C A P Í T U L O 61

Reencuentro.

Sonic.

—Nueva entrega, Sonic. —Informó mi compañero colocando las pizzas dentro de mi mochila térmica.— Si terminamos rápido podemos irnos temprano.

—Rápido es mi segundo nombre. —Guiñé el ojo saliendo corriendo del local.

Me desplacé veloz por las calles iluminadas por el ocaso. Mi destino era una casa de mediano tamaño desbordante de música animada, probablemente estarían teniendo una fiesta, la orden consistía en ocho pizzas familiares.

Presioné el interruptor del timbre ubicado a la derecha de la puerta, un adolescente fue quien recibió el pedido. Esperé pacientemente afuera de la morada, el chico regresó con la paga y una pequeña propina.

Agradecí sonriente y me devolví corriendo por la ruta hacia el establecimiento.

Frené al toparme con un rostro familiar caminando por la acera.

Vestía con una chamarra beige aparentemente muy costosa, jeans de mezclilla y lentes de sol. Pese a su buen gusto para la ropa, su cara de arrogante seguía en pie.

—Comunícame con los directivos de la empresa. Tengo algo en mente que podría gustarles. —Habló a través del auricular en su oreja, el cual fungía como manos libres.

Pasó a mi lado sin ponerme atención, pareciera que algo lo tenía muy ocupado, tanto que ni siquiera notó mi presencia.

Se dirigió a la vereda de un alto edificio, donde un empleado emergió del estacionamiento de éste, dejándole un auto frente a él. Bajó del vehículo siendo completamente meticuloso y le entregó sus llaves a Nathan.

Para mi sorpresa, el auto que vi el otro día estacionado delante de la casa de Amy, era el mismo que ese sujeto conducía. Aquel hecho sólo me hizo concluir lo abruptamente obvio, Rouge no mentía.

Él arrancó sin más, me quedé con la mirada perdida en el trayecto del automóvil, seguramente iría a verla. Es tan frustrante el hecho de que me reemplazara tan rápido y pese a eso, no poder odiarla.

Reaccioné, aún tenía que llegar a mi trabajo y rogar por que me dejasen salir más temprano de lo usual. Retomé la carrera.

[...]

Afortunadamente lo había conseguido, salí de trabajar dos horas antes, el motivo ni siquiera era relacionado a mí, uno de los empleados deseaba acudir a la fiesta de graduación de su hija; el resto nos solidarizamos y decidimos apresurar la jornada de hoy.

Volví a casa, ninguno de mis hermanos se encontraba allí, tenía total libertad para hacer lo que quisiera... Como dormir, por ejemplo.

Entré a mi cuarto, me abalancé a la cama, cayendo bruscamente en el colchón. Miré una libreta algo peculiar arriba de un estante, por un instante, la pasión de escribir había vuelto a mí.

Y sin más, fallé en la simple tarea de acostarme a descansar.

[...]

El tiempo pasó rápido, no me percaté del transcurso del tiempo. Me pasé mis dos horas libres analizando qué escribir, tachando y volviendo a trazar. Arrugando el semblante y sonriendo al compás de las estrofas de la canción.

Sonia:
Hey, ¿ya vienes para acá?

Sonic:
Oh sí. Perdón, me quedé embobado, ya voy.

Tomé mi libreta y un lapicero, el cual guardé en el delgado espiral que aseguraba las hojas, salí de la cama de un salto, abandoné mi casa para luego correr por toda la ciudad hasta llegar al hospital.

Al entrar a éste, la habitual sensación de pesadez volvió a apoderarse de mi cuerpo. El sonido en ese entorno se limitaba a gritos de dolor y llantos.

Suspiré y anduve a paso lento hasta el ascensor. Posteriormente, atravesé los largos pasillos para llegar a la habitación de Aleena.

Abrí la puerta, Sonia seguía sentada en la silla situada a un lado de mamá. Se giró para verme y me abrazó en forma de despedida.

