Capítulo 7. Willy
—Ya me has oído, no fue eso lo que pasó. Decías en serio lo de llevarme a tu casa, me besaste y te entró miedo. Miedo porque sentiste lo mismo que yo. Esperaba muchas cosas del gran Marcus Haverfield, pero no que fuera un cobarde.
Solo entonces se dio la vuelta, con el corazón a mil y la boca seca. De camino a su despachó su seguridad se esfumó de un plumazo. Porque había insultado a su jefe. El jefe que había besado hacía tres noches. El jefe por el que ya no sentía una fijación infantil sino algo profundo. Y porque la vida era una mierda y estaba segura de que además iba a perder su trabajo.
Cuando se sentó tras su mesa las lágrimas corrían por sus mejillas y la respiración se le había acelerado. Tuvo que controlar los hipidos, odiaba ser tan sensible; era fuerte, pero lo estropeaba por culpa de su sensibilidad extrema.
«¡Si no puedes ver las noticias sin llorar, cómo vas a conservar el trabajo de tu vida! ¡Y vas y te enamoras de tu jefe! ¡Un jefe que ahora piensa que estás loca!».
Se limpió las lágrimas con una toallita húmeda y decidió adecentarse en el baño. Al salir chocó con Marcus que la agarró del brazo, volvió a empujarla dentro y cerró la puerta tras de sí.
—Estás llorando —afirmó muy serio.
—La he cagado ¿vale? Mucho. Como para no llorar...
Marcus sonrió.
—Winnie-Pooh, el día de la entrevista supe que me ibas a complicar la vida de un modo...
Willy gruñó de impotencia.
—¿Estás insinuando que me contrataste por...?
—Ese no es el tema. Esto tiene que acabar, lo que pasó, pasó, tenemos que dejarlo atrás. Hay... hay más consideraciones en contra que a favor y...
Se despeinó con los dedos y Willy supo que estaba nervioso, y era por ella.
—Si te sientes obligado a darme explicaciones es que tengo razón.
—Winnie-Pooh, no me lo pongas más difícil.
A Willy le ardían los dedos por tocarlo, estaba allí, plantado frente a ella, y parecía a punto de suplicar. Saberlo tan vulnerable le dio fuerzas.
—Entonces tendrás que despedirme —murmuró antes de rodearle el cuello con los brazos y estampar los labios contra los suyos.
Continuará...
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