3. Muerto En Vida
Lejos de mejorar, las cosas solo empeoraron para los dos.
ChanYeol fue despedido de su empleo como pianista de ambiente, así que solo quedaba su empleo esporádico como tutor de piano, KyungSoo por otra parte seguía sin poder conseguir un aumento en su paga.
Era complicado lograr juntar el dinero de la renta del hotel y salvaguardar dinero para comida y cosas personales. El subsistir estaba convirtiéndose en una tarea imposible.
Las cosas se estaban tornando más complicadas que nunca.
Y a pesar de las adversidades jamás hubo cabida para el arrepentimiento.
Sin embargo, KyungSoo no pudo si no sentirse culpable cuando escuchó de ChanYeol que su empleo en el Península ya se había convertido en un pasatiempo masoquista donde esperaba algún día ser capaz de reencontrarse con KyungSoo, pues había conseguido un puesto como pianista de remplazo en una orquesta recién fundada.
—No te preocupes...— sonrió ChanYeol tratando de tranquilizar a su pareja, que derramaba lágrimas de tristeza mezcla de una frustración.
—Pero ChanYeol...— KyungSoo seguía gimoteando, enfadado consigo mismo, nada estaba saliendo como lo habían planeado.
—Está bien, está bien— ChanYeol rodeó el cuerpo del más joven en un apretado abrazo y apresó su cabeza entre sus brazos con ternura, dejando dispersos y suaves besos sobre la coronilla —Todo mejorará.
KyungSoo quería creer en las palabras de su enamorado, pero con las cosas en su contra no podía evitar pensar que todo hubiera sido mejor para los dos si él simplemente hubiera permanecido enterrado bajo tierra.
Por otra parte, ChanYeol poseía un carácter un poco más optimista y con entusiasmo esperaba por un brillante futuro, convencido de que su presente era sólo el medio para forjar un exitoso mañana, no dejaba de esmerarse y dar todo de sí en las lecciones privadas de piano, tocaba cientos de puertas en busca de un empleo bien remunerado y donde pudiera desenvolverse profesionalmente como él quería.
KyungSoo por su lado observaba con anhelo a los hombres y mujeres detrás de las parrillas del restaurante, todavía mantenía frescos todos los conocimientos que había adquirido en el extenso viaje que había tenido a lo largo del mundo. Atascado en un puesto que lo orillaba a permanecer dentro de la cocina hasta altas horas de la noche, no dejó pasar la oportunidad y cuando era dejado con las llaves del lugar para cerrar practicaba a escondidas, temía que algún día fuera a ser descubierto y acusado de robo de materia prima del restaurante. Era precavido.
Hasta esa noche.
— ¿Qué estás haciendo?
KyungSoo dio un brinco en su lugar cuando vio al chef ejecutivo desde el marco de la puerta, de brazos cruzados y con el ceño fuertemente fruncido. Caminó decidido hasta él y arrebatándole el sartén con las verduras que salteaba lo empujó lejos de la parrilla.
—Sólo...— KyungSoo quiso encontrar una respuesta que pudiera ayudarlo pero con los nervios que estaba sintiendo en ese momento no pudo ocurrírsele ni una sola buena oración.
El chef apagó el fuego y antes de arrojar la comida a la basura, el humo que desprendían los vegetales recién cocinados llegó hasta sus narinas y lo impregnó con su delicioso aroma. Cerró los ojos tratando de distinguir los aromas de las especias.
— ¿Qué estabas haciendo?
—Estaba practicando un poco...— respondió KyungSoo cabizbajo.
El jefe de cocina tomó uno de los brócolis del sartén y olfateándolo insistentemente dio una pequeña mordida al vegetal. Masticó lentamente, dejando que los sabores explotaran en su paladar. Abrió los ojos con sorpresa y dirigió una furiosa mirada hasta KyungSoo.
— ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto?
—No mucho— negó KyungSoo de inmediato —Hace unas tres semanas...
El cocinero profesional decidió guardar las verduras en un recipiente y meterlos en el refrigerador y mientras hacía aquello siguió interrogando a KyungSoo — ¿Hace cuánto cocinas?
—Hace poco...— dijo el joven —Unos... cuatro años...
— ¿Estudiaste? — el chef cerró la puerta de uno de los refrigeradores industriales de un portazo y sentándose sobre la barra más cercana, cruzó los brazos sobre su pecho y continuó con el interrogatorio.
—Sólo el colegio...— KyungSoo se levantó de hombros.
— ¿Cocina? ¿No estudiaste? — quiso saber.
KyungSoo mordió su labio inferior, indeciso sobre si ser honesto o no al respecto, decidió que la verdad sería su aliada y habló con honestidad —No de manera formal.
—Explícate.
—Estuve un tiempo viviendo en un montón de lugares— dijo KyungSoo no queriendo dar muchos detalles de su vida pasada —Y estuve acudiendo a varias clases de cocina, era más por entretenimiento...
El chef entrecerró los ojos, relajó su postura y caminó por la gran cocina hasta una de las gavetas donde guardaban el uniforme del personal, tomó un delantal limpio y lo arrojó en dirección a KyungSoo.
—Puedes empezar como aprendiz a partir de mañana— comunicó el chef yendo hasta la puerta —Asegúrate de limpiar todo al final de tu turno, la paga... será solo un poco más.
KyungSoo atrapó el delantal y con la mirada totalmente llena de sorpresa asintió energéticamente, con una enorme sonrisa se apresuró a limpiar toda la loza pendiente y a pulir los pisos para el día siguiente. Cerró la cocina y con emoción fue a toda velocidad hasta la habitación donde vivía con ChanYeol.
No tardó en comunicarle la nueva noticia, ChanYeol lo felicitó y se alegró por él, ambos coincidían en que KyungSoo poseía un talento nato para la cocina y estaba a punto de emprender el arduo trabajo que siempre había añorado desde que descubrió su vocación.
Las cosas no fueron más sencillas después de ello, KyungSoo era puesto a prueba constantemente, los cocineros a su cargo eran estrictos y poco tolerantes, por suerte, KyungSoo era un chico de rápido aprendizaje y muy habilidoso así que captaba las órdenes de manera inmediata, incluso bajo presión pudo comprender las lecciones.
Y KyungSoo no era la única persona que mantenía la esperanza entre el infortunio, ChanYeol seguía dedicándose a impartir clases particulares, los padres estaban encantados con los métodos frescos y didácticos para la enseñanza. Y no había duda alguna del increíble talento del pianista.
ChanYeol iba a toparse también con un singular rescate. Resultaba que una de las alumnas de ChanYeol tenía por padre al director de una de las escuelas anexas de uno de los conservatorios de la ciudad. Era educación primaria pero al ser una subsede de un conservatorio, la educación musical era imprescindible y resultaba que justo estaba en busca de un maestro de piano a tiempo completo.
—Nunca en mi vida le he enseñado a más de una persona— sonrió ChanYeol con nerviosismo cuando la propuesta le fue hecha aquella tarde al terminar la clase particular.
—No te preocupes— animó el director —Son grupos reducidos, son solo cuatro o cinco alumnos por instrumento.
ChanYeol lo pensó, era una oportunidad económica inigualable, si algún día quería retomar el camino que dejó a medias en Cora debía comenzar por involucrarse nuevamente en el mundo de la música, así que sin estar completamente convencido, aceptó la propuesta de empleo.
Park ChanYeol iba a convertirse en el profesor titular de piano de la escuela primaria local.
La noticia fue bien recibida por KyungSoo. Ambos se sentían felices pues parecía ser que finalmente sus vidas estaban tomando el rumbo deseado.
Con el aumento de paga de ambas partes, decidieron dejar la vieja habitación de hotel y buscar una renta de departamento barata, no importaba si era un pequeño habitacional de 4 x 4, mientras estuvieran en un lugar fijo al que pudieran empezar a llamar hogar.
Y fue de esa manera que lograron mudarse a un sucio edificio con cuartos que necesitaban reparaciones, pero que por la ubicación y el precio valían totalmente la pena.
ChanYeol comenzó a fungir como profesor de piano de manera formal, tenía una facilidad para comunicar los conocimientos y para enseñarlos de manera práctica, se paseaba entre sus alumnos corrigiendo de manera gentil la posición de sus hombros, poniendo sus dedos en las teclas correctas y dándoles consejos sobre relajación y respiración. Además de enseñar la parte teórica de la apreciación musical.
Tanto KyungSoo como ChanYeol estaba desenvolviéndose de manera natural, era como si siempre hubieran estado destinados a pertenecer a sus ambientes.
Y sobre todo, era como si a pesar de todo lo malo que pudiera llegar a pasar, pudieran tenerse el uno al otro por siempre.
A KyungSoo no le cabía duda alguna, de que ChanYeol era su alma gemela, desde el primer instante en que lo vio y conoció, entendió que era él el ser humano que estaba destinado a caminar a su lado. Lo admiraba, lo respetaba y por sobre todo... lo amaba.
Y nunca desaprovechaba la oportunidad para hacérselo saber.
Era una dicha para él despertar y ver a ChanYeol a su lado, acariciaba su rostro con suavidad, besaba sus labios tiernamente, susurraba sobre su oreja cientos de palabras cariñosas.
—Te amo mucho más— respondía ChanYeol, deslizando sus brazos debajo de las cobijas, atrayendo el cuerpo del más joven hasta el suyo para rodear su cuerpo en un eterno abrazo.
Había después un desfile de pequeños besos por parte de ChanYeol por todo el rostro de KyungSoo quien no podía si no reír lleno de alegría, mostrando sus más sinceras sonrisas, rodeando el cuello del más alto.
Luego sus labios quedaban sellados en un profundo beso romántico.
