Capitulo XIII: Follar es Nunca Tener que Decir "Perdón"

Keith y Colleen habían hecho las pases en una improvisada after-party en un bar barato del centro de la ciudad, y aunque la idea de permanecer bebiendo hasta olvidar el nombre junto a sujetos con empleos que no pagan impuestos parecía adorable, tenían que volver a sus hogares, a prepararse para el gran evento.

—¿No le molestará a tu madre que duerma en tu apartamento? —Jake preguntó, acompañando a Allyson y Sarah, a pocos metros de su hogar.

—¿Acaso importa? Con Keith y tras lo de la cena, y lo del bar, tendrá suerte si su ropa interior se queda sin agujeros al terminar esta noche —la pelirroja preguntó.

—Además. ¡será como en los viejos tiempos! —exclamó Sarah—. ¡Veremos películas malas! ¡Nos haremos las uñas!

—Yo jamás me hice las uñas, Sarah, y aunque no estoy de toda segura, creo que es lógico suponer que tampoco se las hiciste a Jake...lo cuál, no estaría de más ahora que pienso en ello.

—¿No les hice las uñas a ninguno de ustedes? —Sarah preguntó, confundida—. Sé que le puse cruces celtas de color bermellón a alguien...

—Te dije que repararás el cerrojo de tu casa —dijo Jake.

—Como sea, ¡va a ser divertido!

—Claro que sí, Sarah querida —Allye se apoyó en el hombro de su amiga—. Ojala puedas perdonarnos, creo que te hemos dejado de lado mucho últimamente.

—No, yo entiendo chicos: son pareja, tienen mucho que discutir; dónde se van a mudar, como ponerle a los niños...siempre creí que Eneida sería un gran nombre para una niña. Y si es niño, ¿puedo sugerirles Shlomo?

—Shlomo Zabrocki —Jake murmuró—. Suena como la onomatopeya de un estornudo.

—Pero Sarah, perdón si no...bueno, lo de tus peces.

—Es el ciclo de la vida Allye. ¿Qué se puede hacer respecto a eso? Hay que sacudirse la tristeza, seguir viendo adelante, y esperar que lo qué sea que el mañana traiga, sea mejor que lo que nos llevó hoy.

—¿Algún plan, amiga?

—Un viaje a Israel con mi abuela...creo que ya te lo había contado, pero aún quedan muchos detalles. Es sorprendente la cantidad de papelería y los tramites que hay que arreglar.

—Ojala te vaya bien, pero por mientras...a prepararnos para el gran día.

Los tres muchachos llegaron al apartamento, contentos de tenerse el uno al otro tan de cerca como ya no era tan común desde su ingreso a la universidad, y tan cansados de algo que finalmente iba a ocurrir.

Jake se dejó caer sobre el sofá; no iba a hacer gran queja, no necesita una cama cómoda, solamente un lugar medio acolchado en el cuál reposar su cuerpo.

—¿Comparten la misma cama, no? —preguntó a las chicas, tras salir del dormitorio en ropas más cómodas: pants y una playera de los Leafs de Toronto en el caso de Allyson, y una remera sin hombros y unos shorts en el de Sarah.

—Sólo cuándo Sarah no se queda en el dormitorio de otro.

—¿Pasa mucho?

—¿Dos más dos son cuatro, querido?

—¡Hey! ¡Mi vida sexual es algo que me incumbe a mi y solamente a mi! —Sarah se defendió.

—Sí te incumbiera sólo a ti, no sería vida sexual, sólo masturbación —Jake bromeó.

—¡Oye! —la morena le señaló acusatoriamente—. No, pues ni como defenderme, ¡esa estuvo buena!

Ambos chocaron los cinco riendo, agotados, pero con sinceridad y confianza.

—Pero preguntaba que si compartían cama —prosiguió Jake—, porque está comenzando a bajar la temperatura, y...

—¡NO TE NOS VAS A UNIR! —Allyson advirtió.

—Otra fantasía de internet que no se me va a poder cumplir...

—Para cumplir la mía tendría que poner ruffis en sus bebidas —Sarah comentó.

—¿De verdad? —Allye y Jake preguntaron.

—Sí, pero eso apenas sería la primera parte de la operación: luego se nos uniría un astronauta, un criador de caballos argentino, y ese robot japonés que se parece al de un video de Bjork...y luego...

—Para, para por favor —la pelirroja imploró, esperando no tener malos sueños, o peor aún, que esos sueños terminen gustándole.

