Casi lo teniamos todo.
❝ Incluso cuando sonrío vi el pecado tan metido en su alma que ningún abrigo podria ocultarlo.❞
―Maravilloso Desastre.
.
APRETÓ LOS OJOS, rodando sobre la cama para intentar dormir de nuevo.
Inútil. Se dijo a si misma, pues su cerebro ya estaba despierto y podía escuchar a los pájaros cantando, el leve goteó del agua en el lavabo del baño, y el ruido de la ciudad.
Gruñó y rodó a la izquierda, se topó con un cuerpo cálido y desnudo. Este, al sentir la chica chocar con él, se pegó más, y Rose sintió como el brazo musculoso del castaño se aferraba a su cintura, ella instintivamente tomó su mano.
Luego de otros 10 minutos intentando dormir, y sin lograrlo, decidió que era hora de levantarse, salió del agarre del joven y quitó las sábanas negras que la cubrían. Estaba totalmente desnuda.
Con pasos torpes, buscó en el suelo de la habitación, encontrando solamente sus bragas y una camiseta negra de "The Ramones" que evidentemente no era de ella, se la puso y salió por la puerta.
Caminó por el pasillo, la blusa que llevaba la noche anterior estaba tirada justo detrás de la puerta. Unos pantalones negros se encontraban tirados descuidadamente en el sofá. Soltó un bufido y abrió la puerta de la cocina.
Con un movimiento de varita la cafetera comenzó a preparar la bebida que se supone la despertaría del todo, cuando estuvo listo, la pelirroja se sirvió una taza del oscuro liquido. Con las manos al rededor de la taza color azul, caminó hasta su sofá, hizo a un lado los pantalones de una patada, estos cayeron al suelo.
Subió ambas piernas y las pegó a su estomago, se quedo observando el televisor, pensando nada en realidad, ni siquiera el sonido de la puerta de su habitación la sacó de su ensoñamiento, hasta que lo tuvo frente a ella.
- Buenos días pelirroja. - levantó la vista, él no llevaba nada mas que sus boxers puestos.
- Buenos días, James... - saludó, con una sonrisa floja.
-Eso es mío... - le dijo el castaño refiriéndose a la playera. Rose se encogió de hombros, bebiendo de su café.
- Ahora es mía. Y a mi me queda mejor -James se rió, y le quitó la taza de las manos, dándole un sorbo él mismo.
"Lo mío es tuyo" pensó ella.
- Es cierto, luces increíblemente sexy. - Rose ignoró el comentario ya que intentaba quitarle la taza de café. Él le dió un trago largo, y finalmente se lo acabó.
- Lástima... -hizo un puchero hacia la ahora vacía taza, y se agachó un poco para besar a la pequeña chica, pero esta no correspondió, el castaño se separó de ella, frunciendo el ceño.
- ¿Estás bien? -preguntó suavemente, hincándose frente a ella.
-Hoy es el día. - respondió, con voz quebrada, tenía los ojos cristalinos, negándose a derramar una sola lágrima. James acarició su pierna con dulzura, luego subió al sofá, dejando que la ojiazul se recargara en su pecho.
- Lo sé...
-Es tan triste... -murmuró. sintió como su pecho subía y bajaba tras soltar un largo suspiro.
-Si quieres no lo hacemos, Rosie. -la chica negó con la cabeza.
- Quiero hacerlo.
-Rose, se supone que éste es el día más feliz de tu vida, no puedes estar triste. - La Weasley se sorbió la naríz.
-Estoy feliz, porque me caso, James... pero es triste, tú sabés porque. - el Potter asintió lentamente, mientras hacia círculos con su dedo en el brazo de la joven.
》 Se supone que debería tener un hermoso vestido, 3 damas de honor, un hermoso salón, la iglesia decorada...-- su voz se cortó a mitad de la frase, James la apretó más contra su pecho. -- Mis padres tendrían que estar aquí, mi hermano, tus padres... todos deberían de estar con nosotros en una bonita celebración. -
no pudo contenerlo más y comenzó a sollozar en el hombro del chico.
- Tú no deberías estar aquí porque es de mala suerte... - se quejó aún llorando, él no dijo nada, la dejó desahogarse. -Es el día más feliz de mi vida James, porque me voy a casar contigo, porque te amo y estoy más que segura de que quiero pasar el resto de mi jodida vida contigo. - hizo una pausa y se limpió las lagrimas. - Pero también es el mas triste porque nuestra familia nos odia tanto por amarnos que ni siquiera vendrán a nuestra boda.
-Tú no deberías de sentirte asi Rosie... yo te hice esto. - el chico había comenzado a llorar también. - Yo te condene a una maldita vida sin tu familia... perd... -ella le puso un dedo en los labios y negó lentamente.
- No te atrevas a culparte James, ambos nos amamos, si hay que culpar a alguien, es a los dos. - se incorporó un poco para verlo a los ojos, sentándose a horcajadas sobre él, se limpió las lagrimas con el dorso de la mano y sonrió.
-- Vamos a estar bien.. --le dió un besito en los labios. - Porque nos amamos, y saldrá bien... - lo volvió a besar. -Nosotros solos, sólo nos necesitamos a nosotros. - y le dió otro mas, haciendo que el castaño sonriera. La apretó contra su cuerpo.
-Tienes razón Rosie, estaremos bien. -- murmuró contra sus labios. - Además, ¿Cuántas chicas pueden casarse en París? - ella le sonrió tristemente.
- Por lo menos en Francia es legal casarnos.-susurró con ironía recostándose en su pecho, aun estando a horcajadas sobre él.
James soltó una risa desganada y le acarició los risos pelirrojos.
- Casi lo teníamos todo Rose...-- ella soltó una risa amarga y se abrazó mas a James.
- Casi. - repitió, antes de dejar escapar una ultima lagrima ese día.
𝑇h𝑒 𝐸𝑛𝑑
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