Arco.1 Una carné de cañón vengativa.

‹Me han recibido con una gran bienvenida, puedo oler ese hedor a hierro que desprende el cuerpo cuándo es lastimado. Unas cuantas gotas de sangre se delizan por mi frente y han empezado a humedecer mi suave cabello amarillo.

Al parecer en este mundo tendré la misma aparecía de mi verdadero yo, también sospecho que al ser la primera misión, será un poco más sencilla. ¿Creó? Aunque no será divertido si es muy fácil solo porque piensan que soy inexperto.

Quiero reírme porque aquí los únicos novatos son ellos, si se trata de actuar un papel, no sera nada difícil. Mi familia son los reyes de la actuación, nuestra vida es una actuación. Nadie sabe o es consciente de nuestra verdadera naturaleza.› Una sonrisa perversa fue plasmada por unos segundos en los sexis y carnosos labios rojos de Luciel.

‹Antes de preguntarle al sistema por la trama, espero que sea buena para poder aplastar muchas cosas llamados seres humanos, pero que en realidad son peores que los bestias salvajes.

Tengo que arreglar está situación porque no se puede quedar solo así, me reuso quedarme con el golpe, vamos a regresarlo unas dos veces mas doloroso.›

—¡Lo lamento, en verdad no te vi!—Se disculpo una voz masculina.

¿Por qué solo queda ahí de pie sin hacer ningún ruido? Para este momento ya estaría limpiando mi ropa, por haber derramado su café sobre mi cuerpo.

—Mira como quedó mi traje.—Vamos, dime que me comprarás un nuevo traje.—¿Qué voy hacer? Fue un regaló de mi madre.—Suspira con pesar.—¿Por qué no hiciste nigún ruido de esa manera te hubiera visto?—Vuelve a suspirar.—No te estoy culpando solo creo que deberías de avisar que estabas ahí.

Pese a qué fue él quién había dejado caer un taza de vidrio en la cabeza de Luciel, todavía tenía el descaro de culparlo por no hacer ruido.

—Olvidemos eso por un momento, vamos te llevaré a la enfermería. En serio lo siento.

Para Luciel eso sonó a todo menos a una disculpa, él quería arrancarle la lengua, verlo retorcerse de dolor tirado en el piso. Esos ojos como el fuego [son entre anaranjado y amarillo] se tiñieron de una profunda frialdad hasta el punto en que alarmó a 066.

<¡¿Anfitrión?!> Busca su atención. [¿Sí, que pasa?] No perdamos los estribos por estás insignificante moscas. <¿Se encuentra bien?> ¿Acaso me imaginé esa oscuridad saliendo de él? Esa aura se me hizo familiar, imposible, tal vez solo lo estoy pensando mucho.

[Claro que lo estoy, mira] Levanta sus manos. [Está sangre no es nada por lo cual preocuparse, no voy a morir por algo como esto.] <¡Claro que sí, ya me estoy encargado de eso!>

El sistema no entendía el sarcasmo en las palabras de Luciel, algo inocente para ser una máquina con tanta inteligencia e información.

—Luci..

—¿Quién te a dado el derecho de tutearme?—Se levantó del piso.—Solo a mi familia les he permitido llamarme así.

Ya estado de pie con su espalda recta todo a su alrededor cambió, paso de verse frágil a mostrar imponencia e intimidación.

—¿Qué?—Sus hombros se tensaron al ver ese brillo sanguinario en los ojos de Luciel. Ojos que a penas podías ver por ese cabello que cubre la mitad de su rostro.

Algo se siente diferente, ¿qué es esa presión viniendo de él? No, solo estoy imaginando cosas. Este maldito está bajo mi poder y siempre lo estará.

¡Cómo se atreve a responderme y mirarme a los ojos una rata asquerosa como él! Tengo que volver hacerle saber quién soy y porque tiene que mantenerse callado.

