15.

El ultimo año de universidad su ya no tan pequeño niño recibió una beca de intercambio a Grecia, tan convenientemente que ambos pensaron que era más que una coincidencia. Dégel no tardo en aceptarla, no tendría problemas con el idioma mucho menos con el  alojamiento. Aunque si debía admitir que seria la primera vez que se quedaría en ese país sin sus padres, la casa se sentiría gigante.

Para ambas partes era igual. Krest muchas veces en las mañanas iba a despertar a su hijo solo para darse cuenta de que la habitación estaba vacía, su bebé estaba varios kilómetros lejos estudiando para ayudar a traer al mundo a cientos de niños, por más que le doliera estar lejos el orgullo por lo mucho que había crecido era mayor, con eso era sufiente para acostumbrarse.

- ¿Otra vez?

Los brazos de Zaphiri rodearon con cariño su cintura, y sintió un beso en su cuello. Rodeo sus manos con las suyas.

- Sabes que me pasara cientos de veces hasta que me acostumbre. Y no te hagas la otra noche te vi entrar a su habitación y quedarte ahí por minutos.

- Me descubriste.- rió en su oído haciéndole  entremecer- Oh vaya, ¿Que tenemos aquí?

- Aléjate pervertido ¡Y no me cambies el tema!- forcejeo para soltarse sin exito.

- ¿Pervertido yo? Déjame recordarte quien estaba gritando con fuerza hace dos noches.

- ¡Por los Dioses Zaphiri controlate!

Debían admitir una cosa desde que Dégel no estaba en la casa sus noches de pasión aumentaron demasiado, su niño ya no era una excusa para detener el desate de su deseo.

Sin muchas ganas se separo de su esposo al escuchar sonar su nuevo celular, odiaba ese aparato aveces pero que se le iba a hacer le servia más que un telefono fijo. Dégel lo llamaba.

- Hola, cabecita de alga.

-" Papá, ¡Lo logre!"

Coloco la llamada en alta voz, solo por la emoción en la voz de su hijo, se notaba que les diría algo importante.

- ¿Que cosa?

Sospechaba de lo que le hablaba, pero lo quería escuchar de su boca.

-"El hospital donde estaba haciendo la practica profesional me contrato... lo logre"

Que ganas de poder abrazarlo en ese momento. Celebrar como se debía. El primer trabajo de su niño. Casi más de una hora y media se le pasaron hablando del nuevo empleo hasta que a Dégel se le salio un detalle en especial sin que se diera cuenta, en ese mismo hospital encontró trabajando a su "Blanca Nieves" aunque con esa princesa ese chico no tenia nada que ver, era una completa fiera que lo dejo más que encantado.

~•~

Después de casi dos meses de ese día al fin pudieron viajar a Grecia, aunque lo hicieron en secreto para que fuera una sorpresa. Pero la sorpresa se la llevaron ellos cuando entraron y vieron a una linda chica de cabellos plateados sentada en la sala del lugar.

- ¿Y tu quien eres?

Krest no se quedo callado, ataco de inmedito a la joven con preguntas, la pobre no terminaba de responderle una cuando ya le caía otra. Ni ella misma podía preguntarle quienes eran ellos, incluso estuvo apunto de gritarle a Zaphiri que no se metiera a la cocina como si fuera su casa, pero se arrepintió cuando vio la mirada helada del otro hombre en la habitación.

- Con que te llamas Seraphina, mi hijo nunca me había hablando de ti.

Golpe bajo para la "amistad" que tenia con ese francés. Parece que ella no significaba tanto como creía. Se tardo en darse cuenta de una palabra, ¡Estaba frente a sus posibles suegros y dando una mala impresión desde el principio!

Dégel bajaba las escaleras ya cambiado de ropa, casi se cae por ellas al ver a un hombre apoyado en la pared que daba a la sala.

- ¿Papá?, ¿Que haces aquí?,¿En que momen...?

- Shh, tu mamá esta interrogando a esa chica.- lo miro de reojo. A los dos se les olvido hasta saludarse, era mas entretenido ver el lado celoso del más bajito de la familia- ¿Creí que querías acercarte a tu blanca nieves salvaje?

