8- Volviendo a la realidad...
Mientras lo besaba, hubo un instante en el que sus labios tomaron los míos, se sintió rico. Sin embargo...
─Wow, ¿qué fue eso? ─Jake me había empujado levemente, rompiendo nuestro enlace.
─Lo siento, no sé qué me pasó. ─Era mejor hacerme la desentendida que decirle que por un momento de verdad había deseado besarlo y lo hice. No soportaría su rechazo en esta ocasión.
Él se levantó del sillón y comenzó a tocar su cabello frenéticamente.
─¿Acaso no tienes novio? ¿O... prometido? Pensé que estabas por casarte.
Oh bien. Él me conocía, y bastante. ¿Sería uno de mis seguidores?
─Tenía. Ya no estoy con él. Terminamos.
Él me miró dudoso, frunciendo el ceño.
─¿Y por qué nadie lo sabe? Ya debería de estar en todos los portales si fuese cierto.
Bien, tenía un punto. Por suerte, Ingrid se había encargado de eso. Las dos compartíamos la misma manager, así que durante mis días de desconsuelo y dolor, ella se comunicó con Monica y le explicó todo lo que había sucedido; y Monica aplicó su protocolo anti desastres.
─Mi manager se encarga de contener la noticia, por lo menos por unos días. Estoy segura de que de alguna manera se va a filtrar y pronto todo el mundo lo sabrá. ─De nuevo empezaba a sentir la desilusión que me venía embargando el alma todos estos días, me sentía derrotada.
Jake debió notar la tristeza en mi rostro porque se acercó nuevamente al sillón y se sentó junto a mí.
─No voy a preguntarte los detalles, no es de mi incumbencia. No debí reaccionar así, es solo que me tomaste por sorpresa.
─Créeme que a mí también. Todo. ─Con todo no me refería solamente al beso que le había dado a Jake, también lo hacía por el engaño de Mark y el sentimiento de humillación que no me dejaba en paz.
─¿Puedo ayudar en algo? ─El tono de su voz había cambiado, podía notarlo más delicado, más suave, como tratando de ser cuidadoso conmigo.
─De hecho sí. Mi celular murió anoche. ¿Podrías prestarme el tuyo así llame a mi amiga para que venga a buscarme?
─¿Cómo sabrás cómo contactarla? No tienes tu teléfono.
─Regla número uno de una mejor amiga: "Siempre memoriza el número de tu mejor amiga, es la única persona que te sacará de un aprieto".
Jake arqueó sus cejas mostrando que mi frase le había causado gracia.
─Creo que las mujeres nunca dejarán de sorprenderme.
Me alcanzó su celular y yo marqué el número de Ingrid en un santiamén. Atendió en el tercer tono.
─¿Hola? ─No era propio de Ingrid atender un número desconocido, pero era seguro que lo había hecho porque pensaba que podía tratarse de mí.
─¡In! ¡Soy yo!
─¡Amigaaaaaaaaaa! ¡Estás viva! ─Podía escucharla llorar desde el otro lado.
─Estoy bien, tranquila. Siento mucho no haber llamado, tuve un día de locos y me quedé sin carga en el móvil. Tampoco fui llevando el cargador conmigo, así que no pude comunicarme contigo.
─Pero... Entonces... ¿No estás en tu casa?
─Emm. ─No había pensado muy bien que Ingrid era super rápida para darse cuenta cuando omitía información o cuando decidía decir alguna mentirilla.
─Arabella Jones, dime inmediatamente dónde estás. ─Sí, ahora estaba enojada, y no era bueno cuando Ingrid se enojaba.
─Era justamente por esa razón por la que te llamaba. Necesito que vengas a buscarme.
─No me digas que estuviste con alguien anoche. ¿Te desapareciste por un polvo?
Los gritos de Ingrid eran tan fuertes que hasta Jake los escuchó. Hizo una risita que solo logró que me sonrojara. Con sus labios pronunció "te dejo sola", y yo asentí agradecida, mientras continuaba con mi llamada.
