C A P Í T U L O 79
Despedida.
Sonic.
Permanecía sentado en el sillón invididual, la sala de estar era iluminada por las cálidas luces ámbar del techo y el estéreo reproducía una sosegada melodía en sus altoparlantes.
Amy se encontraba enfrentada a mí, dando vueltas por lo largo de la habitación, caminando en línea recta por al menos medio metro, para después volverse. Su comportamiento reflejaba un estrés intenso. Aburrido, crucé mis piernas y balanceé mi cuerpo al ritmo de la música, jugando con la pluma ubicada entre mis dedos y la hoja de papel que contenía todos los puntos contemplados en la logística del evento.
—Dime que ya terminamos con esto. —Rogué.
—Am... ¿Ya está todo lo relacionado a la cena? —Cuestionó sosteniendo una hoja de papel en su mano izquierda. Suspiré.
—Qué inocente de mi parte creer que esto sería rápido.
—¿Sonic?
—Sí, tenemos entrada, plato fuerte con guarnición y postre. —Leí la lista ubicada en mi mano siniestra.— Todo listo. —Respondí tachando la opción.
—¿Mesas?
—Todas acomodadas.
—¿También las extras?
—Yep.
—¿Invitaciones?
—Todas enviadas.
—¿Invitados?
—Todos confirmados.
—¿Qué hay de la barra libre?
No podía despegar mi mirada de su encantador conjunto casual, cada que se desplazaba por la sala su corto vestido de colores cálidos rebotaba y oscilaba por el movimiento de su cadera. Sus brazos estaban descubiertos, al igual que la mayor parte de su espalda, sonreí embebido y me levanté del sofá.
—¿Bartender? ¿Licor? ¿Vasos? ¿Todo bien?
Me aproximé a ella, la así de los hombros y deslicé mis manos sobre su piel desnuda hasta llegar a sus manos temblorosas.
—¿De qué te preocupas? Tenemos todo listo, ¿es necesario que te recuerde que contratamos a una organizadora de fiestas? Ella se encargará, mañana será perfecto.
Amy rió enternecida y se apegó a mi cuerpo, aferrándose a la tela de mi camisa de vestir. Finalmente, elevó la vista y me sonrió.
—Sigo sin creer que nos vayamos a casar.
—Pues créelo porque ya es mañana. —Rió risueña.
Las manos de Amy recorrieron el ancho de mi torso hasta conseguir rodearme y enlazar sus dedos detrás de mi espalda. Dirigió sus labios a los míos y acaricié su cuerpo con atrevida galanura.
—¡¿Quieren apurarse?! —Terció tocando la puerta.
Ambos nos apartamos del otro, reímos por su insistencia y Amy prosiguió a conducir su palma izquierda a mi mejilla derecha para proporcionar toques tenues en ella.
—¿Crees que sea buena idea tener la despedida de solteros hoy?
—Por supuesto que no. —Sinceré riendo.— Pero es muy tarde para negarnos.
—Si la vez anterior nos casamos ebrios, ahora será con una resaca horrible encima.
—Habla por ti y las alcohólicas que tienes por amigas. —Enarcó una ceja con diversión.
—Déjame refrescarte la memoria, ¡tú también amaneciste en ese hotel sin recordar nada! —Reí.
—Ah sí, justo la noche en la que pensaste que era gay.
—Te estabas secreteando mucho con Shadow en la esquina de la fiesta, creí que eran novios. —Justificó.
Me limité a reír a carcajadas, Silver continuó tocando la puerta de madera de una manera muy insistente.
—Hay que irnos. —Decidí, dando inicio a mi andar hacia la puerta.— Esperemos despertar en el mismo país.
—Pobre de ti si llegas borracho a nuestra boda. —Amenazó caminando detrás de mí.
Giré la perilla y hale la puerta hacia adentro, en el exterior se encontraban Silver y Rouge con una mueca de desesperación.
—Hasta que se dignan a salir. —Quejó la murciélago.
—Vámonos o no tendremos tiempo para hacer todo lo que te planeamos. —Demandó el plateado.
