capitulo 8

Sentado sobre la cama con sus codos apoyados en las rodillas y sus manos entrelazadas yacía Dalton, su expresión era indicador que algo no iba del todo bien y sus ojos inyectados de sangre son espeluznante de ver.

En este momento no tiene nada de esas aparecía dulce y amable que debería poseer un protagonista masculino, en este instante parecía mas un asesino en serie frustrado de que sus planes no vayan como realmente quiere, eso lo tiene muy mal y desesperado. No aguanta mantener sus deseos e impulsos a raya.

—Esto es tan malditamente molesto.—Susurró con mucho coraje, procediendo a morderse las uñas.

Parecía un adicto en abstinencia luchando por no recaer en la bebida, en este caso para no salir a los callejeros en busca de presas que hagan el ruido de desesperación que él quería escuchar, al momento de jugar con las presas a las que él piensa llamar maldad o desechos, y de esa manera justificar sus actos.

—¿Dónde demonios se habrá metido?—Deja de estar sentado para ir hacia la ventana.—Queria que ese tal Cirano fuera el primero en ser castigado, es el objetivo mas fácil.—Pone sus manos sobre el vidrio de la ventana.

Lleva exactamente cuatro días buscando a Cirano, sin embargo sus esfuerzos no parecen brindarle los frutos que ansía tener, eso lo tiene verdaderamente molesto. Acausa de eso le a tocado guardar sus impulsos de capturar a alguien y hacerle todo lo que quiere hacerle a Cirano, todo porque se metió y lastimó a su hermanito Luciel.

No obstante, por mas que se esmeré en la búsqueda y dejé el sueño al intentar tener resultados positivos le será imposible. No hay manera que de con Cirano cuando ya no está entre los vivos. Luciel fue “gentil” se encargo de enviarlo con sus queridos ancestros o ha encontrarse con el mismísimo el diablo en el infierno. Una de dos.

.—Él sería quién me daría más información por si la que recolecte no es toda, pero el muy maldito está bien escondido.—Estrello su puño en la ventana.—No queda de otra que ir por el según objetivo mientras encuentro a ese cobarde de Cirano.—Sonríe perverso.

‹Ya tengo el lugar y las herramientas lista esperando ansiosamente por causar dolor...solo espera hermanito, pronto ese pasado doloroso será enterrado con esas personas y por fin podrás salir sin miedo a encontrarte con esas malas personas.

Yo, tu hermano mayor se hará cargo de todo. Cuando todo esto terminé volveremos hacer la familia feliz que siempre hemos sido, sí. Así será. Luciel tiene suerte de tener un hermano mayor como yo, dispuesto a ensuciarse las manos por su bienestar y salud mental.› Con eso en mente se animo un poco.

Arreglado su apariencia y poniéndose gotas para los ojos, no quería que sus padres le hicieran preguntas del porque se ve de esa manera aunque, ya tenía la excusa perfecta para darles.

—Luciel, ¿podemos hablar?—Toca la puerta tres veces seguidas.

‹Desde ese día que fuí por él a la empresa se ha encerrado en la habitación, alegado que no quiere ver a nadie y mucho menos ir a levantar una queja contra su jefe por abusó de poder.

Mis padres no lo entendía pero yo sí lo hago, Luciel no quería hacer eso porque temor a que le suceda algo a nuestra familia. Ese hombre parece tener un buen transfondo familiar, sin embargo por mas que trate de explicarle a mis padres, ellos siguieron con sus planes y en está ocasión dirían que Luciel está pasando por ansiedad acusa de lo que hizo ese hombre.›

Ni les explico tanto así, mas bien fue una explicación donde indirectamente los alentaba a seguir actuando como lo estaban haciendo, que le sacarán tanto como pudieran a Elijah.

‹Tal vez ganemos porque en eso es verdad, Luciel tiene miedo salir a la calle y encontrarse con personas es por eso que pasa encerrado en su habitación. Por lo que no me quedo de otra que presentarles un buen abogado a mis padres ya que, estoy seguro que esto se solucionará verbalmente y no en los tribunales porque las familias prestigiosas no querrán quedar envuelta en un escándalo como ese.›

—¿Luciel?—Este seguía sin responder y eso alertó a Dalton.—Voy entrar.—Aviso, cuando quiso abrir la puerta no pudo hacerlo, tenía seguro.—¡¿Luciel?!—Lo llama una vez más.

—¿Qué?—Su voz a penas era audible.

—¡Dios, me asustaste!—Deja salir un gran suspiro.—¿Por qué no respondías? Te estuve llamando varias veces.

Por un segundo creí que había cometido una locura, tenía toda la intención de tirar la puerta pero entonces escuché su voz y me abstuve de tumbarla.

—Estaba durmiendo, ¿qué necesitas?

