13- Control de daños

¿Y ahora qué mierda hacía? ¿Le decía que sí? ¿Le decía que no? Una parte de mí quería verlo, pero no sabía si sería adecuado en este momento. Me encontraba más expuesta que antes al haber publicado lo de mi separación y no quería que alguien lo viese llegar y lo subiese a las redes.

Quería verlo, de eso no tenía dudas, pero... No pude seguir pensando en Jake porque una llamada de Ingrid me interrumpió.

─¿Hola?

─¿Viste las fotos? ─inquirió Ingrid un poco acelerada.

─¿Qué? No entiendo nada In. ¿De qué fotos hablas?

─Oh Dios. No las mires. Cierra la aplicación. De hecho, apaga el celular si es necesario.

─¡¿Fotos de qué?! ─Había empezado a desesperarme.

─No hice bien en decírtelo. Ahora querrás verlas.

─¡Maldita sea que sí!

Puse el teléfono en altavoz, mientras abría Instagram y mi inicio comenzó a llenarse de "esas fotos". Sin dudas, era el contraataque de Mark, aunque no había esperado que sucediera tan rápido.

─Este pedazo de mierda no tiene vergüenza. Me metió los cuernos y encima quiere hacerme quedar mal ante todo el mundo. ─Traté de respirar, pero era como si el aire no llegara a mis pulmones, sentía mi cuerpo arder.

─¿Piensas que fue él?

─Estoy malditamente segura de que fue él, me amenazó por haberlo dejado y no querer volver con él. Creo que no esperaba menos de esa basura.

─Tranquila. Ya están circulando, estoy segura que...

─Espera ─la interrumpí─, tengo otra llamada. No cortes.

─Monica, hola.

─¿Viste las fotos?

─Sí, las he visto. Muy a mi pesar.

─¿Crees que las filtró él?

─Si te refieres a Mark, creo que sí. Fue él. ─La ansiedad me estaba matando y quería ir y venir, pero cuando quise moverme el dolor en mi tobillo hizo que pegara un grito.

Con todo este lío había olvidado por completo que no podía caminar como quisiera. Por ende, me senté nuevamente en el sillón. Prácticamente vivía ahí desde mi lesión.

─¿Qué fue eso? ¿Te encuentras bien?

─Sí Mon, estoy bien, creo. Quise caminar y olvidé que no puedo. En fin, dime, ¿cómo procedemos con esta situación?

─Hector cree que deberías hablar del tema. Si no dices nada podría verse como un acto de culpabilidad.

─¿Culpa de qué? ─grité molesta─. ¡No hice absolutamente nada!

─Sabes tan bien como yo que una foto dice más que mil palabras Ara. Ya no importa si hiciste algo o no, la foto cuenta una historia, la historia que quien la publicó quiere contar.

─¡Maldición! ─Una pequeña punzada en mi sien hizo que me sintiera mareada. El estrés de la situación empezaba a afectarme.

─Sabes que la decisión de cómo afrontar la situación siempre es tuya. Tú solo dilo y yo ejecuto.

Había olvidado que había dejado a In en la otra línea.

─Escucha Mon, tengo que dejarte. Pensaré qué hacer lo antes posible y te confirmaré.

─Claro preciosa. Trata de descansar. Buenas noches.

Corté su llamada y volví a la de In.

─¿In? ¿Estás?

─Pues claro ─contestó un poco molesta─. Ochenta y cuatro años después, pero sigo aquí.

─Lo siento amiga. Era Monica y tenía que atender ─di un suspiro.

─¿Cómo te sientes?

─Mal.

─Es entendible. Es una situación de mierda.

─Ni que lo digas ─respondí secamente.

─¿Ya sabes cómo vas a abordar el tema?

─No tengo ni idea. ─El dolor de cabeza había empezado a aumentar y cuando menos lo esperaba... ─In, tengo que dejarte. Están tocando el timbre.

─¿A esta hora?

─Sí, lo sé. Solo espero que no sea Mark.

─Avísame cualquier cosa. No importa la hora que sea.

─Gracias amiga, adiós.

Corté la llamada y fui rengueando hacia la puerta. Cuando la abrí, estaba apoyado en el marco de la puerta, todo empapado.

─¿Qué haces aquí?

─¿Puedo pasar?

Lo tomé del brazo e hice que se metiera rápidamente.

─¿Por qué viniste? ¿No viste que estaba diluviando?

─Vi las fotos.

Cerré mis ojos en señal de arrepentimiento. En todo este tiempo solo había estado pensando en mi situación y nunca se me había ocurrido en cómo podría afectar a Jake.

─Lamento haberte tratado mal. Yo no...

─No tienes por qué disculparte ─interrumpió─. No pertenezco a tu mundo, pero entiendo que no lo estás pasando bien. Es por eso que vine.

Su confesión me había dejado con la boca abierta.

─¿Viniste por mí? ─pregunté casi incrédula.

─Pensé que sería obvio.

Su respuesta hizo que mi semblante cambiara y aliviara la tensión que venía cargando. Mis ojos se centraron en los suyos, observándolo con dulzura, más de la que quisiera admitir.

─Estás todo mojado. Ven, te daré unas toallas para que te seques.

Tomé mis muletas y comencé el pesado camino por las escaleras.

─Espera, creo que sería mejor si te alzo.

Lo miré con cara de pocos amigos.

─¿En serio lo dices? Eso fue lo que armó este problema en primer lugar. ─Quise golpearme mentalmente apenas lo dije─. Perdón, tú no tienes la culpa de nada, no sé porque me la agarro contigo.

