55- Arranca

La noche ya había caído cuando llegamos a la ciudad, aun así, la mayoría de los negocios estaban abiertos, iluminando la calle principal por donde íbamos pasando. Todos decorados con adornos navideños, incluidas las calles, que tenían algunas lucecitas que hacían que se viera como una de esas películas de navidad.

La nieve que había caído con anterioridad reposaba en los costados de las calles, permitiendo que se pudiese transitar.

Los pequeños negocios denotaban que no era una ciudad muy poblada. Me hacía recordar a los locales de los pueblitos que estaban muy alejados de la ciudad. No había negocios de grandes marcas, todo era muy distinto a lo que estaba acostumbrada en la gran ciudad, pero a la vez se sentía bien ver otro tipo de realidades a las que había vivido durante 29 años. Se sentía mucho más hogareño e íntimo.

Pasamos por una esquina bastante concurrida, justo donde había una cafetería que decía Maggie's en el cartel. Bajé el vidrio de la ventana y el olor a comida me invadió, haciendo que mi estómago comenzara a rugir. Había olvidado por completo que no había probado bocado desde antes de comenzar el viaje y, siendo casi las diez de la noche, el hambre se había despertado en mí.

No quise decirle nada a Jake. Una barrera invisible se había levantado de nuevo entre nosotros, donde los últimos veinte minutos habían pasado en completo silencio, pero de repente hubo algo que captó mi atención.

─Oye, no sé si estoy volviéndome loca pero... Creo que ese auto gris ha estado siguiéndonos.

Eso llamó la atención de Jake, quien miró disimuladamente por el espejo retrovisor, cerciorándose de lo que le había dicho.

─¿Cuándo lo viste por primera vez? ─preguntó con urgencia. Vi el nerviosismo correr por sus ojos. Era como si de pronto se hubiese despertado de un trance pero, de igual manera, siguió manejando con tranquilidad.

─No-No estoy segura ─tartamudeé tratando de recordar─. Creo que... Lo vi cuando estábamos entrando a la ciudad, sí, como unos diez minutos antes de eso.

─¡Rayos! Voy a tomar otra ruta para ver si continúa siguiéndonos.

No estaba preparada para el giro brusco que Jake dio con el auto, haciendo chirriar las ruedas y logrando que mi cuerpo se fuese contra la puerta del auto. Por suerte llevaba puesto el cinturón de seguridad, así que cuando Jake aceleró a toda velocidad para perder al auto gris, el impulso que dio mi cuerpo hacia adelante pudo ser contenido, evitando que me golpeara.

─¡Lo siento! ¡Lo siento! Debí haberte dicho antes lo que pensaba hacer para que te aferraras a alguna parte del auto. ─Jake estaba agitado y lo que decía salía entrecortado por la misma conmoción del momento.

Traté de no darle demasiada importancia para que no se sintiera culpable.

─No pasa nada. Estoy bien. ¿El auto gris sigue detrás de nosotros?

A este punto, eso era lo único que de verdad me preocupaba, y no fue necesario que Jake me contestara porque pude verlo por el espejo que estaba de mi lado.

─Está muy cerca. Definitivamente no tiene miedo de mostrarse y hacernos saber sus intenciones. ¿Puedes ver a la persona que conduce?

Intenté acercarme todo lo que pude hacia el espejo del costado, pero no se veía bien. Me di la vuelta sobre mi asiento y la vista desde allí era mejor, aunque la persona al mando del volante estaba bien camuflada. Llevaba una gorra negra, lentes de sol y un buzo o abrigo negro bastante amplio. Desde mi lugar era difícil distinguir si podría tratarse de un hombre o una mujer.

─Lo siento Jake, eso es todo lo que logro ver. ─Giré en mi asiento nuevamente y me sostuve aferrándome fuerte de las partes del auto a donde podía acceder.

Jake no me respondió. Iba demasiado concentrado en su tarea de perder a quien nos seguía. Acelerando y dando vueltas en cada esquina que le resultaba transitable. Esto era lo más cerca que había estado a una de esas escenas de Rápido y Furioso en donde se escapaban de uno de los villanos y, si bien había amado verla en el cine, en la vida real era otro cosa y no me agradaba en absoluto.

La persecución ya llevaba unos quince minutos, la nieve comenzaba a caer con intensidad; y estaba segura de que podría haber durado mucho más, si justo en ese momento no pasaba por una de las esquinas un grupo grande de lo que parecía ser una especie de desfile navideño.