—Lo mejor de mi vida eres tú...— decía KyungSoo después del tacto, observando profundamente los ojos de ChanYeol, acariciando sus mejillas y comunicándole solo con el toque lo mucho que significaba en su vida.
—Gracias por existir— ChanYeol también procuraba expresar lo importante que era KyungSoo para él.
No podían tener suficiente el uno del otro, las mañanas siempre se empezaban con el pie derecho amaneciendo de esa manera.
Y el tiempo los apremió, recompensó su paciencia y perseverancia, premio su esfuerzo y trabajo duro.
Con el pasar de los meses y estos acumulándose en años, KyungSoo y ChanYeol pudieron ver el fruto de los sacrificios que habían hecho.
El buen desempeño de ChanYeol y su proposición para seguir aprendiendo y estudiando le hicieron valerse de una maestría en composición y un doctorado en interpretación musical por una de las más prestigiosas universidades del país, con tanta preparación, la escuela primaria era muy chica para él, así que probando suerte aplicó para fungir como profesor en el conservatorio más famoso de la ciudad.
Y fue así, como después de largos años, finalmente Park ChanYeol se convirtió en uno de los más respetados pianistas de la Escuela de Música de Manhattan. Y esa no era la única posición importante que sostenía.
KyungSoo por su lado, no podía hacer mucho respecto a su educación pues temía ser foco de atención pública y temía que sus falsas identificaciones fueran a ser descubiertas, por lo que nunca pudo dejar su puesto que ya era seguro en el restaurante de siempre, con la única diferencia de que los años de experiencia y el innegable talento lo convirtieron en uno de los cocineros principales, además de tener una influencia enorme sobre distintas cocinas del mundo le pudo proveer al chef ejecutivo una visión más creativa de la cocina, de esa manera la categoría del restaurante aumentó y logró posicionarse entre los mejores de su zona hasta finalmente serle otorgada una muy bien merecida estrella Michelin.
Todo en la vida de ambos parecía haber alcanzado el punto de máxima realización.
Vivían ahora en un departamento mucho más moderno y seguro, nada ostentoso o lujoso, pero si acogedor y sobre todo propio.
KyungSoo observaba maravillado el centro del escenario, las luces ámbar iluminaban el teatro por completo.
El suave tono musical le hizo recordar la primera vez que escuchó a ChanYeol tocar para él, una original canción de cumpleaños.
Y ahí estaba muchos años después, deleitándose con la interpretación de ChanYeol nuevamente, una pieza de jazz adaptada para ser tocada en el emblemático teatro de la ciudad.
ChanYeol parecía disfrutarlo, se veía divertido y la manera en la que sus dedos se deslizaban por las teclas era sorprendente.
Al finalizar del concierto, la audiencia estalló en vítores y felicitaciones. La orquesta y el director ofrecieron una educada reverencia y el telón se cerró.
—Estuviste increíble— mencionaba KyungSoo mientras caminaban por las iluminadas calles de Manhattan, rodeaba la cintura de su novio y procuraba mantener firme su agarre.
—Gracias, amor— ChanYeol había colocado uno de sus brazos sobre los hombros del más joven, se inclinó apenas un par de centímetros para besar su cabeza y seguir su camino.
— ¿Hay algo en especial que quieras para cenar? — preguntó el menor, se habían detenido en un cruce peatonal.
—Mmmm— ChanYeol lo pensó un poco y sonrió con picardía —Si, hay algo en especial que me gustaría mucho.
KyungSoo levantó una ceja y giró su rostro hasta el mayor — ¿Y es...?
ChanYeol no pudo evitar soltar una risa y antes de responder, alentó a su pareja a continuar caminando.
Siguieron abrazados y charlando sobre intereses personales, caminaron durante largas cuadras hasta que finalmente llegaron a su departamento.
Se despojaron de los abrigos y cada quien atendió sus necesidades.
—Tomaré una ducha rápida— anunció ChanYeol yendo hasta la habitación principal.
—Espera un poco ¿Quieres? — intervino KyungSoo —Ayúdame con la cena primero.
ChanYeol descalzo fue hasta donde KyungSoo y rodeando su cintura con ambos brazos, elevó su cuerpo en un abrazo —Pero cariño, sabes lo que pasa cada vez que intento ayudarte con la comida...
— ¿Lo quemas todo? — preguntó el joven colando con suavidad sus manos sobre los hombros ajenos.
—Jajaja— ChanYeol rio con ganas mientras negaba con la cabeza, caminó poco a poco hasta la barra de la cocina y posicionando a KyungSoo sobre ella, se metió entre sus piernas y al soltar su cintura continuó hablando —Lo otro que sucede con más frecuencia.
—Oh...— sonrió KyungSoo con malicia, enredando sus piernas alrededor de la cadera de ChanYeol —Creí que eso era lo que querías cenar...
ChanYeol lo observó profundamente, retándolo a hacer el primer movimiento.
— ¿No? — el agarre de sus piernas se hizo más fuerte y con los dedos comenzó a juguetear con los cabellos de la nuca de ChanYeol.
ChanYeol recorrió sus manos desde la cintura hasta su espalda baja y negó con la cabeza —Me daré una rápida ducha y ya vengo a ayudarte.
KyungSoo sonrió —Mejor...— el más joven siguió enredando manchones de cabello entre sus dedos —hacemos la cena y... te acompaño a la ducha...
ChanYeol sonrió todavía más. Aquello sonaba a un excelente trato.
— ¿Y qué quieres que te ayude a preparar? — preguntó ChanYeol haciendo suaves masajes en la espalda de KyungSoo.
El más bajito acercó sus labios a una de las orejas de ChanYeol y susurró de manera seductora —A mí.
ChanYeol mordió su labio inferior, cerró los ojos fuertemente y dejó que el jugueteo siguiera su curso a pesar de que en ese preciso momento lo único que quería era arrancarle la ropa a KyungSoo y hacer justo lo que le había pedido; prepararlo.
Por parte de KyungSoo primero fueron un par de húmedos besos sobre su oreja, pequeñas mordidas sobre su lóbulo, introdujo su lengua con suavidad y se aseguró de que sus dientes rozaran la piel a su paso.
Escalofrió recorrieron la espalda de ChanYeol, de repente comenzó a sentir un calorcito que lo hizo levantar la camisa de KyungSoo para pasear con mayor libertad sus manos sobre la piel ajena.
El menor dejó los besos sobre su oreja y sosteniendo sus cabellos con ambas manos, bajó sus húmedos labios hasta su cuello y hábilmente sus manos se deslizaron desde la cabeza de ChanYeol por su espalda hasta su pecho donde sus dedos fueron desabrochando uno a uno los botones de su estorbosa prenda.
Cómo no había una prisa verdadera, los provocadores besos y las insinuantes caricias siguieron su curso hasta ambos terminar en completa desnudez. Ahora las piernas de KyungSoo rodeaban el cuello de ChanYeol que seguía metido entre sus muslos, succionando la punta de su miembro.
Los jadeos de KyungSoo hacían eco en las paredes, eran suaves e incesantes. Gemidos apenas perceptibles, era casi muy silencioso pero era parte de su encanto y le encantaba a ChanYeol porque sabía que el bajito estaba tan perdido en el placer que apenas podía articular sonidos inteligibles.
Las yemas del segundo y tercer dedo de ChanYeol masajeaban a cada succión el rosado anillo entre sus nalgas, un adelantado KyungSoo había tomado el lubricante y lo había reservado en una silla cercana. Así el frutal aroma hacía más sencilla la dilatación.
—Oh— murmuraba KyungSoo con las manos apoyadas sobre la barra, dejando caer su cabeza hacia atrás, exhibiendo su cuerpo desnudo sin vergüenza —Ah...
Y tras una larga y hábil estimulación, KyungSoo estuvo finalmente preparado, ChanYeol sacó el miembro de KyungSoo de su boca, se puso de pie frente a él y con ayuda de la dirección de una de sus manos fue adentrándose lentamente.
KyungSoo seguía en la misma posición, con los muslos separados y las caderas ligeramente elevadas, sus piernas caían libres sobre la barra, sus manos apoyadas sobre el azulejo y su cabeza hacia atrás. ChanYeol no dudo en inclinarse sobre él para plasmar mojados lengüetazos sobre sus pezones. KyungSoo solo se estremeció más.
—¡Oh! — un gritito por parte de KyungSoo le indicó a ChanYeol que había tocado el exacto punto en su interior.
Entre pieles sudadas, lascivos gemidos y profundas estocadas, el acto carnal continuó con su rumbo. ChanYeol empujaba cada vez más rápido, apoyaba sus manos sobre la barra y dejando caer todo su peso sobre el cuerpo de KyungSoo dejó salir guturales gemidos.
—Mh— sus cuerpos se rozaban, ChanYeol aspiraba el lujurioso aroma de KyungSoo, produciendo sonidos fuertes. Estaba envolviéndose completamente en él —Mh.
Y KyungSoo sentía que tocaba el paraíso y veía millones de estrellas a cada estocada —Ah— los labios abiertos dejaban salir sus ardientes jadeos, abrazaba con uno de sus brazos el cuerpo de ChanYeol sobre sí mientras usaba la mano libre para estimular su propio miembro.
Los movimientos se volvieron más frenéticos y necesitados hasta llegar al punto de completo éxtasis carnal. ChanYeol se corrió dentro de KyungSoo y él a su vez, eyaculó sobre su mano. Habían llegado juntos.
Sus jadeos no cesaron, ChanYeol abrazó el cuerpo desnudo de KyungSoo y el bajito hizo lo mismo, percibió la no tan grata sensación de sentir a su novio salir de él y aferró sus piernas a las caderas de ChanYeol.