[¿Quién es esa cosa frente a mí?] <El es Cirano, ex-compañero de su universidad, también es su compañero de trabajo. Se encuentra en el mismo equipo. Es un sujeto que suele robar todos sus créditos todo porque usted es introvertido. Bueno, lo era el anterior Luciel.> [Ya veo.]

—¡Aahg!—Cayó al piso.—¡¿Qué demonios te sucede?!—Exclamó ruidosamente.

Luciel sin previo aviso tomo el objeto más pesado y lo estrelló contra uno de los pies de Cirano, el impacto fue anormal que fue horrible de escuchar.

—¡Aaagh!—Se retuerce de dolor, justamente lo que Luciel quería ver.

Escondiendo su mirada de loquito tras su cabello, esos ojos filosos brillaban mientras veían y disfruta de la escena frente a él. Sí 066 fuera testigo de tal expresión se podrían a pensar seriamente sí hizo bien vincularse con alguien así.

Sin embargo como su eso fuera poco para aliviar su irritación, él levantó su pie el cual dejo caer con fuerza en la entrepierna de Cirano.

—¡¡Ugh!!—Sostiene con dolor sus partes privadas, en su rostro se refleja el infernal dolor. Hasta el respirar de le está dificultando.

La intuición de Luciel le decía que ese tipo no debería de usar esa cosa entre sus piernas, que Cirano escondía algo turbio. Por lo tanto Luciel siguió presionando su pie sobre las manos de Cirano, el nombrado trataba a toda costa que su “amiguito” no se mas lastimado de lo que ya está.

—¡¿Te...volviste loco?!—Verifica el estado de su pie y se veía grave, también quería quitarse el pantalón y revisar ese lugar pero optó por hacerlo cuando ya este en casa.—¡Te voy a demandar...!

Estoy empezando a dejar de sentir mi entrepierna y ese sudor helado en mi espalda no deja de fluir, ¿que pasa si quedo eunuco?

—“Lo siento”—Luciel sonrió fríamente hasta se podría decir que un tanto sádico.—¿Por qué estabas ahí?—Le deja caer una taza sobre su cabeza.

—¡Qué demonios!—Frota su cabeza con dolencia.—¡¡Luciel!!—Perdió su expresión de buena persona.

.—¿Por qué no hiciste algún tipo de ruido? De esa manera sabría que estabas ahí, o, ¿te gusta revolcarse en el suelo?—Le aplicó lo mismo que hizo y dijo Cirano.

—¿Qué?—Esta usado mis propias palabras contra mi.—¡Tú..!

—Juro que no te vi.—Lleva su mano a su boca, ocultado su sonrisa burlona.—“En serio lo lamento mucho.”

<¡Anfitrión!> 066 seguía perplejo por la brutalidad de su nuevo anfitrión, al darle su merecido a esa persona. <¿Por qué hizo eso?>

No es que este mal, solo no se esperaba que Luciel actuará de esa manera cuando todavía no sabe la trama de la historia y la misión que tendrá que cumplir.

[¿Qué hago qué?] Sonríe dulcemente, erizando el pelaje de la pantera, 066 [Solo estoy tropezando sin querer con él, no es mi culpa que le haya caído la cafetera en su pie, o la taza. Mucho menos que mi pie quisiera extirpa esa horrible cosa] 

Que agradezca lo suave que estoy siendo con él, solo estoy calentado un poco hasta que tenga claro mis objetivos y logré saber de que va la trama.

<No es lo que ví> [No importa lo que vistes, solo lo que yo estoy diciendo. Y si digo que cayó por accidente, así fue.] Sonrió, una sonrisa que no llego a sus ojos. <¿Por qué no hay compasión en usted? ¿Los humanos no son seres compasivos?>

[Sí hay personas compasivas pero son muy pocas, las cuales son muy lamentables porque entre más buenas son, mas se aprovechan de esas personas.] <No creo que san lamentables, creo que...> [No importa lo que creas, no vene a este lugar hablar sobre lo que es bueno o malo]

La pantera no logró decir una palabra mas al hacer contacto visual con Luciel, sus funciones le advirtieron que si abría la boca sería vaporizado por esas dos llamas enfurecidas.