—Primero abre la puerta para que podamos hablar de frente.—Tengo que hacerlo salir, no puedo permitir que siga encerrado. Por lo menos que salga solo a la sala.

Sino me veré en la penosa situación de no subir sus comidas, de esa manera saldrá por su propia cuenta porque no estará sin probar nigún alimento, se moriría de hambre.

—No quiero.—Se negó hacerlo.—No me obligues, estoy cansado.—En su voz se escucha el agotamiento.

—Luciel, deja de ponerle las cosas difíciles a nuestros padres. Ellos están muy preocupados—Suspiro.

Dalton espera alguna reacción de Luciel, pero no obtuvo ninguna respuesta a eso, esperaba que su hermano menor abriera la puerta con una gran sonrisa.

—Bien.—Parecía rendirse.—No te voy obligar.—Saldrá por tu propia cuenta y de eso me encargaré yo.—Sigue durmiendo, ya no te molesto mas.

Sus pasos se perdieron en los pasillos, sin imaginarse que Luciel ni siquiera estába en su habitación. El nombrado en estos momentos se encuentra en una bodega abandona, dándole “cariño” al segundo involucrado en hacerle la vida miserable al anterior dueño del cuerpo que ahora posee.

<No me vuelva a usar como celular o portavoz> Expresó todo ofendido, dándole la espalda a Luciel porque no quería ver esa expresión de loco en el nombrado. Esa apariencia tan escalofriante cómo si estuviera en una guerra, cubierto de rojo de pies a cabeza y mucho menos al pobre diablo sobre la mesa.

A ese hombre de aspecto pálido, demacrado, de cabello castaño claro y ojos asustados ojos color avellana, le estaban haciendo una cirugía a corazón abierto, sin anestesia alguna que calme su dolor.

Tal vez parecía algo cruel pero Luciel no hace algo así solo porque sí, ni porque es su misión no. Él tiene un código muy estricto el cual no ha rompiendo jamás y ese código es castigar según los pecados pecados cometimos por el perpetrador y en este casó ese hombre de cabello castaño ha cometido crimenes imperdonable.

[Solo guarda silencio, si me desconcentradas perderé a mi valioso paciente. Y no creo que tú quieras cambiar de lugar con él.] Declaró. <¡Claro que no!> Se alejó de Luciel un metro más de distancia, no quería estar al alcance de su anfitrión luego de escuchar eso.

<Además, ni siquiera está usando bisturí.> Las herramientas que está usando son todas anormales, ¿debo de sentir pena por ese hombre? No, es alguien que no merece tal cosa luego de leer su historia de vida.

Uno de sus crimenes es tener afinación por chicas y chicos de diez a quince años menos que él (recalcado que el tiene 27 años) para Luciel eso es una aberración porque a las jóvenes que ha intentado conquistar o obligar a someterse a él aun no entran en la categoría de adulto.

Otro de sus tantos crímenes es; él nunca dejo de ser un bastardo, siempre ha usado su poco poder para hacer lo que quiere sin importar que la otra persona no lo quiera, ha vivido así y no tenía pensado cambiar aunque ya es demasiado tarde para esso. Su mala suerte fue conocer a Luciel y ahora le están haciendo pagar sus malas acciones.

Ya no hay tiempo para arrepentirse ni para pedir perdón, no cuando tiene que suplicarle por su vida a alguien como Luciel. Ese es un caso de súplicas perdidas y que nunca serán escuchadas, para Luciel la clemencia no existe y nuca existirá en su diccionario, mucho menos tenía pensado agregarla.

—Por...favor...—Ya no lo soporto, duele demasiado. Ni siquiera me deja perder el conocimiento, si ve que estoy cerrando los ojos me bofetea para que despierte.

¿Qué hice para merecer esto? ¿Como es que termine aquí? Acaso ese maldito contrato a alguien para que me hiciera esto, me dijo que se iba a vengar por todo lo que le hice, ¿qué le hice? Él lo quería, lo deseaba y lo pedía agrito ya después se hizo el digno. Sin embargo en ese entonces no le tome importancia a sus palabras, era un pobre diablo que no tenía como probar nada.

Luego vino el estúpido de Cirano hablando estupideces con respecto aquel tipo, ni siquiera vale recodar su nombre o apariencia. Tampoco le tomamos importancia y solo seguí adelante con los preparativos de mi viaje.

Se supone que en este momentos debería de estar disfrutando de mis vacaciones en el extranjero, mirando las diferentes bellezas en la playa. Sin embargo, lo último que recuerdo es estár sentado en el avión privado de mi familia, ¿entonces que hago aquí?

No sé cuánto días llevo en este sombrío lugar, siendo tratado de miles maneras despiadadas por este monstruo al cuál solo puedo verle los ojos, no gustaría ver algo como eso. Cuando miro esa mirada es como ver el infierno mismos, esas llamas violetas ansiosas por quemarlo todo.