—Ah— seguía suspirando el más joven, depositó un sonoro beso sobre una de las mejillas de ChanYeol.
—Mh— el mayor sonrió —Eso estuvo delicioso.
—Nunca hay error conmigo— KyungSoo bromeó sobre aquello.
Ambos rieron, juntaron sus labios en un suave beso y agotados, hicieron lo que habían prometido; fueron a la ducha para limpiarse.
Y a pesar de que hacía menos de cinco minutos habían mantenido contacto sexual, no pudieron controlar sus impulsos en la regadera y de manera veloz, repitieron el acto. Estaba vez dejando que el sonido del agua golpear los cristales funcionara como una melodía sobrepuesta para sus eróticos y húmedos sonidos.
Cuando finalmente pudieron quitarse las manos de encima y pudieron permanecer con las prendas puestas, fueron hasta la sala de estar para ordenar algo de comida a domicilio.
—Mañana tengo el día libre— anunció KyungSoo mientras abría la caja de fideos chinos que había pedido para comenzar.
—Eso es genial— asintió ChanYeol — ¿Quieres venir a la escuela?
—Ehh— KyungSoo negó con la cabeza —No.
ChanYeol solía pedirle a KyungSoo que lo acompañase al campus de la escuela pues le emocionaba mucho hablar sobre sus clases en medio del ambiente estudiantil, y no era que a KyungSoo no le interesara pero cuando ChanYeol tenía que entrar a clases pasaba largas horas merodeando en el enorme edificio sin saber muy bien que hacer.
—Pensaba que ahora sí...— puntualizó antes de meter un bonche de fideos en su boca —que ahora sí podía cocinarte algo. Tener una cena romántica... tal vez...— KyungSoo levantó uno de sus hombros.
—Eso suena bien— asintió ChanYeol tomando los dumplings vegetales —Traeré una botella de vino de camino a casa.
KyungSoo aceptó la propuesta.
Y mientras terminaban de cenar, siguieron hablando de sus planes para el día siguiente.
Debido a lo exigente de sus empleos, no solían tener mucho tiempo a solas o tiempo para salir a tener citas, era quizás por ello, que una vez que empezaban a romancear no podían dejar de hacerlo.
Esa noche ambos fueron a dormir tarde, abrazados el uno al otro.
Sintiendo que la felicidad finalmente había llegado a sus vidas para quedarse.
Al día siguiente ChanYeol partió rumbo al conservatorio muy temprano en la mañana, había puesto café en un termo y luego de haberle dado un mudo beso a KyungSoo abandonó el departamento.
El bajito por su parte despertó tarde, se tomó su tiempo para alistarse, limpió un poco la casa y tomando sus pertenencias salió rumbo al mercado, tenía un montón de ideas para cocinar esa noche, pero pensó que una tradicional comida coreana era algo que les hacía falta a ambos.
Habían pasado unos seis, casi siete años desde que habían dejado su país natal. Nunca hubiera imaginado el rumbo que iba a tomar su vida, pero estaba satisfecho justo en ese momento, tenía a la persona que amaba a su lado, había hecho nuevos y sinceros amigos, hacía lo que le apasionaba y ganaba bastante bien con su labor.
En el mercado elegía los ingredientes para preparar un tradicional platillo, estaba sumergido en sus pensamientos, las tiendas de conveniencia en el barrio asiático lo hacían sentir como si nunca hubiera dejado su lugar natal, y de alguna manera, eso le aterraba.
Después de pagar, tomó las bolsas del mandado y se aventura en las ajetreadas calles de la neoyorquina ciudad, Manhattan había sido el lugar de su asentamiento con ChanYeol, era un sitio pequeño pero estaba siempre repleto de gente, había un montón de lugares por descubrir y tenía varias ciudades famosas alrededor. Entre tanta gente iba a ser fácil pasar desapercibido.
KyungSoo se detuvo en el paso peatonal de una de las avenidas principales, el cruce estaba en siga, pero la resistencia de una de sus bolsas estaba por vencerse por lo que optó por amarrar bien las cosas antes de continuar.
El rojo volvió a ponerse y casi de inmediato el verde otra vez apareció en el semáforo, KyungSoo tomó las bolsas entre sus brazos y caminó con cautela sobre el paso peatonal.
No supo que fue, pero llevar la mirada fija al frente lo hizo percibir una extraña sensación desde uno de los costados. ¿Qué era aquello? Sentía algo familiar, temió por un segundo que ahí, en medio de la calle, su corazón volviera a jugarle una mala pasada y dejara de latir de repente.
Abrió los ojos con preocupación, sintió como si todo transcurriera en cámara lenta, giró la cabeza hacia el costado desde donde podía percibir la negativa energía.
Se quedó estático.
Sus pies se detuvieron, sus manos temblaron.
La absorta mirada lo observaba con esmero.
KyungSoo sintió que su corazón iba a detenerse, hubiera deseado que se hubiera detenido en ese momento.
A pesar de los años que habían pasado, su imagen seguía siendo en esencia la misma, unos kilos de más, el cabello más corto, y un par de arrugas de expresión apenas perceptibles, esos mínimos cambios iban a ser que su rostro fuera siempre inconfundible.
Las personas comenzaron a chocar contra él.
— ¡Muévete! — le gritaron al oído.
Y entonces reaccionó, con todo el temor del mundo, apretó las cosas contra su pecho y salió corriendo del lugar, pidiendo con todas sus fuerzas que la otra persona se quedara en su lugar, que no fuera a seguirlo.
KyungSoo llegó al departamento, dejó las cosas sobre la barra de la cocina y se encerró en la habitación.
No salió de ella en lo que restó del día.
Para cuando ChanYeol llegó, anunció su presencia, vio todo en silencio, las cosas intactas en la cocina, preocupado, dejó el vino sobre la mesa del comedor y corrió hasta la habitación.
Encontró a un KyungSoo acostado sobre la cama, bocarriba, con los ojos abiertos, no podía decir si seguía o no respirando, así que se apresuró a acudir a su lado.
— ¡KyungSoo! Cariño, amor...— ChanYeol se subió a la cama y tomó el cuerpo del menor entre sus brazos.
KyungSoo giró la mirada hasta el mayor, trago duro y sin decir nada más comenzó a llorar.
—KyungSoo, mi vida ¿Qué sucede? — ChanYeol acurrucó su rostro contra su pecho y dando suaves palmadas sobre su espalda, espero a que su novio recobrara el aliento.
—...— pero los gimoteos del más joven no se detuvieron.
— ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
Hubo silencio y luego solo llanto.
Al pasar los minutos, KyungSoo por fin pudo recobrar el aliento, en los brazos de ChanYeol todo se sentía mucho más seguro.
El mayor despejó su rostro de molestos mechones de cabello, limpió los rastros de lágrimas con sus dedos — ¿Qué sucedió, bebé?
KyungSoo cerró los ojos y sintió en carne viva todo lo que había experimentado en la tarde. —Lo vi...
— ¿Qué? — no entendió del todo lo que trataban de decirle — ¿Qué viste?
—A él...— respondió KyungSoo —Lo vi.
— ¿A quién?
—A SeHun...
ChanYeol palideció. Abrió los ojos de par en par y controlando su nerviosismo habló — ¿Estás seguro? ¿Estás seguro de haberlo visto?
—Si...— asintió KyungSoo —Él me reconoció... lo sé, sé que lo hizo, la manera en que miraba...
—No...— negó ChanYeol, apresando el cuerpo de KyungSoo contra su cuerpo —No, KyungSoo...
KyungSoo volvió a derramar lágrimas de desesperación.
Habían logrado ocultarse todo ese tiempo, habían huido del ojo público y habían borrado su marca del mundo. ¿Cómo los había encontrado?
—Todo estará bien, KyungSoo...
En medio de un abrazo, los asustados enamorados, esperaron la mejor de las resoluciones para el infortunado encuentro.
Pero no había manera de que SeHun hubiera podido saber que KyungSoo estaba vivo.
Y era cierto.
No había prueba de que KyungSoo no hubiera muerto realmente, SeHun estuvo presente cuando declararon su muerte médica, SeHun veló su cuerpo, SeHun vio el entierro... no había duda de que KyungSoo estaba muerto.
Pero ¿Por qué lo había visto? O era... ¿Un error?
SeHun supo lo que vio, no iba a poder olvidar el rostro de la persona que alguna vez amó, la persona que destruyó en espíritu y alma. La culpa lo carcomía todos los días de su vida, no podía olvidar su rostro por más que lo intentara.
El director Oh había viajado a la ciudad de Nueva York para firmar un par de contratos sobre bienes raíces, su compañía hotelera estaba incursionando en el mundo de los inmuebles y estaba concretando un negocio, cuando creyó que era una buena idea dar un paseo por ahí, siempre había rechazado la idea de visitar América, pero tener siempre a KyungSoo presenté le hizo recordar que el bajito tenía entre sus deseos conocer la gran manzana, así que decidió pasearse por ahí.
No esperando toparse de frente al mismísimo KyungSoo. Pero era imposible, KyungSoo había muerto hacia 7 años. ¿Cómo pudo haberlo visto? El otro incluso se sorprendió de verlo ahí, se quedaron viendo. Y SeHun supo de inmediato que si era él, no era un producto de su imaginación, no estaba volviéndose loco, era KyungSoo.
Dejó la reunión de lado, y tomó el viaje más próximo a Seúl.
Tenía que llegar al fondo del asunto y entre más rápido ocurriera mejor.
—Creí que estaba cerrando un trato en Nueva York— dijo su mano derecha, aquel lo acompañaba a todas partes día y noche.
—Tenía algo más importante que hacer.