[Cura el pie de ese tipo sin que se de cuenta, también limpia su ropa como si nada hubiera caído en él] <¿Me vio cara de lavadora o doctor?> [¿Puedes hacerlo o eres un inútil?] <¡Puedo hacerlo!> Por poco y le muestra sus dientes en señal de molestia.

Vamos a dejarlo como payaso en frente de todos, será un espectacular muy magnífico de ver. Como una mosca tratando de sobrevivir luego de caer en azúcar con pega.

—¿Por qué tienes que venir corriendo de esa manera?—Cayo al suelo, iba a meterse en su papel de joven antisocial.—¡Es...peligroso!—Se echó en café encima, lo bueno que está medio caliente. Fue como bañarse con agua tibia.

Tanto 066 y Cirano no comprendía que está pasando por la cabeza de Luciel, sus acciones era algo que desde un principio no se esperaban y ese fue su error.

El error del sistema fue creer que Luciel, solo es un joven maestro mimado, adinerado, querido quitarse el aburrimiento. Lo que no sabía es que el transfondo de Luciel es mucho más perturbador o escalofriante de lo que podría e imaginarse 066.

—¡¿Tú?!—Solo entonces se dió cuenta de lo que Luciel, quería hacer.—¿Qué idioteces estás haciendo?—.Frunce el ceño.—¿Vas a negar que me golpeaste indiscriminadamente?—No puedo permitir que se salga con la suya.

Los empleados de la empresa se estaban empezando a reunir en la are dónde se prepara café, querido saber que pasaba. Había escuchado los ruidos desde allá afuera.

—¿Qué son esos gritos?—Preguntó molesta una señorita de cabellos azules, vistiendo un traje de dos piezas, falda y camisa de vestir grisáceo, el cual hace resaltar su hermoso cuerpo curvilíneo.

Su traje o uniforme era muy diferente al de los demás empelados, los cuáles se encuentra murmurando por el estado en el que se encuentra los dos protagonistas de dicho espectáculo.

<Ella es la supervisora de su equipo, es una persona muy neutral.> [No importa si me despiden, ¿el anfitrión de este cuerpo tenía cariño por este lugar?] <No, nada de eso. Pero, si quería vengarse de Cirano por todos lo malos tratos durante tanto tiempo.>

[¿Aun sabiendo eso te exaltas que haya echo eso?] <No fue por eso> aclaro. <Solo esperaba que comenzará luego de que haya recibido el contenido de está historia. Se podría decir que usted es entre un extra y carné de cañón.> [No pues, que alivio de saber tal cosa. “Gracias”] <De nada.]

Luciel solo optó por rodar sus ojos, no podía destruir a 066 porque con ello se acabaría la diversión que ha penas a comenzado.

—¡Supervisora, Meliá!—Cirano la vio con suplicas, esperando que le ayude.

Actuó lo mas lamentable posible mientras Luciel solo se quedaba ahí en una esquina, escondiendo su presencia lo más que pudo para no ser visto.

—No sé que fue lo que paso, de un momento a otro ya me encontraba en el suelo.—Sostiene su pecho.—Luciel me golpeó con la cafetera...no lo entiendo, él es tan buen amigo. ¿Quizás tenga un mal día y por eso actuó violentó?

Meliá analizó la situación y a sus ojos todo era diferente a lo que Cirano, estába afirmando. Mucho mas cuando la mayoría sabía cuan reservado era Luciel, y es el mismo Luciel quién se encuentra cubierto de café, con su cabeza lastimada.

—¿Luciel?

—No tengo...nada que decir.—Algo tembloroso se levantó del piso.—¿Acaso el café se...vierte en la cabeza en vez de una taza?—Mira sus manos y estaban un poco roja.

