Único

Hola! Este era un pedido que me habían hecho, pero mientras buscaba quien me lo había hecho no lo logré encontrar. Pero si lees esto ¡Espero te guste!

Perdona la tardanza jeje

Su instinto le decía que se despertará de su sueño, no era mome to de descansar, algo estaba por pasar.

Haciendo caso a su instinto el cula jamás fallaba abre los ojos despertando de su sueño, de manera lenta sus ojos intenta acostumbrarse a la luz del exterior que choca con fuerza con sus ojos sensibles, cierra los ojos de manera inmediata e intenta llevar una mano a su rostro para frotarse los ojos, es ahí cuando se percata de que sus manos no reacciona y hacen inmóviles a ambos lados de su cuerpo.

Sus brazos no se encontraban atados a nada y aún así se negaban a moverse o seguir sus órdenes, en su lugar, estaban en un estado de reposo absoluto, como si ellos también descansarán desconcoedando con su descanso mental.

Con la facultad de pensar y sin poder hacer que sus extremidades reaccionarán se da el diagnóstico de que se encuentra sufriendo una parálisis del sueño.

Cierra los ojos cansando y evita entrar en cólera, procede a mantenerse sereno hasta que pueda volver a mover sus extremidades de vuelta.

Toma pausas leves al momento de respirar, mira el techo de su dormitio que es lo único que puede ver en esos momentos y procede a intentar mover su cuerpo para ver qué extremidades aún puede sentir.

Siente los dedos de sus pies, pero no puede mover su talón ni su pierna.

Siente el dedo anular, pero no el resto ni la mano, mucho menos el brazo.

Siente como hay un peso extra sobre el. Pero aún así no puede moverse.

Baja la mirada lentamente logrando ver cómo había alguien sentado ensima de su estómago, ve unos ojos de oro que brillan el la oscuridad, también se encuentran mirnaodlo fijamente a el.

Ahora entiende porque su instinto decía que se levantará. Pero aún así no puede hacerlo, aún sigue con esa parálisis.

Ni siquiera puede formar palabras, sus labios tampoco le funcionan.

Analiza a aquella extraña perosna que entro a su habitación sin permiso y se encuentra sobre el. Los pies del desconocido, que se encontraban en el suelo suben y aumenta el peso sobre el por unos segundos, finalmente apoya sus dos pies sobre el pecho del humano que no logra moverse y solo observa.

«  Que asco . . . »  Piensa tras ver la actitud extraña del desconocido, no tolera tener a nadie ensima suyo, mucho menos a un hombre.

Juraría que una sonrisa socarona acompaño a esos ojos que lo mira desde arriba, justo después de pensar la situación en la que se encontraba.

Espera a que hable y diga el motivo por el que está aquí pero eso nunca ocurre.

Uno de sus pies lo desliza lentamente hacia su rostro, lo mira con mucha molestia, todavía no puede moverse por completo pero intenta calmarse y formar el movimiento de algunas de sus articulaciones para salir de esa parálisisy darle una golpiza a quien intentará  arruinarle la noche. Siente como ese delgado pues se apoya justo la lado de su cabeza, a un lado de su almohada.

Escucha una leve risa que es amortiguada por la boca cerrada del contrario, pero esa sonrisa que tiene en su rostro demuestra que tanto se divierte de frustrar al Espartano.

Mirando su delgado pie puede ver la túnica blanca que lleva puesta.

Su pie se retira de al lado de su cabeza y lo coloca a un lado de su estómago, el otro pie también descansa del otro lado, ahora el extraño de vuelta se encuentra sentado sobre el.

Aún ahí se acerca a su rostro, se agacha a una distancia cercana, los ojos de ambos no dejan de mirarse.

Ahora logra ver ese cabello de color rosa claro, sedoso y largo que posee, y ve mucho mejor su rostro que aún poder esa sonrisa divertida.

Se detiene su acercamiento, observa como alza una de sus manos y lo señala, mira esos guantes dorados que adornan sus manos.

El humano siente su mano derecha levemente y la levanta hacia el extraño, le cuesta moverla, todavía no está despierta pero aún así no tolera tener a un hombre ensima suyo, definitivamente lo hará trizas.

Su mano no tiene la suficiente fuerza para agarrarlo y tirarlo al suelo, el de tez pálida se ríe de vuelta al ver su vano intento de destruirlo.

Pero finalmente habla en toda la noche.

Castigo Divino.

Y desparece.

Es ahí cuando Leónidas recupera sus fuerzas e intenta agarrarlo del cuello pero el ya se había ido.

Se levanta molesto de la cama, muy frustrado por no poder golpear al sínico que tenía ensima.

Cómo detesta a los pervertidos.

Piensa en las palabras que dijo la final "Castigo Divino" ¿Acaso los dioses le estaban mandando un mensaje por desobedecer las tradiciones? ¿O quizás por destruir una estatua en conmemoración de una deidad? 

Si quieren castigarme pueden intentarlo, los haré polvo a todos.

Y procede a acostarse, pero no duerme en toda la noche, prefiere quedarse despierto por si se necesita de su ayuda en algo.

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