23- Animarse
Me quedé petrificada, casi como si estuviese viendo un fantasma, aunque lo peor vino después. Mientras ella me miraba de arriba a abajo y movía sus labios como diciéndome algo que no entendía, vi que por detrás de ella aparecía la imagen de Jake, su cuerpo mojado y cubriendo sus partes íntimas solo por una toalla.
La chica se dio cuenta de a dónde estaba dirigida mi mirada y fue lo que me dijo lo que me hizo reaccionar.
─¿Quieres hablar con Jake? Puedo decirle que venga.
Se me hacía muy claro lo que estaba pasando, yo estaba de más. Negué con mi cabeza sin pronunciar palabra y empecé el camino de vuelta. Fue uno de los momentos más incómodos que había tenido en toda mi vida. Me había dicho que se estaba enamorando de mí y ahora estaba su ex en su apartamento y él prácticamente como Dios lo trajo al mundo, dando vueltas alrededor de ella como si nada.
Había caído como una tonta. Me había creído sus palabras. ¿Cómo pude permitirme caer?
Iba bajando lento, como mi tobillo me lo permitía. Debía volver a la fisioterapia cuanto antes, ya estaba harta de no poder caminar normalmente.
Como por arte de magia y sin que oyera nada, él se presentó ante mí. Había bajado las escaleras tal como lo había visto en su casa, cubierto por una simple toalla. Ya se había vuelto costumbre encontrarnos en este mismo lugar.
─No es lo que piensas ─expresó efusivamente, al tiempo que levantaba sus manos en señal de rendición.
Levanté una ceja haciendo que toda mi expresión cambiara por la ironía de la situación, y porque sentía que estaba burlándose de mí.
─A mí me parece muy claro ─solté sin más y traté de continuar mi camino, pero Jake se interponía bloqueándome el paso.
─No todo en la vida es blanco y negro, también hay grises, y te aseguro que éste es uno de esos.
─Creo que deberías regresar y ponerte algo de ropa, está helando ─contesté con seriedad─. Ahora déjame pasar, quiero irme.
─No, dime por qué viniste. ─Se acercó un poco más a mí, lo cual logró que me sintiera más nerviosa todavía.
─Por nada, ya no tiene importancia. ─Me sentía demasiado expuesta después de ver a su novia en su apartamento. Ya no tenía sentido confesarle nada─. Creo que deberías volver con Elizabeth, de seguro se estará preguntando a dónde fuiste vestido así ─mis palabras estaban llenas de sarcasmo y la verdad es que en este momento no me importaba en absoluto. Me sentía dolida y engañada.
─¿Piensas que Elizabeth vino porque volvimos a estar juntos?
─De hecho, sí. De otra forma por qué andarías así cuando tu ex está ahí, viéndote pasear prácticamente desnudo. ─Intenté seguir mi camino, pero él volvió a cortarme el paso.
─No lo sé Ara, la verdad es que no lo pensé. Nos conocemos de toda la vida. Además, ya estaba por irse.
─Oh sí, qué conveniente. Justo estaba por irse ─dije imitando su voz como si yo fuese una niña haciéndole burla.
─Perdón que me entrometa, pero sí estaba a punto de irme.
Cuando escuché su voz a mis espaldas no necesité darme vuelta para saber que se trataba de ella, de Elizabeth. Por dentro sentía que me estaba muriendo de la humillación.
─Elizabeth, lamento esto. ¿Llamaste a un taxi? ─Jake dejó de lado nuestra discusión y se concentró en ella.
─Sí, no te preocupes. Ya debe estar abajo esperándome. Debo apresurarme, no quiero perder mi vuelo. Fue lindo verte.
Ella pasó por mi lado y le dio un abrazo corto a Jake. Luego se dirigió a mí.
─Fue un gusto conocerte Arabella. Por favor cuida de Jake.
─Emm seguro. Fue un gusto para mí también. ─Mis ojos querían salirse de sus órbitas por la sorpresa. Este giro no me lo esperaba.
─Cuídate por favor, y entra a ponerte algo, vas a agarrarte un resfrío.
Eso fue lo último que dijo antes de desaparecer por las escaleras, dejándonos solos a Jake y a mí.
─¿Lo ves? No estaba mintiendo. ─Tomó mi mano e hizo que lo siguiera de vuelta a su apartamento. No hice ningún tipo de objeciones al respecto─. Espérame aquí, voy a cambiarme.