Los tres tomaron lugar en torno al televisor; uno algo pasado de años al grado (el rentero dijo que lo compró específicamente para ver el final de Alf), pero cumplía su objetivo. No vieron algo en particular. Surfearon entre los canales haciendo mofa de que si el cabello del presentador del informativo era un tupé, un mal transplante capilar, o un mapache dormido, o quizá de ese episodio en el que la familia Simpson se gana un viaje a Sudán del Sur.

No se trataba sobre lo que veían, sino del hecho; estar cerca, estar juntos, acobijados, comiendo restos de rosetas de maíz y alguna soda de varios días atrás. Era una velada pobre, lejos del glamour de pasarla en el club de moda o de ir a ver la peli de la temporada.

Y no lo podían querer de otra forma.

—Sarah se quedó dormida —Allyson advirtió.

—Generalmente es la que aguanta más.

—Ella ha tenido sus problemas también. Y al igual que con nosotros, su primer semestre no fue sencillo.

—Pues si lo que me dijeron antes fue cierto, al menos se la pasó bien.

—A ella le irá bien siempre con hombres...o mujeres, o lo que sea que le guste en la semana.

—Tu madre y Keith parecen llevarse bien —Jake comentó, cambiando de abrupto el tema.

—¿Eh? ¿Ellos? Bueno...sí, por algo están por casarse, ¿no?

—Por supuesto pero me refería a algo más. O no sé, sólo hablo respecto a lo que sé, y mis padres no son un matrimonio modelo en realidad.

—Claro, ¿pero de quién, entonces?

Jake asintió ante tal pensamiento.

—Ojala...

—¿Si Jake?

—Estaba pensando que ojala...algún día, si es que llegamos a estar juntos tanto tiempo, tengamos ese tipo de relación.

—Oyete nada más. ¿El chico que fue responsable del 15% de los robos de billeteras en la ciudad, hablando de relaciones?

—Oh, vete al diablo rojilla —respondió sonrojado—. Eso me pasa por hablarte de esto.

—No reacciones así Jake. ¿No puedes tú, tomar una broma?

—Vale, yo sé, yo sé...

—Y en realidad, he pensado eso. Como dices, tal vez no estemos juntos a tan largo plazo porque...no sé, alguna tragedia. La vida se interpone entre los planes, mi madre tardó años en darse cuenta con quién debió estar, pero me gusta creer que nosotros somos más inteligentes, y no cometeremos sus errores.

Allyson y Jake estaban en la misma sinfonía: eran jóvenes maduros y centrados, dispuestos a hablar sobre el futuro, sus miedos y esperanzas, y tratar esos temas con gran calma.

—¡Ahí no, ahí no! —una Allyson dejada llevar por el deseo carnal exclamó a Jake, sobre ella, tras dejar caer sus humanidades sobre la única cama del apartamento—.¡Auch!

—¿Tampoco ahí? —Jake preguntó, parando de besar el cuello de la pelirroja por un momento para poder respirar.

—No...¡AHÍ SÍ!

Hay muchos motivos para arrepentirse a la mañana siguiente: puede que de tanto alcohol en la sangre, las llaves del auto, o el auto mismo se hayan quedado en un lugar desconocido y sin esperanza de volverlo a ver pronto. Puede que hayas insultado a tu jefe, a tus amigos o tu familia. Puede que hayas confesado un secreto oscuro que no querían que supiera ni un alma.

O puede que finalmente la calentura guardada de seis meses de separación te haya hecho hervir y por fin hayas tenido relaciones sexuales con tu novio.

—¡BUENOS DÍAS TORTOLITOS! —Sarah gritó, al borde de la cama, a la mañana siguiente.

—¡Que dejen mis cosas en paz! —gritó Jake inconsciente, levantandose por reflejo y respondiendo el saludo de su amiga con un golpe de puño cerrado.

—¡Hijo de...!

—¡Losientolosientolosiento! —Jake imploró tras recobrar un poco la consciencia—. Pero es que uno nunca despierta de golpe a un Zabrocki.

—¡Ya me di cuenta! —respondió la morena, sobando su mentón—. ¡La respuesta para despertar de golpe es otro golpe, según veo!

Y Jake entonces notó que se encontraba completamente desnudo. Y Sarah se percató de ese detalle también.

—¡Que suerte tiene Allye!

—¡Callate! —Jake se tapó con la colcha de la cama mientras buscaba sus pantalones.

—¡Vale, vale! No es como si en este apartamento no hubiera habido desnudos antes, pero generalmente no son de la rojilla...que por cierto, ¡jamás la había visto sonreír así ni despierta!

—¿Quieren callarse? —Allyson despertó—. Estaba teniendo un sueño maravilloso...y creo que había un criador de caballos argentino en él...

