Capitulo 2

POV AUTORA:

El anochecer finalmente había llegado a Valaquia, las personas gritaban de jubiló e ira ante la vista de la gran hoguera donde ahora los hombres de la iglesia amarraban a la rubia doctora.

Obispo: lisa tepes se te acusa de brujeria, de realizar pactos con el diablo e incluso de haberlo desposado y traer al mundo al anticristo. Como te declaras?-preguntó aunque para lisa y annabeth era mas que evidente que no importaba la respuesta de la rubia, igualmente seria castigada injustamente por una creencia estúpida.

Lisa: mi amado, no los lastimes, ellos no lo comprenden.-sollozo dolida por el pensamiento de no volver a ver ni a su esposo ni a su hijo. La sola idea de no volver a besar los labios de su amor ni de volver a jugar junto a su pequeño le asustaba mas que el destino que la esperaba.

Obispo: le ruegas al diablo por nosotros, estúpida mujer. Quemenla.-ordeno lanzando su cruz de oro

Un sacerdote encendió una de las antorchas y camino con lentitud hacia el "escenario" donde yacía amarrada la mujer.

Al ver la antorcha prendida en fuego, gritos comenzaron a oírse en todas direcciones pero los que mas lastimaban a annabeth eran los gritos suplicantes de la doctora tepes.
Miles de recuerdos golpearon su mente, atrdiento sus sentidos y con un gruñido se llevo ambas manos a la cabeza tratando de minimizar el terrible dolor.

"Huye de aqui"

"Eres la ultima esperanza"

"Se fuerte"

"Mantente con vida!!"

"No llores nunca más"

"Cumple nuestra misión"

"Te amamos annie"

Recuerdos de su hogar en llamas, su madre empujándola por la ventana, el dolor de caer desde el balcón hacia los arbustos donde quedo completamente inconsciente.

Los recuerdos de su hogar reducido a cenizas.

Los recuerdos del momento en que encontro los cuerpos carbonizados de su madre y sus hermanos pequeños.

Los restos de sus tias y los cuerpos mutilados de su padre y tíos.

Las lágrimas que su promesa no le permitió liberar.

Las lapidas que desde hacia años no visitaba...

Todo por ellos, por su estúpida supersticion, por su miedo a ella, por el odio a su apariencia, por las creencias derivadas del miedo a los incomprensible.

De vuelta a su realidad, observo con odio sus rizos escarlata y los aparto de su rostro, su expresión decidida la hacia ver como toda una guerrera.

No los dejaría hacerlo, no se quedaría parada viendo a alguien mas morir.

Annabeth: si de verdad piensan quemar a alguien en esa maldita cosa entonces que sea a mi.-sugirió saliendo de entre la multitud con paso firme.

Todos quedo en un absoluto silencio, incluso la doctora había quedado muda ante la visión de la joven a la que rescató en la mañana.

Obispo: y quien se supone que eres? Porque habrías de tomar el lugar de esta bruja?-pregunto mirando de pies a cabeza a la pelirroja, la cual no disimulo para nada su desagrado ante la horrible vibra que sentía por parte de ese cobarde.

Annabeth: todos ustedes son solo unos orates, no comprenden que esta mujer solo trata de ayudarlos a todos aunque no lo merezcan, esta mujer salvo mi vida y estoy segura que la de muchos de ustedes. No dejare que la iglesia la asesine con acusaciones falsas así como asesino a mi familia.-gruño caminando hasta estar frente a frente con el obispo.-mirame bien, bastardo, busca en lo mas recóndito y oscuro de tu retorcida mente y atrevete a decir que no me reconoces.-reto con su mirada esmeralda iluminada por los rayos lunares

La misma luz ilumino todo en ella, desde sus cabellos de fuego hasta sus pecas y lunares, de inmediato todos los sacerdotes retrocedieron y los aldeanos gritaron aterrados al verla.
Sin vacilar, las mujeres tomaron a sus hijos y corrieron asustadas detrás de sus maridos o de cualquier hombre que pudiese protegerlas mientras que los hombres palidecían al darse cuenta del peligro que enfrentaban.

Obispo: eres una de ellos...-retrocedió asustado al reconocer las delicadas facciones juveniles de la que alguna vez fue una pequeña niña inocente.

La muchacha le dio la espalda al pálido obispo y exclamo frente a todos los presentes sin un solo deje de duda, temor o arrepentimiento;

Annabeth: mi nombre es annabeth van helsing, ultima descendiente del clan van helsing y esta mujer ahora se encuentra bajo mi protección. Así que montón de bastardos mal nacidos si se atreven a tocarla...los matare.-concluyó sacando de su bolso sus dos brillantes cimitarras.

Continuará...

Algo corto pero era necesario darle la parte mas dramática.

Pelirrojos: La iglesia también ha alentado el mito de que el pelirrojo es malo y no tiene alma, atribuyendo la condición de pelirrojos a los descendientes de Caín. Y otros famosos malvados pelirrojos de la biblia son Caifás, Judas Iscariote, e incluso María Magdalena, que si fue mala, si, al menos, sí tuvo mala fama, según la ortodoxia católica.

En el siglo XVI, la grasa de un hombre pelirrojo era un ingrediente esencial para venenos.

La creencia de que las pelirrojas eran brujas data de una leyenda de la cultura germánica. Entre 1483 y 1784 miles de supuestas brujas fueron desnudadas y acosadas en busca de ‘marcas del demonio’. Estas incluían ‘anormalidades’ como pecas, lunares, verrugas y marcas de nacimiento. El cabello rojo era considerado una anormalidad. Una mujer pelirroja y con pecas creaba horror en la población. Más de 45000 mujeres fueron torturadas y asesinadas en hogueras o ahogándolas. Durante la inquisición, el color rojo intenso era evidencia de que la portadora se había robado las llamas del infierno, por lo tanto, tenía que ser quemada en la hoguera como bruja.

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