Prólogo
Un año antes
Cada día intentaba ser fuerte. A todo aquel que me rodea le mostraba una sonrisa mas el vació habitaba en mí solo yo podía saber. No dañaba a nadie con mis sentimientos guardados. La única persona herida al final de todo era yo. Determine que cada parte de mi corazón estaba destrozado y muerto, la maldad de todas esas personas detestables que vivían muy lejos de mi habían hecho la persona que era ahora.
< Una chica sin sueños, sin anhelo a nada mas que intentar sobrevivir en un mundo >
—¡Dejarás algún día todos esos recuerdos que solo te lastiman! — decía una voz en mi mente.Esa que me atormentaba cada día y me hacia cuestionar mi patética vida .
Negué una y otra vez. Nadie podía cambiarme, hasta mis últimos días seguiría siendo así. Creía firmemente en que nadie cambia a alguien, yo no sería la excepción, no volvería a ser una persona débil, no quería volver a ser mi antiguo yo. ¡JAMÁS!
Suspire y me miré por ultima vez al espejo para repasar mi atuendo de mi primer día de trabajo debía salir ahora para llegar a tiempo, el tráfico resultaba ser agobiante a esta hora.
Dejando a lado mi vida emocional, días atrás había estado buscando empleo relacionado a mi carrera, la cual era ingeniera industrial pero a cada entrevista que asistía, recibía como respuesta "Nosotros te llamaremos" sabemos lo que eso significaba.
Nunca se recibía y si lo hacían, eran casi cuatro entrevistas en el proceso de selección para el puesto y al final contrataban a alguien con mas experiencia. Me harté de buscar algo de acuerdo a mi carrera y terminé obteniendo un puesto de recepcionista de una empresa no muy reconocida.
Hoy era el día en que formaría parte del mundo laboral, así que alice mi falda negra de tubo hasta las rodillas y una blusa de vuelos blanca, zapatillas negras, opte por llevar mi cabello en ondas y un ligero maquillaje.
Fui a la cocina y tomé un pequeño lunch que había preparado temprano. Para no tener que salir a comprar comida.
Caminé a la salida tome mis llaves.
"Nada se olvida en esta vida " me dije mentalmente, cerrando la puerta y dejando ese pequeño apartamento vacío.
Como todos los días...
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