─No te preocupes, sé que es una situación complicada.

─Volviendo a tu propuesta... Estaría bien si pudieses alzarme, llegaría más rápido. ─Hice una carita de cachorrito para sacarle seriedad al asunto.

Él no dudó ni un momento. Tomó mis muletas y las apoyó en la escalera, luego me tomó de la cintura y me alzó al estilo recién casados.

─Llegamos ─bromeó Jake.

─Ja ja ja. Creo que te contrataré como mi ascensorista personal.

─Y yo aceptaría el trabajo con gusto. ─Su mirada tenía un brillo especial cuando dijo eso y no pude evitar quedarme mirándolo por más de un segundo.

─Bien, ahora sigue hasta el fondo a la derecha. Esa es mi habitación.

─Oh, espera. No pensé que fuésemos tan rápido.

Rodé mis ojos. El niño continuaba con su rapidez.

─Allí tengo las toallas, además del baño. Pensé que quizás sería mejor que te des una ducha caliente, así no termines enfermándote.

─Creo que debería hacer eso. Gracias.

No le respondí nada. Llegamos a mi cuarto y me dejó en la cama.

─Wow, tu habitación es más grande que todo mi apartamento. ─Dio una vuelta completa viendo cada detalle de la misma.

─Ojalá pudiese darme crédito de que fue fruto de mi propio trabajo, pero no, mis padres me la compraron.

─¡¿Qué?! ─No era necesario ver su rostro para saber que estaba sorprendido por lo que había dicho─. Ojalá mis padres tuviesen la misma suerte.

─Se qué suena a que mi vida fue fácil y no tuve que esforzarme por nada, pero les estoy devolviendo el dinero de la casa con cada centavo que hago. No quiero que el día de mañana me lo echen en cara. ─Bajé la mirada, mirando mis manos, taciturna.

─Emm, ¿sigues ahí?

La voz de Jake me trajo de regreso.

─Sí ─suspiré─, lamentablemente. Las toallas están en el tercer cajón del armario. Siéntete libre de abrirlo.

Me recosté en la cama, sintiendo que si fuese posible no saldría de aquí nunca más.

─Bien, me voy a dar una ducha.

No le respondí. Me había perdido de nuevo. Imaginaba cómo sería mi vida si mis padres hubiesen tenido dificultades económicas, quizás yo no habría tenido el éxito que tenía siendo influencer y lo más seguro hubiese sido que Mark nunca se hubiese fijado en mí. Él nunca iba por las que no podían darle algún tipo de beneficio, lo había aprendido por las malas.

─No sé qué tiene tu baño pero el agua se siente mucho mejor que en el mío.

Jake ya había salido del baño y llevaba una toalla atada a su cintura, cubriendo todo lo... importante, aunque de todos modos podía seguir admirando su torso desnudo y bien definido, lo cual era una brisa fresca entre tantos problemas.

─Esta vez te tapaste antes de salir ─dije en broma.

─Esta vez sabía que tú estabas aquí ─respondió con una media sonrisa.

─Mark tenía un cajón con algunas prendas. Puedes fijarte si hay algo que te quede. Te daré privacidad.

Comencé a levantarme cuando él me tomó del hombro.

─Ey, es tu casa, y ya me has visto desnudo. ─¿Qué me estaba queriendo decir?─ Buscaré en el cajón y me cambiaré en el baño, no es necesario que te movilices tanto en tu condición.

Bien, ya había empezado a fantasear cosas. Este niño producía cosas en mí que no sabía muy bien cómo controlar.

─Bueno, esto fue lo que encontré. ─Llevaba una camiseta manga corta blanca y unos pantaloncillos cortos─. No pienso usar su ropa interior.

─¿Es decir que no tienes nada debajo del pantalón? ─expresé juguetonamente.

─¿Quieres ver?

Quedé con la boca abierta sin saber qué responder, por lo que decidí acomodarme mejor en la cama y quedarme en silencio.

─¿Quieres que hablemos de lo que pasó?

─En realidad no estoy segura.

Él se acercó a la cama y se sentó, dándome la espalda.

─¿Puedo acostarme a tu lado?

Su pregunta no me había tomado por sorpresa. De alguna forma estaba esperando que la hiciera.

─Sí ─respondí sin dudarlo.

Los dos estábamos recostados, mirando hacia el techo sin decir nada. Jake fue moviendo su mano y acercándola lentamente hacia la mía, hasta que la tomó y entrecruzó sus dedos con los míos. La tomó gentilmente, como hacía mucho nadie lo hacía.

─No sé si te importa, pero no estoy molesto por las fotos. No estábamos haciendo nada malo.

─Me importa. Y es verdad, no hacíamos nada malo, solo eras tú levantándome cuando me torcí el tobillo, pero la prensa puede ser muy dañina. ─El alivio que había sentido cuando Jake tomó mi mano se estaba yendo de a poco, dejando paso de nuevo a la ansiedad─. Me preocupa mi reputación, sí, pero también me preocupo por ti.

─¿Por mí? ─preguntó con curiosidad─. ¿Por qué?

─Porque no eres conocido y querrán saber quién eres, a qué te dedicas, se meterán en tu vida.

─No tengo nada que esconder. No me preocupa lo que puedan decir, no si estamos juntos en esto.

Giré mi rostro para verlo y él hizo lo mismo. Nuestras miradas se entrecruzaron y antes de que pudiese decir algo, sus labios ya estaban en los míos.

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