CAPITULO 18
*PDV ALEDISANEU*
Estoy... Tan cansada. ¿Porque no solo nos dejan tranquilos? Solo espero que no le hagan daño a Mite, él... De verdad que me he encariñado de él.
Lo amo, no puedo decirlo, tengo miedo. Miedo que una vez lo escuche se de cuenta de que no es así. Miedo de que si lo digo él desaparezca o yo me dé cuenta de que no siento eso de verdad. No puedo básicamente por cobarde y mucho menos en la situación en la que esto... Je, estamos.
Él aún dormía plácidamente a mi lado, tan lindo. De verdad que él... Ya no sé que lograría hacer sin él. Sé que podría, que lo lograría pero sería muy "cuestarriba" lograrlo.
Acarició su pelo en busca de consuelo, lo logró sin mucha dificultad. Él de verdad se ha convertido en mi mundo.
Notó como sonríe al sentir mis caricias. Le devuelvo la sonrisa inconscientemente.
No estoy siendo del todo yo. Incluso mis pensamientos han cambiado. Estoy más decaída y risueña.
Planto un beso en esos suaves labios uno dulce y con intenciones de relajarlo un poco. Sé que esta muy tenso por todo esto, que esta pendiente por si cualquier cosa me pasara. No me gustaría que eso afectara a su trabajo.
Él se levanto sin muchas ganas para besar mi mejilla e irse al baño. Escuché como la ducha se encendía. Es bastante tentador ir, pero por esta vez no lo haré. Debo preparar todo.
Mejor bajo para la sala. Ahí hay más cosas, por ende seré más rápida.
...¿Uh?...
*PDV MIRTELIANOL*
Mmmmhg, me duele la cabeza. Dónde estará mi princesa.
-¡Aledia! - no esta... En la sala...
....
...La cocina...
...
...Su cuarto...
...
¡No esta! ¡MIERDA! Lo sabía es que... ¡Lo sabía!
*PDV NARRADOR OMNICIENTE*
Mirtelianol buscaba como loco sus cosas. Iba a encontrarla sin importar lo que tuviera que pagar. Ella era su todo. Lo único que necesitaba en esos momentos.
Había ido a la comisaria desesperado en busca de ayuda la cual le fué brindada de inmediato. Al estar ya la alerta de que le podía pasar algo no lo ignoraron.
Pasaron los días. Ninguna señal de ella. Ya estaba cayendo, ya no podía. Necesitaba su calor, o al menos saber que estaba bien. Solo necesitaba sentirla en sus brazos.
Ya tenían un rastro, después de un año. La policía ocasionalmente ayudaban a encontrar lo que ellos esperaban iba a ser un cuerpo. Mirtelianol aún tenía la esperanza de que su amada casualidad no acabará ahí. Quería seguir, necesitaba seguir. Si ella no aparecía moriría, volvería a ser ese chico sin corazón. Ese chico al que le fue arrebatada la habilidad de sentir. No quería, no podía aceptar esa posibilidad.
Pero... Igual que las mínimas posibilidades de haber chocado con ella, de encontrarla de nuevo, de que se conocieran desde ya hacía un tiempo por línea, que, años después, la volviera a ver y tuviera el placer de convivir con ella. Eran demasiadas casualidades, más de una vez se había planteado la posibilidad de ser... Por cosa del destino. Aún no podia entender si había sido por destino o... solo fue una casualidad.
El ver ese hermoso rostro. Era lo que necesitaba, verlo vivo.
Otro mes más. Caminaba por las calles, el anochecer se hacía presente. Aún así, no podía sentir la calidez del sol.
Chocó con alguien. No sabía quien era, pero tampoco le importaba. Solo quería ponerse a llorar.
Al alzar la mirada la persona se disculpó y marchó. Nadie importante. Un fugaz destello cubrió su vista. Al recuperarla pudo verla. A ella.
Su pelo era más corto, estaba planchado y sus pechos estaban mucho más pequeños. Siempre podía hacer mágia, sin embargo esta vez algo le decía que no era así.
Se acercó encantado, estaba muy feliz. Aún no podía creer que ella estuviera ahí, frente a sus ojos.
-Aledia- ella lo miró algo asustada, pero se podía ver la felicidad en sus ojos.
-Mite- sus ojos se criztalizaron. Ella se abalanzó hacía sus brazos fundiendose en un profundo abrazo. No querían separarse. Solo les partía el alma pensar en esa posibilidad.
-Dios, todos te daban por muerta, ¿qué sucedió? ¿Estas bien?- ella asintió y soltó un suspiro.
-Estoy bien, pero no puedo volver a casa. Si lo hago... No quiero ni imaginar las consecuencias. Me escapé. El cortó mis pechos pues decía que eran de él y mi cabello lo tuve que cortar y planchar para ser confundida. Esta soy yo. Él jamás me ha visto de esta manera por eso es que me quedé así. Además de que no tengo que estar mucho tiempo arreglandome ni nada, y todo eso. Supongo por tu mirada que ya sabes que... No me puedo quedar contigo. Estaba admirando mi amada isla un último momento, me voy en la madrugada. Perdóname, de verdad no te quería dañar. No sabes lo que me hubiera gustado núnca conocernos, no hubiéramos sufrido de esta manera-
El tal solo pensar en eso mataba a los dos. Se amaban, se necesitaban. No podían imaginar un mundo en el que no se hubieran conocido, o, más bien, no querían.
Sus labios se juntaron a manera de despedida. Sabían que esta sería la última vez, ambos lo sabían. Aún, sus corazones rogaban que no fuera así. Que pudieran volver a verse, besarse, abrazarse, que pudieran sentir ese calor y que no se volviese a ir.
Ella ya ni sabía porque vivía. Ninguno de los dos lo sabía, pero sabían que debían seguir.
El tiempo resbalaba por sus manos. Su corazón estaba roto. Ya no tenía reparación. Ahora no sabían si había sido una casualidad. Una tortura. O... El destino.
Si este era su destino... Sabían que se encontrarían en otro mundo. En la nada, tal vez. En el inframundo o en el cielo. Cualquiera estaba bien para ellos. Solo querían volverse a ver y poder estar juntos sin que nadie les diga que deben o no hacer.
Ella salió corriendo. Diamantes llenos de dolor caían por sus mejillas, las de ambos. ¿Este era un hasta luego o... Un adiós?
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Emmmm, se, se nota que lo hice a lo rápido ¿no? Bueno, esta historia iba a ser más larga pero como ya la había dejado de lado quería darle un final.
Al principio, cuando estaba dándole este final, pensé en matarla, pero no quería ser tan cruel. El último capítulo, que será el siguiente, será algo corto. Igual espero que lo disfruten.
Que tengan una linda semana.
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