—¿Que dijiste?—Acerca su oído un poco al demacrado rostro del paciente.—No pude escucharte.

<Hasta yo escuché y estoy lejos, anfitrión.> [Cómo puedes comparar le oído de un perro con la de un humano.] Niega con la cabeza. <¡No soy un perro!> Su pelaje se eriza y saca sus garras. <Soy una pantera.> Enfatiza.

[Ajá, como digas] Se encoje de hombros. 066 solo pudo rechinar sus dientes, estaba demas el seguir discutiendo con Luciel cuando este, no le está prestando atención.

—Por favor... detente...¡Ugh!—Vomito sangre.

—Oh, lo siento. Mi mano perdió fuerza por lo tanto corte una arteria.—Lleva su mano a la boca, preocupado por sus paciente.—Pero descuida, todo estará bien.—Sonríe.

—¡Tú...!—Esa sonrisa maquiavélica provocó una convulsión en “paciente”

—¿Yo qué?—Sigue sonriendo, mostrado su dentadura.—¿Te detuviste cuando ellos y ellas te lo perdieron de por favor que no lo siguieras haciendo?—Arrastro el objeto corta punzante a la entrepierna de ese intento de ser humano.—No, no lo hiciste y es mas te emocionaba escuchar sus gritos, suplicas. Fue lo mismo cuando le hiciste la vida imposible a Luciel.

—¡L-Luciel!—Solo entonces se dió cuenta que la persona frente a él era nada menos que ese chico escuálido.—Yo...

—No quiero y no soy la persona quien deba de escuchar tus desagradables excusas.—Le puso fin a todo.—Ve y suplica perdón en el infierno.

Ya cayeron dos, ¿cómo reaccionara Dalton cuenta no encuentre a su segunda presa? Que una vez mas se escapó de su alcance, con esto lo estaré empujando al límite y no podrá seguir quitó, tendrá que buscar a alguien para apaciguar esos deseos sofocantes de escuchar gritos desesperados. Eso sí, me encargaré que no toque a nigún inocente.

Con respecto al protagonista Elam, según he investigado y 066 me ha dejado ver a través de él. Ese tipo en verdad esta desquiciado y perverso tiene un paciente bien anormal, le gusta usar a su personal como conejo de indias y también suele dormir con ellos mientras los corta con una daga.

¿Como demonios es que dos seres tan manchados como esos se volvieron protagonistas? Por lo que llegue a la conclusión que está no es una historia de romance común, un romance enfermo de dos psicópatas.

—Limpia todo eso y luego regresas—Ordenó.—Yo iré a un hotel a darme una ducha...

<¡Anfitrión, espere!> 066 impide que Luciel salga de la bodega. [¿Qué pasa?] <Bueno, es que...> ¡Cómo es que esa persona está aquí!

—No te quedes callado y solo habla...—Estaba por tomar del cuello al sistema cuando se tenso al ver esa figura de pie en puerta que te llevá a la salida.—¡Tú aquí!

—No sabía que tenías pasatiempos extraños.—Aprovecho el aturdimiento de Luciel, para tomarle del brazo y pegarlo a su cuerpo.

—¿Qué vas hacer al respecto?—Pregunta todo altanero sin miedo.—¿Acusarme?—Maldición quién demonios es este sujeto y como logro dar conmigo.

—No, solo tengo planeado el castigarte por tenerme abandonado.—Su mirada brillo con frialdad.

—¿Qué yo qué?—¿Desde cuándo tenemos algo?

—Mientras le prestas toda tu atención a seres e insignificantes.

—Dejate de estupideces y solo...

—Tú solo cállate por un segundo maldición.—Se apoderó de los labios de Luciel.

En está ocasión el nombrado no se quedó estático, mucho menos se puso apesar tanto en la situación, enojado por la osadía de Elijah.

—Tu lo pediste—Se soltó del agarré de Elijah.—Luego no llores y mucho menos supliques.—El villano se estremeció al ver esa brillante y muy dominate mirada gritado te voy a comer.—Te dí más de una oportunidad ya no pienso darte otra.—Bruscamente se apoderó de los labios de un sorprendido Elijah.

Ahora fue Luciel el que tomo el control, empujando al villano contra la pared, procediendo en llevar las manos del contrario arriba de su cabeza donde las sostuvo Luciel, no quería que se interpongan en su camino.

Acto seguido el de cabello amarillo doblo un poco su muslo para que su su rodilla separé las piernas de Elijah y quedarse ahí, frotando así la entrepierna del villano, quién se consterno al escuchar un leve gemido saliendo de sus labios que hasta el momento siguen siendo devorados por Luciel.

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