45- ¿Nos amigamos?
Escuchar lo que dijo después, no me hizo ninguna gracia. Casi me había dado algo de solo pensar que se encontraba mal. Todo para terminar enterándome de que el muy imbécil de Jake se había emborrachado y no dejaba de hablar de mí y de pedir verme; y, para empeorarlo, todo esto estaba sucediendo en una discoteca.
Solté el teléfono una vez que terminó la llamada y lo tiré contra el suelo. No sé cómo, pero al darme cuenta de lo que toda la rabia acumulada había hecho, fui directo hacia el aparato para terminar confirmando que no se había hecho ni un rasguño.
─Ey, tranquila tigresa. El pobre teléfono no tiene la culpa.
Casi había olvidado de que mi hermana estaba ahí y la verdad es que me hubiese gustado olvidarme por completo. Lo que menos necesitaba en ese momento era escuchar a mi hermana quejándose por todo.
─¡Piensa rápido! ─le grité, lanzándole las llaves del ahora bautizado Bentley.
Ella las atrapó en el aire y se quedó como una tonta sonriendo durante unos minutos, mientras contemplaba las llaves de mi ahora ex auto en sus manos.
─Tengo que irme. Debo solucionar algo. ¡No toques nada! ─Me sentía tan cansada de tener que lidiar con tantas cosas y encima mi hermana estaba ahora aquí.
─¡Oye! Puedo ser una perra, pero no soy ladrona. ─Estábamos cara a cara. Julia me llevaba algunos centímetros y su mirada no era de odio, sino más bien de curiosidad─. ¿Puedo preguntarte qué sucede?
─No Julia, no puedes. ─Podía ver lo que se venía y no quería meterme en ello. No quería una pelea con mi hermana en este momento─. Tengo que irme.
Estaba acercándome a la puerta cuando Julia me tomó del brazo, haciendo que me detuviese. Me giré para mirarla y nuevamente quedamos enfrentadas.
─¿Pasó algo con Jake? ─la pregunta de por sí me resultó super extraña, sobre toda viniendo de Julia.
Entrecerré mis ojos con una sensación de desconfianza recorriendo mi pecho.
─¿Cómo sabes de Jake? ─debí haberme dado cuenta de la estupidez que estaba preguntando antes de sacarlo de mi boca, pero no lo hice y Julia tomó esa oportunidad para soltar una carcajada bastante sonora.
─¿Te das cuenta de que todo el mundo sabe de tu relación verdad? Digo, salen en todos lados. Y además mamá no paró de hablar de eso durante el tiempo que estuve con ellos en su casa.
─Oh ─susurré un poco confundida.
─Mira Ara. Me cuesta mucho decirte esto, así que por favor te pido que me dejes terminar. ─Asentí, claramente desorientada─. Durante el tiempo que pasé con mamá y papá, ella... me dijo algunas cosas. ─Hizo una pausa, trató con dificultad y siguió─. Mamá se disculpó conmigo ─Estuve a punto de decir algo, pero me contuve─. Me pidió disculpas por haberme dejado de lado cuando éramos niñas. Supongo que se dio cuenta, ahora, de las diferencias que hacía entre nosotras.
»La cosa es que me hizo pensar. Bastante. En cómo todos estos años te he odiado en silencio y a veces en voz alta, en cómo estaba resentida contigo y en cómo siempre dirigí todo eso hacia ti, cuando en realidad tú no fuiste la culpable de eso.
»Quiero decir, éramos niñas. La adulta responsable por nosotras debió haber hecho un mejor trabajo, o no lo sé. Papá nunca intercedió tampoco, simplemente dejó que sucediera y que la relación entre tú y yo se viera dañada.
»Creo que, básicamente... Lo que quiero decir es que... ¡Oh rayos! No te odio, ¿bien? No te odio y... Me gustaría que pudiésemos trabajar en nuestra relación, que pudiésemos volvernos cercanas y, antes de que lo menciones, toma.
Extendió su mano y me entregó las llaves de mi ex auto.
─¿Y esto? ─Yo continuaba desencajada.
─Te regreso tu auto. La verdad es que no lo necesito, solo buscaba cabrearte un poco.
Me había quedado de una pieza. Con boca y ojos abiertos, por lo que acababa de confesarme mi hermana.
─¿Es- Es esto una broma? ─fue lo único que mi cerebro atinó a decir.
Julia suspiró profundamente y cerró los ojos por unos segundos, como tratando de contenerse.
─¿Realmente me crees capaz de dar semejante discurso como ese solo por una broma? Sabes muy bien que en todos estos años no hemos cruzado ni cien palabras. Bueno, quizás un poco más, pero ni quinientas palabras. No gastaría mi tiempo en decirte todo eso, solo por una broma Ara.
Eso me calmó un poco. Julia no tenía la veta bromista en ella.
Decidí que quizás yo debía dar el siguiente paso, ya que Julia había tomado la iniciativa y lo único que se me ocurrió fue...
─Sí pasó algo con Jake ─confesé a regañadientes, cruzando mis brazos, intentando protegerme de alguna forma de lo que Julia pudiese responderme.
─Mira, no sé si quieras, probablemente no, perooooo... podría ir contigo a donde sea que necesites. No voy a ocasionar problemas Ara. Lo que dije antes fue lo más honesto que te he dicho en años. Lo juro. ─Levantó su mano haciendo una señal de que decidía la verdad y yo no pude evitar reírme y a la vez limpiar unas lagrimitas que caían por mi mejilla─. ¿Te parece gracioso mi reciente despertar emocional?
─Para nada. Créeme que no ─continué riendo─. Es que resulta bizarra la conversación. No suena como si fuésemos nosotras. Parecemos esas hermanas de películas que acaban de reconciliarse después de una gran pelea.
─Mmm sí. Creo que tienes un punto. ─Julia también rió y por una vez en tantos años, sentí que estábamos en la misma sintonía.
─Creo que voy a aceptar tu oferta de acompañarme a ver a Jake.
Julia me miró con desconfianza, como era de costumbre entre nosotras.
─¿Cuál es la trampa? ─Oh Julia, me conoces demasiado. Rayos.
─El muy imbécil está en una discoteca, ebrio hasta la coronilla y no deja de pedir por mí. Su hermano ya no sabe qué hacer, porque no quiere irse de allí con él. Insiste en que quiere verme.
─Mmm. ─Julia tenía algo en mente. Conocía esa expresión al pie de la letra─. ¿Y piensas ir así vestida?
─¿Qué tiene de malo lo que llevo puesto?
Tenía puestos unos jeans mom claros, unas zapatillas urbanas blancas, un top negro de mangas largas e iba a ponerme algo de abrigo encima.
─Si vas a verlo de nuevo y él está pidiendo por ti, mínimo deberías vestirte para matar hermanita. Que recuerde que la próxima que quiera verte, tendrá que rogar como ahora.
─¿Por qué siento que eres una mala influencia para mí? ─La miré de reojo y ella rió con ganas.
─¡Porque es más que seguro que lo soy! ─exclamó en una carcajada.
Esa noche no me apresuré en ir hasta Jake. Me tomé mi tiempo y más.
Él no había tenido intenciones de escribir o hablarme para arreglar las cosas. En su lugar había decidido ir a una discoteca a embriagarse y a quién sabe qué más.
Una hora después, Julia y yo estábamos en la camioneta con Thomas, listas para la acción.
─¿Hacia dónde señorita?
─Llévanos hasta Loveless. ¿Conoces el lugar verdad?
Thomas asintió y por el vidrio retrovisor le guiñé un ojo. Hoy me sentía atrevida, hoy me sentía con ganas de cobrármelas todas.
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