─¡Ingrid! ─susurré─. ¿Cómo crees? Sabes que no soy capaz de algo así.
─Lo sé amiga. Es que me preocupaste muchísimo. Estuve toda la maldita noche al teléfono con Monica tratando de ubicarte, y sabes que no es nada fácil hacerlo de una manera discreta para no levantar sospechas.
─Perdón, perdón, perdón. Tengo mucho para contarte, demasiado de hecho. ─Me sentía la peor amiga del mundo por haberle hecho pasar todo eso.
─Dime la dirección y estaré allí enseguida.
Le pasé la dirección y la ubicación por WhatsApp. Luego vi que Jake se asomó.
─Gracias por prestarme tu teléfono. ─Extendí mi mano con el teléfono y él lo tomó rozando mis dedos, lo cual hizo que me estremeciera.
─De nada. No es problema. ─Su mirada me hacía sentir un tanto incómoda, pero no en un sentido malo. Era algo que me agradaba─. Así que ya viene tu amiga.
─Sí, al fin vas a deshacerte de mí ─manifesté, mirándolo fijamente.
─¿Quién dijo que quería hacerlo?
Definitivamente no esperaba que me respondiera eso. De alguna forma sentía que no era muy claro en su forma de ser y eso me confundía, aunque también era normal. Solo lo conocía hacía un día, no podía pedirle tanto al chico. Decidí que sería mejor hacerme la desentendida ante su comentario.
Cuando el mensaje de Ingrid llegó al teléfono de Jake, fue la señal de nuestra despedida.
─Bueno, supongo que tendré que tomarte en mis brazos una última vez.
─Por alguna razón lo sentía decepcionado, como si no deseara que su afirmación fuese cierta.
─Fue divertido mientras duró. ─Y sí que lo fue.
Mientras me bajaba en brazos por las escaleras, yo llevaba mi cartera y una bolsa que contenía mis tacones y mi peluca; y él tenía en su espalda una mochila. Madre mía, si alguien me hubiese contado esto, no se lo hubiese creído ni en un millón de años.
Cuando llegamos a la planta baja y él abrió la puerta del edificio, el auto de Ingrid ya estaba esperándome. Apenas me vio, abrió la puerta del auto y fue corriendo hacia mí.
─¡Por Dios Ara! ¿Qué te pasó?
Tenía mi pie vendado, además de la obviedad de que Jake todavía me llevaba en brazos.
─Ingrid, Jake. Jake, Ingrid. Bueno, ya se conocen. ─Si de situaciones embarazosas se trataban, esta seguramente estaba en mi top tres.
Ambos se saludaron tímidamente y Jake me llevó hasta el asiento de atrás del auto.
─Aquí irás más cómoda.
─Muchas gracias. Por todo. ─Lo miré detenidamente, saboreando la despedida.
─No es nada. Espero que te recuperes pronto ─dijo eso y cerró la puerta del auto. Se quedó mirándonos mientras Ingrid arrancaba. Empezó a mover su mano en señal de un adiós y yo hice lo mismo.
─¡Por Dios amiga! ¿Quién es ese bombón?
El encanto del adiós se había roto y, como siempre, Ingrid estaba ahí para sacarme una sonrisa.
─Tengo tanto pero contarte.
─Pues empieza amiga.
─Lo haré. Con lujo de detalles si quieres, pero antes necesito ir a ver a un médico. ─Tenía que volver a la realidad, la burbuja en la que me había resguardado anoche ya se había roto.
─Casi lo había olvidado. Monica hizo todos los preparativos. Nos están esperando en la clínica. Por cierto, ¿traes una peluca?
Sonreí ante la pregunta. La llevaba conmigo en la bolsa que Jake me había preparado. Realmente deseaba que no fuese la última vez que lo viese. Busqué en la bolsa para sacar la peluca y encontré una nota:
Por si alguna vez me necesitas. Cuentas conmigo. Jake.
Oh Jake. Te necesitaría, y no sabes cuánto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top