— ¿Qué es? ¿Necesita que le agende una cita? — el chico tomó su agenda de inmediato.
—Si— asintió SeHun con total seriedad —Necesito que agendes una cita en el cementerio.
El chico abrió los ojos con sorpresa.
—Y necesito que compres un espacio en una bóveda— indicó el director Oh.
— ¿Puedo preguntar para qué?— cuestionó con miedo el más joven.
—No. Haz lo que te digo y hazlo ya.
El joven asistente asintió con rapidez y con velocidad hizo lo arreglos que le fueron solicitados.
Y así, en cuestión de días las peticiones estuvieran hechas.
—Señor Oh, tiene su cita con el jefe del cementerio esta tarde.
—Recuérdame la hora.
—Las 2 de la tarde— comunicó el asistente mientras corría al lado de su jefe en la oficina.
—Gracias.
La ansiada reunión se llevó a cabo, SeHun no podía contener la urgencia con la que necesitaba contactarse con las autoridades sanitarias del cementerio, quería comprobar con sus propios ojos la veracidad de sus creencias.
—Buenas tardes, señor Oh— saludó el director del cementerio. Quien se encargaba de la mayoría de compras y ventas de terrenos y bóvedas, además de verificar el procesos de sepultura.
—Buenas tardes.
— ¿Su asistente me comentó que era urgente que nos viéramos?
—Si— asintió el más alto —Verá... hace unos días... adquirí una bóveda para colocar las cenizas de una persona que significó mucho en mi vida.
—Sí, me parece que estuve al tanto de la compra.
—Pero el cuerpo sigue enterrado en una lápida, así que queremos tener los permisos y todo el papeleo en orden para poder disponer del cuerpo para su cremación.
El director asintió —Cada vez más personas optan por la incineración, es más higiénico— comentó el hombre detrás del escritorio —No será problema para nosotros Señor Oh, ¿De qué difunto se trata?
—Do KyungSoo.
El hombre asintió con la cabeza con una mueca de sorpresa, había escuchado la triste noticia del joven matrimonio. —Nos aseguraremos de que se haga a la brevedad posible, mandaré los requisitos con su asistente.
—Sé que es un poco inusual pedir esto pero... — SeHun se acomodó en su lugar —La verdadera razón por la que quería reunirme con usted era para pedirle personalmente el permiso para estar presente en la exhumación del cuerpo.
—Oh...— el hombre se sorprendió aún más, calculando el tiempo que había pasado, preveía que el cuerpo estaría en las últimas etapas de descomposición y que no iba a ser muy grato ver una escena de esa magnitud —Si usted así lo desea...
—Si— asintió SeHun con urgencia —Puede hacerle llegar a mi asistente los por menores del evento.
—Así será— aceptó el hombre detrás del escritorio.
SeHun se despidió del director del cementerio y antes de salir del lugar acudió a la lápida donde creía que los restos de KyungSoo descansaban, el pasto curia por completo el suelo, había flores puestas sobre la lápida, frunció el entrecejo al imaginar la clase de plan que pudo haber estado detrás de la verdad.
El joven director dejó el lugar y aguardó paciente por el llamado para la exhumación del cadáver. Todo el papeleo estaba siendo acatado por el asistente. No quería mostrarse demasiado ansioso o apresurado a ese inicial evento que marcaría la pauta para iniciar la verdadera investigación sobre lo que estaba sucediendo.
Así que el día que el ataúd fue desenterrado el director Oh portaba el equipo de protección adecuado para evitar que cualquier tipo de microorganismo fuera a causar algún tipo de enfermedad. La tierra ya había sido toda removida, los sepultureros enfundados en gruesos guantes, tomaron el extremo de donde se abría el cofre y tiraron con fuerza.
Una nube de polvo salió del lugar y con extrema sorpresa todos observaron horrorizados como lo único que yacía en el fondo del ataúd eran los cientos de larvas que había logrado colarse hasta el féretro. SeHun apretó el puño de su mano, dándose cuenta de que la persona que había visto en el otro continente era efectivamente la persona que se suponía debía estar enterrada ahí.
Los sepultureros no supieron que hacer y ante la indicación de SeHun de cerrar nuevamente el féretro, el director Oh fue hasta la oficina del jefe del cementerio para comunicarle sobre la irregularidad con la que se habían topado.
—Pero... pero es imposible...— murmuró estupefacto cuando los sepultureros dieron fe a la palabra de SeHun —No había pasado esto desde... hace siglos...
—Pues sucedió... y necesito saber qué fue lo que pasó— sentenció el más alto con el semblante totalmente serio.
Abandonó el cementerio una vez más y contacto a su asistente para dar una nueva orden.
—Necesito que contrates al mejor detective privado que puedas encontrar— habló SeHun contra el altavoz de su teléfono.
—Sí, señor Oh, en cuanto llegué a la oficina lo pondré en contacto con los mejores elementos que pude encontrar...
SeHun colgó la llamada y condujo a toda velocidad hasta la oficina donde pasaba la gran mayoría del tiempo.
Podría llegar a pensarse que después del infortunado y prematuro desenlace de su matrimonio, SeHun pudo haber retomado la vida nómada, pero lejos de ello, continuó con todos los planes que había hecho al lado de KyungSoo, trabajar para la compañía hotelera de su familia y establecerse de manera fija en Seúl. Le resultaba aburrido, pero en cierta medida también sentía que lo merecía, la culpa de haber sido un completo desconocido para su entonces esposo era la causa de su autoimpuesta sentencia.
Por ello, ya que sabía que KyungSoo seguía con vida, sus sentimientos de culpabilidad se transformaron en frustración cuando se dio cuenta de que todo ese tiempo que había estado mintiéndose a sí mismo había sido desperdiciado por completo.
—Buenos días, señor Oh— el asistente se apresuró a caminar al lado de SeHun para darle toda la información que había recolectado sobre los mejores detectives privados de la ciudad —Disponibles por el momento solo pude encontrar a dos.
—Contrata al que tenga un mayor índice de éxito en sus investigaciones.
—Es que los dos tienen una tasa similar y el campo de su investigación es totalmente diferente— respondió el joven a su lado.
—Contrata al que se dedique a resolver desapariciones...
El joven asistente se detuvo en seco, todo lo que el señor Oh se le venía pidiendo en las últimas semanas eran altamente sospechosas, temía estarse involucrando en algún asunto delicado, pero trató de mostrarse profesional y atendió las órdenes de su jefe.
De esa manera, SeHun pudo ponerse en contacto con el detective que iba a ser el encargado de descubrir el paradero de KyungSoo, no podía simplemente decirle abiertamente a la gente que él lo había visto vivo en una transitada calle de Nueva York, sabía que la gente lo juzgaría de desquiciado, incluso él llegó a pensar que era sólo su nerviosa imaginación pero haber corroborado la ausencia del cuerpo en el ataúd le hizo recobrar la firmeza de su posición, sabía que la primera opción lógica de la gente iba a ser el hurto del cadáver para fines ilegales. Así que partiendo de esa premisa iba a hacer que el investigador encontrara a la persona que desenterró el cuerpo en primer lugar... KyungSoo no pudo haber salido solo de ese ataúd.
—No es muy común el robo de cadáveres en estos tiempos— anunció el detective —Mucho menos en una ciudad tan vigilada como esta.
—Lo sé— asintió SeHun —Pero el director del cementerio me dio la pauta para sospechar de que había ocurrido antes, así que no descartó que alguien pudo robar su cuerpo... aun si las posibilidades son bajas... quiero darle un eterno y digno descanso a KyungSoo...
La habilidad de SeHun para mostrar el verdadero sentimiento de arrepentimiento y dolor convenció al detective que tomó el caso.
—Comenzaré por recolectar pistas en el lugar, quizás algún cabello, alguna muestra de ADN pueda guiarnos hasta el culpable.
Eso era lo que SeHun quería escuchar.
Después de cerrar el trato, el detective salió de la oficina del director Oh y puso en marcha su investigación, iba a ser un largo camino, uno en el que se estaba casi a ciegas, habían pasado varios años desde la defunción, iba a ser difícil encontrar algo que lo hiciera tener al menos un sospechoso.
SeHun no perdía la esperanza de encontrar a KyungSoo, sabía que iba a lograrlo. Pero debía ser paciente. Tenía un importante puesto que desempeñar.
Y del otro lado del océano, el tan buscado Do KyungSoo había continuado con su vida con total normalidad, al principio le propuso a ChanYeol dejar el país y volver a buscar un sitio seguro, pero ChanYeol lo convenció de lo contrario.
—Incluso si te vio... ¿Crees que alguien pueda creerle?
—Pero si logra que al menos una persona le crea...— refutaba KyungSoo.
— ¿Qué harían entonces? — preguntó ChanYeol —¿Desenterrar a un muerto?
— ¿Y si lo hacen?
—No tendrían donde buscar...— negó el mayor —Recuerda que fue como si hubieras muerto realmente, recuerda que tú ya no te llamas KyungSoo.
El bajito asintió con la cabeza, afligido.
— ¿Sabía alguien sobre mí?
KyungSoo negó, había hablado con su familia pero jamás se atrevió a ser completamente honesto con ellos sobre la identidad de ChanYeol. Si bien sus padres y su hermano conocían su enamoramiento por el pianista del Península, nunca habían conocido al mayor y dudaba que alguno de ellos fuera a recordar el rostro de su ahora novio.
—Entonces está bien... No hay de qué preocuparse...— contó ChanYeol dejando un tierno beso sobre la frente de su pareja.
El más joven acepto la idea de que todo iba a estar bien y continuó haciendo su vida como si nada hubiera pasado, los días transcurrieron, las semanas pasaron y ellos seguían viviendo con la misma tranquilidad, por eso KyungSoo creyó que quizás SeHun si había pensado que estaba imaginándolo todo, se aferró a esa pequeña posibilidad y continuó con su vida.
