14- Descubierta
Esta vez ninguno de los dos se apartó, y el beso pasó de tímido a fogoso en cuestión de segundos. Sus labios eran carnosos y suaves, muy suaves. Tan suaves que reprimí las ganas de morderlos. Me sorprendió cuando metió su lengua, pero no lo detuve, me gustaba, demasiado. Cómo jugueteaba con la mía, empezando a despertar sensaciones en mi cuerpo.
Sus besos no pararon en mis labios, se fueron extendiendo por mi cuello, por el lóbulo de mi oreja, el cual era un punto que me hacía volver loca y, sin siquiera pensarlo, gemí. Él volvió a mis labios y continuó volviéndome loca. Lo deseaba. Lo deseaba mucho, pero no podía. No debía.
Cuando comenzó a bajar sus manos de mi cintura hacia mis caderas, tomé su mano y rompí el beso.
─Espera, tenemos que parar ─le dije agitada.
Él me miró con confusión.
─¿Hice algo mal?
Me pareció hasta tierna su preocupación y yo una imbécil por hacerlo sentir así.
─No, no hiciste nada. Es que... ─vacilé─, no creo que esté bien que estemos juntos ahora. ─Lo dije sin sentirme segura de mis palabras. Sabía que quería que sucediera algo entre nosotros en ese momento, pero a la vez no podía permitírmelo.
─Pero... ¿por qué? Pensé que lo estabas disfrutando.
─No... Quiero decir sí, sí lo estaba disfrutando Jake, pero... En este momento mi vida es un caos y no sé si debería agregar algo más a todo eso. Si alguien se enterara de que estamos aquí juntos, ¿te imaginas lo que dirían de mí? Publiqué un comunicado diciendo implícitamente que Mark me fue infiel. Si alguien se enterara de esto, sumado a las fotos que salieron, pensarían que mentí. ¡Yo sería la infiel!
Él bajó su mirada y se quedó en silencio por unos minutos.
─¿Y si lo mantenemos en secreto?
Su propuesta me dejó boquiabierta. Definitivamente no era algo que me hubiese esperado.
─Yo...
No pude terminar de contestar cuando sentí que tocaban el timbre. Fruncí el ceño en señal de preocupación. ¿Quién podría ser a esta hora?
─Necesito que me bajes, debo atender.
─Quédate aquí conmigo ─me pidió con carita de niño bueno.
─No puedo Jake, debo atender. Ayúdame por favor.
No volvió a protestar y me ayudó a bajar y casi cuando estábamos llegando a la planta baja el timbre volvió a sonar.
─Esto es raro.
─¿Qué es raro? ¿Que alguien venga a verte?
─A estas horas la única que podría venir es Monica.
─¿Quién es Monica?
─Mi manager. Déjame aquí. ─Tomé mis muletas─. Ve al baño, tienes que esconderte.
─¡¿Qué?! No pienso esconderme ─contestó un poco molesto.
─Dijiste que podríamos mantener lo nuestro en secreto, pues este es el momento de probar si puedes. ¡Ve! ─susurré con poca paciencia.
─Bien bien, iré.
Cuando vi que se dirigía de nuevo hacia arriba, lo paré.
─Al de abajo, ve al de abajo ─murmuré, señalándole con mi mano la dirección a dónde debía ir.
─¿Tienes otro baño? ─su voz fue de sorpresa.
No me detuve a contestarle, solo hice ademanes para que fuese hasta el baño. Cuando vi que ya se había escondido, me dirigí hacia la puerta. Respiré profundamente y la abrí.
─¡Al fin! Pensé que habías muerto. ¡Casi me matas del susto!
Era Monica, tal como lo había previsto.
─¿Por qué habría de estar muerta? ─pregunté desconcertada.
─Primero entra rápido y te lo explicaré.
Hice lo que me pidió. Cerré la puerta y fuimos hasta el sillón.
─Ingrid me llamó desesperada diciéndome que alguien había llamado a tu puerta y que tenía miedo de que fuese Mark. Me pidió que viniera.
─¿Acaso no podía venir ella? ─Levanté mis cejas en señal de que todo había sido demasiado exagerado por parte de las dos.
─Está en una sesión de fotos Ara. Sabes cuánto pueden demorar. Ahora bien, ¿sabes que hay paparazzis en tu puerta?
─¿Qué? No puede ser.
─No te levantes. No tiene caso. Es mejor si te quedas aquí, no les des ni una foto a esos bastardos. Dime algo, ¿quién vino a verte cuando estabas hablando con Ingrid?