Meliá como los demás se dieron cuenta que Luciel, de alguna manera había tratado de evitar que la cafetera cayera al suelo, sus manos rojas lo decían todo.

Sin embargo mas equivocado no pidan estar, el mismo Luciel había causado que sus manos se volverían de esa forma. Él era alguien que conocía varios métodos para lograr un enrojecimiento así como si fuera quemaduras.

—¡Yo no hice eso!—Se defendió Cirano al tener las miradas de sus compañeros, juzgadole.—Fue él...

—¿Por qué...haría eso?—Sus hombros tiembla cada vez más.

El anterior Luciel solía tomarse pausas para hablar con las personas, se ponía muy nervioso por lo que terminaba tartamudeando.

—¿Se...está desquitando conmigo por no realizar su trabajo?—Preguntó, en su semblante se veía la impotencia.—Exprese el otro día...que...estaba ocupado...

—¿Qué?—Meliá no podía dudar de Luciel, era difícil con semejante actuación.

A pesar de ser un joven callado, apartado de los demás. Luciel en nigún momento los atraso con el trabajo y eso es algo que los de su grupo valoraban mucho, más no sabían que Cirano y los del equipo contrario solían abusar del tímido Luciel. Saturando con mucho trabajo.

—¿A qué te refieres, Luciel Rosberg?

—Bueno...yo...

<¿Su profesión era de actor?> Hace demasiado bien el papel del anterior Luciel, tanto que es perturbador. Es la primera vez que me toca estar vinculado con una persona así. [¿No haz visto mi historia de vida?]

<No, solo podemos ver la información de un alma muerta y usted no lo está, al igual que tampoco tenemos permitido hurgar en su historial de vida. Es una ley dada por el señor, dueño del plano superior para proteger los derechos de los vivos que nos ayudan.> [Ah.]

Esa reacción desinteresada de Luciel, en serio pone los nervios de punta de 066. Es la primera vez que 066 no logra leer las emociones de su anfitrión.

—No tengas miedo y solo dilo.—Expresó Meliá.—En está empresa no se tolera cosas como esas.

—Siempre he sido yo...quién realza el trabajo de Cirano, la última vez me negué y desde entonces...él no a dejado de molestarme...

—¡Mentiras!—Se exaltó.—¡Es él quién lastimó mi pie y mi...!—Levanta su pantalón.—¡Miren!—Señala.—¡Lo pueden ver, estoy seguro que rompió algún hueso!

Los ojos de todos los presentes se entrecierra con disgusto, en ese pie no había ni siquiera un mísero rasguño o marca de algun objeto cayendo.

Cirano estába completamente pulcro y ni cuenta se había dado de eso, todo por querer quedar como una víctima a los ojos de todos.

—¿Por qué me miran así?—Lleva su mirada a su pie.—¡Qué!—Se mira una y otra vez así como no dolía nada por más que lo toque.—¡No estoy mintiendo...!

—Supervisora...

—¡Luciel!—Lo atrapó evitando que cayera al suelo.—...¿sangre?—Se exaltó al ver la cabeza de el joven, se veía más mal de lo que aparentaba.—¡Ayúdeme a llevarlo a la enfermería!

Maldición, el jefe estará molesto por no prestarles la suficiente atención a los empleados, él odia este tipo de cosas.

<Anfitrión, ¿en serio está desmayado?> No logró encontrar perturbación en los signos vitales. <¿Anfitrión?> [Cierra el pico y ni se te ocurra tocarme o te mato.] 066 quedó con su mano en el aire.

[¡Maldita sea!] Exclamó con una expresión de "se jodió todo." <¡¿Qué pasa? ¿Le duele algo?!> [No le dejé una nota a mi familia.] En está ocasión de verdad se encuentra preocupado.

<¿Y eso que tiene de malo?> Pregunto sin comprender nada. [Nada, solo van incendiar el mundo mientras me buscan, solamente eso.] No era una exageración, era un verdad muy aterradora.

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