Me senté en el sillón y empecé a escribir un mensaje para Ingrid, que seguro estaba esperándome todavía en su auto.
Todo ok amiga. Te veo mañana. XO.
Su respuesta llegó casi de inmediato.
Iupiiiii. No pierdas el tiempo y cómete ese bombón. XO.
Contuve la sonrisa que se estaba formando en mi rostro al leer el mensaje.
─¿Qué es tan gracioso?
Bueno, no había hecho un buen trabajo al esconder la risa.
─Nada, nada importante.
Jake dejó la toalla con la que venía secándose su cabello y fue hasta la cocina.
─¿Quieres tomar algo? ─preguntó mientras abría la heladera─. Tengo cerveza, agua y jugo de naranja, o puedo hacerte un café. Tú decides.
─Creo que podría tomar una cerveza ─respondí un tanto dudosa. No estaba acostumbrada a tomar alcohol, pero estaba en mi etapa donde animarme a cosas nuevas era el objetivo. No sabía si tomar cerveza contaba como una, pero podría agregarlo a mi lista.
Jake trajo dos botellas de cerveza y se sentó en el sillón, dejando un espacio entre nosotros. Cuando me entregó mi cerveza sus dedos tocaron los míos haciendo que una especie de electricidad recorriera todo mi cuerpo.
─Gracias ─le dije, escondiendo lo que sentía al bajar la mirada.
Él tomó un trago de su cerveza y se acercó un poco más a mi lado. Y en todo este tiempo, desde que entré a su apartamento hasta este exacto minuto, fue como si hubiese estado conteniendo mi respiración.
─El otro día te confesé algo que sentí que era muy importante, al menos para mí, y tú... Te largaste, ni siquiera un adiós, simplemente me dejaste ahí solo.
Podía ver en su mirada que estaba herido. No podía culparlo, yo también me odiaba por lo que le había hecho.
─Lo siento tanto Jake. ─Me tomé un segundo y bebí un sorbo de cerveza, tenía la boca seca─. No supe cómo manejar lo que me dijiste, me tomaste por sorpresa y.... yo... ─Solté un suspiro─. Me es difícil permitirme admitir ciertas cosas, sobre todo porque mi separación con Mark es muy reciente.
─¿Qué cosas te cuestan admitir exactamente? ─Esta vez ya no había más espacio entre nosotros. Él se había movido hasta el punto en que nuestros cuerpos podían rozarse .
A veces, cuando estaba con los nervios de punta, como ahora mismo, solía morder mis labios, como una forma de calmar mi ansiedad. Jake debió notarlo porque su mano comenzó a recorrer mi mejilla, hasta llegar a mis labios, de manera que ya no podía seguir mordiéndolos. Ahora no me quedaba otra alternativa que responderle.
─Yo..., también..., empecé a sentir cosas por ti.
Su mano no había dejado mis labios. Sus dedos los acariciaban de una forma que hacían que un hormigueo me traspasara por completo. Había cerrado mis ojos cuando esa sensación se fue apoderando de mi cuerpo, y ahí fue cuando sentí que sus labios ya estaban en mi cuello, intensificando el calor que dominaba mi ser.
Dejó mi cuello, haciendo que abriera mis ojos. Tomó mi cerveza y la dejó en la mesa de la cocina junto a la de él. Volvió a donde me encontraba y me sujetó de la mano.
─Ven. ─La tranquilidad y dulzura con la que me dijo esa simple palabra no me permitió dudar ni por un instante y me dejé llevar por lo que sentía. Ningún plan de por medio.
Ya estábamos en su cuarto cuando poco a poco fue sacándome la ropa. El ambiente había subido unos cuantos grados la temperatura, ¿o era mi cuerpo el que estaba así?
Después se sacó la suya y ambos quedamos en ropa interior. Me recosté rápido en su cama y él hizo lo mismo.
No perdió tiempo y fue directo a mi boca. Los besos estaban envueltos de deseo acumulado, y sus manos también, que fueron directamente hasta abajo, metiendo sus dedos por dentro de mis bragas. Sus labios en mi cuello y sus dedos en mi clítoris. Lo había encontrado tan rápido y movía sus dedos de una manera tan experta que me hizo acabar antes de que yo pudiese siquiera poner un dedo en su cuerpo.
─Podría hacer esto todo mi vida ─susurró en mi oído.
Oh cielos, si así fuese, no te detendría... nunca.
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