Y otra vez, comienza la pesadilla
Cuando Komaeda vio el cambio en la mirada de Hinata, supo de inmediato que ya no estaba hablando con él. Izuru Kamakura, con su semblante apático y su desdén palpable, lo miraba como si fuera la cosa más despreciable del mundo. Esa no era la primera vez que lo enfrentaba, pero la intensidad de su desprecio nunca dejaba de sorprenderlo.
—Otra vez tú. . .
Murmuró Komaeda, intentando mantener la calma, aunque sentía un nudo en el estómago
Izuru se quedó en silencio unos segundos, observando a Komaeda con esa indiferencia característica, como si estuviera decidiendo si valía la pena siquiera responder.
— Es increíble que sigas aferrado a esta ilusión
Respondió finalmente, su voz cargada de un desdén cortante
— Ya deberías saber que nada de lo que hagas cambia tu destino miserable.
Komaeda, aunque aterrado, no podía evitar sentirse intrigado. La presencia de Izuru siempre había sido un recordatorio de lo inútil que era intentar mantener algo cercano a la felicidad. Pero, al mismo tiempo, había algo fascinante en esa oscuridad que emanaba de él, como si en su frialdad y desprecio se escondiera la verdad que Komaeda siempre había temido enfrentar.
— Lo sé
Respondió Komaeda con una sonrisa triste, retorcida
— Sé que soy despreciable, que todo lo que intento es en vano. Pero aun así. . . Aun así sigo esperando esos breves momentos con Hinata-kun, incluso si tú estás ahí para arruinarlo todo.
Izuru arqueó una ceja, claramente aburrido por la respuesta. Se levantó del sofá, caminando lentamente por la sala decorada con los restos de la celebración de cumpleaños. Miró de reojo los globos blancos y el pastel que quedaba, y soltó una risa vacía.
— Hinata es un tonto si cree que salvarte tiene algún propósito. Te da lo que crees que quieres, pero no se da cuenta de que, en el fondo, disfrutas revolcándote en tu miseria. Te encanta esta tragedia que has construido alrededor de ti, ¿no es así?
Izuru se detuvo frente a Komaeda, mirándolo con una mezcla de lástima y asco
— Es repugnante.
Komaeda sintió que las palabras de Izuru lo atravesaban como cuchillos, pero sabía que no podía escapar de esa verdad que le restregaba en la cara. Siempre había habido algo en su interior que lo atraía hacia el dolor, hacia la desesperanza. Y, de alguna manera, Izuru lo entendía mejor que nadie.
—Tal vez tengas razón... Pero incluso si soy un masoquista patético, prefiero esos momentos de falsa esperanza con Hinata-kun antes que nada. Tú nunca podrías entender lo que es querer algo tan simple como eso.
Izuru se acercó lentamente, inclinándose hasta estar a la altura de Komaeda, sus ojos fríos y oscuros clavándose en los suyos.
—Hinata es un sentimental que está atrapado en su propia debilidad
Susurró Izuru con una intensidad gélida y cerca todavía de aquel peliblanco
— Él piensa que puede salvarte, que puede hacer que tu vida tenga algún valor. Pero yo sé que no hay redención para alguien como tú. Ni siquiera vales el esfuerzo. Y, sinceramente, estoy harto de ver cómo Hinata se desvía de su verdadero potencial por tu culpa.
Komaeda apretó los dientes, sintiendo la rabia y la desesperación crecer dentro de él. Izuru lo conocía demasiado bien, sabía exactamente cómo aplastarlo. Pero a pesar de todo, no iba a permitir que lo derribara tan fácilmente.
— Eso es lo que te diferencia de él
Replicó Komaeda, su voz temblando, al igual que teniendo su cuerpo totalmente congelado
— Hinata-kun ve algo en mí que tú no puedes. No sé por qué, pero él cree en mí, incluso cuando yo no lo hago. Tú no entiendes eso porque para ti todo es una cuestión de utilidad y poder. Pero la conexión que tengo con él. . . Eso es algo que nunca podrás destruir, por mucho que lo intentes.
Izuru lo observó en silencio durante unos segundos, como si estuviera evaluando sus palabras. Luego, soltó un suspiro de aburrimiento.
— Eres más patético de lo que pensaba si realmente crees en esa basura sentimental. Pero adelante, sigue aferrándote a tu ilusión mientras puedas. Eventualmente, todo se desmoronará, y cuando lo haga, será fascinante ver cómo te destruyes a ti mismo.
Con esas palabras, Izuru retrocedió, su expresión relajándose. Un parpadeo después, la mirada de Hinata volvió, confundida y preocupada.
— ¿Komaeda?, ¿Estás bien?, ¿Te sientes mal?
Komaeda lo miró, agotado, con lágrimas en los ojos. La calidez y la preocupación de Hinata estaban de vuelta, como un rayo de luz después de una tormenta. Pero la sombra de Izuru seguía latente, acechando desde lo más profundo.
—Estoy. . . Bien, Hinata-kun. Solo tuve un momento difícil, pero todo está bien ahora que tú estás aquí. . .
Hinata lo abrazó con fuerza, sin darse cuenta del conflicto interno que acababa de librarse. Komaeda cerró los ojos, intentando encontrar algo de paz en ese abrazo, pero en su mente, las palabras de Izuru resonaban con una verdad cruel que no podía ignorar.
Sabía que esa batalla interna no había terminado, y que Izuru estaba esperando el momento adecuado para destrozarlo por completo.
NUEVA PORTADAAAAA 😭❤️✨ Hace cuatro meses que no editaba algo
Izuru de guiño 👀
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