29- Perdiendo el control

Ya habían pasado unos días desde que Jake estaba en casa y había empezado a acostumbrarme a su presencia. Me gustaba su compañía. Había vivido sola durante tanto tiempo que ya había olvidado lo que era estar acompañada. De igual forma, no era como si estuviera todo el día conmigo, la mayoría del tiempo se la pasaba en la universidad; pero, como le había anticipado, una vez que abrió su instagram ya nada fue lo mismo.

Jake llegó como a las cuatro de la tarde. Sus ojos estaban cansados y sus ojeras eran más visibles que de costumbre. Yo estaba recostada en el sillón, pero cuando lo vi entrar me senté para darle lugar. Él cayó rendido, dejando su mochila al costado.

─¿Qué tal tu día? ─pregunté mientras apoyaba mi cabeza en su hombro.

─Hoy en la universidad todos me miraban. Fue bastante raro ─me dijo un poco apesadumbrado.

─Creo que te olvidas que ahora eres famoso ─le contesté irónicamente y con una sonrisa en mi cara.

─Ja Ja Ja, qué graciosa. ─Me miró con mala cara pero luego se acercó para darme un beso─. Hablando de "ser famoso", Monica se comunicó conmigo hoy.

─¿Ah sí? ¿Qué te dijo? ─Había despertado mi curiosidad.

─Dijo que habían algunas marcas interesadas en trabajar conmigo. Se sintió... extraño.

Lo miré levantando una ceja, casi sonriendo.

─Oh cariño. Al principio se sentirá así, es solo que no estás acostumbrado. Ya verás que de a poco te irá resultando normal. ─Le acaricié el rostro gentilmente y eso hizo que él hiciera una expresión de relajación.

─Promete que irás conmigo, al menos la primera vez.

─No es necesario que me lo pidas, sabes que iré. ─Tomé su mano y entrecrucé mis dedos con los suyos.

─Ahh, otra cosa ─su voz había cambiado de cansada a alegre─. Tienes que estar lista a las ocho en punto. Tengo que algo que cumplir.

─¿Algo cómo qué? ─pregunté haciéndome la desentendida.

─Ya lo sabes ─respondió tímidamente.

─No, juro que no lo sé ─manifesté, tapándome la boca para cubrir la sonrisa que era imposible de esconder.

Jake me miró serio, pero tratando de contener la risa.

─Tenemos una cita... ─contestó y se levantó del sillón─, por ende, pienso dormir una pequeña siesta y luego me levantaré a darme mi baño de belleza.

Estaba en el comienzo de la escalera e hizo una pose haciéndose el modelo. Yo me reí con fuerza y él también.

─Muy bien señor modelo. Estaré lista a esa hora. ¿A dónde exactamente planea llevarme? ─cuestioné, siguiéndole el juego.

─Sopresa ─expresó, guiñándome un ojo y se perdió en las escaleras hasta llegar a arriba.

No tenía la más mínima idea de qué iba a ponerme. Ya me sentía mucho mejor del tobillo, había estado yendo a las sesiones de fisioterapia, pero usar tacones estaba fuera de la discusión. Tendría que ver bien qué ponerme, aunque luego pensé que Jake ya me había visto desnuda y conocía cada parte de mi cuerpo, no era como si... De repente, una idea cruzó por mi mente. Era la primera vez que saldríamos al mundo real como una pareja de verdad, sin siquiera haber hablado al respecto. No éramos formalmente una pareja, pero habían cosas que se sentían como una. Tal vez le estaba dando demasiadas vueltas al asunto y solo debería concentrame en elegir un outfit bonito para la ocasión y nada más. Sí, trataría de concentrame solo en eso... Por ahora.

La noche llegó más rápido de lo que esperaba y yo todavía seguía sin saber qué ponerme. Ya me había duchado, lavado mi cabello y secado, así que saqué a Jake de la habitación para que me diera un tiempo a solas y pudiera pensar bien qué iba a ponerme.

─¿Es realmente necesario que me vaya? Me gustas te pongas lo que te pongas.