Sin embargo, en la ciudad natal del implicado, el detective privado se dedicaba a tiempo completo a resolver el caso. Justo como había sospechado en el ataúd no pudo encontrar ningún tipo de evidencia, ni una sola huella ni un solo cabello que no fuera de KyungSoo. Quisieron revisar las grabaciones del cementerio del día en que fue enterrado y de días posteriores pero se le fue informado al detective que las cintas eran borradas después de cinco años y el material que quería revisar era tanto que fue imposible analizar. El detective se planteó la posibilidad de que no fuera aquello un robo, pues a pesar de sus extensos conocimientos de criminología, no tenía registro de años recientes en que el robo de cadáveres se diera.
Pensó en la posibilidad de que se hubiera tratado de un secuestro del cadáver por parte de alguna persona cercana que no pudo aceptar la muerte del más joven de los Do. Le dijo la posibilidad a SeHun.
—Así que... ¿Había alguna persona que fuera especialmente cercana a KyungSoo?
SeHun lo pensó un momento, pero incluso después de haber estado casado con KyungSoo no recordaba que mencionara amigos cercanos —Tenía un par de conocidos en sus clases de cocina, pero nunca fue una amistad real...
— ¿Familiares?
—Sólo conocía a sus padres y hermano— SeHun se daba cuenta de lo poco o nada que conocía realmente a KyungSoo. —Tenía un par de amigos en la escuela... eh...
Y aun en ese momento no pudo nombrar a los únicos invitados que KyungSoo llevó el día que inauguraron el departamento donde solían vivir.
—No recuerdo sus nombres... sus padres quizás lo sepan.
— ¿Tiene la dirección de los padres? — seguía interrogando el detective.
—Si— SeHun anotó la dirección que recordaba y le extendió la nota al investigador.
El hombre se despidió educadamente de su empleador y acudió rápidamente hasta el domicilio que le fue indicado.
El encuentro con los padres de KyungSoo había sido sorpresivo, ninguno de los señores Do sabía de la exhumación que se había practicado a su difunto hijo y mucho menos conocían el revelador dato de la ausencia del cuerpo.
—Después de que KyungSoo falleció...— contó su madre —...SeHun difícilmente se ponía en contacto con nosotros.
El detective entendió que para un apareja tan joven podría llegar a ser difícil seguir manteniendo el contacto con la familia de un difunto esposo.
— ¿Sabe si KyungSoo era especialmente cercano a alguien...?
—KyungSoo era muy reservado— comentó la madre —él no salía mucho, no tenía la enorme cantidad de amigos...
— ¿Recuerda a alguien en especial?
—Recuerdo a este chico... — la mujer trató de hacer memoria —Cumplía años justo un día después que KyungSoo... ¡Kim JongIn!
El detective anotó el nombre del susodicho y después de interrogar a la madre, dejó la casa para buscar a su nuevo testigo.
Descartó de la familia Do cualquier grado de culpabilidad pues los padres de KyungSoo se mostraron profundamente afectados por lo que sucedía.
Por otra parte, su hijo, quien gozaba de envidiable vitalidad ignoraba todo lo que acontecía a causa de él.
Aquella noche estaba acostado de espaldas contra el pecho de su pareja, el mayor rodeaba su cintura con uno de sus brazos. ChanYeol ya había cerrado los ojos, estaba agotado. KyungSoo seguía viendo en medio de la oscura habitación apenas iluminada, temeroso del futuro.
— ¿Puedes apagar la luz, por favor, cariño? — pidió un adormilado ChanYeol colocando un suave beso sobre el hombro más cercano de KyungSoo.
—Sí, lo siento— habló el más joven, estirándose para pinchar el botón del apagador de la lámpara de su lado. Regresó a su lugar y dejando que ChanYeol lo abrazase cerró los ojos para tratar de dormir.
El detective llevaba las cosas un poco lentas, pero seguras, después de buscar por cielo, mar y tierra finalmente pudo conocer el exacto paradero de Kim JongIn, quien fungía como un director creativo de una editorial de revista de moda.
—Vaya...— después de escuchar la razón de la investigación, JongIn quedó bastante sorprendido —Es... increíble.
—Realmente lo es— asintió el detective — ¿Recuerda a alguien que fuera particularmente cercano a KyungSoo?
—SeHun— respondió sin dudar.
— ¿Alguna otra persona? — siguió indagando el investigador.
—Estaban MinSeok y JunmYeon, de la escuela— comentó JongIn —Pero supongo que de los tres era más cercano a mí.
— ¿Cómo se enteró de su muerte?
—Sus padres me avisaron— dijo el hombre —Y yo les avise a MinSeok y JunMyeon...
— ¿Había la cantidad normal de personas en el funeral?
—Diría que... las necesarias— dijo JongIn —Durante el entierro. En la casa del velorio hubo bastantes personas, dudo mucho que KyungSoo conociera a un tercio de ellas pero supongo que estaban ahí para ofrecer condolencias a los demás.
— ¿Ustedes tres solían salir con frecuencia?
—No mucho— negó JongIn con total tranquilidad, queriendo ser útil para la investigación —Salíamos de vez en cuando.
— ¿Él les llegaba a hablar sobre otras amistades?
—KyungSoo no tenía amigos...— sentenció el de piel tostada —Por eso nos sorprendió mucho enterarnos que se había casado tan rápido.
—No tuvo muchas parejas entonces.
—Sólo estuvo con SeHun— comentó JongIn, apretando los labios.
— ¿Sólo él? Vaya... casándose con su primer novio a esa joven edad... ¿No cree que debió sentirse arrepentido en algún momento?
JongIn entrecerró los ojos —Bueno...— levantó sus hombros —Antes de que saliera con SeHun... estaba viéndose con otro sujeto... él decía que era el amor de su vida...
— ¿Se los presentó alguna vez?
—No quisimos— respondió nada más.
— ¿Recuerda su nombre?
JongIn negó con la cabeza —Le dijimos que tenía un nombre común y fácil de olvidar.
El detective pensó entonces si aquel hombre frente a él era realmente amigo de KyungSoo, las actitudes y los comentarios que tenía no parecían reflejar una estrecha amistad.
— ¿Sabe cómo lo conoció?
—...— JongIn trató de recordar algo al respecto, pero había sido hacía tanto tiempo que apenas podía hacer el esfuerzo —... creo... creo que lo vi una vez.
— ¿Qué puede decirme al respecto?
—KyungSoo me llevó a cenar a su restaurante favorito...— JongIn cerró los ojos y como si de una revelación se tratara sus recuerdos se esclarecieron — ¡Ahora lo recuerdo!
— ¿Qué cosa?
—KyungSoo me llevó a cenar al Península, creí que era inusual que quisiera que fuéramos a un hotel a cenar pero resultó ser que el tipo del que KyungSoo estaba enamorado era el pianista del restaurante, L'attende bristo... si, recuerdo que le dije que a pesar de que él se había casado, el pianista seguía en el mismo lugar.
—El pianista de L'attende bristo.
El detective agradeció la ayuda brindada y se despidió de JongIn, teniendo una nueva misión; conocer la identidad del pianista.
—Supongamos que te encuentra... ¿Qué va a hacer? ¿Meterte en el ataúd de nuevo?
—No lo sé...— KyungSoo se levantó de hombros —No sé qué planeé hacer.
—De todas maneras... ¿No es bastante sospechoso que haya sido él precisamente quien dio el servicio funerario?
—No lo sé...
—No puede hacerte daño KyungSoo ¿Cómo podría?
El más alto se aseguró de abrazar fuertemente a su novio, de transmitirle todo el apoyo que podía brindarle, pues él tampoco estaba dispuesto a dejarlo ir así como así.
Mientras tanto el detective había logrado tener una reunión con el gerente del famoso restaurante.
—Recuerdo esa noticia...— asintió el gerente —Lo vi en las noticias y me pareció inusual, pero todos se veían tan tristes.
— ¿A qué se refiere?
— ¿De pronto un joven de su edad amaneció muerto en la habitación de su departamento? ¿Y... el arreglo funerario y el entierro fueron el mismo día que sucedió la defunción? ¿No le parece apresurado?
El detective entendía el conflicto del gerente, al principio a él también se lo había parecido, pero luego de interrogar a SeHun se dio cuenta que la razón detrás de ello era para eliminar cualquier rastro que siguiera recordándole lo horrible que había sido con KyungSoo en vida.
— ¿Recuerda algo en especial de KyungSoo?
—Era uno de nuestros clientes frecuentes, venía muy seguido.
— ¿Venía solo?
—La mayoría del tiempo...— asintió el gerente —A veces venía con su familia o a veces con un par de amigos.
— ¿Recuerda algún evento especial que pudiera involucrar a KyungSoo con el personal?
—Él siempre fue muy educado, era amable con todos, algo muy apreciado por el personal cuando lidian con personas que fingen no notar la existencia de otras personas— comentó el gerente —Por eso fue sencillo para todos seguir las instrucciones cuando nos dijeron que iba a celebrar su cumpleaños número dieciocho.
— ¿Tuvo una fiesta en el restaurante?
—Sólo vino a cenar con su familia— negó de inmediato —Los meseros incluso propusieron cantar para él.
—Realmente los empleados tenían una buena imagen de él ¿No es así?
—Si— asintió —Incluso elegimos a nuestro mejor pianista para esa noche.
— ¿El pianista?
El gerente volvió a asentir con la cabeza —Él incluso escribió una canción para KyungSoo.
