1. Los lazos que nos unen
Do KyungSoo era un joven que estaba a sólo un par días de los dieciocho años, hijo único y heredero de una dinastía familiar de renombre y alcurnia, había sido criado bajo las circunstancias más particulares, sus padres eran poseedores de un fortuna producto de una proliferativa herencia e inteligentes decisiones de inversión, algún día, él mismo sería acreedor a dicha fortuna e iba continuar con el reinado de la dinastía.
Para celebrar el cumpleaños del futuro heredero se tenía planeada una fiesta llena de invitados distinguidos, pero el festejado se negó a ser partícipe del evento social, alegando que sería una celebración donde seguramente el noventa por ciento de los invitados iban a ser conocidos de sus padres.
Sus progenitores trataron de convencerlo de lo contrario, pero el continúo rechazo de KyungSoo ante la propuesta, llevó a sus padres a desistir de la idea.
En su lugar, el joven propuso una cena familiar en uno de sus lugares favoritos.
—Por favor, no digas McDonald's— pidió su hermano mayor, conociendo muy bien los gustos peculiares de KyungSoo.
—McDonald's— sonrió con orgullo.
—KyungSoo, por favor— pedía su madre.
—Estoy bromeando— aclaró sin borrar la juguetona sonrisa de su rosto —L'attente bistro.
Su madre cambió su expresión en cuanto escuchó el nombre del sitio.
L'attente bistro era un exclusivo restaurante cuya ubicación le daba un prestigioso lugar entre la crítica culinaria. Se encontraba en el último piso del Península, un hotel de clasificación diamante.
Los arreglos fueron hechos, KyungSoo iba a celebrar su cumpleaños número dieciocho en el último piso de un ostentoso hotel. La reservación generalmente tomaría meses de espera, pero al tratarse de una familia tan acomodada no tuvieron ningún problema con encontrar una mesa libre bien ubicada.
Así, el 12 de enero todo el personal del restaurante fue advertido sobre tener un comportamiento pulcro.
—Recuerda que a mi señal, debes empezar a tocar la canción— indicó el gerente al pianista de aquella noche.
—Sí, señor Kim— asintió el joven de alta estatura, vestido en un distinguido traje negro.
—Trabajaste en la melodía que te pedí ¿Cierto?
—Sí, señor Kim— asintió el músico con una brillante sonrisa —No lo decepcionaré
—No es a mi quien debes impresionar— regañó el gerente, soltó un suspiró —Pero confió en que lo harás bien.
Park ChanYeol, era el pianista que había sido contratado para esa fecha en especial, su trabajo en el restaurante no era tan bien remunerado como esperaba que fuera, pero el simple hecho de trabajar tocando la música que el mismo componía le era lo suficientemente gratificante. En esa ocasión le fue encargado realizar una pieza corta para amenizar el momento exacto en que KyungSoo fuera a soplar las velas del pastel.
Después de repetir el itinerario que se tenía en mente para que todo fuera perfecto, el gerente del restaurante ordenó a los empleados ir directamente a sus puestos, las puertas del restaurante estaban a punto de ser abiertas.
Las primeras dos horas transcurrieron como la normalidad, pero en cuanto el reloj marcó las siete en punto, la familia Do había hecho su aparición.
KyungSoo estaba maravillado con la esplendorosa vista, parte del encantó del restaurante en el último piso del hotel eran los enormes ventanales desde los que se podía apreciar la ciudad y el río Han. Las luces de los edificios le daban ese brillo urbano excepcional a las montañas del fondo y el crepúsculo solo acentuaba el paisaje al fondo.
Los cuatro integrantes de la familia Do fueron llevados hasta la mesa que ocuparían durante la velada, desde su sitio podía apreciarse la vista y podía escucharse bien la suave música ofrecida por el pianista al fondo del lugar, un enorme candelabro de luces que caía como lluvia servía de decoración.
— ¿Están listos para ordenar? — preguntó el mesero después de haberles dado el tiempo suficiente para pensar en su elección de comida.
—Si— asintió el padre de familia.
Uno a uno, dictaron el platillo que querían recibir como entrada y especificaron como les gustaría el plato fuerte, además de nombrar las bebidas que querían sobre su mesa.
—Me encanta la elección, KyungSoo— sonrió su madre, tomando una de sus manos por encima de la mesa, apretándola cariñosamente.
—También a mí— rio con diversión, su vista estaba posada sobre la risueña mirada que su madre le dedicaba, desvió apenas un par de centímetros su atención y observó al pianista al fondo, desenvolviéndose con total naturalidad, él siempre había admirado a las personas que eran musicalmente talentosas.
KyungSoo había visitado el L'attente bistro en diversas ocasiones, con su familia, con sus amigos, con alguna cita arreglada por parte de sus padres y podía decir con seguridad que nunca había visto al pianista que hábilmente deslizaba sus largos dedos con gran velocidad sobre las teclas.
—¿Él es nuevo? — preguntó cuándo no quiso quedarse con la duda.
—¿Quién? — preguntó su hermano, buscando la mirada alguna persona a la que se estuviera refiriendo.
—Él— señaló con la punta de su mentón —El pianista.
—Cielos, KyungSoo— su hermano mayor rodó los ojos — ¿Cómo voy a saberlo? No me la vivo aquí y mucho menos tengo conocimiento de la identidad de las personas que laboran aquí.
—Nunca lo había visto— respondió nada más, antes de dejar que el par de meseros sirvieran sobre su mesa las entradas que habían ordenado.
Volvieron a guardar silencio para degustar los platillos.
El Península tenía en su servicio a la habitación toda una serie de deleites gastronómicos, pero el menú de L'attnete bistro era exclusivo pues se trataba de cocina experimental, así que los platillos eran cuidadosamente realizados y su composición hacía imposibles transportarlos por todo el hotel.
—Me gusta su estilo— comunicó KyungSoo cuando los platillos fueron retirados.
—¿Sigues con eso? — juzgó su hermano mayor, dirigiendo por primera vez en la velada su atención hasta el pianista. Le parecía exactamente el mismo de siempre y la música que tocaba incluso la sentía aburrida. No entendía a su hermano menor.
Los platos fuertes se colocaron frente a cada comensal y los meseros se retiraron para dejar que la comida se degustara apropiadamente.
Entre espumas, cristales y perlas de sabores la cena culminó con un brindis de champagne rosado para felicitar a KyungSoo por haber alcanzado un año más de vida.
—Felicidades, cariño— su madre volvió a apretar cariñosamente su mano.
Su hermano a un lado le propino un apretado abrazo y su padre se levantó de su asiento para hacer lo mismo.
Aquella fue la señal para el gerente del restaurante de hacer que el mesero llevara hasta la mesa de los Do, el pequeño pastel para continuar con el ritual de festejo.
ChanYeol también recibió la señal y terminó su canción para inmediatamente después dar inició a su interpretación de la canción de feliz cumpleaños.
KyungSoo aun de pie, observó como el personal caminaba hasta él con el pastel, sus familiares animaron la melodía alegre del piano, y todos cantaron al unísono cuando el postre se depositó frente al asiento del cumpleañero.
—Feliz cumpleaños a ti— cantaron sus padres y hermano —Feliz cumpleaños querido KyungSoo, feliz cumpleaños a ti.
La melodía del piano no sonaba muy diferente a lo que se solía escuchar en las celebraciones, era suave y tranquila, pero en cuanto la vela sobre el pastel fue encendida el ritmo de la tonada del feliz cumpleaños cambió a una más animada, KyungSoo sonrió al reconocer las influencias del jazz adornando la canción.
—Feliz cumpleaños querido, KyungSoo, feliz cumpleaños a ti— siguieron cantando mucho más animados. Ellos incluso tuvieron la sensación de que los arreglos eran del estilo del menor de los Do.
La canción termino y KyungSoo sopló la vela, pidiendo un deseo que guardo solo para él.
Todos alrededor aplaudieron, KyungSoo volvió a tomar asiento y partió el diminuto pastel para dar una justa rebanada a cada uno de sus familiares, la música de fondo había sido restituida.
La familia Do se quedó algunos minutos más después de terminado el postre y cuando pagaron la cuenta, fueron acogidos por el gerente, agrediendo la preferencia y felicitando a KyungSoo, dándole un certificado de regalo para el restaurante con vigencia de un año.
—Muchas gracias— sonrió el más joven haciendo una pronunciada reverencia y tomando el certificado con cuidado.
Los Do avanzaron por el restaurante hasta la salida del mismo, los padres iban al frente, le seguía el hermano mayor y KyungSoo caminaba al último, dejándose deleitar por última vez por la vista de la vida nocturna en la ciudad. Justo antes de abandonar el lugar y atravesar la puerta hacia el elevador, echó una rápida y detallada mirada al pianista.
Sintió que su corazón se detuvo cuando el músico lo miró de vuelta y le dedicó una brillante sonrisa y un gesto amable que interpretó como una felicitación.
KyungSoo desvió la mirada con rapidez y siguió a su familia que lo había dejado detrás.
El joven Do con 18 años ya cumplidos, siguió su vida habitual. Acudía a su último año de escuela y seguía en discusiones sobre su vida futura con sus padres. KyungSoo les propuso tomarse un año o dos para viajar y conocer el mundo antes de matricularse en la universidad.
—¿Y qué es lo que quieres estudiar? — sus padres no tenían el menor inconveniente, al tener una fortuna inmensurable, KyungSoo iba a poder darse una vida de lujos sin tener necesidad de trabajar ni un solo día.