─Nadie ─contesté rápido como tonta.
─¿Cómo que nadie? ─inquirió con recelo.
─No, claro que no era nadie. Es que era mi vecina, Jackie. Vino a traerme a Missy que se había escapado a su patio. ─No se me da muy bien mentir pero fue lo primero que se me ocurrió.
Monica me miró con los ojos entrecerrados, examinándome como si fuese una especie de detector de mentiras.
─Mmm, bien. ─Sabía que no la había terminado de convencer, pero no siguió con el tema─. Ahora que te tengo aquí, me gustaría hablar de unos temas de traba...
Un ruido interrumpió la conversión y mi corazón se paró.
─¡¿Qué fue eso?! ─Monica se había levantado de un salto del sillón.
─Oh no te preocupes, seguro fue Missy.
En ese instante hubiese deseado no tener una gata en absoluto, porque como nunca antes la muy desgraciada estaba echada sobre la mesa de la cocina, lamiendo sus patitas.
─Missy está en la cocina ─contestó Monica claramente asustada.
─Entonces debió ser algo que se cayó por ahí. Las cosas se caen, ¿sabes?
─¿Solas? A menos que tengas un fantasma aquí, no creo que lo hagan.
No supe qué responder y tampoco pude. El sonido se repitió y estaba vez fue más fuerte.
No pude detener a Monica cuando tomó un paraguas que tenía en un cesto y fue directo hacia el baño de abajo.
─¡Espera! ─Fue lo único que atiné a gritar.
Monica no hizo caso y abrió la puerta del baño.
─¡¡¡Te mataré maldito!!!
No tuve que verlo para saber que había golpeado a Jake, además de que su quejo lo había delatado. Cuando estuve más cerca ya pude ver que iba a asestarle un segundo golpe.
─¡Monica no! ¡Lo conozco! ¡Por favor para!
Ella se detuvo en cuanto dije eso y bajó la muleta.
─¿Lo conoces? ─Era claro que estaba confundida, pero no le duró mucho─. Tú eres... ─Podía ver que estaba tratando de recordar de dónde había visto ese rostro, y supe exactamente cuando lo hizo─. ¡Eres el chico de las fotos!
─Qué gusto que se hayan conocido ─dije de la manera más incómoda del mundo.
Ambos me miraron con cara de pocos amigos y la verdad es que mi comentario no podría haber sido más inoportuno.
─¿Qué hace él aquí Ara? Necesito una explicación y la necesito ahora.
Además de ser mi manager, Monica se acercaba mucho a una madre en lo que significa mi vida en la ciudad y a veces se comportaba como una.
No quise seguir mintiendo, así que simplemente dije la verdad.
─Vino a verme después de ver las fotos en las redes. ─Mordí mis labios por los nervios.
─¿Es decir que mantuviste contacto con él después de esas fotos?
─Mmm ─dudé─. Sí ─respondí con una sonrisa amplia, tratando de dar lástima.
─Oh Ara, pensé que eras más inteligente que esto. Maldita sea.
Jake se mantenía en completo silencio mientras Monica se tomaba la cabeza y continuaba maldiciendo, colocando el paraguas de nuevo en el cesto.
─Perdón. Él se seguía apareciendo aquí. Además, la primera vez fue técnicamente una coincidencia.
─Sí, eso es verdad ─intervino Jake.
─Tú, cállate ─le espetó Monica.
─Sí señora ─contestó él muy obediente.
─¡Y tú! ─Me miró señalándome con el dedo─. No sé qué rayos haré contigo.
─Lo siento Monica, lo siento. Nunca pensé que el psicópata de Mark podría hacerme seguir. Nunca imaginé que enviaría fotos a los medios...
─Lo sé, lo sé ─me detuvo─, pero ahora tenemos que ver cómo resolver esta situación porque no creo que sean las únicas fotos que aparezcan.
Miró a Jake y me miró a mí. Luego miró a Jake de nuevo detenidamente, de arriba a abajo. Se movió a su alrededor y lo contempló como si fuese un pedazo de carne.
─Me estoy empezando a sentir un poco incómodo.
─Te dije que te callaras ─repitió Monica, poniendo un dedo en la nariz de Jake.
─Sí señora.
Monica podía inspirar miedo cuando quería.
─Bien. Creo que tengo una idea. Creo que sé cómo podemos abordar la situación.
Su mirada se había transformado. Conocía esa mirada. Era la mirada que tenía cuando estaba por proponer algo que no me iba a gustar. ¡Maldita sea!
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