Jake lo vio y en seguida supe sus intenciones.

─No... No... Nooo... ¡Jake por favor nooo! ─eso fue lo único que pudo salir de mi boca. El pánico invadiendo mi cuerpo.

─Agárrate bien de donde puedas. Voy a acelerar y perder a este hijo de perra ─la determinación en su voz hizo que por primera vez, temiera por mi vida. Esto se había salido de las manos.

El velocímetro empezó a pasar muy rápido de 80 a 90, 100, 110, ¡¡¡120!!! Imposible no escuchar los gritos de la multitud al ver cómo un auto se les venía encima y observar cómo varios empezaban a correr para alejarse.

Escuché cómo Jake murmuraba para él, es ahora o nunca.

Cerré mis ojos, preparándome para lo que viniese. Mi corazón queriendo salirse de mi pecho, el sudor bajando por mi frente. Y así de rápido, sentí cómo el auto frenaba con fuerza, tanta que percibí la frenada que Jake dio para contener el giro que se avecinaba, y que no puedo detener. Las ruedas chirriaron tan enérgicamente que mis oídos dolieron, logrando que abriera mis ojos y, al hacerlo, vi cómo Jake ponía el freno de mano, haciendo que el auto al fin parara de girar.

Mi respiración estaba desequilibrada, mi cabeza también lo estaba porque justo en ese momento, cuando Jake había conseguido pasar el tumulto de gente sin matar a alguien ni a nosotros mismos en el intento, recordé que todavía nos seguían.

─Deberías arrancar. No perdamos tiempo. Este es la oportunidad para perderlo ─repuse mientras intentaba que el aire entrará de nuevo en mis pulmones, permitiéndome respirar con normalidad otra vez.

Jake pareció escucharme, aunque no me respondió, e hizo lo que le había pedido. Seguimos una cuadra más por la calle en la que íbamos y luego se desvió por un callejón, continuando por una serie de atajos que sin duda conocía como la palma de su mano.

Continuó manejando unos diez minutos más, asegurándose a cada rato por el espejo retrovisor, que ya no nos persiguieran.

Cuando al fin pareció sentirse seguro de que estábamos a salvo, noté cómo sus nudillos, aferrados al volante, empezaban a relajarse y su cuerpo a tomar una posición distinta a la que había mantenido durante la persecución.

─Ahora sí podemos ir a casa ─expresó con más tranquilidad.

No pude evitar darme vuelta un par de veces más para confirmar que efectivamente ya nadie nos seguía y, fue en ese transcurso que, sin darme cuenta, Jake estacionó en una callecita muy poco iluminada.

─Llegamos ─se limitó a decir.

Cuando me miró, sus ojos estaban inyectados en sangre, probablemente por la presión que había vivido con anterioridad. Yo no pude evitar estirar mi mano hacia él, la cual terminó tomando y llevando hacia su rostro.

La temperatura de nuestros cuerpos era la misma, cálida y confortable. Pasó mi mano por su barba un poco más crecida de lo que ya estaba acostumbrada y después llevó mi mano hasta sus labios, besando mis dedos con dulzura.

No sé cómo lo hizo, pero fue tan veloz que no tuve tiempo de procesarlo. Dejó mi mano y conectó sus labios con los míos, introduciendo su lengua en mi boca y encontrando la mía al instante. Llevé mis manos a su cuello para acercarlo más hacia mí e intensificar el beso. Su lengua daba suaves caricias en la mía, logrando que mi parte íntima se despertara y pronto comprobé que la de él también.

Tenía sus manos en mis pechos y empezó a subir mi ropa para tocar mi piel desnuda, cuando unos golpecitos en el auto nos hizo alejarnos de inmediato.

─¡Hola! Perdón que los moleste. Veo que estaban ocupados, pero estamos esperando desde hace mucho por ustedes y la verdad es que me pica el bagre. Si pueden bajar rápido se los agradecería.

Mi cabeza quedó en modo suspensión. No entendía ni una mierda de lo que acababa de pasar. Miré a Jake en busca de respuestas, quien se encontraba tapando su rostro con ambas manos y frotándolo agresivamente.

─¡¡¡Maldita sea Brandon!!! ¡Te mataré! ─exclamó con furia.

Rápidamente entendí a quién se refería. Su hermano mayor.

Hermosa forma de conocernos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top