Pero el joven heredero tenía planes distintos, justo como su hermano mayor, quería tener una carrera universitaria que lo llenara de satisfacción profesional, quería ser un ser activo en la sociedad, un contribuidor. Pero aún no tenía claro que era lo que debía hacer o lo que debía elegir, así que quería un tiempo para pensar las cosas.
—Puedes pasar un tiempo en Japón y pasar un año recorriendo Europa— propuso su padre.
—No es mala idea— asintió KyungSoo.
Los tres tomaban el desayuno en la terraza, antes de que el chofer llevara a KyungSoo al colegio y antes de que su padre partiera rumbo a las oficinas de la corporación que estaba empezando.
—¿Vendrás a cenar? — preguntó la mujer a su esposo.
—Si, por supuesto— asintió el jefe de familia.
—Me saltaré eso— habló KyungSoo de pronto —Iré a cenar con Innie— respondió el chico, limpiando la comisura de sus labios de cualquier resto de comida que hubiera podido dejar.
—¿Innie?
—JongIn— respondió KyungSoo —Así que por favor no me esperen.
—De acuerdo— aceptó la madre con una sonrisa.
Conocían a Kim JongIn desde el jardín de infantes, era uno de los más cercanos amigos a su hijo.
KyungSoo tenía planes para aquella noche, habían pasado días desde su cumpleaños y convenció a uno de sus mejores amigos a ir a canjear su certificado de regalo al Península.
—Es raro que me pidas gastar tu certificado de regalo en un hotel— decía JongIn despeinando su cobrizo cabello mientras subía el elevador al lado de su amigo.
—Es el restaurante, JongIn— dijo KyungSoo observando su reflejo en el lustroso metal de la puerta del ascensor.
—¿No es un restaurante al que traerías a tu novia? ¿Por qué me haces venir? — quiso saber el chico de piel dorada.
—Porque no pude ir a tu fiesta de cumpleaños, así que quise darte mi certificado— mintió KyungSoo.
—Te perdiste del acontecimiento social del año— habló JongIn, levantó un poco las gafas de sol que llevaba puestas y las colocó sobre su cabeza a manera de diadema.
A pesar de igualar edades, JongIn lucía mucho más maduro que KyungSoo, el bajito le atribuía aquello al tostado tono de piel, a sus masculinas facciones y a su dorado cabello castaño, todo en JongIn parecía ser atractivo, daba el aura de un aventurero surfista, incluso su cabello en mullet lucía bien. Mientras que él aún no podía deshacerse de la grasa de bebé de sus mejillas, su cabello era tan lacio que se movía cada vez que giraba la cabeza y sus brillantes ojos grandes le daban ese aspecto infantil.
—L'attende bistro— pronunció JongIn cuando llegaron al último piso del hotel y fueron recibidos por uno de los anfitriones —Nunca había venido.
—Te gustará— dijo el mayor por un día.
—¿Ya los esperan?
—Uh no...— KyungSoo se había olvidado de hacer la reservación, por estar tan ansioso de poder encontrarse nuevamente con el pianista, dejó para el último la reservación que no hizo —Ah... verá...— el chico sacó el certificado de regalo y se lo mostró a la mujer que los atendió.
—Oh— la chica mostró una sonrisa y dándoles el pasó les dio la bienvenida —Por aquí por favor.
KyungSoo se impresionó, no recordaba haber leído algo sobre una mesa sin espera o sin reserva. Pero supuso que la hostess entendió el contexto cuando vio su nombre escrito en el papel.
Los dos chicos tomaron sus asientos en la mesa que se les había ofrecido. Tenía una reservación para más tarde así que no había problema para que ocuparan aquel lugar.
La mesa estaba justo frente a uno de los enormes ventanales.
—Bueno, KyungSoo, si tú intención para traerme aquí es conquistarme, déjame decirte que lo estás logrando— sonrió JongIn burlándose al respecto. A esa hora, lo que abundaba en el restaurante eran las parejitas. Puso la servilleta de tela sobre sus piernas y tomó la carta para leer el menú.
—No tendrías esa suerte ni naciendo mil veces— respondió KyungSoo, imitando las acciones de JongIn y discretamente observando por el rabillo del ojo a sus espaldas, donde el pianista se encentraba. Pudo reconocer las notas de inmediato. Era justo el mismo pianista que había tocado en su cumpleaños.
—¿Crees que quieran venderme alcohol? — preguntó JongIn pasando la yema de sus dedos por la lista de coctelería.
—Lo dudo— sentencio el más joven, recordó que el día de su cumpleaños, les resultó complicado a sus padres convencer al personal de dejar que KyungSoo tomara champagne para el brindis.
—¿A qué me trajiste? — refunfuñó el castaño dejando el menú de lado al no encontrar algo de su agrado —Pide por mí, confió en tu gusto.
—De acuerdo— KyungSoo ya tenía su elección y ahora estaba decidiendo la comida de su amigo a un lado —¿Prefieres algo salado...?
—Algo...— meditó un momento —Algo que tenga un buen sabor.
KyungSoo puso los ojos en blanco por lo poco cooperador que se mostraba el chico a su lado y optó por dejar que el azar eligiera por JongIn.
Cuando el mesero se fue con la orden tomada, el más bajito de los dos buscó en los bolsillos de su pantalón algún tipo de bolígrafo con el que pudiera rayar un pedazo de la tarjeta de presentación de su padre que llevaba en su cartera.
— ¿Qué buscas? — preguntó JongIn viendo a su amigo en un lio.
—Una pluma...— dijo en voz baja — ¿Tienes?
—No— respondió sin más el contrario —Puedes preguntarle a alguno de los meseros, seguramente pueden conseguirte uno.
— ¿Cómo no se me ocurrió? — preguntó KyungSoo, con lo nervioso que se sentía al respecto, las respuestas más lógicas escapaban a su raciocinio —Por eso te traje, JongIn.
KyungSoo levantó una de las manos al aire para atraer la atención de uno de los meseros, solicitó entonces un bolígrafo y un pedazo de papel.
—Te contaré lo que tengo en mente— habló KyungSoo mientras esperaban por sus pedidos —Para que puedas decirme lo que piensas al respecto.
—Suéltalo— animó JongIn colocando sus codos sobre la mesa y apoyando su mentón entre sus manos.
—Bien— KyungSoo tomó un suspiro y prosiguió — ¿Ves al pianista de atrás?
— ¿Qué? — JongIn se quedó sorprendido al girar la mirada apenas un par de centímetros —No lo había notado, creí que era música de las bocinas.
KyungSoo rio para sus adentros — ¿Qué piensas de él?
JongIn frunció el entrecejo, extrañado levantó sus hombros —No lo sé, toca bien, supongo.
El pelinegro abrió la boca, indeciso sobre si hablar o quedarse callado —Voy a pedirle su número.
— ¿Quieres... que toque en... la fiesta de caridad de la semana entrante? — quiso saber JongIn sin saber el rumbo que las cosas estaban tomando.
—No— respondió el otro —Bueno... no lo había pensado. Pero no, no es por eso.
— ¿Entonces?
—...— KyungSoo apretó los labios fuertemente —Creo... creo que es lindo.
JongIn abrió los ojos llenó de sorpresa —Uy— carraspeó un poco, no era ajeno a las preferencias de su amigo, pero todavía le costaba acostumbrarse al hecho de hablar sobre chicos —Vas campeón.
KyungSoo esbozó una suave sonrisa y con rapidez escribió una notita sobre la pequeña hoja de papel que tenía en frente. Llamó de nuevo al mesero que había conseguido el material y le encomendó la tarea de llevar su recado hasta el pianista.
— ¿Qué hizo, qué hizo? — preguntó KyungSoo con emoción.
—Ah...— JongIn negó con la cabeza.
El mesero había ido hasta donde el pianista, le extendió la nota indicándole que uno de los comensales había enviado un recado, ChanYeol no dejó de tocar, se limitó a invitar al mesero a dejar la nota a un lado de las partituras.
—No la leyó— respondió JongIn cuando vio al mesero alejarse.
—...— KyungSoo soltó un alarido de decepción.
—Hey— JongIn trató de animar a su amigo tomándolo por uno de los hombros de manera amistosa —Quizás cuando termine su turno.
—Si...— el azabache volvió a guardar compostura y entabló un tópico de conversación completamente diferente con JongIn mientras esperaban por su comida.
Los platillos no se hicieron esperar y ambos degustaron continuando la conversación que estaba llevándose a cabo.
— ¿Quieres quedarte aquí hasta que terminé su turno? — preguntó JongIn después de haber conseguido que el personal le sirviera una copa de vino digestivo.
—No...— respondió el pelinegro dando un ligero suspiro —Vámonos ya.
— ¡A la orden capitán! — canturreó el moreno, bebiendo el contenido de la copa de una sola vez, se puso de pie en un brinco.
KyungSoo dejó la servilleta sobre la mesa, colocó el certificado de regalo y se levantó de su lugar.
—Déjalo...— comunicó JongIn abriendo su billetera y sacando un par de billetes —Tampoco te di un regalo adecuado, así que está vez corre por mi cuenta, luego podrás ocuparlo con tu novio.
KyungSoo soltó una risa ante la invitación, volvió a guardar el certificado de regalo y abandonaron el restaurante.
Y justo como en el día de su cumpleaños KyungSoo caminó hasta el elevador, giró su rostro levemente en dirección al pianista y su mirada se volvió a topar con una amable y suave sonrisa.
El rubor carmesí adornó sus mejillas, desvió su atención y fijo la mirada sobre la espalda de su amigo delante de él. El pianista rio para sus adentros, encontrando la actitud de su admirador bastante adorable.