─¡Sí! ¡Es necesario! ─Y lo empujé para que saliera de la habitación, cerrando la puerta.

Su comentario no había pasado para nada desapercibido a pesar de lo gracioso de la situación. Hizo que me quedara apoyada en la puerta, sonriendo como una joven a la que su crush le acaba de decir que le gustas.

Después de eso mi mente quedó un poco en las nubes, pero traté de concentrarme en la tarea. Soy una maldita influencer de moda y no puedo salir poniéndome cualquier cosa, especialmente si habría gente. Pensar en todo eso me causaba ansiedad, aunque más ansiedad me causaba que Jake me viese como si fuera la primera vez que nos conocíamos.

Ya nunca recuperaríamos ese momento. Nuestra historia había empezado de manera distinta, si es que podía llamarle empezar. Simplemente se fue dando. Una cosa llevó a la otra y todas las frases hechas que se me hubiesen ocurrido, pero era así, así se dio, y no podía cambiarlo.

Probablemente estuve media hora buscando en mi closet por algo que pensara apropiado para nuestra primera cita. Nada me parecía correcto, nada me sentaba bien. Sentía que no tenía nada que fuera adecuado para esta oportunidad. Era uno de esos momentos en que tenía un ataque de "no tengo nada que ponerme".

El sonido de unos golpecitos en la puerta me sobresaltó.

─¿Ya estás lista? ─Jake sonaba precavido, incluso asustado al preguntar.

─¡Que noooo! ─le solté en un grito.

─Mejor te espero abajo ─lo escuché decir y luego sentí sus pasos hacia la escalera.

Estaba pensando demasiado en esto y ya se hacía tarde. Era solo una cita, solo eso. Podía hacerlo.

Terminé escogiendo un pantalón de eco cuero negro, un swearter fino gris con algunos brillos y una botas negras que apenas tenían taco. Para completar llevaba una campera corta de eco cuero negra. Algo sobrio, no quería llamar la atención.

Ahora faltaba terminar mi maquillaje y peinado. No quería llevar la atención a mis ojos, así que decidí hacerme un maquillaje nude y que fuesen mis labios los que destacaran con un rojo furioso. Recogí mi cabello en una coleta y alisé el cabello para que no se viesen mis ondas naturales. Listo. Al fin había terminado. Ochenta y cuatro años después.

Bajé las escaleras con cuidado y vi que Jake estaba sentado en el sillón esperándome. Al estar de espaldas no podía verme, pero cuando escuchó que bajaba se dio la vuelta al instante.

─Wow. ─Sos ojos me chequearon de arriba a abajo un par de veces y su boca se había abierto. Parecía sorprendido.

─Sé que no me arreglo todos los días, pero no creo que sea como para que te sorprendas tanto ─sostuve nerviosa.

─Lo siento, es que estás hermosa. ─Sus mejillas se ruborizaron y bajó su mirada.

Tomé su mentón para que levantara la mirada.

─Tú no te ves mal tampoco.

Tenía puestos unos jeans ajustados, un sweater rojo y zapatillas. Iba super casual y me encantaba, sobre todo su cabello con sus rulos rubios. Se veía increíble.

Me acerqué a él y le di un beso, que él correspondió al acto. El beso estaba empezando a escalar hasta que lo tomé de los brazos, obligándonos a separarnos.

─Si seguimos así no saldremos más de la casa ─expresé entre risas.

Jake río con dulzura y me abrazó.

─Tienes razón. Ahora vamos. Ya estamos llegando tarde.

Me tomó de la mano y salimos de la casa.

Eran las nueve de la noche cuando llegamos al restaurante. Jake estaba conduciendo la camioneta que Monica le había conseguido. Cuando estacionó, se bajó y dio la vuelta para abrirme la puerta.

─Madame... ─dijo seriamente.

Sonreí levemente ante su gesto caballeroso.

─No te tenía de esta manera. Me estás sorprendiendo ─confesé irónicamente.

─Creo que por ti haría mucho más que solo abrir una puerta.

Wow. Esto se había puesto intenso en un abrir y cerrar de ojos, dejándome con la boca abierta y una expresión de sorpresa.