—¿Es tu libreta de letras? —Preguntó al separarse de mí.

—Oh, em, sí. —Balbuceé.

—¿Ahora qué estás escribiendo? ¿Ya casi la terminas?

—Si te soy sincero, siento que la letra está quedando muy forzada. —Quejé desviando la mirada.

—Ya veo. —Colocó su mano en mi hombro.— Pero espero poder tocar algo nuevo pronto. —Bulliciosa, me dio dos palmadas en la espalda.— Debo irme. Nos vemos en casa. —Abandonó la habitación.

Miré la cama en la que yacía mi madre. Su semblante era serio y no se denotaba ninguna muestra de "vida" en ella, sólo sequedad.

Me senté a su lado. La miré fijamente y la tomé de la mano, sentir su pulso en su muñeca me esperanzaba.

—Si supieras la falta que me haces. —Acaricié su rostro.— Por mi mente han pasado pensamientos realmente idiotas. Tengo que tomar antidepresivos y con la facilidad en la que me inclino para actuar impulsivamente, creo que tendré que plantearme el hecho de consumir algún tranquilizante. —El nudo volvió a formarse en mi garganta. Me aferré a su mano.

Sigo sin creer que haya considerado el suicidio tantas veces, estoy en peligro, en peligro de mí mismo. Necesito darle una oportunidad a toda esa gente que siempre me ha ofrecido su apoyo incondicional, pero que sin remordimiento alguno, alejé.

Brioso, tomé mi libreta, la abrí y arranqué lo que llevaba escrito, eso era una vil mierda. Comencé desde cero.

—Mamá sabe bien... Perdí una batalla.
Quiero regresar sólo a besarla.—Escribí con mi mano titubeante.

[...]

Mi turno en guardia se dio por concluido, Manic llegó a la habitación lo saludé y me despedí de mamá con un beso en su mejilla. Salí del hospital con mi teléfono móvil en manos y mi libreta apretada entre mi torso y mi brazo.

Sonic:
Oigan... ¿Qué dicen de ir por unos tragos hoy? Compramos unas cuantas cervezas y nos vamos a la terraza de mi casa.

Silver:
En ese caso ve comprándolas desde ya, porque voy para allá

Knuckles:
No compres, yo me encargo ;)

Tails:
Aww ¡Ya estaba acostado en mi cama!:c
Pero tratándose de ti, ahora mismo me levanto, dude.

Shadow:
Me interesa poco, iré sólo para beber gratis.

Solté una carcajada. Guardé mi celular y me dirigí a mi casa acuciado, ellos no tardarían en llegar.

Entré a mi hogar, Sonia se encontraba viendo la televisión. Apenas verme me sonrió.

—Vendrán mis amigos. —Informé cerrando la puerta.

—Entonces iré a dormir. —Apagó el televisor.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Acaso no se han escuchado ustedes mismos? Cada reunión está plagada de gritos y risas escandalosas. Si consigo dormirme desde ahora, existe la pequeña posibilidad de no tener que escucharlos cuando lleguen. —Simplificó causándome una risa.— Hasta mañana. —Subió a su cuarto.

Trasladé algunas sillas plegables a la terraza. Debido a la poca luz que había a esas horas de la noche, decidí conectar una extensión a una lámpara, la cual coloqué en una de las esquinas del lugar, alumbraba lo suficiente y con el color amarillento de la bombilla le daba un toque bastante agradable.

Tocaron el timbre. Bajé con rapidez, abrí la puerta, ellos entraron inmediatamente, habían decidido venir todos juntos.

—Vamos, las cosas ya están arriba. —Indiqué subiendo con ellos tras de mí.

Se miraron sonriendo entre sí. Vislumbraron la zona apenas llegar a la terraza debidamente iluminada.

—Esto parece digno una cena romántica. —Bromeó Knuckles.— Si lo que querías era confesarle tu amor a alguno de nosotros, no era necesario hacer todo esto.