El detective se sorprendió, la cantidad de pistas que estaba reuniendo parecían indicar que estaba a nada de encontrar al eslabón perdido de toda la cadena. — ¿Recuerda su nombre?
—No, lo lamento— el gerente habló enseguida —Hemos tenido decenas de pianistas desde entonces... no puedo ni siquiera recordar el nombre de los actuales.
— ¿Hay alguna manera en la que podamos recabar esos datos?
—Lo lamento— sentenció el contrario —Es información privada, no podemos divulgar los datos personales de nuestros empleados.
—Por favor, sólo le pido un nombre, sólo deme el nombre de la persona que tocó la noche de la fiesta de KyungSoo.
El gerente pensó sobre aquello, decidió que había transcurrido ya un buen rato desde lo acontecido y con la suspicacia que poseía le parecía sospechoso que se interesara tanto por esa persona en particular, así que sin querer entorpecer la investigación aceptó buscar en el archivo.
El detective se quedó sentado en la mesa que había ocupado con el gerente, entendía porque KyungSoo iba con tanta frecuencia, el lugar era divino, imaginó entonces al joven KyungSoo siendo cautivado por las melodías del pianista, se hizo la idea sobre un romance secreto que finalizó cuando SeHun llegó a su vida. Si era el caso, probablemente el pianista aun estaría devastado por el rompimiento y tras la muerte de KyungSoo pudo tener la desfachatada idea de quedarse con él.
Cuando el gerente regresó con el nombre del músico, partió rumbo a su oficina privada para empezar a recolectar toda la información que pudiera.
Se enteró en cuestión de horas que el dichoso pianista había sido graduado de la escuela nacional de artes de Corea, que estuvo trabajando como pianista en diversos lugares pero nunca logró desempeñarse completamente como músico, que solía ser el pianista suplemente de una nueva orquesta, pero nunca logró tener un concierto pues repentinamente había dejado el país, colocando su nombre en el buscador y agregando la palabra pianista, se enteró de su nuevo domicilio y sus nuevos empleos. Quedó impresionado por el giro drástico que había dado la vida de aquel tal Park ChanYeol.
El detective solicitó reunirse con SeHun para rendir cuenta de los avances y para pedirle el financiamiento para la siguiente etapa en su investigación.
—Por ello necesito viajar a Manhattan...
SeHun había estado en completa seriedad, apretando los dientes y los puños mientras se le relataba que KyungSoo había estado viéndose con otra persona, no le importó que mientras eso pasaba ellos aún no se conocían. Pero al escuchar el nombre de la ciudad, una sonrisa se apoderó de su rostro, eso era justamente lo que estuvo buscando todos esos meses.
—No hay problema— dijo SeHun empezando a hacer el cheque con la cantidad estratosférica de dinero —Mi única condición es... que me comunique cualquier novedad a la brevedad.
—Lo haré, señor Oh, descuide— el detective recibió el jugoso cheque y abandonó la oficina.
El investigador cobró el dinero y en cuanto tuvo oportunidad partió rumbo a la emblemática ciudad Neoyorquina.
Tal y como esperó, la escuela de música no le ofreció ningún dato personal sobre el paradero de uno de sus profesores, pero eso no le significó mayor traba pues durante largos días estuvo siguiéndole la pista a ChanYeol hasta que un buen día, finalmente pescó el edificio donde vivía.
—Eres increíble...— se felicitó a sí mismo cuando vio a Park ChanYeol entrar el edificio con las bolsas del mandado.
El detective regresó a su hotel y comunicó todo lo que tenía al señor Oh quien no dudo en suspender sus actividades en Corea para ir hasta los estados unidos.
—Sigue vigilándolo— ordeno SeHun.
—Sí, señor— el detective solo había ido al hotel para tomar una ducha, cambiarse de ropa y comer algo. Pronto estuvo frente al edificio, camuflado dentro de un coche rentado. Esa noche no vio mayor movimiento.
Pero la sorpresa llegaría al amanecer.
Después de haberse desvelado, el investigador volvió a poner toda su atención a la puerta principal del edificio, vio a los inquilinos salir rumbo a sus trabajos, vio al dichoso Park ChanYeol y lo que lo dejó atónito y sin aliento había sido el ver a un sujeto idéntico al difunto Do KyungSoo, sus facciones eran innegablemente similares, incluso la estatura y la composición física eran idénticas a las que conocía como parte del supuesto fallecido.
Impresionado, nervioso y con el corazón latiéndole a mil contacto con SeHun de inmediato, pero la llamada no fue tomada pues el director Oh estaba viajando en ese momento rumbo a la gran manzana.
El detective no quiso creer que se trataba de KyungSoo así que dejó el auto y corrió para seguir al muerto en vida, con alevosía chocó contra él solo para disculparse y poder ver su rostro de frente.
—Lo lamento mucho...— tembló en su sitio.
—Descuide— quien parecía ser KyungSoo lo ayudó a levantarse y siguió con su camino.
El detective se quedó estático en su lugar, no había duda, era Do KyungSoo.
Llamó de manera insistente a SeHun, fue al hotel y se encerró en su habitación, aterrorizado, si aquello era verdad ¿Era KyungSoo una especie de fantasma? Tenía en su posesión los documentos legales que certificaban la muerte de KyungSoo, tenía varios testigos que lo habían visto en el ataúd. ¿Por qué estaba paseándose por las calles como si nada? ¿Por qué su carne no estaba descompuesta? ¿Por qué sus ojos seguían en las cuencas?
— ¿Diga?
— ¡Señor Oh! — el detective recibió la llamada de SeHun en cuanto aterrizó en la ciudad — ¡Señor Oh! Necesito decirle algo y tiene que prometer que va a creerme sin importar qué.
— ¿Qué sucede?
—Yo...— apenas podía hablar de la impresión —Yo vi a Do KyungSoo.
— ¡¿Dónde lo viste?!
—Lo vi salir del edificio, quería estar seguro de que era él, así que lo seguí y tropecé contra él y pude verlo de cerca, no hay duda señor Oh, Do KyungSoo está vivo.
SeHun tembló, furioso y pasmado. Colgó la llamada y apresuró la entrada al país. Debía ver con sus ojos una vez más.
Era de noche, casi madrugada, SeHun estaba cansado por el largo viaje, pensó en dejar para el día siguiente la confrontación, no tenía un plan y debía aliarse con el detective para llevarlo a cabo.
Así que por medio de llamada telefónica, los dos idearon el plan para poder atrapar a KyungSoo.
Pero a pesar del desesperado deseo de poder encontrarse frente a frente con KyungSoo una vez más, SeHun debió ser previsor e idear junto con el detective la mejor manera de acercarse sigilosamente y sin levantar sospecha alguna.
Así que SeHun le encomendó seguir vigilando el edificio para tener una idea general y más bien precisa del horario de trabajo de ambos, para aprender sobre sus hábitos y conocer las horas menos transitadas de la calle, había esperado siete años y después de ellos varios meses de investigación, podía soportar la espera un poco más.
Cuando la información fue reunida y analizada, los dos desarrollaron el plan maestro que los pondría frente al aparente muerto.
Había sido una tarde otoñal, muy cercana del invierno, ChanYeol todavía tenía horas que hacer en el conservatorio y KyungSoo estaba de día de descanso, a esa hora en especial, la gente dejaba de transitar un poco menos que en horas más temprano o más tarde.
Los dos se acercaron hasta la puerta del edificio, SeHun llamó el timbre del número donde vivían aquellos dos y espero a que respondieran.
— ¿Diga? — la inconfundible voz de KyungSoo heló la sangre de SeHun y empujando ligeramente al investigador lo incitó a hablar, habían quedado en que él sería el que tendiera la trampa pues temía que su voz fuera a ser reconocida.
— ¿Es... Nam KwangSoo? — preguntó el detective notablemente nervioso de que alguien fuera a llegar de improviso. Había investigado el nombre sustituto que utilizaba KyungSoo, si llegaban y preguntaban directamente por él había la posibilidad de que KyungSoo se negara a hablar con ellos.
—Sí, soy yo, ¿Qué sucede? — hablaron por el parlante.
—Traigo un paquete para usted.
—Déjelo en la puerta, por favor— indicó el contrario a punto de cortar.
—Necesito su firma, señor— habló el detective.
— ¿Qué paquete es? — indagó KyungSoo, siempre prevenido.
—No lo sé, señor, solo soy el cartero— anunció el investigador.
—De acuerdo...— dijo KyungSoo —Bajaré en un segundo.
—Gracias— el detective corto la llamada por el interlocutor y junto a su empleador esperaron ansiosos por la aparición de KyungSoo.
Iban a ser solo segundos los que le tomara bajar por el elevador y llegar hasta la puerta, SeHun no se mostraba a simple vista, iba a ser tonto de su parte revelar su identidad antes de si quiera poder tener a KyungSoo al alcance.
El investigado abrió la puerta del edificio y se dirigió hasta quien pensó era el repartidor de la paquetería, tomó la hoja que le era extendida y firmó los papeles, tomando el misterioso paquete.
—Gracias, señor, buen día— anunció el repartidor y antes de poder dejar que KyungSoo volviera a abrir la puerta del edificio, la mente maestra detrás de la redada apareció.
—Pero realmente eres tú...
La voz de SeHun llegó fuerte y clara hasta los oídos de KyungSoo quien permaneció de pie, inmóvil en su lugar, buscó con la mirada a la persona que hablaba y pudo comprobar que se trataba de su ex esposo.
—Hola KyungSoo.
El bajito se quedó estático durante segundos, antes de poder reaccionar e ir inmediatamente hasta la puerta de su edificio pero el supuesto repartidor le cerró el paso dándole la oportunidad a SeHun de acercarse a él, tomarlo de la muñeca y arrastrarlo a su lado.