A pesar de que la atracción había sido bidireccional y era innegable, KyungSoo no recibió una respuesta inmediata.
— ¿Ya tienes su teléfono? — había preguntado JongIn un día de escuela antes de que el profesor de francés llegara al aula.
—No...— respondió KyungSoo terminando la tarea que había olvidado que tenía.
—No te desesperes...— sonrió JongIn, dando un ligero apretón sobre uno de sus hombros para después ir hasta su lugar.
El pelinegro mantenía la esperanza, pero habían trascurrido ya no solo días, sino que las horas se había acumulado hasta transformarse en largas semanas. KyungSoo esperaba extensas horas viendo la brillante pantalla de su teléfono, ansiando que una llamada o un mensaje le indicaran que ChanYeol también tenía interés en él.
Y cuando KyungSoo estuvo a punto de dejar en el pasado al pianista que captó su atención, un mensaje nuevo lo hizo recobrar la ilusión que estaba dispuesto a enterrar.
Con una boba sonrisa respondió el mensaje que lo saludaba.
"Hola
¿Eres el pianista?"
Soltando un ensoñador suspiro apretó el aparato contra su pecho, se sacó un buen susto cuando en medio de sus fantasías el sonido de su móvil lo devolvió a la realidad.
"Sí, soy yo"
El pelinegro, miró a su alrededor, esperando no ser vigilado por nadie, caminó deprisa hasta su habitación donde se encerró y envió una entusiasta respuesta.
"Había olvidado que dejé mi número"
Esperaba que la mentira piadosa fuera lo suficientemente convincente para el músico.
"¿En serio?
Lamento haber tardado...
Tenía mis dudas al respecto"
La velocidad con la que sus respuestas llegaban, lo hacían sonreír todavía más, sus dedos se deslizaron sobre la pantalla táctil.
"¿Qué te hacía dudar?"
KyungSoo se sentó frente al escritorio donde su computadora y sus apuntes de la escuela se encontraban.
"No sabía si era solo una broma
O era algo que estaba sucediendo de verdad.
Pero decidí arriesgarme y...
Aquí estoy"
El pelinegro no podía contener la emoción que estaba sintiendo en ese momento.
"Me gustan las persona decididas"
KyungSoo pensó que aquella respuesta había sido demasiado atrevida para el inicio de una conversación, pero solamente estaba tomando como ejemplo sus propias palabras. Para su agradable sorpresa, ChanYeol continuó el hilo de la conversación. Reveló su nombre y siguió una charla de torpe coqueteo.
Aunque los dos eran una especie de inexpertos románticos, pudieron seguir una conversación fluida, donde revelaban datos aleatorios sobre si para conocerse mejor.
Los mensajes iban y venían durante horas, sin saltarse un solo día de la semana. Ante el interrumpido intercambio de mensajes sosos y cursis, la propuesta de encontrarse frente a frente fue hecha.
Ya se habían visto, así que no había ningún problema en concretar un encuentro más privado. Así que los dos decidieron que iban a verse el fin de semana libre de ChanYeol, su punto de reunión iba a ser uno de los distritos más ruidosos de la ciudad, calles repletas de brillantes anuncios de neón, tiendas de interminables pasillos y pisos apenas posibles de recorrer.
Ambos creían que con tanto a su alrededor iba a ser imposible que el incómodo silencio de una primera cita se apoderara de la conversación, KyungSoo no había contado nada a sus padres, ni hermano, ni siquiera había dicho nada al respecto a sus amigos, todavía quería mantenerlo en secreto.
Así que el día que KyungSoo abandonó su domicilio aquella tarde de primavera, lo hizo bajo la falsa premisa de ir al cine con un grupo de amigos de la escuela, nadie lo cuestionó pues no había nada de sospechoso en aquella actividad.
El chofer lo dejó en el punto que había establecido con ChanYeol para su encuentro y envió al empleado a dar vueltas por todo el lugar para que pudiera tener la libertad de pasear con el más alto.
Los dos se reconocieron de inmediato, ChanYeol volvió a dedicarle una de esas suaves sonrisas que le había dedicado en L'attente bistro con anterioridad, las mejillas de KyungSoo se colorearon con la misma intensidad. Aunque las personas pasaban y se interponían en el camino, ambos lo ignoraron y sintieron como si en ese momento ellos dos fueran las únicas dos personas paradas ahí. Caminaron con emoción el uno contra el otro para finalmente encontrarse al medio del camino.
La enfervorizante sensación que ChanYeol tenía por apresar el cuerpo del más bajo entre sus brazos en un estrecho abrazo lo poseyó, haber conversado durante tanto tiempo con KyungSoo lo hacía sentir que lo conocía de años, que podía comprenderlo casi en su totalidad y por la brillante y ensoñadora mirada que le dedicaba el más joven podía imaginar que el sentimiento era mutuo. Pero a pesar de tener la impresión de que podían actuar como si se hubieran visto desde siempre, le pareció impropio en esa ocasión.
—Hola...— saludó KyungSoo, su mirada no dejaba de observar el rostro del pianista. No había tenido oportunidad de apreciarlo durante tanto tiempo, mucho menos de tener una vista general tan detallada. Por lo mismo, no recordaba que fuera tan apuesto, un adorable hoyuelo en su mejilla izquierda cunado sonería solo lo hacía suspirar.
—Hola— respondió el más alto, lo bonito de la mirada que le dedicaban lo invitaba a seguir mostrando una faceta agradable, como si quisiera que únicamente KyungSoo fuera conocedor de todas sus buenas virtudes.
KyungSoo soltó una nerviosa risa cuando se atrapó a si mismo ensimismado por ChanYeol, su mirada no podía ni quería apartarse del contrario —Vamos— dijo nada más, para seguir con el plan de emprender una caminata tan larga como pudieran soportar.
Y así hicieron, anduvieron uno al lado del otro durante un largo tiempo, charlando animadamente, la fluidez con la que podían entablar una conversación era tan natural, no dejaron de sonreírse ni un solo segundo, la felicidad podía ser descrita por cada uno con facilidad.
Ni siquiera se dieron cuenta cuando habían atravesado prácticamente todo el distrito y las luces neón de los anuncios iluminaban sus rostros, ChanYeol despegó la mirada por primera vez y dirigió su atención hasta el ennegrecido cielo nocturno.
— ¿No es muy tarde para ti? — preguntó ChanYeol preocupado del horario que pudiera tener KyungSoo.
—No, no hay problema— negó el más joven —Pero si crees que deberíamos dejar esto para otro día...
— ¿Qué tal mañana? — quiso saber el alto —Podemos ir a tomar el almuerzo.
—Eso suena increíble— asintió KyungSoo.
—Entonces nos veremos mañana— sonrió ChanYeol, regresando toda su atención a la persona a su lado. Apenas podía creer lo bello de las facciones ajenas.
—Si— asintió KyungSoo indicándole que debían regresar sobre sus pasos para que él pudiera encontrarse con su chofer.
La conversación entre ellos siguió.
Entre otras cosas, KyungSoo pudo descubrir que ChanYeol había obtenido un título de música clásica como concertista de piano del conservatorio y que esperaba que el empleo en el restaurante fuera solo temporal pues sus aspiraciones musicales estaban pensadas a escalar hasta niveles más internacionales. Por lo mismo se enteró de la edad exacta de su enamorado, le llevaba cinco años de delantera, no lo consideraba una brecha muy marcada.
Después de varios minutos llegaron al punto de partida, ChanYeol se despidió del bajito, tomándose la libertad de hacer sus sueños realidad y rodear su esbelto cuerpo en un efusivo abrazo. KyungSoo llevó sus brazos hasta el cuello del más alto y apretó con cuidado el rostro de ChanYeol contra el suyo, el creciente deseo de estampar sus labios contra los contrarios lo carcomía por dentro, pero debía ser paciente.
El abrazo duro largos segundos, la cálida cercanía ajena se sentía tan familiar. ChanYeol fue el primero en alejar sus brazos del menor, cuando se separaron, volvieron a verse con tanta profundidad como en su primer encuentro frente a frente.
—Nos vemos, ChanYeol— KyungSoo sacudió su mano en el aire cuando vio el auto que pasaría por él. El contrario imitó la acción y dijo hasta luego en voz alta.
Cada uno volvió a reubicarse en la cotidianidad, sin dejar los mensajes de lado, cada dialogo intercambiado fungía como un elemento de adherencia hacia el otro.
Una nueva fecha fue puesta en el calendario, iban a encontrarse para almorzar.
La rutina de encuentro fue la misma, KyungSoo inventó una actividad diferente para decir a su familia, el chofer lo llevaría hasta el punto de encuentro y se iría caminando con ChanYeol hasta el punto deseado.
Cuando volvieron a verse y después de saludarse verbalmente, se fundieron en un profundo abrazo lleno de afecto.
KyungSoo aún era joven, pero sentía irreal la manera tan rápida y perfecta en la que había logrado entenderse con ChanYeol. Y aunque el más alto tenía un poco más de experiencia en el ámbito romántico, también identificaba en todas las sensaciones que el bajito le evocaba como totalmente nuevas.
Ambos se preguntaban si era así como debía sentirse el amor verdadero.
Los dos caminaron animadamente, sumergidos en una plática amena sobre el tiempo climático y esporádicas anécdotas relacionadas con la fresca brisa de primavera. Llegaron a una cafetería rustica y sencilla. Nada a lo que KyungSoo estaba acostumbrado visitar, observó con maravilla cada uno de los detalles decorativos del sitio que visitaban.