—Sigue y te saco de mi casa. —Le seguí el juego riendo.

Cada uno tomó asiento, todos quedamos organizados en una especie de círculo mal hecho.

—¿Y bien? ¿Para qué nos citaste? —Cuestionó Tails.

—No hay mucho que explicar. —Tomé una lata de cerveza.— Ciertamente echaba de menos a mis colegas.

—Aww, qué tierno. —Pronunció sarcástico el azabache.— Ahora pásenme mi puta cerveza. —Reí, no había forma de cambiarlo.

—¿Y qué tal te va con todo esto? —Interrogó Silver.

—¡Uff! ¿Por dónde empezar? —Di un sorbo.— Una nueva banda me ha quitado el trabajo, o bueno, al menos de lunes a viernes.

—Eso requiere un fusilamiento a base de tomates. —Entonó con gracia el equidna.— O también podemos adulterar sus tragos y, una vez con ellos ebrios, formarles un escándalo digno de un despido. ¡Tada! Regresas al estrellato. —Ideó.

—A veces me sorprende lo maquiavélico que puedes llegar a ser siendo tan cabeza hueca. —Bromeó Tails para luego darle un minúsculo sorbo a la única cerveza sin alcohol existente.

—Retomando lo de los tomates. —Enunció Silver.— Se me ocurre algo... Estamos en una azotea, tengo ganas de arrojar frutas a alguien y hay gente pasando de vez en cuando por la cuadra ¿Alguna vez han visto Ted 2? —Planteó.

—Ya vuelvo. —Me levanté de mi silla con el fin de ir a la cocina.

[...]

—¡Ella te está usando y él te engaña con tu amiga! —Exclamé al ver a una pareja besarse en una área cercana a mi residencia.

—¡Algún día terminarán! —Silver soltó el primer tiro hacia ellos.

—¡Largo de aquí, clamidias andantes! —Gritó Shadow lanzando un tomate certero.

Los minutos se iban entre bromas y molestias a todas las personas que se atreviesen a pasar por mi calle. Reía y bebía sin parar, me di cuenta de lo mucho que me hacían falta.

—¡Ay! ¡Uff! —Volví a sentarme en mi silla desternillándome por completo.— Nunca creí que lanzar tomates fuera tan cansado. Es más, creo que nunca pensé en lanzarle un tomate a alguien.

—Pues para mí eso es un martes cualquiera. —Comentó Knuckles causando una risa compartida por todos nosotros.

—Después de esta absurda actividad. —Tails se sentó frente a mí.— ¿Hay algo más que quieras contarnos?

—Eso no fue ni el veinticinco porciento de lo que me ha pasado en estos meses. —Todos volvieron a sus asientos.— Veamos, gracias a ello, ahora para equilibrar mi salario tengo que trabajar en una pizzería los demás días.

—Me la pasaré llamando al local cada que esté aburrido, sólo para sugerir que sus pizzas deberían llevar queso barias. —Compartió Knuckles.

—¿Queso barias? —Silver se animó a preguntar por todos nosotros.

—¡Ésta! —Señaló su pelvis.

Reímos a carcajadas por el chiste tan malo. Tenía tiempo sin carcajearme tan fuerte, para pasármela bien sólo los necesitaba a ellos, y sí, quizás un poco de alcohol en mi sistema para participar en sus ocurrencias.

—No entendí. —Opinó Tails inocentemente.

—Di lo mismo que Silver pero más rápido. —Clarifiqué.

—Queso barias... Quéso barias... ¿Qué sobarías? —Paró al notarlo.— ¡Oh, era eso! —Comenzó a reír.

Coloqué mi brazo sobre sus hombros, atrayéndolo a mí para despeinar su flequillo con mis nudillos.

—Bueno. —Lo solté.— No todo lo que ha pasado ha sido tan... "Ligero". —Guardé compostura.— Mi madre aún no ha despertado del coma —Todo se tornó invadido por el silencio.— No pierdo las esperanzas de que algún día lo haga, no hace mucho que fue capaz de mover sus manos. Pero... Siento cómo con cada día que pasa, mi alma se pulveriza más y más. —Me miraron atentos. Miles deslizó su palma por mi espalda con afecto.