- Claro que quiero, eso no ha cambiado, ¿Lo dices por Seraphina? Es solo una amiga.-susurro.

- Creo que tu solo "amiga" quiero dejar serlo y pasar a ser la "señora de Labelle"

Dégel se puso rojo como un tomate, no por imaginarse a Seraphina en esa posición sino por cierto neurólogo que lo estaba haciendo babear. Maldito Kardia y su encanto que lo tenia atrapado desde hace seis años, y para empeorar las cosas el culpable ni lo sabía. 

Cuando Seraphina por fin se fue, Krest dio su conclusión.

- Descartada totalmente. 

- Vaya crueldad, te pasas cariño.

~•~

Definitivamente si que los amaba, si que los quería y adoraba porque nunca en su vida haría esto por alguna otra persona más. Krest lo obligo a pedir una consulta con el neurólogo Kardia Samaras, la que pidió personalmente su hijo, desde lejos lo vieron acercarse a ese medico que lo tenia loco y podían jurar que cuando regreso lo vieron temblando.

Ahora aquí estaba esperando ser llamado por ese chico,el que se veía igual de joven que su cabecita de alga. Sabía que no tenia nada malo en su cabeza pero era la excusa viviente para que Dégel pudiera acercarse más.

Como los amaba, sí.

Muchas veces llego a pensar que su hijo exagero en la apariencia de ese griego que le robo el corazón, que equivocado estuvo debía admitirlo. Cuando entro a la consulta, no se encontró con el chiquillo escuálido que se imaginaba, ese muchacho fácilmente le podía ganar en estatura, tenían casi el mismo cuerpo él no perdía musculatura a pesar de los años. Los cabellos azules largos y desordenados. Si, era tal cual lo describía Dégel.

- Buenas tarder señor Labelle. Según me dijeron  ha estado con dolores de cabezas y quieren descartar tumores o ¿Me equivoco?

- Es correcto.

¡Mentira!

Pero no podía salirse del papel tan rápido.

- ¿Hace cuanto esta con esos dolores?

- Casi cinco meses.- casi se muerde la lengua. No por la mentira sino por aguantarse la risa.

- ¿Le pasa algo?

- ¿Le digo la verdad?- Kardia asintió curioso- Mi esposo y mi hijo me están usando de excusa en este momento.

- ¿Excusa? No entiendo.

- Supongo que conoces a Dégel Labelle. Lo tienes babeando. Desde hace bastante tiempo de hecho.

Kardia no supo que responderle por unos segundos, en los que se la paso gritando internamente porque debía admitir que Dégel lo tenia en las misma condiciones a él,  pero ni loco se lo decía a su padre.

- ¿Kardia?

- Lo siento me distraje.

- Los Labelle tenemos ese don pero no creí que afectaría tanto.- ahora si se rió de su cara, pero se lleno de sorpresa cuando Kardia lo siguió- ya me agradas muchacho. Bueno eso era todo, espero verte pronto.

- Señor Zaphiri alto. De todos modos le pediré una tomografía, fue boxeador hace unos años y sospecho que nunca se ha hecho una, no vaya a llevarse una sorpresa por tanto golpe.

- ¿Como sabes? 

- Mi madre era su fan, vi varias de sus peleas en grabaciones. Ya sé a los golpes que me enfrento si lastimo a Dégel, y creame que es lo que menos pretendo hacer.

Zaphiri se le acerco hasta solo estar separados por el escritorio. Le sonrió con algo de cariño, la misma sonrisa que Kardia le devolvió.

- Solo te digo que yo no soy la peor amenaza.

- Me di cuanta, no es muy fácil domar a un escorpión, y si dejo su carrera por su esposo ese hombre debe ser de temer.

~•~

- Hey Dégel.

El mencionado sintió una corriente recorrerle el cuerpo cuando la mano de Kardia se poso en su hombro. El que empeoro cuando escucho su voz muy cerca de su oído y su alimento rozando su oreja.

- ¿Que hiciste con la manzana que te di hace seis años?

🍎

Los mejores padres del años si que si.

¡Un cubito se acerca!

ScorpioNoMilo.💕

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