─Yo...

─No es necesario que digas nada. Ahora solo entremos y disfrutemos de la cena.

Asentí y él me tomó de la mano para entrar.

Era un restaurante italiano. Amaba la comida italiana, habíamos empezado bien. Llegamos a la recepción y Jake tomó las riendas.

─Buenas noches. Reserva para dos a nombre de Jacob Ajax.

La rubia de la recepción abrió sus ojos y miró a Jake como si fuese un pedazo de carne.

─Disculpa, ¿eres tú el que hizo la campaña de fotos para Dirty?

─Emm, sí ─contestó con sorpresa y un tanto dubitativo.

─¿Podría sacarme una foto contigo?

La muy desubicada ni siquiera me tomó en cuenta y Jake me miró sin saber qué hacer. Moví mis labios en silencio haciéndole entender que se sacara la foto y él me hizo caso.

─Sí, claro ─le respondió tímidamente.

La rubia sacó el celular del bolsillo de su pantalón y se acercó a Jake para tomarse la foto.

─Muchas gracias. Mis amigas no podrán creer que tengo una foto contigo.

Me di cuenta de que Jake seguía sin entender absolutamente nada, era como si estuviese en otro mundo, de modo que me adelanté y hablé directamente con la chica.

─Disculpa, ¿ya terminaste? Me gustaría que nos llevaras a nuestra mesa. ─Me había salido la perra que llevo dentro, tratando de marcar territorio. Me había molestado la actitud de la chica, actuando como si yo no existiera.

─Oh sí, lo siento. ¿Tú eres Ara...

─Sí cariño, la misma. Por favor solo dinos cuál es nuestra mesa.

─Sí claro. Síganme por favor ─me contestó con un toque de nervios.

Tomé la mano de Jake y seguimos a la recepcionista.

─Esta es su mesa, enseguida vendrá el mesero. Espero que tengan una hermosa noche.

─Gracias cariño, seguro la tendremos ─respondí con mi mejor cara de perra.

─¿Me parece a mí o alguien se puso celosa? 

─Para nada ─contesté seriamente.

─Mjmmm.

El mesero se acercó a nuestra mesa y nos dio la bienvenida.

─Buenas noches. Espero que pasen una hermosa velada en Il Picolo. Les dejo el menú y vuelvo en unos minutos para tomar su pedido. 

Ambos le agradecimos y empezamos a mirar el menú.

─¿Habías venido alguna a aquí? ─le pregunté con curiosidad.

─Es la primera vez que puedo permitírmelo. Hector me lo recomendó y por eso te traje.

─¿Lo dices en serio? ─Me había tomado por sorpresa. Realmente no esperaba semejante gesto.

─Pues sí. Quería crear una primera buena impresión.

─Jake, creo que ya pasamos esa parte hace bastante tiempo ─le susurré risueña. Él también rió─. Amo el gesto pero no quiero que gastes tu dinero en mí, tienes que guardarlo para la universidad. ¿Es lo que querías verdad?

─Aún lo quiero, pero eso no significa que no pueda darme un gusto de vez en cuando. Sobre todo si se trata de mi chica.

─¿Yo soy tu chica? No recuerdo que me lo hubieses pedido. ─Seguí mirando el menú, pero sabía que Jake se había puesto nervioso, se notaba en el aire.

─Yo... Emmm...

─Tranquilo, solo fue una broma. ¿Ya sabes qué vas a pedir?

─Emm, creo que iré por la lasagna. ¿Tú? 

─Voy a pedir el famoso risotto que no pude probar la última vez. ─Le saqué la lengua a modo de burla.

─Puedo asegurarte que el mío es cien veces mejor.

─Ya lo veremos. ─Verlo sonreír era contagioso. Y el solo hecho de mirarlo me encendía. 

─¿Ya están listos para ordenar?

Ninguno de los dos se había dado cuenta de que el mesero había llegado hasta que habló, estábamos demasiado ensimismados en nuestra conversación. Le dije al mesero cuál sería nuestra orden y luego hice otra pregunta.