—Suéltame— pidió el bajito forcejeando por su libertad —Suéltame, estás lastimándome, suéltame.
—Durante siete miserables años, creí que estabas muerto...— contó SeHun —durante siente asquerosos años pensé que estaba pagando lo que te había hecho.
El investigador entonces se sorprendió al escuchar aquellas declaraciones.
— ¡Suéltame! — volvió a pedir, esta vez en voz más alta.
SeHun lo agarró de la otra mano y continuó arrastrándolo —Vendrás conmigo, vas a ponerle fin a tu farsa...
SeHun continuo arrastrando a KyungSoo, él bajito ya había dejado caer el paquete y comenzó a forcejear con mayor insistencia, esperando captar la atención a algún transeúnte — ¡Suéltame! ¡No puedes hacer esto! ¡Estás lastimándome!
—Lastimarte...
SeHun y KyungSoo siguieron forcejeando un rato más, el bajito pedía ayuda en voz tan alta que sus alaridos llegaron hasta los vecinos de su edificio, SeHun comenzaba a sentir que estaba perdiendo el control de la situación y que si se demoraba un poco más, él iba a quedar como el agresor.
— ¡SOO! — una voz femenina lo llamó desde una de las ventanas del edificio, se trataba de una de sus vecinas de piso — ¿Está todo bien? — preguntaron en voz bien alta.
—Dile que sí, no querrás que venga la policía de pronto ¿O sí? — amenazó SeHun —Preguntaran quién soy y les diré, preguntaran quien eres y les dirás... pero van investigar porque hay una pelea aquí ¿Crees que la policía este feliz de saber sobre tus falsos documentos?
KyungSoo frunció el entrecejo y una gran furia soltó su agarre de la mano de SeHun —Estoy bien, gracias.
La vecina incrédula levantó una ceja — ¿Seguro que no quieres que llamé a la policía?
— ¿Quieres eso, Soo? ¿Ella sabe tu verdadero nombre? ¿Sabe dónde estuviste metido hace siete años en ese cementerio?
KyungSoo no pudo lidiar con la cantidad de frustración que sentía, SeHun estaba saliéndose con la suya. —No, estoy bien, gracias.
—Ahora vendrás con nosotros— anunció SeHun.
— ¿Qué quieres de mí? — preguntó KyungSoo con un nudo en la garganta.
—Qué te hagas responsable de tus crímenes. ¿Fingir tu muerte? ¿Huir del país? ¿Falsificar una identidad? — sentenció SeHun.
—Ya no tengo nada que ver contigo ¿Qué quieres de mí?
—Vamos— SeHun volvió a tomar una de sus muñecas y caminó para cruzar la acera.
Todo aquello seguía sucediendo frente a la inquisitiva mirada de la vecina que veía desde su ventana — ¿Seguro estás bien, KwangSoo?
—Si...— dijo en voz alta, antes de que SeHun pudiera cruzar la calle —Solo... Cuando veas a ChanYeol por favor, por favor dile que SeHun vino... y que... probablemente esté en casa ahora.
La vecina no entendió el contexto de aquello y asintió con la cabeza.
—Mh— se mofó SeHun al escuchar aquello — ¿Qué va a hacer él por ti?
KyungSoo no dijo nada al respecto, los tres abordaron un auto estacionado frente al edificio y partieron, la vecina no dejó de seguirles la pista hasta que sus ojos ya no pudieron distinguir el coche. El forcejeo la preocupo, pero pensó que era un asunto de pareja cuando le dieron indicaciones a dar a su otro vecino.
SeHun por su parte, había liquidado su trabajo con el detective, agradeciendo su labor y regresándolo a Corea con él en el avión privado que se había preparado para la ocasión. KyungSoo ya no opuso más resistencia, no sabía que le deparaba el futuro, pero viajando por los cielos en un ostentoso asiento de avión lujoso lo hizo recordar la vida que solía tener cuando el mismo se pensaba muerto en vida.
SeHun tenía planes para desacreditar la imagen de KyungSoo y aunque los sentimientos amorosos ya no estuvieran presentes, si significaba que KyungSoo pagaría, iba a hacer hasta lo imposible por restablecer su matrimonio con él.
Mientras tanto, en el edificio de departamentos de la ciudad estadunidense, el profesor de piano del conservatorio de música de Manhattan hacía su aparición frente a la puerta de su departamento, esperando encontrarse con KyungSoo para platicarle su día mientras cenaban o veían alguna película. Giraba las llaves sobre el picaporte cuando la puerta de enfrente fue abierta y se dejó entrever la joven vecina que residía en el otro departamento.
— ¡ChanYeol! — pronunció aliviada.
—Oh— el más alto había abierto la puerta, pero se detuvo a saludar a la chica frente a él —Hola.
—Qué bueno que te veo— anunció la mujer con preocupación —Hay algo importante que tengo que decirte.
— ¿Qué cosa? — preguntó ChanYeol guardando las llaves en su abrigo.
—Verás...— la chica apenas podía encontrar las palabras para explicar lo sucedido —Hoy por la tarde, mientras estaba estudiando para mis exámenes finales, escuché el timbre tocar, creí que era el mío, pero escuché que dejó de tocar así que supuse que era en un llamado para su departamento.
ChanYeol intentaba escuchar con atención pero en realidad quería darle prisa a la conversación pues estaba ansioso por poder encontrarse con su novio.
—No presté más atención, seguí estudiando, así que cuando salí a regar las plantas de la ventana, no me pareció raro ver a KwangSoo abajo.
ChanYeol entrecerró los ojos y puso más atención a lo que le era dicho.
—Parecía todo normal, hablaba con dos sujetos, pero de pronto él comenzó a gritar por ayuda y ambos parecían forcejar.
— ¡¿Y qué hiciste?! — se alarmó ChanYeol.
—Le ofrecí ayuda, le pregunté si estaba todo bien, pero entonces uno de los sujetos le dijo algo a KwangSoo y a pesar de que estaba pidiendo ayuda anteriormente, dijo que estaba todo bien.
— ¿Y le creíste?
——No— sentenció la vecina —ellos siguieron hablando y volví a preguntar si todo estaba en orden y si no prefería que llamara a la policía pero el otro sujeto, uno alto y delgado le dijo algo que hizo a Soo negar la ayuda.
— ¿Y qué pasó después?
—Se fueron, en un auto bastante lujoso, antes de irse... Soo me pidió que te dijera...— la chica lo vio al más alto a los ojos con pena y siguió hablando —Qué SeHun había venido y que él probablemente estaría en casa ahora.
ChanYeol abrió los ojos desmesuradamente, conmocionado y asustado. —Gracias.
— ¡Lamento no haber podido hacer más!
—Está bien, descuida— trató de tranquilizar el más alto —No hubieras podido hacer mucho más...
ChanYeol dejó el pasillo del edificio y entró a casa, encontrándose con la ausencia de su novio, buscó sus cosas y estaban todas en su lugar, incluso su teléfono celular estaba sobre la mesita de centro de la sala. Analizó las últimas palabras de KyungSoo y con urgencia comenzó a hacer las maletas para dejar el país e ir rumbo a Corea.
SeHun si los había encontrado, que estaba en casa significaba que tal vez, estaba en Corea ahora. ChanYeol no sabía absolutamente nada de la vida de KyungSoo en Seúl, nunca se habían encontrado en su hogar y sobre SeHun no le contó demasiado, así que estaba perdido sin poder hacer mucho al respecto. Pensó en si era buena idea dejar su hogar, pensó en si no sería un mayor estorbo inmiscuyéndose y entorpeciendo las cosas.
Dejó de arrojar ropa dentro de las maletas, se sentó sobre el borde de la cama de la recamara, cubrió su rostro con sus manos y comenzó a lamentarse, tenía miedo de lo que pudiera pasarle a KyungSoo, a él, todavía le parecía sospechoso que lo hubieran enterrado estando vivo.
Así que dejó los malos pensamientos de lado y terminó de empacar sus cosas, dejó el departamento y mientras llamaba al trabajo para pedir un par de días libres, compró el próximo vuelo a Seúl.
Por otro lado, en Seúl, KyungSoo había sido confinado a una habitación del lujoso departamento nuevo de SeHun. —Esto es un secuestro ¿Sabías? Y también es ilegal — hablaba atreves de la puerta. KyungSoo suspiró con cansancio, había dormido gran parte del día, estaba agotado física y emocionalmente, fue hasta uno de los espejos de su cuarto y se rio de la ironía, estaba enclaustrado en un lugar que no quería y se sentía igual de desdichado, justo de la misma manera en la que se sentía antes de "morir".
Cómo no tenía mucho que hacer en aquel sitio, volvió a tomar una larga siesta, no sabía que iba a proceder, pero por la amenaza de SeHun, imaginaba que un largo proceso legal iba a avistarse.
El director Oh por su parte, contrató ahora a uno de los abogados más exitosos de la ciudad para llevar el caso, presentó las pruebas necesarias y llegó a la corte para hacer manifiesta su inconformidad.
ChanYeol por otro lado, había llegado a Seúl, había obtenido asilo con uno de sus antiguos amigos, contándole lo que había pasado, podía confiar en él, se trataba del doctor que lo había ayudado el día que encontró a KyungSoo.
—Te dije que debías tener cuidado.
—No tengo idea de cómo pueda ayudarlo... o donde pueda estar.
—Descuida— animo el médico —Vas a enterarte, la prensa se va a encargar de hacer todo público.
Y como si fuera una profecía, después de largos días, las noticias hacían público el suceso.
—Suplantación de identidad, fraude y falsificación de informes dados a la autoridad podrían ser los cargos que enfrente el autonombrado Nam KwangSoo— se escuchaba decir a los presentadores de noticias.
