34- Propuesta

Jake me miró sorprendido, y creo que no era para menos, yo me sentí igual. Le había revelado lo que venía sintiendo hacía tiempo y que había tratado de ocultar de mil maneras, incluso de mí misma.

─No es necesario que digas nada, yo... no quiero... presionarte ni nada de eso ─me tomé momentos para terminar esa frase por lo difícil que me resultaba debido al nudo en mi garganta. Ahora que había dicho lo que estaba guardando y él no respondía ni un gracias, me sentía avergonzada y quizás un poco humillada. 

Intenté salir de la habitación y, estaba a punto de hacerlo, cuando Jake me tomó de la mano.

─Espera. No te vayas. ─Con una maniobra que parecía ensayada, me dio vuelta y me encontré frente a frente con él, nuestras narices rozándose─. Creo que he estado esperando tanto este momento que ahora no sé qué decir, así que mejor te lo demuestro.

Sus labios fueron directo hacia los míos, con suavidad y lentitud al principio y poco a poco creciendo en intensidad. Empezó a bajar por mi cuello, dejando pequeños besos en mi piel, que se sentían como punzadas de electricidad en mi cuerpo. Luego bajó un poco más, pero esta vez para sacarme la camiseta que llevaba puesta, la cual fue levantando gentilmente hasta que llegó a la parte de arriba y yo levanté mis brazos para que terminara de sacarla.

Se alejó un poco y me miró detenidamente. Ahora llevaba mi brasier, pantalones negros y zapatillas. Por alguna extraña razón llevé mis brazos a mis senos, tratando de taparlos.

─No lo hagas ─susurró─. Me encanta verte. De cualquiera manera que sea posible.

No le respondí, simplemente fui bajando mis brazos hasta quedarme expuesta ante él, la luz de la habitación iluminándome.

Jake se acercó hacia mí y puso su mano en mi pecho, justo en el medio de mis senos.

─Tu corazón... late muy rápido ─susurró con dulzura.

Intenté que mi respiración se compusiera después de ese fugaz contacto, para responderle.

─Eso es lo que me produces cuando estoy contigo.

Él clavó sus ojos en los míos. Esta vez había dejado la dulzura de lado, podía ver esa mirada que ya conocía, esa mirada que amaba, pasión, pura pasión.

─Me alegra saber eso, porque tú me provocas lo mismo.

Al decir esas palabras volvió hacia mis labios con una ferocidad muy distinta a las veces anteriores. Había una urgencia en sus besos que de alguna manera se comparaban con el deseo que yo sentía.

Puse mis manos en su cuello y con lentitud fui bajándolas para poder sacarle su camiseta. Todo mientras continuábamos besándonos.

Su lengua hacía magia con la mía y su mano me tomó por la cintura y me acercó hasta él, al punto de que mis senos desnudos tocaban su pecho, haciendo que mis pezones se estimularan con el contacto. Los besos hacían que moviéramos nuestros cuerpos, contorsionándonos y el frote con su pecho al rozarse con mis pezones, hacía qué me excitara todavía más.

Jake pareció notar lo que me producía su contacto, así que dejó de trabajar en mi boca para bajar hacia mis senos. Colocó su boca en uno mis pezones y con su lengua empezó a trabajar en él, dibujando círculos con ella y volviéndome loca. Lo tomé de su cabello, mientras seguía acariciando mis pezones con su lengua. Era imposible estar más cerca uno del otro, porque prácticamente éramos uno solo.

Él levantó su cabeza para mirarme, casi como si me pidiera permiso. Yo asentí, y continuó por bajarme el pantalón, luego mis bragas. Utilizó el dedo medio y el dedo índice y los introdujo en mi parte íntima. Cuando los sacó, lo que vio era evidente.

─Estás muy mojada ─dijo en un tono sexy, manteniendo su mirada con la mía. Paso seguido, me tomó de la cintura y me colocó en el borde de la cama, donde terminó de sacarme mi pantalón y mis bragas. Abrí mis piernas para permitirle el exceso y se colocó entre ellas, pero en esta oportunidad, su intención era otra─. Amo cuando estás mojada.

Introdujo su lengua encontrando el punto exacto donde estaba mi clítoris. Lo conocía a la perfección. Primero pasó su lengua por mi clítoris, lo cual hizo que yo jadeara casi al punto de gritar. Luego, empezó a succionar. Las arremetidas estaban a punto de llevarme al clímax, pero lo detuve.

─Espera ─expresé casi sin aliento─. Quiero que me folles. ─Me escuché a mí misma de una manera distinta, dominante y posesiva. Diciendo exactamente lo que quería y no aceptando un no como respuesta.

Jake no dudó. Se bajó sus pantalones y sus boxers y me penetró. Al parecer él también sintió mi tono demandante, porque su arremetida fue dura, una tras otra, logrando que mis gemidos fueran escandalosamente fuertes para lo que estaba acostumbrada.

Lo rodeé con mis piernas y él se aproximó más hacia mí, tocando mis senos mientras me embestía con fuerza.

─Oh Jake ─gemí─. Sigue por favor.

Y como un niño obediente, sus últimas embestidas fueron cruciales. Me hizo mojarme casi al mismo tiempo que él también acababa, posando su cuerpo sobre el mío, su rostro sobre mis senos.

─Podría hacer esto toda la vida. ─Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser. Quizás yo también estaba dispuesta a su ofrecimiento.

─Probablemente deberíamos ─respondí tímidamente.

Él seguía dentro mío. Había acabado dentro mío por primera vez, pero no me importaba. Había empezado a cuidarme anticipando inconscientemente que este momento llegaría y se sentía como si hubiese tocado el cielo con las manos.

Me miró levantando un poco su cabeza para apreciarme en plenitud.

─No sé si estoy yendo muy rápido, seguramente lo esté, pero... ─su pausa no fue larga, aunque sí hizo que mi corazón se acelerara, temiendo lo que podía llegar a decir─. Me gustaría que conozcas mi ciudad. Estaba pensando en visitar a mi familia cuando viniese un fin de semana largo y no sé, ¿te gustaría acompañarme?

Definitivamente me había tomado por sorpresa. ¿Era esta una forma de presentarme a sus padres? Parecía un poco rápido, en realidad era bastante rápido, pero... ¿qué podía decirle? No quería ofenderlo, tampoco quería sonar insegura ante la idea, sino firme con mi decisión. Realmente no sabía qué hacer, así que dije lo único que se me ocurrió en el momento.

─¿Podría pensarlo un poco?

Sus ojos perdieron apenas un poco del brillo que habían tenido antes y eso hizo que pensara que probablemente mi respuesta no había sido la adecuada.

─Sí, claro. No hay problema ─respondió con lo que sentí que era una pretendida dulzura.

Nos quedamos un rato en la misma posición en la que habíamos terminado nuestro encuentro. Él acariciando mi cuerpo, y yo y mi mente muy lejos de donde estaba en ese mismo instante.
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Holaaa. Espero que les haya gustado este capítulo.
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Muchas gracias a todxs lxs que están acompañando esta historia.
Lxs quierx!

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