El umbral de confusión sueño-realidad no tardó en acabar, y Allyson notó un par de detalles al descubierto.

—¿Hace más frío que de costumbre? —preguntó al mismo tiempo que se iba levantando.

—No sé sea exactamente cierto —replicó Sarah—, pero tus dos amigas sin duda parecen sentirlo así en sus “botones”.

—¿Mis botones...mis boto..? —volteó hacía abajo—. ¡CIELO SANTO! ¡NO MIREN! —pidió tapando su pecho con una almohada mientras buscaba su ropa.

—Yo puedo voltearme, pero no sé si sirva de mucho dado que Jackie aquí vio de seguro más cosas y mucho más de cerca qué yo —Sarah comentó con los ojos cerrados.

—Y no estuvo nada mal...

—¡SILENCIO! ¡NO QUIERO OIR PALABRA ALGUNA DE NINGUNO DE USTEDES DOS! —Allyson gritó casi hasta quedarse afónica.

Allyson tardó quizá segundos en ponerse de nuevo algo sobre su cuerpo, y su rostro había alcanzado un rojo tal que era casi indistinguible del tono de su cabellera; respiraba jadeando, y sus piernas se sentían débiles, como si en cualquier momento ella se pudiera caer.

—¿Sería demasiado pedir café? —Jake bromeó.

—Tú no me hables —Allyson aseveró tras abrochar el botón de sus pantalones.

Pensó en salir, pero por alguna razón, inclusive usando todo el guardarropa encima, no se sentía segura de dar paso alguno al exterior.

—¿Estás bien? —Sarah se le acercó.

—Dile...dile a Jake que por favor, se vaya —Allyson pidió, en una voz apenas audible, susurrada, apenada de poner cualquier esfuerzo para que se escuche con más fuerza.

—Allye, ¿qué pasa? No es como si lo hubieras hecho con un desconocido, y aún eso, te puedo decir que no es tan malo.

—Sólo pídele eso Sarah...antes de que te pida que también me dejes sola.

Sarah borró su sonrisa; aunque a ella no le parecía algo grande, pudo detectar que para Allyson si se trataba de un tema de peso.

—De acuerdo...

Jake tampoco pudo comprender que sucedía, pero acató la sugerencia de Sarah; se vistió por completo, se arregló un poco el pelo, y se dirigió a la salida.

—Oye...nos vemos en lo de la boda más tarde, ¿no? —preguntó en la puerta.

Allyson no contestó, pero Jake no buscaba respuesta; sólo partió.

—Allye, ¿pero qué pasa? ¿No te sientes bien?

El problema es que la propia Allyson no entendía bien su reacción ni su sentir, pero trató de poner su mente en orden, y contemplar lo que pasó en los términos más básicos y elementales: había tenido relaciones sexuales con Jake. Simple, sencillo. Algo que muchas chicas hacen con sus parejas. Ella no era mojigata, ni era una feminista que veía el sexo como algo negativo. No era tampoco una niña pequeña a la que se le había abusado, dado que ella misma sabía que Jake no la forzó precisamente para que terminarán así.

¿Entonces, por qué se sentía tan frágil y débil? ¿Tan expuesta? Y en más de un sentido: no de la manera de un cuerpo desnudo ante los ojos de un amante, de una pareja, de un novio, de un amor, sino de un nivel de desnudez más allá de la carne y la sangre: su ser fue gobernado por sus instintos, y estos le habían pasado la factura a su raciocinio.

—Sarah, ¿mi cabello está tan desordenado como lo siento? —preguntó tímidamente.

—No está tan mal...aunque...quizá quieras pasarte algo de mousse...como tres cajas quizá...

—Pero...¿hicimos lo que creo que hicimos?

—¡Ay, claro que no! ¡En una ocasión o dos quizá nos dimos un beso pero nada fuera de eso!

—¡No nosotras! ¡Por favor Sarah! ¡Deja de actuar dos segundos como una idiota descerebrada que sólo piensa en verse bonita y tener sexo y trata de responderme por favor!

—Allye...

—No...n-no, perdón...perdón querida —Allye declaró, avergonzada por segunda vez esa mañana—. No quise sonar tan...pero es que...

—¿Pero es que qué Allye? ¿Sabes lo qué hiciste? ¡TUVISTE SEXO! ¡FOLLARON! ¡COGIERON! ¡GARCHARON! ¡Eso es todo! ¡Y nada más no digo qué palabra usan en Brasil porque no lo sé!

—¡Sé que sí! ¡No tengo cinco años!