—Interesante— sonrió el bajito cuando se sentaron en la mesa de roída madera vieja, todo el lugar daba la sensación de ser un lugar encantado en medio del bosque, incluso los aromas provenientes de las plantas decorativas despertaban una singular sensación.
— ¿Te gusta? Sé que no es el Península pero...
—Está bien— asintió KyungSoo —Me gusta— colocó una de sus manos sobre el brazo más cercano de ChanYeol y prosiguió a revisar el menú con detenimiento.
Sin dejar de hablar ni un solo segundo, ambos decidieron sus alimentos y los consumieron sin contratiempos, en medio de una atmosfera cálida y agradable.
Después de haber tenido una larga estancia en la cafetería siguieron con la caminata, siempre enfrascados en compartir sus puntos de vista, era como si pudieran hablar por horas y los temas nunca iban a faltar, podían entenderse y sus diferencias podían comprenderlas. Todo era como de ensueño.
Luego de aquel encuentro, las salidas entre los dos se hicieron cada vez más frecuentes y mucho más longevas. ChanYeol podía decir sin miedo a equivocarse que KyungSoo era la persona más interesante e inteligente que había conocido jamás, estaba tan maravillado con él, apenas podía dar crédito a que su existencia coincidiera con la del bajito, era una casualidad del destino bien jugada a su favor.
El entendimiento mutuo llegó a su punto clímax cuando una tarde, mientras observaban el atardecer en uno de los miradores a las afueras de la ciudad.
ChanYeol había deslizado sus dedos suavemente por la quijada de KyungSoo y sostuvo su mentón con cuidado mientras acercaba lentamente su rostro, el bajito estaba emocionado, iba a ser su primer beso de verdad, cerró los ojos y entreabrió sus abultados labios.
Con el sol ocultándose detrás de las montañas, abrazándolos con sus últimos cálidos rayos, iluminando sus pieles.
KyungSoo elevó el rostro un par de centímetros para apresurar el contacto. Y cuando finalmente sus labios se sellaron en un tierno beso. Todo en su interior irradió felicidad, llevó una de sus manos hasta el hombro más cercano de ChanYeol y hundió todavía más sus labios en los ajenos.
Fue un beso suave y lento, había sido como una delicada caricia. ChanYeol se separó poco a poco, abriendo los ojos muy despacio, para poder guardar en su memoria la mágica experiencia del primer beso con KyungSoo, no dejó de agarrar su quijada entre sus dedos, permaneció acariciando la tersa piel bajo ellos.
Se quedaron viendo durante varios segundos. Se abrazaron fuertemente y decidieron dejar el lugar para regresar a la ciudad pues el chofer de KyungSoo todavía merodeaba las calles creyendo que el menor de los Do estaba por ahí con sus amigos.
El profundo cariño que KyungSoo sentía por ChanYeol no podía seguir permaneciendo en secreto, al pelinegro le parecía egoísta ocultar el motivo de su incontenible felicidad, así que estaba decidido a hablar al respecto con su familia.
—Mamá— llamó el estudiante esa misma noche durante la merienda —Papá.
— ¿Si, KyunngSoo? — preguntó su padre, tomando un trago de agua para limpiar su paladar y escuchar atentamente a su hijo menor.
—Quiero contarles algo importante.
— ¿Qué es hijo? — incitó la mujer a hablar sobre ello.
—Es...— a pesar de la seguridad que KyungSoo tenía sobre su próxima confesión, no negaba tener miedo de las posibles especulaciones de su familia.
Sabía que ChanYeol no pertenecía al gremio social al que él formaba parte, conocía perfectamente la mentalidad de sus padres y tenía miedo de que fueran a juzgar sus decisiones dejando de lado sus sentimientos para seguir cuidando las superficiales apariencias externas.
—Es... — el bajito tomó una gran bocanada de aire y se envalentó para hablar —He estado viendo a alguien.
—Uy— una sonrisa pícara adornó el rostro de su madre — ¿Una chica será...?
El hermano mayor levantó una ceja y le dedicó una incrédula mirada a su madre, quien no se diera cuenta de la identidad sexual de su hijo, era un completo ciego.
—No precisamente...— dijo el menor de los Do —Un chico, más bien.
—Oh...— musitó la mujer, aunque nada alarmada, si sorprendida — ¿Y quién es?
— ¿Estudia contigo? — quiso saber de inmediato su padre.
—No...— negó KyungSoo metiendo sus palmas entre sus piernas, bajando la mirada con temor —Él ya no estudia.
—Mi Dios— pronunció la mujer llevándose una de las manos hasta el pecho — ¿Entonces en que trabaja?
— ¿Cuál es su puesto? — interrogó el padre.
—Él es músico...
—Oh-la-lá— musitó su hermano mayor — ¿En qué orquesta toca?
El pelinegro soltó un profundo suspiro —No toca en una orquesta.
— ¿Es concertista?
KyungSoo negó con la cabeza.
— ¿Compositor?
—Si compone sus propias canciones— asintió rápidamente —Toca... él toca en L'attende bistro.
— ¿El pianista ese? — preguntó su hermano mayor, recordando el inusual interés que su hermano menor había puesto en el ambientador el día de su cumpleaños.
— ¿Cómo caridad?
—No— repitió KyungSoo —Él trabaja ahí.
—Bueno...— su padre hizo un par de ademanes con las manos y continuo con su entrevista —Pero como se llama, dinos, quienes son sus padres, a que se dedican, que hacen.
—Su nombre es Park ChanYeol— respondió KyungSoo, de pronto su rostro se iluminó lleno de felicidad —Su mamá es ama de casa y su padre es gerente de una importante mueblería.
—Oh...— volvió a musitar su madre — ¿Ustedes... solo salen?
—Si— volvió a asentir el más joven —Salimos.
—Pero...— su hermano mayor fue el que intervino esta vez —Solo salen... ¿No? No es como que... sean pareja o algo así ¿No?
—Uh...— KyungSoo meditó aquella respuesta, la pregunta de formalidad no había sido hecha por ninguno de los dos —No.
—De acuerdo— sonrió su madre —Está bien.
—Está bien que conozcas personas, KyungSoo— asintió su padre —Puedes conocer a todo el mundo si quieres antes de poder entablar una relación formal con alguien que sea más de tu estilo.
— ¿De mi estilo? — preguntó KyungSoo confundido.
—Alguien más...— intervino su hermano —Más... notable.
—No pierdas mucho el tiempo con él ¿De acuerdo? — exclamó el señor Do antes de continuar con la comida, dando por terminada la conversación.
KyungSoo se quedó en silencio, analizando las respuestas que había dado su familia. Tal como había pensado, ninguno de ellos estaba dispuesto a comprender sus sentimientos más allá de las apariencias, ni siquiera preguntaron cómo se sentía respecto a ChanYeol.
El bajito decidió no mencionar el tema nuevamente, sabía que si volvía a traer a ChanYeol a alguna conversación, crueles comentarios arrogantes serían hechos en contra de una persona que ni siquiera conocían.
Pensó entonces que sus amigos comprenderían un poco más al respecto, por tratarse de personas de su edad que también experimentaban con las tan nuevas sensaciones del enamoramiento.
— ¿Estás saliendo con él? — se sorprendió JongIn cuando le fue revelada la noticia.
— ¿Es el pianista del Península? — habló otro de sus amigos; Kim MinSeok —Ni siquiera es un turno entero.
KyungSoo frunció los labios, haber tenido ánimos por parte de JongIn para invitarlo a salir le había hecho creer que él quizás entendía lo que sentía, pero posteriores comentarios le hicieron darse cuenta de la realidad.
—Pero solo es para un rato ¿No? —JongIn levantó uno de sus hombros —No irás a salir de verdad con un tipo como él ¿Cierto?
—Respeto tu decisión de entablar relaciones sentimentales con quien consideres adecuado— intervino el más sensato de sus compañeros, o eso le pareció a KyungSoo hasta entonces —Pero ¿Qué puede ofrecerte él? No tiene una estabilidad mayor a la que tú tienes ¿Por qué quieres salir con él?
—No necesito algo que ya tengo— dijo KyungSoo con molestia, no creyó que sus amigos iban a resultar ser tan superficiales —ChanYeol es diferente.
—ChanYeol— pronunció MinSeok con desagrado —Incluso su nombre suena común.
—Está bien, KyungSoo— añadió JunMyeon —Sólo no vayas muy en serio con alguien como él.
—No merece que le des más de tres meses de tu tiempo— sentenció JongIn —Puedes encontrar a alguien mejor.
—Pero él es el mejor— dijo KyungSoo en voz alta.
JongIn puso los ojos en blanco.
—Sólo tratamos de ayudarte— MinSeok se levantó de hombros —Queremos cuidar de ti.
"Cuidar mi imagen querrán decir" KyungSoo frunció el entrecejo y sin decir ni una sola palabra, dio media vuelta y dejó a sus amigos detrás.
KyungSoo no podía creer que no existía una persona con la que pudiera ser sincera al respecto y hablar de lo muy enamorado que estaba de ChanYeol, de lo increíble ser humano que era el músico y de lo muy feliz que lo hacía. Si hablaba al respecto obtenía respuestas frívolas de vacíos sentimientos.
Pero eso no le impidió dejar de encontrarse con ChanYeol, él incluso llegó a visitar su departamento y jugando a los malabares con las mentiras piadosas, llegó incluso a dormir en su domicilio.
ChanYeol no tenía la menor duda de que KyungSoo tenía que ser la persona con la pasara el resto de sus días, pero sentía miedo a ser rechazado por los diferentes estratos económicos en los que vivían. Por ello no se atrevió nunca a pedirle que llevaran su relación a un peldaño más formal.
