10.
Lic. Park
—Lo siento amor —acariciaba con lentitud su cabello —Debí llegar antes
Unos golpes provenientes de la puerta detuvieron mi acción.
—Adelante —limpie delicadamente mis ojos
—Buenas tardes señora Park —hizo reverencia —Soy Ten y ella es Seul Gi—repitió la misma acción —Somos...
—Amigos de Son, lo sé —sonreí —Muchas gracias por venir
—¿Cómo está? —preguntó el joven con un semblante preocupante
—Ella aún no despierta —respondí —El golpe la ha dejado inconsciente
—Iré por café —comentó la pequeña —¿Gustaría uno?
—Te lo agradecería mucho —sonreí
—Ya vuelvo —salió sin hacer ruido de la habitación
Seul Gi
A papá nunca lo conocí.
Mamá trabajaba todo el día.
La única persona que tenía a mi lado era Iseul...
Ella iluminaba la habitación cuando la oscuridad la invadía, no podías estar triste en un día nublado si ella estaba contigo, te hacía feliz aunque estuviera rota, destruida, por dentro, me había acostumbrado a sus brazos, a su valentía.
No sabía lo que en realidad pensaba.
Era inevitable ese vacío dentro mío, su ausencia dolía, calaba. Su presencia ya no estaba, se había convertido en un recuerdo dulce, ahora solo me sonreía desde el cielo.
La vida se había apagado para mi.
Hasta que la conocí.
Su cabello negro, el carácter fuerte.
Sus adorables pecas, su altura imponente.
Su sonrisa, su tristeza.
Su fuerza.
Todo se asimilaba a ella... A mi hermana mayor.
Pensé, creí, me habían dado una segunda oportunidad, para poder hacer las cosas bien... Para ayudar y compensar a aquella que no pude.
Lic. Park
—¿Qué le ocurrió? —preguntó el pelinegro acercándose a ella
—Su padre —respondí fríamente —Eso ocurrió
—¿Le gustaría hablar de eso?
No sabía con seguridad si contarle era lo correcto, más sin embargo lo hice.
—Iba a recogerla, pero al llegar al instituto, ya no había nadie, supuse que ya iba de regresó, así que volví, necesitaba hablar con ella, pero al bajar del auto, presencié gritos provenientes de la casa —expliqué—No se muy bien como comenzó la discusión entre ellos, pero cuando ella está enojada, puede decir cosas muy hirientes, cuando logre entrar, ya era demasiado tarde.
Pare. Recordar el simple hecho, era mucho para mí.
—Un florero —continúe —Azoto un florero en su cabeza
El me miró sin ninguna expresión en el rostro.
—¿Y su padre?
—Fue detenido —respondí —Llamé a la policía después de que la trejeron al hospital
El la observó detenidamente. Acarició su cabello con delicadeza, pude ver una lagrima recorrer su mejilla.
—Es una chica fuerte —sonreí —Pero no te ahogas por caer en el agua, te ahogas por quedarte ahí, todos tenemos nuestra pintura amarilla
—¿Pintura amarilla? —preguntó confundido
—Van Goh comía pintura amarilla, por que era un color brillante, y eso lo haría más feliz, a pesar de ser algo tóxico
—¿Comer algo tóxico lo haría más feliz?
—Si lo vemos desde un punto menos juicioso si, mira te daré un ejemplo —crucé mis brazos —¿Por qué la chica se queda con el tipo que la engaña?
Lo mire esperando respuesta de su parte. El me miró confundido.
—¿Por qué está enamorada?
—Lo hace porque cuando no la está engañado, la hace muy feliz, aunque sea tóxico, todos siempre estamos buscando una forma de ser felices aunque no sea buena, creo que esas cosas son nuestra pintura amarilla —sonreí —Quizá mi Son Hye, no buscaba su felicidad, pero si la de su padre —bajé la mirada —En fin, te dejaré un momento con ella.
Ten.
—¿Puedes sentir lo que me haces? —tomé su mano con delicadeza y la coloque en mi corazón que latía con irregularidad —Es por culpa tuya
Sus ojos seguían cerrados, su cabeza estaba vendada, había un profundo corte en su pómulo izquierdo, tenía cuatro puntos.
Pero ella seguía siendo ella, así de hermosa.
—Con que este es tu secreto mi dulce Hye —suspiré—Descuida, estará a salvo conmigo, aunque me sigo preguntando, ¿Cómo es qué pudiste aguantar tanto dolor? —una lagrima recorrió mi mejilla —No importa —dije mostrando una sonrisa, yo te voy a cuidar, yo...
Te trataré como la hermosa princesa que eres. Lo prometo.
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