Me le acerqué a mi prometida, ella me sujetó delicadamente de las mejillas, nos despedimos con un beso en los labios y cada uno fue llevado en dirección contraria al otro.
—Actúan como si nunca volvieran a verse, ¡por Chaos! Se casan mañana, se verán las caras las veinticuatro horas del día por toda la semana en lo que resta de sus vidas. —Protestó el erizo. Yo reí.
—¿Entonces ya tienen todo planeado?
—Pues no sé qué hayan preparado para Amy, pero nosotros ya tenemos planes para ti.
—¿Todos participaron en ese maquiavélico plan?
—Principalmente Shadow y Knuckles.
—Algo me dice que terminaré arrestado o con un coma etílico. —Bromeé.
Caminamos sobre las banquetas adoquinadas iluminadas por los altos faroles de luz blanca. Silver se adelantó, cubrió mis ojo y recorrimos escasos metros hasta llegar a la esquina que colinda con la avenida.
—Estimado señor Sonic permítame presentarle el vehículo del día de hoy. —Entonó con formalidad.
Silver se apartó de enfrente, dejando a mi vista con completa libertad sobre el automóvil. Sonreí divertido.
El transporte en el que tendríamos nuestra aventura sería un Jeep de cuatro puertas, con una carcasa de color rosa fosforescente y asientos anaranjados que resultaban casi tan brillantes como lo sería una señal de tránsito. La idea era llamar la atención cómo más se pudiera.
Inmediatamente mis tímpanos se vieron inundados por una melodía pop emitida desde los altavoces del auto. Mis amigos, ubicados a los costados del vehículo, rieron a carcajadas y alzaron las manos oscilándolas de lado a lado acorde al ritmo.
—One day! —Exclamamos al unísono.— I'll have you beggig on your knees for me!
Subimos uno a uno, el automóvil no contaba con capota por lo que quedábamos completamente al descubierto de las miradas ajenas.
—Venga Shadow, haz la nota alta. —Pedí.
—No.
—¡Por mi despedida!
—No pienso cantar, mucho menos algo de Victoria Justice.
[...]
Amy.
—Aquí es, señorita le pedimos abordar el vehículo de manera ordenada. —Frenó.— ¿Adónde vas? —Inquirió al verme caminar hacia mi auto.
—Amm... ¿No iremos en auto?
—Claro que no. ¿Es que acaso no lo ves?
Avizoré en lo ancho de la explanada cubierta de concreto que fungía como estacionamiento propio del fraccionamiento en el que ambas vivíamos. Un autobús en un color púrpura sobresalía de entre todos los automóviles, en su mayoría, de mis vecinos.
—No será el autobús ¿o sí?
—Nos cobra por hora así que trepa tu culo ahí dentro que el tiempo es dinero.
Subí mis comisuras con asombro y me desternillé nerviosamente mientras me dirigía a la entrada del bus. Siendo recibida por Blaze, Cream y amigas del trabajo al ritmo de la mítica Reina del Pop, Madonna y su éxito Hung Up.
Contrario a un autobús normal, los asientos de éste se encontraban apuntados hacia el angosto pasillo iluminado por tiras LED en colores azules y morados. Contaba con múltiples altavoces distribuidos a lo largo de la cabina y un monitor en una de las esquinas.
Me senté en los acolchados asientos con Blaze y Rouge a mis diestra y siniestra, respectivamente. El autobús arrancó entre el bailoteo, risas y cánticos de las asistentes.
En cuanto el ambiente abandonó a el silencio y la tranquilidad, se le abrió paso a los juegos de Rouge, hechos con el único fin de provocar una cirrosis severa en cada concurrente.
—¿Conocen el juego de La Palabra Prohibida? —Nadie respondió.— Ok, enseguida les explico, primero escojan una canción para el karaoke. —Señaló al monitor.
Cada una se acercó a la pantalla, buscó una composición de su agrado y la agregó a la cola de música próxima a su reproducción.
—Bien, comencemos. Amy ¿cuál escogiste?
—Runaway Baby de Bruno Mars.
—Tomarás un shot cada que debas de decir la palabra prohibida.
—¿Y cuál va a ser?
—Runaway.
—Pero si está en casi toda la canción.