Aquella noche, KyungSoo estaba nervioso, estaba acostado al lado de ChanYeol, veían un clásico del cine. Por experiencias escuchadas de sus amigos, entendía que en algún momento los besos no iban a ser suficientes para expresar todo el cariño que se tenían.
Así que estaba hecho un manojo de nervios de solo pensar que quizás esa noche iba a ser el día que dejaría toda su inocencia atrás. Sin embargo, ChanYeol pensaba diferente, como él no se había osado a una formalidad, no sentía el derecho de ir mucho más lejos de los tiernos besos.
Cuando terminaron de ver la película, el más alto quitó la laptop de en medio y se acercó a KyungSoo con la intención de besarlo. El bajito no se opuso y apoyando sus manos sobre el colchón de la cama juntó sus labios con los del mayor.
Los besos no pararon, solo subían de intensidad. ChanYeol sentía su interior arder, le consumía el deseo por ir mucho más lejos, pero se detenía a sí mismo con toda la fuerza de voluntad del mundo. Así que cuando sintió que su cuerpo estaba respondiendo ante las suaves caricias sobre su nuca, terminó el beso.
—Puedes quedarte aquí— dijo ChanYeol contra sus labios —Estaré en la sala por si necesitas algo.
— ¿Cómo? — preguntó un KyungSoo agitado.
—Puedes dormir en mi cama— sonrió el más alto, acariciando los lacios cabellos del menor —Dormiré en el sillón.
— ¿Por qué? — el bajito se alarmó ante la idea de haber hecho algo incorrecto.
—Porque si me quedo contigo...— ChanYeol no terminó su frase, se limitó a delinear el rostro de KyungSoo con las yemas de sus dedos y dejó que la imaginación del bajito respondiera su propia pregunta, depositó un último beso sobre sus labios y dejó la habitación.
El pelinegro se sentía confundido pero aliviado. No se sentía listo para dar el paso hacia la intimidad.
KyungSoo durmió plácidamente, inundando sus narinas del aroma de las cobijas de ChanYeol fue despertado por un tierno beso sobre su frente, el desayuno estaba preparado. Los dos comieron juntos mientras veían dibujos animados.
— ¿Quieres ir al cine mañana? — preguntó KyungSoo cuando estaba ayudado al más alto a lavar los platos.
—Uh...— el más alto lo pensó un momento — ¿Qué tal la próxima semana?
— ¿Tienes turno mañana?
—No— negó el mayor —Pero estoy corto de dinero— dijo con una risita incomoda.
—Oh...— hasta ese momento en sus salidas, cada uno se dedicaba a pegar su parte de la cuenta, pero como sus citas habían aumentado de frecuencia, el dinero gastado también había incrementado, KyungSoo no sabía si ChanYeol podía ofenderse si él intentaba pagarlo todo, así que no quiso tomar el riesgo —¿Y si traigo palomitas y terminamos de ver la trilogía aquí?
—Mh— ChanYeol sonrió, giró hacia KyungSoo y depositó un beso sobre sus labios —Esa idea me agrada más.
KyungSoo le devolvió la sonrisa —Entonces mañana será.
Después de haber terminado de secar los platos, fueron caminando hasta el punto donde el chofer de KyungSoo iba a recogerlo. ChanYeol procuraba no estar cerca cuando el auto pasara. Sabía que no tenía una razón específica para ocultarse, pero después de haber presenciado la notable preferencia que el personal de L'attende bistro tenía con la familia Do sentía como si él no mereciera a KyungSoo. Se sentía insuficiente.
Cuando KyungSoo llegó a su casa, estaba dispuesto a tomar una larga ducha antes de encerrarse en su habitación y terminar todos sus deberes escolares pues al día siguiente tenía planeado pasar toda la tarde al lado de ChanYeol.
Pero sus planes se vinieron abajo cuando luego de salir de la regadera su madre lo buscó.
—KyungSoo quiero presentarte a alguien— le decía animada mientras lo conducía hasta el jardín trasero.
— ¿Tiene que ser ahora? Tengo tarea que hacer— dijo KyungSoo.
—Puedes hacerla más tarde— respondió la mujer.
Los dos llegaron hasta la mesa de campo puesta a uno de los costados, cerca de la piscina, su padre estaba sentado junto a una persona que no pudo reconocer, KyungSoo supuso que sería entonces a quien iban a presentarle.
La señora Do caminó más apurada, con una enorme sonrisa de por medio, alentando a su hijo a sentarse al lado del inquilino.
—KyungSoo— sonrió su padre con demasía —Siéntate, siéntate.
El bajito tomó asiento donde le obligaban a sentarse, dio un rápido vistazo al tipo a su lado, alto, esbelto, bien parecido y de un peculiar pelirrojo cabello anaranjado.
—KyungSoo— musitó su madre emocionada —Él es Oh SeHun.
El azabache le dedicó una sonrisa desanimada.
—Hola— levantó la mano en el aire.
—Es el hijo menor de los Oh— dijo su padre, haciendo énfasis en el apellido.
—Wow— dijo con fingido asombro.
SeHun a su lado rio y cubrió sus ojos con una de sus manos.
—Son poseedores de una de las cadenas hoteleras más importantes de toda Asia— notificó su madre.
—¿El Península? — KyungSoo iba a esmerarse en dejar implícita su decisión.
—El Hyatt Plaza— dijo SeHun, dirigiendo su mirada hasta KyungSoo, ofreciéndole una galante sonrisa.
—Tienen en sus planes construir un nuevo hotel en Busan— comunicó su padre —Fueron a conseguir un trato para ceder parte de nuestras tierras en Haeundae.
—Un resort— corrigió SeHun —Y en medio de las negociaciones nuestros padres se hicieron amigos— contó el más alto de cabello naranja.
KyungSoo volteó a ver a su padre y posteriormente a su madre que asentía con la cabeza firmemente.
—SeHun conoce poco de Seúl porque toda su vida ha vivido en el extranjero— explicó su padre —Me pareció una buena idea que tú podrías mostrarle los lugares que están de moda.
— ¿Yo? — preguntó KyungSoo, el azabache dudaba de aquello, pues él difícilmente salía de casa para divertirse —¿Por qué no se lo piden a KwangSoo?
—Está un poco ocupado ahora, corazón— dijo su madre.
— ¿No quieres ser mi guía turístico? — habló SeHun con una altanera sonrisa —Tus padres me dijeron sobre tu deseo de viajar por el mundo, yo pensaba compensártelo dándote vitales consejos de supervivencia.
La oferta atrajo a KyungSoo.
—Debo advertir que no estoy muy a la moda.
KyungSoo dando su brazo a torcer, hizo que sus padres suspiraran aliviados.
—No tengo problema— dijo SeHun —No me gusta lo trillado.
—Pero vayan, vayan, mientras aún tienen la luz del sol— animó su madre —Pueden regresar para la cena si gustan.
— ¿Ahora?
—Claro, no tengo nada más interesante que hacer— aceptó el joven Oh.
KyungSoo quiso hablar sobre sus deberes, pero la idea de conocer el punto de vista de una persona que había vivido toda su vida fuera de Corea era inigualable.
— ¿Vamos en tu coche o en el mío? — preguntó SeHun sacando las llaves de su convertible.
—En el tuyo— respondió KyungSoo, él todavía se sentía inseguro respecto a sus habilidades frente al volante.
KyungSoo y SeHun dejaron la morada Do y montados en el deportivo italiano de SeHun, recorrieron las calles de Seúl.
El azabache habló de todo lo que sabía de los puntos más interesantes y a cambio obtenía respuestas del tipo...
—En Francia no podrías hacer eso sin ir preso.
KyungSoo estaba maravillado con las anécdotas de SeHun, no era que él no hubiera viajado al extranjero con anterioridad, pero sus visitas se limitaban a visitar puntos turísticos y conocer las culturas de manera superficial, tener testimonios de primera mano sobre la vida cotidiana era invaluable para él.
—Viví tres años en Grecia— contó SeHun —Fue porque tuvimos un par de problemas con los trámites para la construcción de una posada en Santorini.
KyungSoo había visitado las islas grecas pero no había tenido tantos detalles como SeHun le estaba dando, le platicaba sobre la comida, las tradiciones, la vida habitual, las diferencias culturales con otros países.
Pasaron la tarde entre museos y cafeterías temáticas. KyungSoo supo entonces que SeHun era únicamente mayor que él por un año, que había terminado la escuela básica y había decidido dedicar su vida a disfrutar los frutos de la proliferativa herencia. Él le contó que todavía no estaba seguro de querer seguir estudiando o aceptar su linaje adinerado.
—Para mí fue sencillo elegir el camino de la fortuna— rio SeHun con diversión —Pero tal vez haya algo diferente esperando por ti ¿Qué te gusta hacer o... para que eres bueno?
KyungSoo se sorprendió de encontrar en SeHun una persona sincera a pesar de su aspecto y ademanes pretenciosos, el chico realmente reflejaba todos los años de experiencia que había obtenido de su vida nómada.
Decidieron cenar en un famoso restaurante de comida tradicional, así que SeHun solo pasó a dejar a KyungSoo a su hogar.
— ¿Cómo les fue? — lo recibió su madre con emoción.
—Bien— KyungSoo se levantó de hombros —Es agradable.
—Y muy apuesto también ¿No lo crees?
—Supongo— volvió a encogerse de hombros —Pero dudo que piense lo mismo de mí, así que no hagas conjeturas apresuradas por favor, madre.
