir —el trabajo me ayuda a no pensar.
Es el Augusto que recuerdo, con el físico perfecto, el dinero que desborda, lo refinado y elegante. Desde su regreso ha dejado de usar trajes y, aunque su atuendo sigue siendo refinado, hay que aceptar es más adecuado para este pueblo.
—Acabo de hablar con el almirante, dejaran de buscarlo—si no lo conociera tan bien, diría que está afectado por la desaparición de Travis. —es poco probable que esté con vida... Quizás...
—Está con vida. —corrijo con voz temblorosa —Si hubiera ido con él como lo quería...
—Hoy estarían buscando a dos y no solo a él. Te habría perdido para siempre.
Elimina distancia en búsqueda de mis manos y esquivo ese gesto. Mi comportamiento parece dolerle, no es algo que quise hacer, simplemente no soporto que me toque.
Desde su regreso no puedo verle sin recordar todo el daño que me ocasionó. Que duela quiere decir que esa etapa de mi vida no ha sanado y quizás nunca lo haga.
—Tú me perdiste hace mucho Augusto...
—Odam tuvo que ver—acusa y sonrío.
—¿Tienes memoria selectiva Augusto? —cuestiono. —Travis, solo una fue una de las tantas personas que me brindó una tabla de salvación.
No se sienta, lo que me alivia un poco y mira todo a su alrededor con desdén. Lo imagino comparando la humilde oficina con la suya. Augusto ve lo humilde y quizás desdeñosa, yo veo solo las ganas de prosperar de sus dueños.
—¿Cómo puedes preferir esto a lo que te doy?
—¿Hablas de insultos, ofensas, humillaciones? —interrogo y su mandíbula se tensa, lo que me hace reír pese a todo mi dolor —o quizás... que preferí a alguien que en verdad me quería y no a mi dinero...
—No sé a donde quieres...
—No pierdas el tiempo en negarlo —es mi turno de interrumpir —sé toda la verdad Augusto, lo que le hiciste firmar a mi padre y que solo sentías por mi asco —describo y en su rostro hay confusión —escuché la conversación entre tu hermano y tú el día de nuestra boda.
No hay reacciones en su comportamiento, tampoco esperaba que las hubiera. Pienso que ambos sabíamos lo que sucedía, yo me negué a enfrentarlo por temor a más humillaciones y él se aprovechó de ello.
Se sienta en la silla y pasa una mano por su rostro en actitud de derrota.
—Ahora lo entiendo todo —comenta distraído —tu comportamiento el día de la boda, en la luna de miel, tu afición por el alcohol...
¿Qué esperaba? Me casé enamorada y el que debió ser el mejor día de mi vida, se convierte en pesadilla al enterarme de que todo era una vil mentira. El alcohol fue mi única salida para no pensar en lo fracasada que era.
—Quemé esos documentos al llegar a España —Me alzo de hombros indiferente y en sus ojos hay solo dolor —tomé malas decisiones Magdalena, me convertí en un monstruo para ti.
Le escucho narrar como según él se dio cuenta de que me amaba. Me dio la libertad para demostrarlo, se mudaría al pueblo y me conquistaría...
—Lastimosamente, los negocios no iban bien y tuve que aplazarlo. —sigue y sigo sin reaccionar — Odam no ha tenido el valor de darte un anillo, aún vive con sus padres, esta empresa está mal dirigida —señala las paredes con desprecio antes de seguir — no puede darte lo mismo que yo...
—De eso estoy convencida. —sigo por él — Travis jamás será como tú, me enseñó a volar Augusto... no cortó mis alas como quisiste hacerlo...
—Si salgo por esa puerta Magdalena, jamás sabrás de mí ...
—Espero seas un hombre de palabra — Se incorpora bastante indignado —Patrick no quiere negocios con los Taylor, por si no lo sabes es el dueño del rancho Mallory.
—No me sorprende tu preferencia por ese pueblerino —se mofa y sonrío —jamás pude lograr que tuvieras visión o fueras una dama —me señala —¡Mírate! Eres un asco, pero compaginas con esta fábrica de mala muerte. Lamentarás haberme despreciado
—No te molestes en despedirte de mi padre —cruzo los brazos al verlo salir dando un portazo.
Saco de la gaveta el anillo de compromiso junto con la tarjeta escrita. La leyenda escrita derrama las lágrimas que me he negado a sacar estos dos días.
"Quise escribir estas en líneas todo lo que nunca me he animado a decirte y que he intentado demostrarte. Es posible que mi falta de valor me impida darte este anillo alguna vez y que el miedo a no ser suficiente le gane al amor que te profeso.
Un te amo no era suficiente, lo supe al decirlo muchas veces y sentir que era poco.
Intenté decírtelo al enseñarte a volar, a sanar las viejas heridas, al lograr una sonrisa en ese rostro hermoso.
Tampoco fue suficiente.
No era algo de decir y demostrar un par de veces, necesitaba hacer lo mismo día a día.
El matrimonio es una buena forma de decirlo y demostrarlo me llevará toda la vida.
Lo que nos resta por vivir quiero que lo hagamos juntos. Sigue siendo insuficiente, pero es lo más cerca que hay de lo que siento por ti.
Magdalena Mallory, ¿Me darías la oportunidad de demostrarte cuanto te amo?"
—Si Travis —le digo a la oficina vacía colgando el anillo en mi dedo y fingiendo que es él quien lo hace.
****
Acompañé a mi padre hasta el rancho y estuve parte de la tarde con él, mamá estaba poniéndose al día con las finanzas. No hubo mención de Augusto, salvo para comentar que se había regresado a España. Cuando el sol empezaba a ocultarse, mis padres y Patrick me pidieron era hora de volver.
