Epílogo
De Sebastián supieron que su padre logró liberarlo de los cargos contra la caza ilegal, pero como castigo lo envió a París lejos de cualquier coto.
Francis también se marchó al extranjero. Según les contó la madre de Casper, un apuesto y rico heredero le pidió matrimonio y viajó a casarse con él.
Casper y él llevaban viviendo juntos dos meses. Poco a poco, Casper fue quedándose cada vez más tiempo en su cabaña, primero se quedaba a dormir un par de noches a la semana; luego dejó algunas prendas de ropa, las cuales fueron creciendo, hasta que no se fue más.
Se marchaba por las mañanas en su caballo, el cual había traído de su casa en Villa Hermosa e iba a trabajar en la finca de la abuela Esmeralda. A veces el trabajo se complicaba y no volvía para el almuerzo, sino para la cena, pero siempre le traía un regalo.
Ya había anochecido y Yuyis se había marchado a su corral, ahora que tenía varios pollitos que cuidar, no dormía en la casa. Adriano se acercó al fogón y revolvió el guiso de la cena, Casper todavía no llegaba, seguramente algo se había complicado en la finca de la abuela Esmeralda.
La puerta chirrió al abrirse. Adriano suspiró aliviado, por fin Casper había llegado, sin embargo, no se giró a saludarlo. Tomó el cucharón y sacó un poco de guiso que llevó a la boca, le faltaba un poquito de sal.
Sintió las manos de Casper rodearle la cintura desde atrás y su boca besarle el cuello.
—Huele delicioso.
—Es cerdo guisado —respondió erizándose debido a los besos que Casper dejaba en su cuello.
—No hablo de la comida.
Casper continuó besándolo mientras le deslizaba una mano debajo de la camisa y la otra dentro de su pantalón. La caricia en su pene le hizo rechinar los dientes. Sin soltarlo, Casper lo hizo avanzar hasta que sus manos se apoyaron en el filo de la mesa. Con dos dedos le pellizcaba el pezón derecho, mientras con la otra mano le bajaba el pantalón. Adriano empezó a suspirar con una incipiente erección debido a la estimulación de Casper.
—Te extrañé tanto, cariño —Casper lo enderezó y le giró el rostro para besarlo en la boca.
La lengua ardiente se entrelazó con la suya, acariciándola, mientras las manos de Casper seguían ocupadas, una enrollada en su pene, cada vez más duro, y la otra adentrándose en su interior.
—También te extrañé —contestó Adriano, separando las piernas para darle más acceso.
Casper derramó el aceite que se encontraba en la mesa en su entrada, pero no se demoró en continuar preparándolo con los dedos, sino que comenzó a introducir su pene poco a poco. Adriano apretó los dientes y agachó la cabeza.
Sentir a Casper dentro tenía su encanto, eso lo descubrió algunos días después de la primera vez que estuvieron juntos, cuando se llenó de valor y se dejó penetrar.
La mano de Casper continuaba masturbándolo, moviéndose de arriba abajo y apretándole el glande levemente, de esa manera la incomodidad de la intrusión era más llevadera. Finalmente, Casper, detrás de él, se deslizó completo en su interior y Adriano exhaló apoyado en la mesa. Empezó a embestirlo, primero lento, hasta que poco a poco fue ganando profundidad y rapidez.
—Eres tan delicioso —dijo Casper, pellizcándole un pezón, luego le mordió el hombro.
Adriano se enderezó hasta arquearse hacia atrás, le gustaba sentir el calor de Casper contra su espalda, aunque ambos continuaran con ropa. Casper lo afianzó de las caderas, mientras continuaba masturbándolo incesante. Pronto no pudo contenerse y se vino en su mano. Casper todavía continuaba dando las últimas estocadas rápidas y profundas, cuando un olor llegó a su nariz, olía a quemado.
Casper lo aferró con fuerza y lo penetró una última vez, hundió la cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro, temblando debido al orgasmo.
Adriano se giró.
—¡Maldita sea! —dijo—. ¡Se quemó la comida!
FIN
Un epílogo cortito, dedicado a mi querida jeontae2701 que quería versatilidad.
Otra vez, gracias y nos leemos en una próxima oportunidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top