—No seas tan rudo— reprendió la mujer —Sólo estoy siendo sincera.
KyungSoo optó por no iniciar una pelea y mejor fue hasta su habitación donde ver el bonche de libros sobre su escritorio le recordó que todavía tenía un montón de tarea pendiente. Así que con todo el dolor de su corazón, avisó a ChanYeol sobre la cancelación de planes.
ChanYeol entendió a la perfección y comunicó que estaba a punto de llamarle para decirle que lo habían mandado llamar para un turno extra en el Península.
De esa manera KyungSoo no se sintió tan culpable mientras terminaba toda la tarea que había aplazado durante todo el fin de semana. Dejó de escribirle a ChanYeol cuando este le dijo que estaba a punto de iniciar su turno.
Y sorpresivamente los mensajes de ChanYeol fueron sustituidos por un nuevo remitente.
"¿Almuerzo mañana?"
KyungSoo negó haber sonreído ante la propuesta de SeHun.
"Tengo clases"
El pelinegro tomó su calculadora para terminar por una vez por todas con la tarea de cálculo cuando la respuesta le llegó.
"¿Tarde en el cine?
Dijiste que me mostrarías el cine más lujoso que conocías"
El bajito estaba tan concentrado en sus operaciones que había olvidado responder aquel mensaje y no fue hasta que dio por finalizada su tarea que volvió a tomar su teléfono celular.
"Tendré tarea
Tengo escuela toda la semana"
A pesar de las ganas que tenía por ir al cine, debía ser responsable con sus deberes como alumno, sobre todo porque estaba ya en los últimos meses de escuela. KyungSoo se levantó de su asiento y estiró sus brazos con flojera.
"No estaré mucho tiempo en Corea..."
KyungSoo se sintió presionado a aceptar la invitación, pero se le ocurrió una ingeniosa respuesta.
"Ni yo mucho tiempo más en la escuela"
Esperó no sonar demasiado rudo, cerró los ojos con cansancio y a punto de quedarse dormido obtuvo una contundente respuesta.
"De acuerdo
Pondré en práctica mi extinta paciencia.
Viernes, 8 pm, cine."
El bajito se sintió satisfecho, tecleó una rápida confirmación y abandonó su habitación, todo el día se había enclaustrado para terminar sus tareas, así que husmeó en la cocina y regreso a su pieza para tomar un baño y meterse entre las cobijas.
KyungSoo no creía que las cosas fueran a resultar mal, estaba haciendo un nuevo amigo, uno que parecía ser mucho más sincero y honesto que sus compañeros de escuela.
Cuando ChanYeol preguntó si podían verse el mismo día a la misma hora que había quedado con SeHun, KyungSoo se sintió con la responsabilidad de negarse pues había hecho planes con mucha antelación. El más alto lo comprendió y optó por una fecha diferente.
Así que aquel fin de semana había llevado a SeHun al cine a comer pasta y había ido con ChanYeol al parque de diversiones.
Sin darse cuenta, sus días se habían repartido de aquella manera, veía a SeHun después de la escuela y a ChanYeol lo tenía durante todo el sábado, reservaba el domingo para sus tareas y proyectos. Fueron alrededor de 4 las semanas que transcurrieron de esa manera.
No podía seguir negándolo, pero KyungSoo también sentía cierta atracción hacia SeHun, le parecía interesante y divertido, además de muy atractivo, era tan guapo que con facilidad era confundido con un modelo de alta costura.
Los fuertes sentimientos de cariño que tenía por ChanYeol estaban ofuscándose por la intromisión de SeHun.
Y la confusión no haría más que crecer el último viernes que quedó con SeHun.
—KyungSoo— habló el pelirrojo con seriedad.
El menor desvió la mirada hasta él.
Estaban comiendo delicias callejeras en un parque cercano a su casa.
— ¿Si?
— ¿Qué piensas de mí?
KyungSoo tomó un largo trago de chocolate caliente —Qué... eres divertido.
— ¿Ajá? — incitó a KyungSoo a hablar más al respecto.
—Y... que eres interesante— continuó hablando el más joven de los dos, le daba la impresión de que SeHun estaba esperando información mucho más relevante, así que ante la valentía de SeHun decidió expresar sus sentimientos —Pienso... pienso que eres un chico engreído en cierta medida, pero inusualmente noble, creo que eres agradable, me haces reír y siempre tienes algo interesante que decir, pareces ser del tipo cuidadoso. Pienso... que tienes ojos muy expresivos y una sonrisa elegante... aunque tú risa es un poco escandalosa.
SeHun entonces rio entre dientes.
—Pienso... que eres un buen chico y pienso que... tú realmente...— KyungSoo apretó sus labios, observó fijamente a SeHun, él lucía tan seguro, el ceño ligeramente fruncido y sus labios estirados en seriedad, estaba tan cerca de él —Realmente...
Sus palabras no pudieron seguir siendo expresadas pues SeHun había estampado sus labios contra los de KyungSoo. El bajito abrió los ojos, lleno de sorpresa, pero inmediatamente correspondió el tacto. SeHun hundió sus dedos entre sus lacios cabellos negros y profundizó el beso. KyungSoo dejó sus frituras sobre la banca en la que estaban sentados y rodeó su cuello con ambas manos.
El beso de SeHun se sintió completamente diferente al de ChanYeol, sentía sus entrañas arder, un cosquilleo se apoderó de su estómago, la emoción creció en su pecho y se aferró con más fuerza a los labios de SeHun, la excitación no hizo más que crecer en su interior.
Ambos se separaron. KyungSoo trató de tranquilizar su agitada respiración, pero SeHun seguía empeñado en obtener respuestas.
Tomó una de las manos de KyungSoo entre las suyas y confesó sus sentimientos —Yo pienso que tú eres un chico inteligente y muy dulce, pienso que eres el tipo de persona que se preocupa siempre por ti sin importar la situación en la que estés, pienso que eres adorable y que tratas demasiado por mantener la paz externa aun cuando tu interior sea un completo caos.
KyungSoo clavó su mirada sobre la del más alto.
—KyungSoo...— el más alto se armó de valor una vez más —Cuando termines la escuela... ¿Quieres conocer el resto del mundo conmigo?
— ¿Cómo... amigos?
—No— dijo con seguridad —Hablaré con tus padres si es necesario... yo... quiero vayamos juntos como novios.
—Ih— KyungSoo alejó su mano de las de SeHun, su corazón dio un vuelco y sus pensamientos evocaron rápidamente la imagen de ChanYeol —No... no estoy seguro de ello.
SeHun levantó una de las cejas, sorprendido, creía que los días que había pasado juntos también habían surtido un efecto rematico en él, pero quizás estaba tomándose las cosas con mucha rapidez.
—Tengo que pensarlo...— confesó el azabache, sentía que podía corresponder los sentimientos de SeHun sin dificultad pero eso no significaba que su sentir hacia ChanYeol hubiera desaparecido ni mucho menos, no era una decisión sencilla de tomar.
—Está bien— asintió SeHun con tranquilidad —Si necesitas meditar las cosas...— levantó uno de sus hombros —Está bien para mí, esperaré tu respuesta.
—Gracias— dijo KyungSoo, soltó un ligero suspiró y trató de evitar la mirada del chico frente a él — ¿Puedes llevarme a casa?
—Sí, seguro— el pelirrojo se levantó de su sitio y comenzó a caminar hacia el lugar donde había dejado su auto estacionado, KyungSoo lo siguió hasta el sitio aquel, no intercambiaron ninguna otra palabra hasta que estuvieron a bordo del auto.
—Escucha... KyungSoo— habló SeHun mientras encendía el motor del coche —No quiero que te sientas presionado o algo por el estilo, tomate el tiempo necesario ¿De acuerdo?
El bajito asintió con la cabeza —Lo haré, descuida.
Resultaba un poco incómodo entablar una nueva conversación después de la fallida confesión amorosa, por lo que la música desde el estéreo lleno el silencio que estaba rodeándolos.
KyungSoo llegó a su hogar, saludó a sus padres que intentaron interceptarlo con cuestionamientos sobre SeHun pero él fue más rápido y corrió hasta su habitación. Cerró con seguro y fue hasta la silla frente a su escritorio para buscar recobrar la compostura.
Le gustaba SeHun, a sus padres le agradaba SeHun, seguramente sus amigos aceptarían a SeHun sin chistar, parecía que la decisión debía ser fácil de tomar, pero en el otro lado de la balanza se encontraba ChanYeol a quien indudablemente quería mucho más que al chico que había conocido después, los sentimientos que tenía por el pianista eran mucho más intensos y sinceros de lo que podía describir para con SeHun.
Pero aceptaba la realidad de que lo que necesitaba no era precisamente lo que quería.
Ajetreado con aquellos pensamientos, le costó trabajo conciliar el sueño, ya que a la mañana siguiente iba a encontrarse con el mismísimo pianista.
ChanYeol detectó de inmediato algo diferente en el menor, se sentía ausente y distante, así que sin dudar de su instinto, se atrevió a confrontar al más joven, sin esperar que sería KyungSoo que lo enfrentaría valientemente.
— ¿ChanYeol, nosotros que somos?
La pregunta le había caído como un balde de agua fría, no pensó que el más joven iba a exigir una explicación sobre la naturaleza de su extraña relación sentimental, si bien, los sentimientos estaban presentes, nada mucho más que ello estaba implícito en su trato. Quería, en serio que quería, decirle que estaban en una relación romántica, pero su miedo a ser alejado de sus sueños y ser expuesto a la cruda realidad le impidió decir algo al respecto.
