8.
Zaphiri dejo a Krest descansar, de los dos sabia que él sufría mucho más, al creerse responsable de la perdida de Mystoria, el no poder protegerlo como debía.
Salio de la habitación que ocupaba el menor, una vez afuera se encontró con su mamá ella extendio sus brazos sin decirle nada, solo pudo refugiarse entre ellos y llorar. No se atravia a llorar frente a nadie que no fuera su madre.
- No pude protegerlos.
- Tranquilo mi niño.- lo apretó más entre sus brazos- tienes que ser fuerte. Superar esto aunque duela. Krest te necesita y Dégel también, en especial mi nieto.
Seco las lagrimas que aun caían por el rostro de su hijo. Paso el resto de la noche en ese lugar en compañía de familiares y amigos. Durmió en una silla negándose a dejar sola a su familia, y recordando una y otra vez las palabras de su madre, debía ser un pilar esta vez para su esposo, como tantas veces lo fue Krest para él.Seco la ultima lagrima que derramaría de un manotazo, no era momento de estar llorando por mas dolorosa que fuera la situación.
Cuando Krest despertó por unos breves segundos no supo donde estaba metido, hasta que reconoció la habitación de hospital y la tristeza lo ataco de golpe. No queria y aun así volvió a llorar aprovechando que estaba solo.
- No pude cuidarlos como debía.
Abrazo sus piernas, importandole muy poco si alguien entraba a la habitación y lo encontraba a así. Su deber era cuidar de sus niños hasta que nacieran, mantenerlos seguros en su interior hasta que estuvieran listos para conocer el mundo, juntos desde el vientre y para siempre como debió ser. Pero se los impedio, en un misero descuido le destruyo la vida a uno de sus hijos. Ya no lo vería crecer, caminar, hablar, fallar y volver a intentarlo, no vería a Zaphiri rabiar con su primer novio o novia. Simplemente ya no estaría con ellos, su pequeño Mystoria partió antes de tiempo dejando su corazón roto, el de su padre y el de su hermano.
Lloro con mayor fuerza, tenia que sacar todo de una vez. Conocía lo suficiente a Zaphiri para saber que se haría el fuerte a pesar de que también estuviera destrozado, y sumándole su propia tristeza seria doble carga para su esposo y no quería eso.
Escucho la puerta abrirse, solo pudo abrazarse con más fuerza, no quería ver a nadie. Pero unos pequeños soniditos lo hicieron cambiar de opinión, eran los quejidos de un bebé, de un recién nacido. Levanto la vista para ver entrar a su amado griego con un pequeño cuerpo entre su ropa y su pecho.
- Mira Dégel, tu mamá despertó.- le sonrió con cariño- me dejaron traerlo a saludarte unos minutos, y también para que vieras la terapia que llevara. Francisca dice que con esto mejorara más rápido, no veo como pero si le hace bien seré su canguro personal.
Quiso reír entre el llanto, si se veía un poco chistosos con todo lo que tenia que llevar aparte del bebé. Cuando estuvo a su lado, Zaphiri se acomodo en la camilla para que pudiera ver a su pequeño hijo.
- Hola, bebé.- tocaba con cuidado la pequeña mejilla de Dégel, el que se movia muy poquito buscando su calor.- lamento mucho que hayas tenido que salir antes de tiempo por culpa mía, también el que hayas perdido a tu hermanito. Pero puedo prometerte a ti y a tu padre que haré hasta lo imposible para que estes bien, para que puedas irte a casa con nosotros pronto. No dejare que anda malo te vuelva a pasar.
El brazo derecho de Zaphiri lo rodeo con cariño, mientra él acomodaba su cabeza en su hombro para admirar a esa pequeña criatura que había nacido de ellos, se veía tan fragil que el instinto ordenaba protegerlo a costa de todo. Una solitaria lagrima volvió a caer por su mejilla, junto con la sensación de un beso en su cabeza.
- Saldremos los tres de esta, ni tu ni yo nos vamos a separa de Dégel en un buen tiempo. Tengo suficiente dinero ahorrado como para que ninguno de los dos deba trabajar en cuatro años.
- ¿En verdad?
- Si, y si quieres después de ese tiempo solo yo trabajare. Para que puedas cuidarlo hasta que entre a la escuela.- volvió a dejar un beso en su cabeza, y supo que al no obtener respuesta su pareja se había sumergido de nuevo en su imaginación, esa que le mostraba a sus dos hijos entrando a colegio y después lo llevaba a la realidad de forma cruel.-ponle tu dedo en su manito, es mucho más fuerte de lo que parece.
Le hizo caso más por curiosidad. Coloco su dedo meñique entre la manito izquierda de su bebé, esta no tardo en cerrarse sobre su dedo y apretarla con fuerza, una que decía que estaba bien, que él lucharía por su vida para no dejarlos solos, que costaría pero a final de cuentas lo lograría.
- ¿Cuanto tiene que estar con oxigeno?
- Hasta que sus pulmones maduren, incluso aún cuando ya este en casa, en caso de cualquier cosa.- miro a su niño por un momento.- Es un luchador. Te lo dije ¿No? Son tan fuertes como tu. Ahora Mys nos ayudará cuidarlo.
Volvio a llorar con la sola mención de su hijo. Zaphiri quiso golpearse la cabeza por bruto, iba todo tan bien y tenia que arruinarlo, pero por otra lado era mejor, que llorara todo lo que quisiera que no se guardara nada que a la larga podía hacerle mal y afectar su salud.
Comenzó a tararear una canción de cuna griega que su madre solía cantarle a él. No se detuvo hasta que escucho la tranquila respiración de los dos. Paso con mucho cuidado a Dégel al pecho de su madre, para sentarse en una silla y verlos descansar juntos.
- Eres muy fuerte pequeña cabecita de alga.
🍎
Ahhh! Sigue doliendo 😢
ScorpioNoMilo.💕
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