1- Lo que pasó, pasó
Mi nombre es Arabella Jones, Ara para los amigos. Con 29 años mi vida era perfecta: trabajo de ensueño, novio de ensueño, casamiento en unos meses. No podía pedirle nada más a la vida.
Todavía me preguntaba cómo sería convivir tiempo completo con mi novio después del casamiento. Por ahora yo me quedaba unas noches en su casa a dormir y eso era todo; pero ya le había propuesto mudarme antes del casamiento como una especie de prueba de convivencia. Habíamos acordado que me mudaría el 15 de este mes, incluso lo anoté en su agenda, porque sabía que lo olvidaría. Él siempre olvidaba todo.
Con algunas cajas en mano llegué esa noche al apartamento. Las luces estaban apagadas, por lo cual no debía haber llegado aún del trabajo. Él era abogado y yo una influencer de moda y modelo. Nos conocimos a través de un mensaje de Instagram, por más raro que parezca. Lo más gracioso es que nunca vi su mensaje en solicitudes sino hasta 3 meses después.
Su mensaje no tenía nada diferente a los miles que recibía por día, pero debo admitir que su foto de perfil me dio curiosidad. Lo que más me gustó fue su sonrisa y sus ojos azules. Tenía el perfil público, lo cual debería haber tomado como una red Flag, pero no sé por qué decidí omitirla y me puse a curiosear por su feed.
En todas sus fotos se lo podía ver mostrando su abdomen marcado y sus rizos marrones mojados en alguna playa, surfeando o simplemente posando. Admito que su físico fue lo primero que me atrajo y seguramente suena extremadamente superficial de mi parte, pero en ese momento solo me guíe por lo que sentía.
Cuando respondí su mensaje eran pasadas las doce de la noche y su respuesta no tardó en llegar. Me dijo que su nombre era Mark, que era abogado y le gustaba el surf, todo lo que ya había averiguado mirando su feed de Instagram. Me invitó a tomar algo al día siguiente y no me lo pensé demasiado ni me hice la difícil, simplemente acepté.
La cita fue increíble y qué puedo decir, la chispa entre nosotros fue inevitable. Desde ese momento no nos separamos más y ya llevábamos cinco años juntos.
Encendí las luces del apartamento y dejé las cajas en el piso. Estaba exhausta después de un largo día haciendo sesiones de fotos y videos para marcas que trabajaban conmigo. La vida de una influencer no era puro glamour como se podía ver desde el otro lado de la pantalla. Había mucho trabajo detrás de lo que mostraba en mis redes y siempre me aseguraba de que todo en mi vida se viera perfecto, algo que la mayoría del tiempo era agotador.
Me saqué los zapatos y fui caminando hacia la habitación principal. Mark tenía un piso para él solo en uno de los edificios más caros de Portland. Uno de los beneficios de ser el hijo del dueño del buffet de abogados más importante de la ciudad, la paga era buena, muuuy buena.
Tenía ropa guardada en el closet y por supuesto mucha ropa íntima para noches especiales como esta. Mientras iba caminando hacia la habitación pensé que la mejor opción para una noche de pasión sería el conjunto rojo con encaje negro y un portaligas haciendo juego, el favorito de Mark.
Me pareció extraño que hubiese dejado la luz del dormitorio encendida, puesto que Mark es muy ordenado. Pensé que quizás sí se encontraba en casa y estaba durmiendo; a él le gustaba dormir con la luz encendida como si fuese un niño de 4 años, pero eso solo sumaba a las cosas que me gustaban de Mark.
Empecé a caminar en puntitas de pie para que no me escuchara y cuando estuve frente a la puerta de la habitación y la abrí, la sorpresa que me lleve fue de otro mundo. ¡El hijo de puta estaba con otra! ¡Y ella estaba usando mi conjunto de encaje!
Inmediatamente me abalancé sobre él hecha una furia, gritando todas las atrocidades que se me vinieron a la cabeza. No sabía quién era la chica ni me importaba, llegados a este punto prefería que se llevara mi ropa interior puesta y que se largara, pero la muy desgraciada se quedó paralizada frente a la escena que vivía con Mark.
─¡¿Estás esperando una invitación o prefieres que te eche de aquí a patadas?! ─Mi lado oscuro había salido y no me importaba una mierda. La chica tomó su ropa y sus zapatos y se fue así, mitad desnuda mitad vestida.
Cuando quedamos a solas con Mark, comenzó a tratar de explicarse, aunque no quería escuchar ni una puta palabra que saliera de su boca.
─Por favor amor, déjame explicarte...
─No quiero oír una puta mierda Mark, eres un pedazo de...─Me detuve con el jarrón en la mano. Yo no era una persona agresiva y, si bien me acababan de meter los cuernos, eso no me daba pie para serlo.
Mark bajó la guardia y se puso de rodillas frente a mí, todavía desnudo. El desgraciado ni siquiera había tenido la decencia de vestirse después de semejante hecho.
─Por favor perdóname. Haré lo que quieras, lo que desees, pero te pido que me perdones. Si mi padre se entera de esto me matará.
─¡¿Qué?! ─Ahora sí la cadena se había soltado─. ¿Te importa más lo que piense tu padre que yo?
─No, no es así. Sé que sonó mal ─dijo mientras se ponía sus bóxers─, pero no es así. Yo te amo Ara, pero tenemos que mantener una apariencia frente al público. Somos la pareja más conocida de todo Portland. Si se enterara la prensa sería una desgracia para mi familia.
A este punto yo ya tenía el tema de su familia hasta la coronilla.
─Si tanto te importa tu familia te hubieras fijado en dónde metías tu... ─No. No iba a caer más bajo de lo que ya lo había hecho.
No le respondí nada. Tomé un bolso que tenía en el closet y comencé a guardar toda la ropa que tenía, a excepción de la ropa interior. Mientras él me seguía pidiéndome perdón una y otra vez, yo me puse los zapatos que había dejado en la puerta.
─Mandaré a buscar las cajas que traje. Esto está terminado.
─Ara no, por favor. Te lo pido de rodillas.
─Por cierto, dejé toda la ropa interior. Ya sabes, por si quieres usarla de nuevo con alguna de tus conquistas.
Dicen que el que el que las hace las paga, pero yo no soy de creer demasiado en la venganza, aunque hoy había decidido tomarme revancha.
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