—¿Y... —Shadow pausó su cuestión hasta que lo viré.— dónde está Amy?

Alcancé a ver a Knuckles algo agitado por el enunciado emitido por Shadow, debido a la cita que tuvo con Rouge, lo hacía el único conocedor de mi situación con ella.

Suspiré al sentir los ojos penetrantes de mis amigos otra vez en mí. Tomé otra lata de cerveza y di un largo sorbo.

—Terminamos hace unos meses. —Dije bajando el volumen de mi voz.

—¿Por qué? —Interrogó aún más insistente.

—Por... Motivos que ustedes no comprenderían. —Resguardé evadiendo la pregunta con otro sorbo a la bebida.— Eso no importa ahora, no terminamos de mala manera, no hay razón para molestarme con Amy.

—Eso explica mucho. —Habló el erizo plateado.

—¿Por qué lo dices?

—Blaze me ha dejado de hablar. Supongo que es esa etapa de "no puedo convivir contigo, eres amigo del exnovio de mi amiga".

—Creí que ya eran pareja.

—En todo este tiempo sólo me ha besado dos veces y una fue en aquella fiesta de Rouge. —Explicó.— Salíamos y todo, pero hace unos meses se empezó a distanciar.

—Sigue intentándolo, son muy cercanos, estoy seguro de que se arreglaran. Perdóname por el lío, viejo, pero lo mejor para Amy y yo era terminar. Además, por lo que sé, ella ahora está saliendo con alguien más.

—¿Vas a permitir que pase eso? —Alertó Knuckles parándose de su silla.— Aún la quieres ¿no? No dejes que ese tipo se quede con ella, somos tus amigos y te ayudaríamos en todo... Incluso a esconder el cadáver.

—Eh... Sí, sí, mucha lealtad y todo, pero de preferencia no hagas nada que implique a un cadáver. —Terció Tails.

—¿Fue capaz de salir con alguien más en tu cara sabiendo cómo te sentías con lo de tu madre? —Silver se incorporó enfadado.

—Lo que ella haga no es de nuestra incumbencia. Ya no está con Sonic así que, como él mismo dijo, no hay razón para atacarla. —Intervino Shad.— Aunque tampoco puedes quedarte estancado.

—¿Y qué sugieres? —Cuestioné.

—¿Sabes qué es Tinder? —Con aquel comentario, Knuckles se hizo acreedor de un golpe en la nuca proveniente de Tails.

—No pienso abrir una cuenta en una aplicación de citas. —Mi teléfono celular vibró.

Lo saqué de mi bolsillo y al ver el nombre del contacto decidí contestar la llamada.

—Hola. —Contesté.

—¡Hola, Sonic! Me preguntaba si era seguro lo de grabar a dueto en el estudio el día de mañana, ¿Sí irás?

—Verás, Mina... Últimamente estoy un poco ocupado, no sé si tenga tiempo.

—Oh, entiendo, no te preocupes.

Sentí un muy brusco peso en mi garganta al pronunciar aquellas palabras. Mina llevaba planeando una quedada para grabar desde hace ya un tiempo y siempre terminaba por aplasarla para que yo pudiese asistir. Después de tanto esfuerzo no podía decirle un simple no.

—Aunque... Si es una sesión rápida... No creo que haya problema.

—¡Perfecto! Empezamos a las diez. —Colgó.

Guardé mi teléfono, suspiré al pensar en el atareado día que sería mañana. Al alzar mi vista me percaté de todas los gestos pícaros, aparentemente simultáneos, dibujados en los rostros de mis amigos.

—¡Oh no! Ni crean que voy a intentar algo con ella.

Escrito: 20/05/2018
Publicado: 31/08/2019.

Créditos a: xDavid547

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