Yo había pasado parte de mis cosas en la casa de los Odam. Necesitaba estar allí en caso de que llamaran para decir que habían dado con él. Me dieron la habitación de Travis, era lo más cerca de él que estaré teniendo en cuenta los acontecimientos.
La disputa en la comida era la acostumbrada entre su padre y madre. Las noticias locales hablaban de su hijo como si estuviera muerto. Seguía siendo un misterio que lo hizo viajar de noche, cuando su padre le convenció de no hacerlo.
—Mientras no exista un cuerpo, Travis no está muerto —comenta su padre esa noche en la mesa. — logró salir del auto. —insiste.
—La guardia costera cesó la búsqueda con la recuperación del auto —el nudo que se instala en mi garganta al decir aquello es difícil de controlar —el río está crecido y pudo... —sin poder seguir dejo la servilleta en la mesa y me levanto.
Su madre solloza más fuerte y es abrazada por Simone, Avery toma mis hombros dejando un beso en mi cabeza. ¿Qué sucede si nunca aparece? Las estadísticas de personas que han caído desde ese puente y no han sido encontradas crece todos los días.
—Lo buscaremos en la ribera —habla su hermano tomando mis brazos y dándome apoyo —el auto tiene la ventana del lado del chófer rota.
Avery cree que fue él para lograr salir, si no lo hemos encontrado es porque la corriente lo arrastró. Describe lo que cree ha sucedido con tanta seguridad que acaba por tranquilizarme.
—¿Cuántos ranchos hay en la ribera? —quiso saber el señor Graham.
—Cinco, hasta el fuerte —respondo a su padre —Río arriba está, El Flynn, Valeria, Ruby, Ximena y Theo... —guardo silencio viéndolo al entender.
—Si algunos de esos ranchos los hubiera rescatado... ya lo sabríamos —habla Tabata derrotada.
No tan así, hay tierra demasiado alejada y algunas no cuentan con servicio de teléfono. Me preguntan si conozco alguna de esas cinco con esa especificación y no dudo en responder.
—En el auto tengo un mapa de la zona que puede ayudarme. —al regresar lo despliego en la mesa de la sala con todos a mi alrededor —Flynn es el único que no posee servicio de telefonía.... Es muy avaro para gastar en eso.
Animada empiezo a dar la ruta para llegar a cada una de ellas. Las señalo en el mapa mostrando las de mejores accesos y cada uno de sus dueños. El más difícil de tratar de todos es el Ruby. Un hombre de trato y comportamiento hostil.
—Es el peor lugar —señalo preocupada —sus tierras cuentan con un dique, es el único que no sufre del arrastre de la creciente —continuo —hizo incluso un desvío del río y ha usurpado terrenos de los lugareños.
El ruido del timbre nos hace a todos saltar y mirar la puerta con miedo. Ninguno se anima a abrirla, siendo el más osado el hijo mayor de Avery quien lo hace. Un chiquillo de catorce años, bastante alegre. Sacó el físico de su padre y el carisma de su tío Travis.
—Papá, alguien busca a Magdalena —comenta el chiquillo y todos corremos a la puerta.
Una chica de cabello rubio, jean y camisetas masculinas gastados está en la entrada. Tiene rasgos hermosos, pero cubierta por ropa masculina bastante holgada y gastada.
—¿Es usted Magdalena Mallory?
Su voz es ruda y tosca al preguntar, siendo difícil asociar su rostro con aquel timbre de voz con tinte masculino. Sus ojos verdes escudriñan los míos viéndome con desdén en todo momento.
—Soy yo —respondo —¿Qué sucede?
—Me han dicho que ha dado una recompensa a quien dé con el paradero de su novio —sigue diciendo.
Sus ojos siguen escudriñando a todos con el mismo poco interés y aire burlón. Cuando se detienen en Avery, su esposa Amina lo toma de las manos instantáneamente, lo que saca una sonrisa burlona en la desconocida.
—¿Es este valor? —alza el volante que Patrick ha mandado a repartir en los negocios locales y mi paciencia llega a su fin.
—¿Me dirá que sucede o seguirá burlándose de mí? —escupo.
—Lo tengo allá afuera —me dice y todos damos un paso, pero ella se nos cruza —Primero quiero la promesa que va a pagarme...
—¡Por supuesto que voy a pagarle! —le digo rompiendo en llanto —dos veces más si está con vida.
—Cuando lo dejé lo estaba —sonríe ante mi rostro pálido y niega —es broma... tiene una herida en el pecho y ha sangrado mucho. —detalla dando media vuelta y le seguimos —Delilah tenía sed y la llevé al cauce a tomar... lo encontré hace unas horas. —nos detenemos al ver donde lo trae y ella se encoge de hombros —disculpen el carruaje...
Era una carreta, tirada por un caballo blanco. En otras circunstancias hubiera admirado la belleza del animal opacada por ese horrible objeto que su dueña le obliga a arrastrar. Avery y Simone se suben a la carreta, mientras su padre y yo tomamos sus manos.
—Tiene pulso, débil, — señala su hermano sonriente y todos suspiramos —esta herida es de revolver...
—Yo iré con usted—me señala —no la perderé de vista hasta que no me dé mi dinero... espero no muera antes que lo haga y de ser así tengan en cuenta que lo traje vivo —señala a Avery —él dijo que respiraba.
Miramos a la chica que se limita a encogerse de hombros, ata a su yegua a un árbol, acaricia sus orejas mientras le susurra algo. Todo esto ocurre mientras nosotros subimos a Travis en el auto de su padre.
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