─¿Dentro de cuánto tiempo estaría nuestra comida?

─Umm, estamos un poco retrasados por la cantidad de gente que hay hoy, pero diría que unos veinte minutos.

─Perfecto, muchas gracias.

El mesero asintió con una sonrisa y tomó nuestros menús al irse.

Comencé a levantarme de mi asiento y Jake me miró extrañado.

─Te espero en el baño en dos minutos ─le susurré al oído, y me fui. 

Me sentía más valiente de lo normal, con ganas de probar cosas nuevas. Jake despertaba esas sensaciones en mí, y me gustaban, me gustaban demasiado.

Para ser un restaurante tan lujoso, sus baños eran bastante pequeños, aunque la parte de la entrada, donde se encontraba el antebaño podía servir.

Esperé a que Jake viniese y justo cuando se hicieron los dos minutos, entró.

─Pon traba a la puerta ─demandé mientras le hacía señas para que se acercara rápido a mí.

─¿Qué pasa?

Oh Jake. ¿En serio tengo que explicarte todo?

Lo tomé por los hombros y comencé a besarlo casi de manera agresiva, para que no le quedaran dudas de lo que quería.

Se despegó de mis labios por un segundo.

─Oh, ahora entiendo ─dijo mirándome como si fuera un pervertido.

Desprendió mi pantalón y bajó mis bragas, me saqué las botas y luego me subió al lavabo. Yo desabroché su pantalón y traté de sacarle el cinturón lo más rápido que pude, hasta que bajé su bóxer.

Volvió a levantarme para esta vez apoyarme contra la pared. Me agarré fuerte a su cuello y en un segundo ya tenía su miembro dentro. Las embestidas eran bruscas, fuertes, rápidas, y me encantaban.

─Sí, sí, más, quiero más.

Su miembro se había vuelto mi juguete favorito. Tenerlo dentro mío era el éxtasis total.

─¿Te gusta? ¿Te gusta cuando te follo? ─su voz cambiaba cuando se ponía en modo salvaje, salía más gruesa, más seductora, más dominante.

─Me encantaaa.

Estaba a punto de acabar cuando un golpe en la puerta nos tomó por sorpresa y ambos nos paralizamos.

─Creo que es momento de que nos vayamos ─manifestó Jake prácticamente susurrando.

─Vístete ─le respondí, mientras me subía las bragas y el pantalón y me miraba en el espejo para arreglar mi cabello.

A este punto era en vano ocultar lo que habíamos estado haciendo, así que saqué la traba de la puerta y tomé a Jake de la mano para salir. Las personas esperando para entrar eran dos chicas, las dos como de mi edad, y las dos se sobresaltaron cuando nos vieron, tanto que se escucharon los cuchicheos cuando salíamos del baño.

Cuando volvimos a nuestra mesa, la comida ya estaba servida.

─Creo que esa sesión de ejercicio hizo me que mi apetito se despertara aún más. ─El rostro de Jake estaba colorado y creo que no solo por el ejercicio que había practicado.

─¿Te gustó? ─le pregunté curiosa.

─Creo que podría acostumbrarme a esto. ─Me guiñó un ojo y empezó a comer.

Yo estaba a punto de hacer lo mismo, cuando me llegó un mensaje de un número desconocido. Pensé en ignorarlo pero habían muy pocas personas que tenían mi número, así que lo abrí:

Qué bueno que tengas un nuevo pasatiempo. Lástima que hacerlo en un lugar público puede jugarte en contra.
No olvides lo que te había pedido. Deja al chico o lo pasará mal.
No estamos jugando.

De repente se me hizo un nudo en el estómago y comencé a mirar a todos lados, poniéndome paranoica.

El idilio que había vivido con Jake en los últimos días se había visto terminado en un santiamén y ahora mi corazón latía tan fuerte que no podía escuchar nada más que eso y el miedo que sentía.

Pensé que estaría fuera de peligro, pensé que podría esquivar el obstáculo, pero estaba equivocada. Parecía que Mark no descansaría hasta verme destruida.

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