—...Ya sabes— levantó uno de sus hombros, si no se atrevía a decir algo al respecto seguramente KyungSoo iba a pensar que solo estaba tomándole el pelo buscando jugar con sus sentimientos.
—No lo sé— negó con la cabeza —Por eso te pregunto.
—Ah...— ChanYeol se giró para quedar justo frente al más joven, tomó su rostro entre sus manos y lo miró fijamente como si tratara de comunicarle todo lo que su mente maquilaba solo con la mirada —KyungSoo— lo llamó por su nombre, las yemas de sus dedos acariciaron su piel, el bajito cerró los ojos ante la tierna caricia —KyungSoo, te quiero como nunca antes había querido a otra persona y estoy seguro de que no volveré a querer a nadie como te quiero a ti.
El bajito sonrió, satisfecho de escuchar las palabras —Yo también siento lo mismo por ti, ChanYeol.
Unieron sus cuerpos en un apretado abrazo.
—Pero tengo que decirte algo...— contó KyungSoo cuando se separaron, no había duda, lo que sentía por ChanYeol era mucho más fuerte que la confusión que le provocaba SeHun —He estado saliendo con otra persona.
—Oh...— ChanYeol sentía que no podía oponerse ante la confesión pues no existían términos de exclusividad entre ellos.
—Y...— el bajito evitó la mirada inquisitiva del más alto —me pidió salir formalmente con él...
ChanYeol dio un paso hacia atrás, sin poder crédito a lo que escuchaba, temiendo la respuesta que KyungSoo pudo haber dado — ¿Y qué le dijiste?
—Que iba a pensarlo...— confesó KyungSoo.
— ¿Y qué piensas hacer?
El bajito levantó sus hombros —Aún no lo sé...
ChanYeol quería gritarle que se negara, que se quedara con él, que él iba a esforzare todos los días para evitar que alguna vez fuera a arrepentirse de haberlo elegido a él, pero se quedó paralizado.
— ¿Qué crees que deba hacer? — preguntó KyungSoo, esperando que ChanYeol lo detuviera, aunque pensó en un principio que aceptar la propuesta de SeHun era lo más conveniente, estaba dispuesto a retractarse si ChanYeol era claro y directo con él — ¿Qué piensas de lo que me pidió?
—Yo...— la voz de ChanYeol temblaba —no estoy seguro de tener la posición para aconsejarte...
El corazón de KyungSoo se rompió — ¿No quieres que me quede contigo? — preguntó dolido.
— ¡Si! — asintió rápidamente el más alto —Es lo que quiero, lo que más quiero.
— ¿Y por qué nunca me lo dijiste? — preguntó KyungSoo dando un paso hacia atrás, cuando ChanYeol intentó tomar una de sus manos.
—Porque no estaba seguro de que fueras a aceptar.
—Yo fui quien te buscó...— contestó KyungSoo y el miedo de ChanYeol se hizo realidad, el bajito empezaba a creer que el mayor solo estaba buscando algo pasajero sin compromisos.
—Sí, pero KyungSoo tú...
—No nos volveremos a ver— comunicó el bajito con aflicción, cediendo ante la premisa de que lo que necesitaba no era precisamente lo que quería.
—No... KyungSoo, yo... no podría...— el corazón de ChanYeol también estaba siendo víctima de los estragos del ultimátum.
KyungSoo bajó la cabeza y regresó sobre sus pasos hasta el lugar donde iba a encontrarse con su chofer, ChanYeol lo siguió y lo llamó incansablemente, le pidió una oportunidad, le prometió sinceridad y le dijo lo mucho que lo quería.
Pero KyungSoo fue oídos sordos e ignoró cada palabra. Finalmente llegó al coche, dirigió una dolorosa última mirada hasta ChanYeol y puso final a su historia con él más grande.
Sabía que iba a arrepentirse, pero no encontraba una mejor salida.
KyungSoo le dio su respuesta a SeHun un par de días después, todos en su familia festejaron la nueva unión.
—Te dije que ibas a encontrar a alguien mejor, KyungSoo— decía su madre abrazándolo fuertemente.
Incluso sus amigos se sintieron aliviados ante la nueva noticia.
—Él parece mucho más tu estilo— asintió JunMyeon cuando fueron presentados.
Parecía que todos a su alrededor estaban felices con su decisión final, pero él no podía dejar de pensar en ChanYeol. El pianista no cesaba de buscarlo, llamaba, enviaba mensajes pero nunca tuvo una respuesta. KyungSoo se vio en la necesidad de cambiar su línea de teléfono.
Trataba de olvidar lo que sentía por el mayor, SeHun era un buen chico, no tenía por qué sentirse triste.
E iba a tener un montón de tiempo para poder superar su enamoramiento juvenil.
Después de que se graduó de la escuela, todos los arreglos para zarpar en un viaje de tiempo indefinido fueron hechos.
—Podemos quedarnos en cualquier cede de hotel— decía SeHun mientras ayudaba a KyungSoo a empacar —O podemos rentar una de esas casas que los dueños nativos ponen a tu libre disposición.
—Me gusta más la idea de un inmueble que tenga la sensación de ser local— admitió KyungSoo.
En las maletas, que eran ya varias, la ropa que empacaba estaba destinada a cubrir todas las variedades climáticas, SeHun le había dicho que podía solo documentar las maletas e ir comprando la ropa conforme a las necesidades, que era algo que solía hacer con frecuencia, pero KyungSoo le dio una larga charla sobre el impacto ambiental de adquirir ropa nueva cuando no se tenía la necesidad de ello.
— ¿Entonces... de verdad no podemos ni siquiera echar un vistazo a Nueva York? — preguntó KyungSoo cerrando la maleta que estaba llena de suéteres.
—No me gusta América— negó SeHun —piensan demasiado que son el centro del universo, además ¿Cómo puede la "cultura" estadounidense atraerte? — el ahora rubio se aseguró de hacer las comillas bien marcadas en el aire.
—Sólo creo que podría ser interesante— confesó el más joven.
—Tendremos el resto de los otros cinco continentes para explorar, cosas interesantes nunca van a faltar— SeHun llamó a KyungSoo a sentarse a su lado, dando ligeras palmaditas sobre el colchón.
El bajito acudió hasta donde era requerido y se apoyó sobre SeHun, estaba emocionado de poder emprender la aventura que siempre había soñado con tener y el hacerlo al lado de su novio, solamente lo hacía mejor.
Los chicos se fundieron en un abrazo que culminó en un largo beso que fue interrumpido por el llamado a la puerta de la habitación de KyungSoo.
Saldrían dentro de una semana, el itinerario estaba hecho, los boletos principales comprados.
Los padres de KyungSoo fueron a despedirlos al aeropuerto, KwangSoo le entregó una tarjeta de despedida y SeHun y KyungSoo partieron.
—Te aseguro que cuando volvamos a Corea... podremos pasar unas vacaciones de las vacaciones en el resort de Busan— comentó SeHun llevando el vaso de agua mineral hasta sus labios para dar un ligero trago.
KyungSoo no dijo nada al respecto, la sola idea de pensar que no tenía una fecha de regreso hacia su país natal le emocionaba, ya quería vivir todas y cada una de las experiencias que le esperaban.
La primera parada, iba a ser el continente europeo, el avión aterrizó en el aeropuerto de Milán y después de haber contratado una camioneta de transporte, viajaron con todo el equipaje hasta el elegante departamento en el que vivirían durante las siguientes indefinidas semanas.
El plan era dejar todas sus pertenencias en un domicilio fijo, la influencia de los padres de SeHun en los bienes raíces les proveyó de lugares fantásticos donde iban a poder alojarse, y partiendo de ahí, iban a recorrer el país.
Así que las primeras siete semanas recorrieron Italia a la largo y ancho, KyungSoo estaba maravillado con todo lo que veía, los olores, los sabores, los colores, quedó maravillado con la arquitectura, las culturas. SeHun hablaba un italiano básico, así que sus paseos por el país fueron mejor aprovechados.
Cientos de fotos fueron tomadas, KyungSoo pensó que no iba a poder superar a ChanYeol nunca, pero SeHun realmente estaba esforzándose por ganarse todo su corazón, románticas cenas a la luz de la luna, caminatas nocturnas por los más pintorescos paisajes, tantas risas y anécdotas compartidas hicieron a KyungSoo caer por completo.
Podía decir sin miedo a equivocarse que estaba enamorándose profundamente de SeHun y se podía decir lo mismo de él para con el contrario.
Cuando recorrer el país parecía demasiado cansado, se quedaban en el departamento a disfrutar de alguna película nacional, experimentando con sus habilidades culinarias en la cocina, abrazados en el cómodo sillón.
KyungSoo descubrió un talento nato para la gastronomía, SeHun felicitaba sus platillos frecuentemente y lo alababa diciendo que con un poco más de práctica sin duda podría convertirse en un afamado chef de la ciudad, al bajito no le disgustó la idea y de hecho consideró la propuesta.
Así que las siete semanas en Milán se extendieron hasta convertirse en cuatro meses de estadía pues KyungSoo se había aventurado a tomar un curso de cocina italiana
—Podrías hacer eso en cada ciudad que pisemos, bebé— felicitó SeHun cuando KyungSoo recibió su certificado.
Y la propuesta le fue tomada, así cuando pisaron Alemania, tuvieron que batallar para encontrar un sitio que impartiera las clases en un idioma que él pudiera entender.