—Esa es la gracia, querida.
—¿Alguien más tiene el presentimiento de que este autobús terminará vomitado?
[...]
Sonic.
Las ruedas del vehículo disminuyeron su velocidad hasta parar a un costado de la avenida principal de la ciudad, justo enfrente de un motel.
—¿A qué venimos acá? —Indagué observando la oscuridad de la avenida.
Pronto, mis amistades abandonaron el vehículo de un salto, la música paró y Shadow, quien había sido nuestro conductor, me miró por el retrovisor en espera de mi salida.
—Bájate. —Demandó el equidna.— Vamos a dar un recorrido con unas amigas. —Informó.
—Ammm... ¿A qué te refieres por amigas? —Indagué saliendo del vehículo.
Shadow presionó el pedal y llevó el Jeep hasta un estacionamiento, donde podríamos asegurarnos de que no sería hurtado.
—Unas chicas que contratamos para hoy. —Secundó Silver.
—No tengo problema con que estén ellas, no pienso hacerles nada, pero Amy me va a cortar las bolas si se entera de esto. —Mis amigos rieron.
—Lo sabemos, ¿en verdad crees que gastaríamos en prostitutas cuando sabemos que te tienen con correa? —Bufoneó el rojizo.
—¿Son strippers? —Interrogué.
—Por más que me guste la idea, no. —Respondió Knuckles.
Después de haber asegurado el automóvil con un bastón para el volante y haber activado la alarma, Shadow se acercó a nosotros con un trote rápido.
—¿Entonces? —Insistí.
—Son damas con rama. —Indicó Silver.
—Eh... No realmente. —Desmintió el zorro.— La cultura Drag Queen no es equivalente a las identidades transgénero, verán, el término se usa par-.
—¡¿Daremos un paseo con Drag Queens? —Inquirí con emoción.
—¡Sí! Y recorreremos la ciudad en beer bike. —Correspondió Knux.
—¡¿Consiguieron una beer bike?! Pero esas cosas son como para veinte personas.
—Diecinueve para ser más exactos. —Corrigió Shadow.
—Somos cinco, los otros catorce lugares son para Drag Queens. —Enunció Silver.
—¡¿Hablas en serio?! Catorce Drag Queens y cuatro alcohólicos sueltos en la ciudad.
—Hey. —Respingó el erizo blanco.
—Bueno, cinco. Pero suena a una película que vería.
Caminamos unos cuantos metros para llegar hasta la, traducida literalmente, bici-cerveza. Consistía en una estructura de metal ligero situado sobre cuatro neumáticos, contaba con una capacidad de dieciocho personas sentadas en U alrededor de una barra de madera mientras que la décima novena —El conductor— Era situado enfrente.
Knuckles enlazó su teléfono celular a la bocina bluetooth ubicada sobre la barra, la primer canción reproducida fue el clásico dance "Where are you" de Paffendorf. Desde un costado de la cuadra, observé a todos los animadores caminar en una fila india con completa sintonía en el movimiento de sus tacones, dando un paso con cada golpe hecho por los kicks presentes en la melodía.
Me saludaron oscilando su mano extendida a la lejanía y subieron al vehículo. Mis colegas abordaron antes que yo, Tails sería el conductor designado, principalmente porque éste debía de ir sobrio.
Shadow asió una botella de tequila y me preparó un par de caballitos, Silver sacudió mi cabeza por cortos intervalos entre vaso y vaso a modo de ritual bienvenida.
Posteriormente, el erizo azabache sirvió los tragos en vasos tumbler y se los otorgó a todos los partícipes.
—¿Esta cosa sí está permitida aquí? —Interrogué refiriéndome al beer bike.
—¡Por supuesto que no! Es ilegal beber en vía pública. —Respondió Knuckles con un cínico tono de diversión.
—¡Me aseguraron que era legal! —Protestó el zorro.
—¿Cuál es el problema? Si nos topamos a una patrulla sólo pedaleamos más rápido. —Solucionó Silver.
Y yo que justo le había prometido a Amy no terminar encarcelado.
[...]
Amy.