—¿Y entonces por qué te está mortificando tanto esto? ¿No es algo que eventualmente tenías planeado con él?

—Sí...s-supongo. Pero no deja de parecer algo raro.

—Por supuesto: tener intimidad física con...¡TU NOVIO! ¡DIOS, QUE MUJER TAN ENFERMA Y DEGENERADA!

—¡Sarah, no necesito de tu condescendencia!

—Es que realmente no puedo entender tu punto Allye. ¿Lo amas?

Allyson no respondió en primera instancia.

—Vamos, sé honesta: ¿Lo amas? No estás descubriendo aquí la formula para convertir el plomo en oro linda, todo el mundo que los conoce lo sabe.

—¿Entonces por qué preguntas? ¡Sabes que sí! ¡Todos saben que si!

—¿Nunca habían tenido...intimidad antes acaso? ¿Ni siquiera cuándo yo los dejaba solos para que hicieran sus...cositas?

—¿O sea qué no tenían que limpiar tu sótano y ahuyentar a los murciélagos?

—No, eso sí fue verdad; tuve que comprar una red, y esos animales muerden bastante duro, pero a pesar de eso, una no se convierte en vampiro, sólo te da una fiebre tremenda que te tienen que meter antibióticos hasta por la nariz.

—Sarah, ¿puedes seguir la linea de lo que estábamos tratando hace unos...tres segundos?

—¡Oh, claro! Mira, ¿qué tiene de malo? No eres una mente chapada a la antigua como para creer que llegarías virgen al matrimonio, ¿verdad?

—N-no...no, eso no...pero, ¿qué no ves que el hombre se aprovechó de mi?

—¿Se aprovechó de ti Allye? —Sarah cuestionó de brazos cruzados—. ¿En serio Allye? ¿Puedes decirme mirándome a los ojos que eso fue lo que sucedió? ¡Porque tu sonrisa indicaba lo contrario!

—¿E-estaba sonriendo?

—No creí que tu boca pudiera hacer ese movimiento...ya sabes, mostrar felicidad.

Allyson se sintió indignada, pero por un segundo recordó la sesión física improvisada con Jake de la noche anterior...

—¡Ahí está! —indicó la morena—. ¡La sonrisa otra vez!

—¡Ya deja de decirme eso!

—No es tanto como lo que me dicen tus labios —Sarah le dijo, acompañado por un guiño.

—En momentos así, estoy casi segura que un pervertido escribe nuestras vidas...ya lo había pensado antes y creo que lo mencioné en el pasado, pero estoy casi más segura de esto ahora qué de que existe Dios.

—¡Va! Entonces hazme el favor de ayudarme porque no veo problema en realidad aquí: tenía la esperanza de qué hubiera algo de fuerza, de golpes, de una violación en potencia, ¡pero es bastante aburrido lo qué me cuentas! ¡Sólo...una relación equilibrada, consensual y sana entre una pareja de hace un par de años!

—Leer “50 sombras” te ha dejado las expectativas de relaciones algo alteradas, Sarah querida.

—¡Ay sí tú! ¡Cuándo te vi leyendo el libro, traías los pantalones en los tobillos!

—¡No toques ése tema! ¿Bien? ¡Ya tengo...mucho con qué lidiar!

—Ay Allye, eres tan...gasmoña —Sarah dijo, antes de sentarse en el sillón de la sala.

—¿Gasmoña? —la pelirroja se cruzó de brazos en turno esta vez—. Alguien ha estado leyendo el diccionario...

—Sabes lo qué quiero decir.

—Sí, sí...lo sé...

Allyson suspiró; arregló un poco su cabello para darle una apariencia quizá no más cuidada, pero al menos dejar atrás el look de escobeta de bodega industrial. Se sentó a lado de Sarah, cabizbaja, con su carácter un poco más calmado, y con su razón llegando a comprender un poco mejor lo que había sucedido.

Por varios minutos, quizá casi una hora, ambas permanecieron en silencio, hasta que eventualmente, la pelirroja llegó a una conclusión.

—Exageré, ¿no? —dijo apenada.

—Si tuvieras un bronceado y el peinado alto, casi hubieras estado perfecta para Jersey Shore.

—Deus, Deus. No debí actuar así.

—Piensa Allye, piensa bien la respuesta, y hazte el favor de decirte la verdad a ti misma: ¿Por qué explotaste así?

—No lo sé, ¡no lo sé! —se llevó las manos al rostro—. Quizá...tenía una idea de que...

—Vamos, puedes decírmelo; no se lo contaré a nadie si es que es un secreto.

—No es un gran secreto...creo...pero...