Tanto KyungSoo como SeHun mantenían llamadas de larga duración con sus familiares, preguntando siempre como iban las cosas, que habían hecho ya, que faltaba por hacer. KyungSoo no cabía de emoción cuando contaba detalladamente todo lo que había experimentado y se reía de nerviosismo cuando sus amigos le decían que envidiaban su situación mientras ellos sufrían por los exámenes de la universidad.
Y a pesar de estar viviendo una fantasía y de que sus sentimientos por SeHun no hacían más que crecer, no dejaba de pensar en ChanYeol, preguntándose que es lo que estaría haciendo, si él también estaría disfrutando de la vida.
La pareja recorrió los lugares más vistosos de Europa, estuvieron poco más de un año y medio sumergidos entre aventuras y vivencias, y ahora se habían embarcado en un crucero a lo largo del atlántico para conocer las costas de África.
—Esto es asombroso— KyungSoo admiraba el firmamento que se extendía sobre ellos, el mar sobre el que viajaban era calmado, el clima era agradable, SeHun lo abrazaba por la espalda y apoyaba su mentón sobre uno de sus hombros, dejando ligeros besos sobre su mejilla más cercana.
—Y verlo a tu lado solo lo hace perfecto— murmuró el más alto, dejando un tierno beso sobre el cuello de su novio.
KyungSoo titiritó ante el contacto sobre su piel.
A pesar de que había pasado bastante tiempo desde que su relación había dado inicio, el más joven no se atrevía a dar un paso más íntimo, todavía tenía inseguridades al respecto, a pesar de que desde el primer día habían dormido juntos.
—Vamos adentro, comienza a hacer frío— SeHun se separó del menor, deslizó una de sus manos hasta la mano ajena y entrelazando sus dedos, los dos fueron juntos hasta su camarote.
El crucero atravesó el atlántico y culminó en el índico donde Madagascar iba a ser su última parada.
No estuvieron mucho tiempo en la isla pues aunque la vida silvestre exótica tenía enamorado a KyungSoo, la cantidad de equipaje que cargaban era imposible de mantener dentro del pequeño lugar donde se quedaban.
Antes de partir hacia su próximo destino en Oceanía, la pareja decidió enviar la mayoría de sus pertenencias de regreso a Corea.
En Australia pudieron recorrer todo a su antojo, vieron animales endémicos del país y en KyungSoo despertó un nuevo sentimiento hacia la conservación de las especies, cuando llegara a Corea iba a convencer a su padres de invertir parte de la fortuna en el medio ambiente.
— ¿Cuánto tiempo ha pasado? — KyungSoo había cumplido recientemente la mayoría de edad.
— ¿Tres años? — preguntó SeHun no muy seguro de su respuesta. El tiempo había pasado volando.
Seguido de Australia atravesaron las primeras islas del sudeste de Asia, en Indonesia KyungSoo no quiso abandonar Bali, sentía que el equilibrio entre la vida civil y la natural era perfecto. Así que cuando visitó los templos de Malasia apenas daba crédito a lo que veía.
El tiempo parecía no pasar sobre ellos, SeHun y KyungSoo celebraron solo una Navidad, pero estaban seguros de que se habían saltado fácilmente un par, la diversidad cultural, les había abierto los ojos a la enorme cantidad de religiones profesadas a lo largo del mundo.
Cuando terminaron sus seis semanas de estadía en la India, decidieron que pasar por la Asia occidental era un poco arriesgado, considerando que ninguno de los dos tenían conocimiento alguno sobre los asuntos bélicos que atravesaban en aquella zona. Así que cruzaron el continente saltándose un par de países más hasta llegar a Rusia.
Ya se podía decir que los dos estaban agotados y que un merecido descanso de la aventura ere necesario. Pero cuando estuvieron por Europa en sus primeros meses, habían dejado los países colindantes a Rusia para el último pues era su plan recorrer el mundo de esa manera.
—Te dije que no iban a faltar las cosas interesantes— dijo SeHun con una cansada sonrisa mientras iban en tren hacia Austria, el país que KyungSoo había disfrutado más.
Todas sus pertenecías habían sido enviadas a Corea y ambos viajaban solo con un par de maletas.
—Si...— un adormilado KyungSoo asintió con la cabeza débilmente antes de descansar su cabeza sobre el hombro más cercano de SeHun, cerró los ojos y ambos durmieron hasta que estuvieron en su último destino.
Hallsatt estaba cubierto de nieve, las luces navideñas adornaban toda la ciudad, el frío podía sentirse hasta los huesos, pero eso no fue impedimento para el par para pasar sus últimos días en el pintoresco país.
Los dos chicos se encontraban en el muelle frente al lago, todo el escenario gélido frente a ellos se sentía como un cuento de hadas, habían visitado la localidad en primavera de hacía dos años, así que el sentimiento que les daba en ese momento era completamente diferente.
—KyungSoo— SeHun llamó al más joven con seriedad.
El bajito giró su rostro. Las facciones de SeHun se habían vuelto solo más atractivas con el pasar de los años, su cabello había crecido y era totalmente oscuro, se veía como el príncipe de aquel cuento de hadas.
— ¿Si?
El más alto, tomó sus manos y con una gran intensidad reflejada en la mirada empezó con su discurso.
—Hace poco más de tres años te pedí que fueras mi novio para poder recorrer juntos todo lo que hemos vivido hasta ahora.
—Si...— la mirada de KyungSoo comenzó a brillar con intensidad, ignoró el frío que sentía y se concentró en las palabras de SeHun.
—Y hoy...— SeHun guardó compostura —Después de tres años y cinco meses de haber hecho nuestros sueños realidad... quiero volver a proponerte una alocada idea.
— ¿Qué cosa? — quiso saber el bajito con emoción.
—Quiero que estés a mi lado durante el resto de nuestras vidas para vivir aventuras como estás— SeHun soltó las manos de KyungSoo, de rodillas sobre la nieve, sacó una elegante cajita de uno de los bolsillos de su abrigo y mostró un reluciente anillo de compromiso.
—Ah...— KyungSoo quedó boquiabierto, llevó las manos hasta su boca para ocultar su expresión de sorpresa, la emoción lo poseyó y lágrimas de felicidad comenzaron a brotar de sus ojos. — ¡Si! — gritó tomando con manos temblorosas el anillo.
—Déjame...— SeHun se puso de pie y tomando el anillo entre sus dedos, le quitó el guante a KyungSoo sostuvo sus dedos y deslizó la joya. Posteriormente se abrazaron fuertemente y después de un tierno beso, decidieron regresar hasta su domicilio.
La noticia corrió como pólvora, su familia estaba extasiada, sus amigos apenas podían creer que KyungSoo estaba a punto de asentarse al lado de SeHun.
Y la enamorada pareja no quiso dejar pasar más tiempo, fue a las orillas del lago Hallsatt que intercambiaron sus votos de matrimonio frente a un juez y un traductor que fungió para ellos.
—Con esta mano... yo sostendré tus anhelos— pronunció SeHun, colocando el anillo de matrimonio sobre el dedo de KyungSoo. —tu copa nunca estará vacío, porque yo... seré tu vino.
El mismo KyungSoo repitió la acción en la mano de SeHun y después de un diálogo dado por el juez, firmaron los documentos que acreditaban su unión como legal. Besaron sus labios con cariño y se abrazaron profundamente.1*
SeHun y KyungSoo habían sellado sus vidas para siempre.
Como era de suponerse, la primera noche del matrimonio iba a culminarse la unión, dando paso al carnal acto del amor. KyungSoo estaba demasiado nervioso, pero fue tranquilizado por las suaves caricias de su ahora esposo.
Recorrieron sus pieles con delicadeza, besaron sus cuerpos con pasión y en medio de un apretado abrazo, culminaron el acto en medio de jadeos y sudorosas pieles.
KyungSoo aferró sus brazos con fuerza al cuerpo desnudo sobre él, desinhibido dejó salir los gemidos de entre sus sonrosados labios y jadeó con lujuria al alcanzar el máximo punto de satisfacción.
Sus cuerpos cayeron rendidos, después de pronunciar un agotado "Te amo" durmieron hasta el día siguiente.
Todavía tenían un par de días para disfrutar en Austria.
Pero lejos de querer visitar los alrededores, decidieron explorarse mutuamente una y otra vez.
KyungSoo creía que estaba por empezar una etapa totalmente nueva de su vida y estaba seguro de que iba a disfrutar cada segundo.
Él no tenía ni la más remota idea.
1* Vamos a hacer de cuenta, para fines de la historia, que Corea del Sur si acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo y que hace validos los matrimonios celebrados en países extranjeros.s
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¡HOLA!
¿Cómo se encuentran?
¡Feliz noche de brujas!
Esta era la noche de brujas de la epicidad... Pero todo este año esta valiendo kk.
Espero estén muy bien en todos los aspectos donde quiera que se encuentren.
Hice esta pequeña historia basada en un fragmento corto de uno de los cuertos de Edgar Allan Poe "El entierro prematuro"
Poe es mi escritor favorito ;; me gusta mucho como usa el horror de situaciones de la vida cotidiana.
Tengo otro fic (más bien historia corta) basada en otro cuento del mismo autor "La máscara de la muerte roja" es ChanSoo también.
Ahora... se estarán preguntando a que hora llega el horror si parece que todo es drama. Sobre todo deben estarse preguntando "¡¿Autora donde está el ChanSoo del título!?" Bueno pues... Lo averiguaremos en las siguientes entregas.
Espero que está historia sea de su agrado ♡ los leeré en los comentarios y en los próximos capítulos.
No se preocupen, está también es una historia terminada. Pero pido una fianza por la liberación de los capítulos siguientes je >:D
Saludines.
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