Me senté en el asiento a causa del mareo presente en mi vista, cargaba con veinticuatro shots en mi sistema. ¿Cómo iba a saber que a Bruno Mars le apeteció decir Runaway veinticuatro veces durante toda la canción?
Al menos no me había ido tan mal. Blaze había elegido la versión de siete minutos de Around The World de Daft Punk, fuera cual fuera la palabra prohibida, toda la oración era repetida ciento cuarenta y cuatro veces en toda la canción. Decidimos frenarla antes de llegar al minuto y medio, estaba bastante feliz de disfrutar mi despedida de soltera en un bus party y no en el hospital por una congestión alcohólica.
Observé a todas bailar en el angosto pasillo comprendido entre las dos hileras de asientos, la ronda de shot ya había concluido, mas el alcohol aún no había sido desechado de nuestros torrentes sanguíneos.
No obstante, el autobús se detuvo, Cream, quien apenas llevaba un par de copas encima, se abrió paso por el pasillo hasta conseguir llegar a la cabina del chófer.
—¡Ya llegamos! —Anunció.
—¿Adónde? —Cuestioné.
—¿Creías que nos quedaríamos aquí toda la noche? —Entonó retóricamente la murciélago.
—¡Vamos! Te va a fascinar. —Exclamó Blaze con exaltación.
La felina me tomó del brazo y me hizo bajar del transporte entre pasos excitados. Las plantas de mis pies contactaron con el concreto de la acera, frente a mí yacía la entrada a un balneario. Sonreí con estupor.
—En vista de que querías hacer la boda a la orilla del mar pero la cobardía de Sonic no te lo permitió. ¡Hemos aquí! —Presentó Rouge.
—Originalmente iríamos a una playa, pero teniendo en cuenta el estado de embriaguez de la mayoría y las mareas altas, tomamos esta como la mejor opción. —Explicó Cream con un tono graciado.
Entramos, el exterior que daba con la piscina se hallaba iluminado en colores neón al igual que el bus. Amplié una sonrisa al notar la existencia de una colchoneta larga con hilos de agua en la superficie que concluía en la piscina, se habían montado un slip n slide.
—En resumen... ¿Quieren que todas nos arrojemos en eso a la alberca siendo que la mayoría ya lleva muchos tragos encima, lo que incrementa las posibilidades de ahogarnos? —Expusé su irresponsabilidad al planearlo.
—Eh... ¿Sí? —Respondió Blaze dubitativa.
—¡Me encanta!
Sonic.
El conductor nos ordenó dejar de pedalear, por lo que el transporte se detuvo. Mis amigos vendaron mis ojos, sentí el bamboleo de la estructura metálica para posteriormente escuchar el sonsonete de los tacones de nuestros acompañantes.
Tras un par de minutos, me ayudaron a bajar. Desconfiado, permití ser guiado por Knuckles y Tails.
—¡¿Y ahora dónde me llevan?! —Inquirí al escuchar la música lejana.
—Pues verás, es tu despedida, todos queríamos asegurarnos de que lo disfrutes. —Sólto Tails a manera de introducción.
—Te gusta la velocidad, las carreras y la música. —Enumeró Knuckles.
Escuché el crepitar de mis pasos sobre una superficie cubierta de gravilla, pronto asimilé el alto nivel de la música, eso definitivamente no era nuestra insignificante bocina bluetooth.
—¿Qué dices de unas carreras en go karts con ska de fondo? —Planteó Silver despojándome de la venda.
Frente a nosotros se desplegaba una pista de carreras con múltiples go karts esperando a ser encendidos. Fuera del sendero se hallaba un equipo de sonido relativamente pequeño pero sin duda potente.
—¿Son conscientes de que, a excepción de Tails, no hay nadie aquí sobrio? Incluso yo ya ando un tanto mareado.
—¿Eres consciente de lo épico que resultaría llegar a tu boda con muletas, un collarín y un brazo enyesado? —Arguyó Knuckles.
—¡Maldita sea, cuenten conmigo! —Finalicé ensanchando una sonrisa.
Escrito: 28/09/2019.
Publicado: 09/01/2020.
Créditos a xDavid547.
Créditos a user93538706.
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