9.

Lic. Park

¿Has sentido odio y amor al mismo tiempo?
¿Qué quieres y no quieres regresar el tiempo?
Quería fingir que no me sorprendía verlo. Qué no quería dirigirle la mirada, sin que se me vinieran a la mente los pocos recuerdos que tenía de nosotros siendo felices. Pero no podía fingir que nada había pasado entre nosotros.

—¿Qué haces aquí? —soltó con molestia nada más de verme.

—Descuida, no vine a verte a ti —hablé restándole importancia, actuando como si realmente no me afectara tenerlo frente a frente—Quiero hablar con Son Hye.

—Ella no está en casa.

—Sólo dime donde está ¿Quieres? Necesito arreglar unos asuntos pendientes con ella, y me iré después.

—¿Qué asuntos? —cuestión mirándome con una mezcla de curiosidad y resentimiento—Ella está bien conmigo, no te necesita.

—¿Bien? No puedes pagar ni su colegiatura y en este momento estas completamente borracho—espete, el olor a alcohol podía apreciarse incluso a metros—¿Y qué son esos golpes que tenía alrededor de su ojo? Eso no es estar bien —lo miré enojada —¡Sólo quiero saber donde está!—grité ya cansada de su silencio—Y ya no puedes prohibirme verla, ella también es mi hija.

—Ella aún no regresa del instituto —murmuro por lo bajo.

—Iré a recogerla entonces —finalice dando media vuelta.

—Ya la has lastimado lo suficiente, te pido que la dejes en paz y no vuelvas a buscarla después de esto—mencionó haciendo que me detuviera.

Me giré a verlo.

—Tú mejor que nadie sabe, porque tuve que irme y porque no pude volver —sostuve su mirada pesada —Voy a llevármela Son Hyun y no vas a impedirlo esta vez.

—¿Eso es una amenaza?

—No es una amenaza querido, es una afirmación, ella sabrá toda la verdad—Caminé rápidamente al auto para ir en busca de mi hija

—Son Hye, vamos a casa juntas, mamá preparará algo delicioso para nosotras —pidió sonriéndome tiernamente como todos los días.

—Mmm no puedo hoy —le dije como todos los días  encogiendome de hombros.

—Nunca puedes.

—Te lo compensare —solte con rapidez al observar su expresión decaída —Te invitaré un helado de chocolate luego , se que lo amas.

—¿Mañana? —sonrió. Recuperando rápidamente su postura.

—Mañana será —le di una sonrisa de boca cerrada.

—Muy bien —finalizo colgándosela su mochila —Me voy, ten cuidado Hye, te veré mañana.

—Mira quien lo dice —solte burlesca—Tú deberías tener cuidado —le grité mientras la veía alejarse.

Hasta caer en cuenta de que me había quedado sola, Gi se había ido a casa, Chittaphon no había venido hoy a clases, no me tocaba trabajar esa tarde, y yo aún no quería regresar a casa con mi padre viendo en ella, pero, ¿Qué más podía hacer?

Tomé con fuerza los tirantes de mi mochila y me encaminé contra mi fuerza de voluntad a mi "hogar"
La escuela no estaba tan lejos, sólo a unas cuantas cuadras, así que no tarde mucho en llegar. Al ver aquella puerta marrón, un alarido se me escapó de los labios.
Metí la llave con lentitud, y entre a casa.

—Mira quien llegó —dijo con un tono rasposo —¿Quién vino a dejarte?

Abrí mis ojos sorprendida. Lo miré confundida.

—Nadie, caminé sola a casa.

—¡Ya no me mientas Son Hye!—gritó—Dime la verdad si no quieres que...

—¿Qué? Golpearme —lo miré con los ojos entrecerrados

—¿Quieres eso? —se acercó a mi con lentitud

—Ni siquiera se por qué me pregunta que quiero, lo hará de todas fomas, me golpeara una y otra vez como a una maldita bestia

—Cállate —espetó molesto

—¡No me voy a callar, estoy harta de usted, ya no me importa, puede golpearme, pegueme, máteme si es lo que quiere!

—¡Cállate Son Hye! —gritó

—¡Mateme de una maldita vez! —grité desesperada, pude haber roto las ventanas con ese gritó, lo miré directamente a los ojos retandolo —Me haría un gran favor

—Hey, Son Hyun, habrán la puerta —se escuchaban golpes en la puerta principal acompañados de una voz femenina.

—¿Eso es lo que quieres? —se acercó a la mesa que se encontraba en el centro de la cocina

—Si no soy feliz ¿De qué me sirve vivir?

La puerta se abrió de golpe. Me voltee a mirarla distrayendome completamente.

—Por Dios, ¡Baja eso! —gritó

Y sucedió.
De la nada un terrible dolor apareció en la cabeza, mi vista se volvió borrosa y todo se comenzaba a tornar negro, pude sentir como mi cuerpo azotó al suelo con lentitud.

—¡No! ¿Qué demonios acabas de hacer? —gritó mientras se acercaba a mi cuerpo tendido en el suelo

—Yo ella, ella lo pidió yo...

—¿Qué esperas para llamar a una ambulancia? —gritó enojada —Son, hija, por favor

—¿Mamá?—hable con dificultad

—Shhh, todo va a estar bien —susurró —Hye, no te duermas por favor, Son Hye, amor, no te duermas

Las palabras se oían en eco, después de eso, no recuerdo nada más.
El mundo había dejado de existir para mi.

Ten.

—Gi, ¿Has visto a Son Hye? ¿Ya llegó? Necesito hablar con ella urgentemente

Estaba decidido, hoy le diría toda la verdad acerca de mis sentimientos.

—Son Hye no vendrá el día de hoy, ni mañana, ni pasado.. —sus ojos comenzaron a cristalizarse —Es que ella...

—Gi, tranquilizate primero ¿De acuerdo? —dije —Inhala —hizo lo que pedí —Muy bien linda, ahora exhala —se veía más relajada —¿Mejor?

Ella sorbio su nariz.

—Te lo diré aunque su madre me pidió que no lo hiciera —suspiró pesadamente —Fui a su casa, con el pretexto de devolverle una libreta, pero al llegar, había una ambulancia y policías y —se detuvo, suspiró, y luego continuó —La vi... sus ojos estaban cerrados y había sangre por todo su rostro —su voz era temblorosa —Ten... Son Hye, ella... está en el hospital.

Esas palabras sonaron una y otra, y otra vez por mí cabeza.
Y pude sentir como mi mundo se derrumbaba a mi alrededor lentamente.

Eso no podía ser cierto. Ella estaba bien. Tenía que. Porqué...

¿Qué se supone que debería hacer ahora si no la tenía?

Ahora que me había acostumbrado tanto a ella.

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