Gracias a ello, ChanYeol pudo conocer el paradero de su novio pero por la situación que se estaba viviendo era imposible que pudiera acercarse sobre todo cuando escuchó y leyó de las noticias que estaba buscándose también al cómplice del crimen.
Para cuando la identidad del referido Nam KwangSoo se dio a conocer, su familia no tardó en tomar el caso en sus manos y acoger a Do KyungSoo bajo sus aposentos.
—En verdad, en verdad es un milagro— la madre de KyungSoo lo abrazaba efusivamente después de que lograron contactarse con KyungSoo. Resultaba que mantener al joven contra su voluntad en un domicilio fijo si calificaba como secuestro por lo que SeHun al tener la seguridad que el proceso legal se llevaba a cabo lo dejó ir a donde quisiera.
—No lo fue...— decía KyungSoo, más preocupado por intentar establecer comunicación con ChanYeol.
Ambos lograron ponerse en contacto después de todo, al menos por llamada telefónica.
—SeHun tiene tus datos pero no tiene ninguna prueba de que has sido tú quien ha abierto el ataúd— contó KyungSoo —Serás llamado a declarar como cómplice por el hecho de haber mantenido oculta mi identidad.
ChanYeol tragó duro —Debo llamar al conservatorio.
—Será lo mejor...
En la afamada y exclusiva Escuela de Música de Manhattan no tuvieron problemas con extender el permiso del profesor Park, los suplentes sobraban y perder a un elemento tan emblemático no estaba en sus planes.
Así que ChanYeol se estableció en Seúl durante el tiempo que duró el juicio, KyungSoo vivía nuevamente con sus padres. Era como si todo hubiera retrocedido en el tiempo.
El abogado contratado por los Do logró librar a KyungSoo de al menos un cargo, fingir la muerte no estaba penado por la ley y sobre la información falsa dada a la autoridad se cayó en cuenta que la persona que había firmado el certificado de defunción y la persona que había dado fe de la muerte eran los culpables, en este caso, el médico que SeHun había llamado y SeHun mismo.
Primero que nada, se comprobó científicamente que KyungSoo nunca había muerto, que su cuerpo había entrado en un estado de aparente hibernación, se hicieron los pertinentes estudios para diagnosticar con catalepsia al joven Do, una de las psiquiatras testigos del juicio declaró que la razón por la que KyungSoo no había vuelto a tener un episodio de muerte aparente era porque no se veía sometido a la carga de estrés emocional que vivía. De esa manera, se pudo constatar que no había sido ninguna especie de fraude la aparente muerte de KyungSoo.
La suplantación de identidades fue un largo proceso legal a enfrentar, si había pruebas que confirmaban que KyungSoo se había hecho pasar por otra persona, repo al no encontrarse fines ilícitos para la tarea, el juzgado falló en su contra como culpable dándole la sentencia más baja y con posibilidad de salir bajo fianza.
ChanYeol fue juzgado como cómplice por el cargo de suplantación de identidad, pues al no encontrar delito en fingir la muerte no procedió aquel cargo, encubrimiento por suplantación de identidad fue su delito, obteniendo como sentencia la mínima establecida y con posibilidad de salir bajo fianza.
Por otra parte, SeHun en el camino fue manchado bajo los cargos de falsificación de información dada a las autoridades y falsificación de documentos legales pues al encontrarse KyungSoo vivo se expidió una acta de defunción de la que él dio fe, también se llevó al médico entre las piernas pues había sido el responsable de firmar el documento.
Y respecto a la infantil idea de SeHun sobre hacer valido el matrimonio, el juez de lo civil dictaminó.
—Con el poder que me confiere el estado, falló a favor del señor Do KyungSoo, haciendo invalidó su matrimonio con el señor Oh SeHun bajó la premisa de... hasta que la muerte los separe.
Hubo celebración en el juzgado. Y claro que se apeló la decisión pues KyungSoo no había estado realmente muerto nunca. Pero el juez volvió a dictaminar que cualquier contrato quedaba invalidado después de la ausencia voluntaria o forzada de una de las partes por más de un año.
Habían sido largos meses, hubo mucho revuelo en los medios. Pero finalmente el caso estaba cerrado.
Si bien, KyungSoo y ChanYeol ganaron cargos penales, finalmente, iban a poder estar juntos sin ninguna otra restricción.
—Debo regresar a Manhattan, están a una semana de despedirme por abandono— bromeó ChanYeol cuando por fin logró encontrarse frente a frente con KyungSoo.
—Lo sé...— el bajito acarició su mejilla y suspiró —Creo que yo fui despedido desde el primer día que falté jaja.
—Encontrarás algo mejor...— sonrió ChanYeol.
—Debo quedarme un tiempo...
—Lo sé...— ChanYeol sonrió nostálgico. Debido al cargo del que KyungSoo fue acusado, el visado de su entrada a Estados Unidos estaba declinado por el momento.
Ambos se abrazaron fuertemente.
—Te veré ahí— murmuró ChanYeol.
KyungSoo asintió con la cabeza.
El vuelo del profesor Park saldría al día siguiente, por lo que KyungSoo lo despidió en el aeropuerto, haciéndose la promesa de que en el futuro volverían a encontrarse.
ChanYeol pudo reintegrarse a sus labores, tuvo que ser honesto al respecto y contar la razón de su ausencia, corriendo el riesgo de ser despedido por poseer cargos penales, pero lejos de ser juzgado, la gente lo vio más como una especie de héroe al haber ayudado a una persona a cumplir sus sueños, encumbramiento de suplantación de identidad era el nombre formal que se le dio al haber ayudado a salir a KyungSoo del país donde había sufrido tanto.
Park siguió siendo concertista en la Orquesta Filarmónica y dando clases en el conservatorio. Era una vida ideal y con la que siempre había añorado. Pero aún le faltaba KyungSoo.
El bajito había dedicado los meses de arraigo para validar su educación universitaria, con su nombre devuelto, pudo hacer lo que siempre quiso, la relación con sus padres mejoró, les hizo darse cuenta que si no hubieran sido tan superficiales y ególatras, probablemente nada de aquello hubiera pasado, pero KyungSoo encontró el perdón pues confirmó que de no haber pasado todo aquello, no sería la persona quien era.
Fue alrededor de un año y meses, el tiempo que la embajada estadounidense retuvo la visa de KyungSoo, un año y meses que estuvo separado de ChanYeol, pero cuando finalmente le fue permitido pisar el país, se dio la misión de volver a empezar.
Hubo una celebración, ChanYeol había decidido mudarse de departamento, ahora vivían en un sitio mucho más seguro y cercano a uno de los parques urbanos más emblemáticos del país.
KyungSoo pudo conseguir un empleo con facilidad, el diploma de graduación de la escuela de gastronomía lo respaldaba y los cientos de diplomados de cocina alrededor del mundo le daban un empujón extra. Pudo encontrarse con sus antiguos compañeros de cocina a quienes les contó su desventurada misión en Corea. Ahora era él también era un ejemplo de vida, todos hablaban del chef que había muerto y que después de resucitado cocinaba en el restaurante más famoso entre la quinta y la primera.
Parecía que finalmente, las cosas estaban sucediendo de manera justa.
—Escuché que se absolvió tu matrimonio— decía ChanYeol, abrazando a KyungSoo por la espalda, estaban en la terraza del departamento, admirando el bosque frente a ellos.
—Si... Ya sabes, hasta que la muerte nos separe— rio KyungSoo divertido.
—Ahora que eres legalmente soltero...— dijo el más alto, separándose de él y tomando sus manos entre las suyas, viéndolo fijamente a los ojos —Nada me haría más feliz que casarme contigo.
KyungSoo sonrió enormemente, se lanzó a los brazos del más alto y lo abrazó efusivamente —Por supuesto que sí, ChanYeol, está y todas las vidas que tenga que vivir.
Juntaron sus labios en un tierno beso y bajo la luz de la luna, una vez más, se juraron amor eterno.
__♡__
¡Terminamos!
Uff~
Por fin.
...Por fin un final que no es triste jajaja.
Quiero admitir que me he dado cuenta que ya no puedo escribir historias de muchos capítulos pero si historias de pocos capítulos muy largos.
Finalmente KyungSoo y ChanYeol pudieron vivir felices para siempre y SeHun obtuvo su amargo merecido.
En otras noticias... Quiero seguir recomendando la lectura de mi inspiración "El entierro prematuro" de Edgar Allan Poe.
A grandes rasgos, el plot de donde saque la idea sirve como ejemplo de antecedente de la catalepsia a la historia principal. Una historia bastante cliché a decir verdad; la chica rica se enamora del de clase baja pero su amor no puede ser así que la chica rica termina casandose con el chico rico, pero el chico rico resulta ser un patanazo, al final los enamorados de verdad logran seguir juntos y vivir felices tras las adversidades.
Peeeeero el twist interesante recae en que para que pudieran estar juntos ella tiene que morir y él muy creepy la desentierra para tomar uno de sus cabellos como recuerdo. RE turbio el asunto, pero hey... Eran lod 1800.
La descripción que hace el autor sobre la sensación de estar muerto pero vivo al mismo tiempo es extraordinaria. Y con ese final... Se van a caer de espaldas.
Como sea, nos leemos en próximas historias!!
Amorcito a todos♡
PD. Quiero escribir una nueva historia, está vez con una trama criminalista, más enfocada hacia la psicopatía por aquello de los asesinos seriales... Pero ya saaaben como soy, si no mato a mis personajes no estoy feliz jajaja. Pero seguramente se me ocurrirá algo... Manténganse al pendiente, porque obvio ya sabemos que será ChanSoo♡
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