—¡Ay, deja de tartamudear y de pausar tanto mujer! ¿Qué pasa?

—Nada del otro mundo, pero creo que lo imaginé un tanto diferente.

—¿Qué tan diferente? Porque le di un vistazo por error, y aunque los he visto mejores, tu muchacho tampoco está nada mal, ¿qué quieres entonces, caramba?

—No hablo de eso, ¡y quieres dejar de pensar con el pene...o sobre el pene!

—¡Cielos, las mujeres no tienen sentido del humor!

—Pero...¿no puedes..?

—Claro que puedo entenderlo tonta, a diferencia de lo que crees, no soy una idiota descerebrada.

—De verdad Sarah, lo lamento por eso.

—Querías que fuera “especial”. No precisamente “virgen de matrimonio” porque si te conozco como te conozco, de seguro piensas que ese concepto es arcaico y sexista.

—¿Soy así de predecible, eh?

—Pero de todas maneras querías que fuera algo especial y programado. No sólo un ataque hormonal repentino a mitad de la madrugada en un apartamento barato cerca de la universidad.

—No pido la luna, pero tal vez un par de velas hubiera sido...agradable. Y no tu lampara de ET que se enciende cuándo le presionas el dedo.

—¡La conseguí barata en E-Bay!

—Estoy segura que sí.

—Oh, ¡vamos Allye! ¡Animate amiga! Mira, yo sé que una siempre tiene una visión de cómo serán las cosas, pero...con el tiempo, una se da cuenta que uno puede hacer ciertos planes que, lamentablemente, no se dan como quieres. Para bien, y para mal.

—¿Te ha pasado alguna vez? Porque contigo siempre parece que sin importar qué suceda, caes de pie.

—Sí, sí...más de lo que piensas.

—¿Cómo lo de tus peces?

—Sí Allye...como lo de mis peces —Sarah replicó con un animo des-energizado.

—¿Pero qué tratas de decirme, no?

—Que trates de aprovechar las cosas que te sucedan, más en especial cuándo es con un ser a quién quieres. No sé sabe cuándo podría todo cambiar.

—Pienso que...la descerebrada aquí soy yo, Sarah. A veces dices cosas tan profundas, sólo que estoy tan ensimismada que no siempre te escucho.

—Te tocó difícil ésta temporada Allye. A todos, en realidad.

—No...no estuvo tan difícil...

Y Allyson pensó en los últimos días: a pesar de las presiones, a pesar de que algunas cosas no se dieron del modo en qué esperaba, estaba lejos de ser una mala existencia. Tenía un futuro académico prometedor, una madre que se reencontraría con un viejo amor que no supo apreciar cuándo estaba en frente. Tenía un novio que a pesar de dudar sobre lo que quería hacer con su vida, la amaba con todo el corazón, y la respetaba a tal grado de decirle y pedirle consejo, aún cuándo batalló mucho para finalmente decidir hacerlo. Tenía una amiga a la que había dejado de lado y sin embargo, estaba dispuesta a estar ahí, siempre, para ella, para calmarla, y darle palabras de aliento y compasión, inclusive si por un coraje la insultaba en su cara.

—Tenemos una boda a la cuál asistir —Allye mencionó, tras escuchar un mensaje en su celular.

—¿Tu madre?

—Mi hermana...tenemos que estar listas.Y Jake también.

—¿Estarás bien entonces?

—Estaré...estaré muy bien —replicó sonriente—. Pero antes hay una pequeña cosa que tengo que hacer.

—¿Ponerlo en tu diario? ¿Preparar tu vestido?

—Ir a la farmacia —Allyson respondió tomando su abrigo—. Lo último que quiero es convertir a mi madre en abuela por segunda vez...aún.

Allyson no gustaba creer esas ideas de que el sexo lo cambiaba todo en una relación, y esperaba que no fuera así, pero inclusive si era ese el caso, siempre y cuándo exista el aprecio y el respeto entre los dos, el cambio sería para bien.

N/A: Así que finalmente Allye y Jake lo hicieron...y sí: nunca pondré los detalles, no porque sea igual de reprimido con el tema que Allyson (que siendo honestos, no estarían tan equivocad@s), sino porque las escenas de sexo son una de las cosas más dificiles de escribir, y a diferencia de otr@s autor@s. yo tengo la humildad (o la verguenza) para saber que mi talento no basta para hacerlo bien.

Creo que en un libro leí: "Escribir medio bien una escena de sexo es como tener medio gatito; no es la mitad de adorable que el gato completo, sino un sangriente y asqueroso desastre".

Pronto llegará el final, y una sorpresa más.

Shalom camaradas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top